Jeremías 46

Advertencia contra los egipcios

1-2 Cuando Joacín llevaba cuatro años de reinar en Judá, el Dios de Israel me habló acerca de las otras naciones, y del ejército de Necao, rey de Egipto. Por esos días el rey de Babilonia había derrotado a Necao en la ciudad de Carquemis, junto al río Éufrates. El mensaje que me dio fue el siguiente:

3 «¡Egipcios, tomen sus armas

y prepárense para el combate!

4 ¡Ensillen y monten los caballos!

¡Afilen las lanzas y pónganse las corazas!

¡Cúbranse con los cascos!

5 »¿Pero qué es lo que veo?

¡Los soldados egipcios retroceden!

Derrotados y llenos de miedo,

huyen sin mirar atrás.

¡Hay terror por todas partes!

6 »¡Los más veloces no pueden huir!

¡Los más fuertes no logran escapar!

¡Allá en el norte,

a la orilla del río Éufrates,

tropiezan y ruedan por el suelo!

7 »Una nación se acerca con violencia.

¡Hasta se parece al río Nilo

cuando sus aguas se desbordan!

¿Qué nación puede ser?

8 ¡Es Egipto, que se ha enfurecido,

que ha crecido como el Nilo!

Viene decidido a inundar la tierra,

a destruir ciudades y a matar gente.

9 »¡Que ataquen los caballos!

¡Que avancen los carros de guerra!

¡Que marchen los soldados!

¡Que tomen sus armas los soldados

de los países africanos!

10 »El día de la victoria pertenece

al poderoso Dios de Israel.

Él ganará la batalla;

se vengará de sus enemigos.

La espada se empapará de sangre

y acabará por matar a todos.

Allá en el país del norte,

a la orilla del río Éufrates,

el Dios de Israel matará a mucha gente.

11 »Soldados de Egipto:

de nada les servirá que vayan a Galaad

y consigan alguna crema curativa;

aunque consigan medicinas,

no les servirán de nada.

12 Todo el mundo está enterado

de que han sido derrotados;

por todas partes se escuchan

sus gritos de dolor;

chocan los guerreros unos contra otros,

y ruedan por el suelo».

13 Cuando el rey de Babilonia vino para atacar a los egipcios, Dios me dio este mensaje:

14 «Esto debe saberse en Egipto;

debe anunciarse en sus ciudades:

“¡Soldados, prepárense para la batalla!

¡Ya viene su destrucción!”

15-17 »Los soldados se tropiezan;

caen uno encima del otro, y dicen:

“¡Huyamos!

¡Volvamos a nuestro país

antes que nos mate el enemigo!

¡Nuestro rey es un charlatán!

¡Habla mucho y no hace nada!”

»Pero los soldados han caído,

y ya no podrán levantarse,

porque yo los derribé.

¡Yo soy el Dios de Israel!

18-19 »Ustedes, los que viven en Egipto,

vayan empacando lo que tienen,

porque serán llevados prisioneros;

la capital será destruida

y quedará en ruinas y sin gente.

»Les juro por mí mismo

que el enemigo que viene

se parece al monte Tabor,

que sobresale entre los montes;

se parece al monte Carmelo,

que está por encima del mar.

¡Yo soy el Dios todopoderoso!

¡Yo soy el único Rey!

20 »La hermosura de Egipto será destruida;

Babilonia vendrá del norte y la atacará.

21 Egipto contrató soldados extranjeros,

todos muy fuertes y valientes,

¡pero hasta ellos saldrán huyendo!;

¡saldrán corriendo a toda prisa!

Ya llegó el día de su derrota;

¡ya llegó el día de su castigo!

22 »El ejército babilonio es muy numeroso;

tanto que nadie lo puede contar.

Por eso los soldados egipcios

huirán como serpientes desprotegidas.

23 »Egipto parece un bosque tupido,

pero sus enemigos lo rodearán

y lo atacarán con sus hachas,

dispuestos a derribar todos los árboles.

24 »¡Egipto quedará humillado!

¡Caerá bajo el poder de Babilonia!»

Esperanza para el pueblo de Dios

25 El Dios de Israel dice:

«Voy a castigar al rey de Egipto, a sus dioses y a todos los que confían en ellos.

26 Dejaré que caigan en poder del rey de Babilonia y de su ejército, para que los maten. Sin embargo, en el futuro Egipto volverá a ser habitado como antes. Les juro que así lo haré.

27-28 »Y ustedes, pueblo de Israel,

no tengan miedo ni se asusten;

yo haré que vuelvan de Babilonia,

adonde fueron llevados como esclavos.

No tengan miedo, israelitas.

Ustedes son mi pueblo;

sondescendientesde Jacob.

Yo les prometo

que volverán a vivir tranquilos

porque yo estoy con ustedes.

»Destruiré a todas las naciones

por las que los dispersé,

pero a ustedes no los destruiré;

solo los castigaré por su bien,

pues merecen que los corrija.

Les juro que así lo haré».

Jeremías 47

Advertencia contra los filisteos

1 Dios me habló poco antes de que el rey de Egipto atacara la ciudad de Gaza, y me dio este mensaje para los filisteos:

2 «Yo soy el Dios de Israel,

y quiero que sepan esto:

Desde el norte vienen los babilonios;

son un ejército que destruye

ciudades enteras con sus habitantes.

¡Parecen un río desbordado!

¡Todos los habitantes de la tierra

lloran y piden auxilio!

3 Tan pronto como escuchan

el galope de los caballos

los padres pierden el ánimo;

abandonan a sus hijos

al escuchar el chirrido

de los carros de guerra.

4 »¡Ha llegado el día

en que acabaré con los filisteos!

¡Ha llegado el día

en que acabaré con los que ayudan

a las ciudades de Tiro y Sidón!

¡Destruiré a todos los filisteos

que vinieron de las costas de Creta!

5 Los que viven en la ciudad de Gaza

se raparán avergonzados la cabeza;

los que viven en la ciudad de Ascalón

se quedarán mudos de miedo.

Y ustedes que aún viven en las llanuras,

no dejarán de herirse el cuerpo

6 ni cesarán de gritar:

“Ay, terrible espada de Dios,

¿hasta cuándo nos seguirás atacando?

¡Regresa ya a tu funda

y deja de matarnos!”

7 »Pero yo soy el Dios de Israel.

Ya he decidido matar

a todos los filisteos

en Ascalón y en toda la costa.

¡No haré descansar mi espada!»

Jeremías 48

Advertencia contra Moab

1 El Dios todopoderoso me dio este mensaje para los habitantes de las ciudades de Moab:

«¡Pobrecita de la ciudad de Nebo!

¡Estoy a punto de destruirla!

¡Humillaré a la ciudad de Quiriataim,

y dejaré en ruinas su fortaleza!

2 Moab ha perdido su importancia,

y en Hesbón están pensando destruirla.

Babilonia invita a otras naciones

a venir y borrar del mapa a Moab.

También a la ciudad de Madmén

la perseguiré espada en mano.

3 Los de Horonaim lloran a gritos;

toda la ciudad ha quedado destruida.

4 Moab se volverá un montón de ruinas,

y los niños gritarán desesperados.

5 Por la cuesta de Luhit,

los que suben no dejan de llorar.

»Por la pendiente de Horonaim,

los que bajan no dejan de gritar:

“¡Qué desastre hemos sufrido!

6 ¡Sálvese quien pueda!

¡Huyamos como burros salvajes!”

7 »A los de Moab los tomarán presos,

junto con su dios Quemós,

sussacerdotesy sus oficiales,

por confiar en su ejército

y en sus muchas riquezas.

8-9 Valles y llanos serán destruidos.

La destrucción llegará a toda ciudad,

y ninguna de ellas se salvará.

»¡Prepárenle a Moab su tumba,

porque ha dejado de existir!

¡Sus ciudades están vacías

y ya nadie vive en ellas!

Les juro que así es.

10 »¡Maldito sea el que no quiera

tomar la espada para matar!

¡Maldito sea el que de mala gana

haga lo que yo le ordene!

11 »Desde un principio,

Moab siempre ha disfrutado de paz;

ni uno solo de sus habitantes

ha sido llevado prisionero.

Moab se parece al buen vino:

siempre ha estado en reposo

y en el mismo lugar.

Por eso le ha ido bien

y no ha perdido sus tradiciones.

12 »Pero ya se acerca el día

en que lo atacará el enemigo

y se lo llevará prisionero.

Les juro que así será.

13 »Los moabitas se avergonzarán

de su dios Quemós,

como antes los israelitas

se avergonzaron del dios Baal,

en quien pusieron toda su confianza.

14 »Pobrecitos soldados moabitas,

ustedes se creen muy valientes,

15 pero su país será destruido

y el enemigo conquistará sus ciudades.

¡Hasta sus mejores soldados

morirán en el campo de batalla!

Yo soy el Dios de Israel;

yo soy el Dios todopoderoso,

y les juró que así será.

16 »Ya no falta mucho tiempo;

muy pronto Moab será destruida.

17 Todos sus vecinos y conocidos

llorarán por esta famosa nación,

y dirán: “¡Pobrecita de Moab!

¡Miren cómo se vino abajo

una nación tan grande y poderosa!”

18 »Ustedes, los que viven en Dibón,

¡bajen ya de su alto trono

y siéntense en el duro suelo!

¡El enemigo ha comenzado a destruir!,

¡y caerán las murallas de Moab!

19 »Y ustedes, los que viven en Aroer,

deténganse a la orilla del camino

y fíjense cómo huye la gente.

¡Pregunten qué fue lo que pasó!

20 Seguramente les dirán

que Moab ha sido derrotada;

les dirán también que lloren,

y que anuncien por el río Arnón

que Moab ha quedado en ruinas.

21 Y es que voy a castigar

a las ciudades de la llanura;

castigaré a Holón, a Jahas y a Mefáat;

22 a Dibón, a Nebo y a Bet-diblataim;

23 a Quiriataim, a Bet-gamul y a Bet-megón,

24 a Queriot y a Bosrá,

y a todas las ciudades de Moab,

cercanas y lejanas.

25 Moab ha perdido su poder;

¡se le han acabado las fuerzas!

Les juro que así es.

26 »Tú, Moab, me ofendiste;

¡ahora dejaré que tus enemigos

te dejen en vergüenza y se burlen de ti!

27 Tú, Moab, te burlabas de mi pueblo;

siempre hablabas de ellos con desprecio,

como si fueran unos ladrones.

28 Pero ahora les toca a ustedes

dejar abandonadas sus ciudades

y quedarse a vivir entre las rocas;

les toca vivir como las palomas,

que anidan al borde de los precipicios.

29-30 »Mi pueblo y yo te conocemos.

Bien sabemos que tú, Moab,

eres un pueblo muy orgulloso

que se cree superior a todos.

¡Pero de nada te servirá ese orgullo!

31 »Por eso lloro y me angustio

por la gente de Moab y de Quir-heres.

32 Lloro también por ustedes,

los que viven en Sibmá,

pues se extendieron como un viñedo;

sus ramas llegaban hasta Jazer

y se extendían más allá del mar.

Pero llegó la destrucción

y acabó con tu cosecha.

33 Ya no hay fiesta ni alegría

en los fértiles campos de Moab;

ya no hay quien exprima uvas

ni quien prepare vino;

¡yo puse fin a esa alegría!

34 »¡Los pozos de Nimrim se han secado!

El llanto de la gente de Hesbón

se oye por todo el país de Moab.

35 »Yo acabaré con los moabitas

queadorana otros dioses

en los pequeños santuarios

que han construido en los cerros.

Les juro que así lo haré.

36 »Mi corazón parece una flauta triste:

llora por la gente de Moab

y por los que viven en Quir-heres,

porque amontonaron grandes riquezas

y todo eso lo han perdido.

37 No hay un solo hombre en Moab

que no se haya rapado la cabeza

ni se haya afeitado la barba

en señal de dolor y tristeza.

Todos se visten de luto

y se hacen heridas en las manos.

38 En todas las casas de Moab

se oyen gritos de dolor;

por todas sus calles

se oye llorar a la gente,

porque hice pedazos a Moab

como si fuera un frasco inútil.

39 ¡Todos en Moab lloran a gritos

porque su nación ha quedado destrozada!

Sus ruinas producen espanto;

¡causan risa entre todos sus vecinos!

40 »¡Miren a los soldados de Babilonia!

¡Ya vienen los enemigos de Moab!

¡Parecen águilas dispuestas a atacar!

41 Cuando llegue el momento,

se apoderarán de sus ciudades,

y entonces sus guerreros, asustados,

temblarán como tiemblan las mujeres

cuando van a tener un hijo.

42-44 Ustedes, los que viven en Moab,

tratarán de escapar, pero sin éxito,

pues caerán de trampa en trampa;

y aun si lograran escapar,

acabarán por caer en la tumba.

Ya está muy cerca el día

en que castigaré a Moab;

y dejará de ser una nación

porque se rebeló contra mí.

Les juro que así será.

45 »Los que alcancen a escapar

llegarán a Hesbón casi muertos;

pero aun a esa orgullosa ciudad,

donde gobernaba el rey Sihón,

le prenderé fuego.

46 »¡Pobres de ustedes, los moabitas,

que adoran al dios Quemós!

Van a ser destruidos,

y a sus hijos y a sus hijas

los llevarán como esclavos a otra nación.

47 Pero cuando todo haya terminado,

haré que vuelvan de ese país.

Les juro que así lo haré.

Este es mi castigo contra Moab».

Jeremías 49

Advertencia contra Amón

1 Acerca de la nación de Amón, Dios dijo:

«El territorio de Gad era de los israelitas,

pero me desobedecieron,

y por eso ahora los amonitas,

queadoranal dios Milcom,

se han apropiado del país.

2 »Ya se acerca el día

en que haré que se escuchen

gritos de guerra en la ciudad de Rabá,

que está en el territorio de Amón.

Tanto Rabá como las ciudades vecinas

arderán en llamas y quedarán en ruinas,

y entonces Israel echará de allí

a todos los que le robaron su tierra.

3 »¡Lloren ustedes, los que viven en Hesbón,

porque su ciudad quedará en ruinas!

¡Griten ustedes, las que viven en Rabá!

¡Vístanse de luto y hagan lamentos!

Corran de un lado para otro,

dentro de los muros de la ciudad,

porque su dios Milcom y sussacerdotes

serán llevados a otro país,

junto con sus oficiales.

4 Ustedes los amonitas se sienten orgullosos

de tener un país con valles fértiles;

confían mucho en sus riquezas

y creen que nadie los atacará.

5 Pero yo soy el Dios de Israel;

soy el Dios todopoderoso,

y haré que las naciones vecinas

los asusten y persigan por todas partes.

Todos ustedes serán expulsados de aquí,

y nadie podrá reunir a los que huyan.

6 Pero después de todo esto,

yo haré que ustedes, los amonitas,

vuelvan del país adonde hayan sido llevados».

Advertencia contra Edom

7 Acerca de la nación de Edom, el Dios todopoderoso dijo:

«¡Ya no haysabiosen Temán!

Ya no queda ni uno solo.

Se ha acabado lasabiduría,

no hay nadie que dé consejos.

8 Ustedes, los que viven en Dedán,

¡Den media vuelta y huyan de aquí!

¡Métanse en las cuevas más profundas!

Voy a enviar una terrible desgracia

contra los habitantes de Edom,

pues ya es hora de que los castigue.

9 »Los que cosechan uvas

siempre dejan algo para los pobres.

Los ladrones que roban de noche

nunca se llevan todo.

10 Pero a los habitantes de Edom

no voy a dejarles nada;

¡dañaré hasta sus escondites,

para que no tengan dónde esconderse!

Morirán sus hijos y sus familias;

morirán también sus vecinos.

11 Pero sepan que yo cuidaré

de sus huérfanos y de sus viudas;

¡pueden confiar en mí!»

12-13 Dios también dijo:

«Ciudad de Bosrá, no creas que escaparás del castigo. Si he castigado a las naciones que no debían sufrir ningún castigo, ¡con mayor razón te castigaré a ti! Yo soy el Dios de Israel, y te juro que serás destruida y humillada; ¡llegarás a ser el hazmerreír de todos! También tus otras ciudades quedarán en ruinas para siempre.

14 »Ya he mandado un mensajero

para que anuncie entre las naciones:

“¡Prepárense para la guerra!

¡Únanse y ataquen a Edom!”

15 »Edom, voy a convertirte

en la nación más débil del mundo;

voy a hacer que todos te desprecien.

16 Tú te sientes orgullosa

de vivir en los altos montes.

Como si fueras un ave

has puesto tu nido entre las rocas

y por eso te crees a salvo.

Pero de allí te derribaré,

aunque tu nido sea tan alto

como el nido de las águilas.

Te juro que así lo haré.

17 »Tu caída será tan terrible

que se espantarán al verte

los que pasen por tus ruinas.

18 Quedarás como Sodoma y Gomorra,

¡y nadie volverá a vivir en ti!

19 »Edom, yo te atacaré sin aviso,

como lo hace un león con su presa.

Yo elegiré a tu enemigo,

para que en poco tiempo te derrote.

¡No hay otro Dios como yo!

¡No hay quien me pueda desafiar!

¡Ningún pastor de ovejas

es capaz de hacerme frente!

20 »Por lo tanto, presten atención;

escuchen lo que he pensado hacer

con los que viven en Temán.

Ya tengo preparado un plan contra Edom.

Los más jóvenes serán arrastrados

y todo el país quedará destruido.

21 Edom caerá en forma tan violenta

que la tierra temblará,

y los gritos de la gente

se oirán hasta el Mar de los Juncos.

22 El enemigo se lanzará al ataque

con la rapidez de las águilas;

atacará con las alas abiertas,

y cubrirá la ciudad de Bosrá.

Ese día, los soldados edomitas

temblarán como tiemblan las mujeres

cuando van a tener un hijo».

Advertencia contra Damasco

23 Acerca de Damasco, Dios dijo:

«Las ciudades de Hamat y Arpad

ya recibieron la mala noticia

y no hay nada que las consuele;

¡están inquietas y agitadas

como las olas del mar!

24 Los habitantes de Damasco

se han quedado sin fuerzas;

quieren huir, pero les tiemblan las piernas;

se retuercen de angustia y dolor,

como si fueran mujeres

a punto de tener su primer hijo.

25 Damasco fue en otros tiempos

una ciudad importante y alegre,

pero ahora ha quedado abandonada.

26-27 Y cuando llegue el momento,

sus mejores guerreros y sus jóvenes

caerán muertos por las calles.

Con el fuego que prenderé

a los altos muros de Damasco,

arderán los palacios de Ben-adad.

Yo soy el Dios todopoderoso

y les juro que así será».

Advertencia contra Quedar y Hasor

28 El rey de Babilonia había vencido a lastribusde Quedar y de Hasor. Acerca de ellas, Dios dijo:

«¡Soldados de Babilonia,

ataquen a la nación de Quedar!

¡Maten a esa gente del oriente!

29 ¡Atáquenlos! ¡Quítenles todo!

¡Quítenles sus carpas y sus ovejas!

¡Quítenles sus camellos

y sus cosas de valor!

Asústenlos con este grito:

“¡Hay terror por todas partes!”

30 »Ustedes, los que viven en Hasor,

¡escápense ya!,

¡escóndanse bajo tierra!

El rey de Babilonia

ha preparado contra ustedes

un terrible plan de ataque.

Les juro que va a atacarlos.

31-32 »Y ustedes, soldados de Babilonia,

¡ataquen a esta nación orgullosa!

Es una nación egoísta,

y se siente tan segura

que nunca cierra sus portones.

Pero yo voy a dispersarla

por todo el mundo,

y de todos lados le traeré el desastre.

A ustedes, babilonios, les permito

que les quiten sus camellos y sus tesoros.

Les juro que así será.

33 »La ciudad de Hasor quedará en ruinas

y se llenará de perros salvajes;

nunca más volverá a ser habitada,

porque nadie va a querer vivir allí».

Advertencia contra Elam

34 Cuando el rey Sedequías comenzó a reinar en Judá, Dios me habló acerca de la nación de Elam. Me dijo:

35 «Jeremías, yo soy el Dios todopoderoso, y este es mi mensaje acerca de Elam:

»Voy a acabar con el ejército elamita.

Sus soldados son expertos guerreros,

pero yo los haré pedazos.

36 Desde los cuatro puntos cardinales

enviaré contra Elam grandes ejércitos,

y con la fuerza del viento

los dispersaré por todas partes;

¡no habrá un solo país

donde no haya elamitas refugiados!

37 »Los elamitas temblarán de miedo

cuando se enfrenten a sus enemigos,

y ellos los destruirán por completo.

Yo estoy muy enojado con ellos,

así que les enviaré terribles castigos.

Haré que haya guerra entre ellos,

hasta que nadie quede con vida.

38 Mataré a su rey y a sus oficiales,

y el rey de Elam seré yo.

39 Sin embargo, cuando todo termine,

haré volver a los elamitas

de los países adonde fueron llevados.

Les juro que así lo haré».

Jeremías 50

Advertencia contra Babilonia

1 Dios me dio este mensaje acerca de Babilonia. Me dijo:

2 «A ti, Jeremías, te encargo

que se anuncie entre las naciones mi mensaje,

para que todos se enteren.

Que se agite la señal de victoria

y se dé a conocer la noticia:

“¡Babilonia será conquistada!

¡El dios Bel quedará en ridículo!

¡El dios Marduc temblará de miedo!

¡Todos los dioses de Babilonia

se asustarán y quedarán humillados!”

3 »Del norte vendrá una nación

que atacará y destruirá a Babilonia.

Hombres y animales saldrán corriendo,

y nadie volverá a vivir allí.

4 »Cuando todo esto suceda,

la gente de Israel y de Judá

vendrá llorando a buscarme,

pues yo soy el Dios de Israel.

5 Preguntarán cómo llegar a Jerusalén,

y hacia allá se dirigirán.

Al llegar, se reunirán conmigo

para que hagamos unpactoeterno,

del cual nunca más se olvidarán.

6 »Mi pueblo ha perdido el rumbo;

ha vivido como un rebaño perdido,

pues sus jefes no supieron dirigirlo.

Por eso anduvo por las montañas,

extraviado y sin rumbo fijo;

¡hasta olvidó su lugar de descanso!

7 Al verlos, sus enemigos se burlaban

y les decían:

“De esto no tenemos la culpa,

pues ustedespecaroncontra Dios;

contra el Dios que todo les daba,

y en quien confiaban susantepasados”.

8 »Pueblo mío, ¡salgan ya de Babilonia!

¡Escápense de ese país!

¡Corran al frente de los que huyen!

9-10 Yo enviaré contra Babilonia

grandes naciones del norte

que la atacarán, la conquistarán

y se quedarán con todas sus riquezas.

Sus soldados son de lo mejor;

¡sus flechas siempre dan en el blanco!

11 »Y ustedes, babilonios,

que le han robado a mi pueblo,

¡ríanse si quieren, y hagan fiesta,

12 pero su patria quedará humillada

y al final morirá avergonzada

y hecha un desierto solitario!

13 »Yo haré que Babilonia

nunca más vuelva a ser habitada.

Estoy tan enojado con ella

que voy a destruirla.

Todos los que pasen por allí

se asustarán al ver sus ruinas.

14 »Y ustedes, guerreros,

¡prepárense para atacar a Babilonia!

¡Disparen contra ella sus flechas,

porque ha pecado contra mí!

15 Griten por todas partes:

“¡Babilonia se ha rendido!

¡Sus torres se derrumban!

¡Sus muros caen por los suelos!”

»¡Y ahora ustedes hagan con ella

lo mismo que ella hizo con ustedes!

¡Esta es mi venganza contra Babilonia!

16 ¡Que no quede en ese país

nadie que siembre ni coseche!

»Cuando Babilonia sea atacada,

los que fueron llevados prisioneros

huirán de allá y volverán a su país.

17 »Israel es un pueblo que ha vivido perdido como oveja, y siempre en peligro de que se lo devoren los leones. El primero en devorarlo fue el rey de Asiria, y a él le siguió el rey de Babilonia, que lo devoró hasta los huesos.

18 Pero yo soy el Dios de Israel, y así como antes castigué al rey de Asiria, castigaré al rey de Babilonia y a su nación.

19 Yo haré que Israel regrese a su propia tierra, y yo mismo le daré de comer en el monte Carmelo, en la región de Basán y en las montañas de Efraín y Galaad.

20 Cuando llegue ese día, perdonaré a los que aún queden con vida. A Israel y a Judá les perdonaré su maldad.

21 »Y a ustedes, enemigos de Babilonia,

les mando que ataquen y persigan

a estos despreciables babilonios.

22 »Ya se escuchan los gritos de guerra

y el ruido de una gran destrucción.

23 Tú, Babilonia, eras como un martillo

que golpeaba a todo el mundo,

pero ahora pareces un martillo inútil;

¡Has quedado hecha pedazos,

y todas las naciones están asombradas!

24 Al rebelarte contra mí,

tú misma te pusiste una trampa

y acabaste cayendo en ella.

25 »Yo soy el Dios de Israel;

yo soy el Dios todopoderoso.

Tengo algo pendiente con Babilonia.

Ya he abierto mi depósito de armas,

y sacaré las más destructivas.

Estoy muy enojado,

y haré pedazos a los babilonios.

26 »¡Vengan de todas partes

y ataquen a Babilonia!

¡Abran sus depósitos de trigo

y llévense todo ese grano!

¡Amontonen lo que encuentren

y destrúyanlo todo!

¡Que no le quede nada!

27 ¡Llegó la hora del castigo!

¡Maten a todos sus soldados!

¡Maten a toda su gente!

28 »Ahora escuchen a la gente

que ha escapado de Babilonia;

óiganlos hablar de mi venganza:

“¡Dios acabó con los babilonios

porque ellos destruyeron su templo!”

29 »¡Que vengan los guerreros,

y ataquen a Babilonia!

¡Que la rodeen

para que nadie se escape!

Babilonia se rebeló contra mí.

Por eso, ¡denle su merecido!

¡Trátenla como ella trató a otros!

Yo soy el Dios de Israel,

yo soy un Dios diferente.

30 »Yo les juro que en ese día

sus jóvenes y sus mejores soldados

caerán muertos por las calles.

31-32 »Babilonia, nación orgullosa,

cuando llegue el día de tu castigo,

vendré y te daré tu merecido.

Les prenderé fuego a tus ciudades

y a todos sus alrededores.

Tus habitantes tropezarán y caerán,

y nadie los ayudará a levantarse.

Yo soy el Dios todopoderoso,

yo soy el Dios de Israel,

y les juro que así lo haré.

33 »Ustedes los babilonios

han tratado muy mal

al pueblo de Israel y de Judá.

Los han hecho prisioneros

y no quieren dejarlos libres.

34 Yo soy el Dios todopoderoso,

y con mi poder les daré libertad

y los haré vivir en paz.

Pero a ustedes, los babilonios,

les voy a enviar un gran castigo.

35 »¡Que mueran los babilonios!

¡Que mueran sus jefes y sussabios!

36 ¡Que todos susprofetasmentirosos

se vuelvan locos y pierdan la vida!

¡Que tiemblen de miedo sus soldados!

37 ¡Que se mueran sus caballos,

y sean destrozados sus carros de guerra!

¡Que todos sus soldados extranjeros

se acobarden y se mueran!

¡Que les roben todos sus tesoros!

¡Que se sequen sus ríos!

38 »Tantosídoloshay en Babilonia

que la gente ha perdido la razón.

39-40 »Nunca más Babilonia

volverá a ser habitada.

Será como cuando destruí

a Sodoma y a Gomorra,

y las ciudades vecinas:

allí solo vivirán chacales,

lechuzas y perros salvajes.

Les juró que así será.

41 »¡Miren lo que viene del norte!

¡Es el ejército de una gran nación!

¡Viene desde muy lejos,

y se le han unido muchos reyes!

42 Son gente cruel y sanguinaria,

armada con arcos y lanzas;

vienen a todo galope

y dispuestos a atacarte,

bella ciudad de Babilonia.

El estruendo de sus gritos

resuena como las olas del mar.

43 El rey de Babilonia lo sabe,

y se muere de miedo;

se retuerce de angustia.

44 »¡No hay otro Dios como yo!

¡No hay quien me pueda desafiar!

¡No hay jefe que se me oponga!

Yo atacaré a Babilonia de repente,

como ataca el león a su presa.

Yo elegiré a su destructor.

45 »Presten atención al plan que tengo;

escuchen lo que voy a hacer

con Babilonia y sus habitantes:

hasta los niños más pequeños

serán llevados a rastras,

y la nación entera será destruida.

46 Babilonia caerá con tanta violencia

que la tierra misma se sacudirá,

y por todas las naciones

se escucharán sus gritos».

Jeremías 51

1 Dios también me dijo:

«Voy a enviar una tormenta destructora

contra Babilonia, ese pueblo rebelde.

2 Mandaré contra ella naciones enteras

para que la lancen al viento,

la destruyan y la dejen vacía.

El día que sea destruida,

la atacarán por todos lados.

3 »Los soldados babilonios

ya están preparando sus armas,

pero ustedes ni siquiera deben dejar

que se pongan la armadura.

Al contrario, ¡maten a sus jóvenes!,

¡quítenles la vida a sus soldados!

4 ¡Que sus cadáveres queden tendidos

por las calles de Babilonia!

5 »Todos en Israel y en Judá

son culpables delante de mí,

pero nunca los he abandonado.

Yo soy el Dios todopoderoso;

¡soy el único Dios de Israel!

6 »¡Salgan ya de Babilonia!

¡Sálvese quien pueda!

¡No tienen por qué morir

por culpa de los babilonios!

Finalmente ha llegado la hora

en que voy a vengarme de ellos.

¡Voy a darles su merecido!

7 Babilonia fue en mis manos

como una fina copa de oro;

todo el mundo bebió de esa copa

y con el vino se emborrachó.

8 Pero, cuando menos lo esperaba,

fue derrotada y quedó destruida.

¡Lloren por ella!

¡Busquen algún remedio para su pena,

a ver si recobra la salud!

9 »Algunas naciones quisieron sanarla,

pero no lo consiguieron.

Eran tantos suspecados

que llegaban hasta el cielo,

¡más allá de las nubes!

10 »Los israelitas dicen:

“¡Nuestro Dios nos ha hecho justicia!

¡Vayamos y contemos en Jerusalén

lo que Dios ha hecho por nosotros!”

11 »Y yo digo:

“Ustedes, reyes del país de Media,

sáquenle punta a sus flechas

y tengan listos sus escudos,

pues quiero que destruyan a Babilonia.

Los babilonios destruyeron mi templo;

por eso quiero vengarme de ellos.

12 ”¡Den la señal de ataque

y derriben los muros de Babilonia!

¡Vigilen de cerca a los babilonios

y háganlos caer en la trampa!

Yo soy el Dios de Israel

y cumpliré mis planes contra ellos”.

13 »Ustedes los babilonios

viven junto a los ríos

y gozan de grandes riquezas;

¡pero ya les llegó la hora de morir!

14 Voy a enviarles muchos enemigos

que cantarán victoria sobre ustedes.

Yo soy el Dios todopoderoso

y les juro que así lo haré».

Canción de alabanza a Dios

15 «Con su poder ysabiduría,

y con mucha inteligencia,

Dios hizo la tierra, afirmó el mundo

y extendió los cielos.

16 »Basta con que Dios hable

para que rujan los cielos

y aparezcan las nubes en el horizonte.

En medio de fuertes relámpagos

y de vientos huracanados,

Dios hace que llueva.

17 »La gente es estúpida, no sabe nada;

losídolosson una vergüenza

para quienes los fabrican.

Esas imágenes son un engaño;

por supuesto, no tienen vida.

18 No valen nada, son pura fantasía;

cuando Dios las juzgue, serán destruidas.

19 Pero nuestro Dios no es así;

¡él hizo todo lo que existe!

Nuestro Dios nos eligió

y nos hizo su pueblo.

¡Su nombre es el Dios todopoderoso!»

Mi arma de guerra

20 Dios también me dijo:

«Babilonia, tú eres mi arma de guerra.

Contigo destruyo naciones y reinos,

21 contigo destruyo jinetes y caballos,

contigo destruyo carros de guerra.

22 Contigo destruyo hombres y mujeres,

contigo destruyo jóvenes y ancianos,

contigo destruyo muchachos y muchachas.

23 Contigo destruyo ejércitos y generales,

contigo destruyo campesinos y bueyes,

contigo destruyo jefes y gobernantes.

Castigo final de Babilonia

24 »Ustedes, gente de Judá, verán con sus propios ojos cómo voy a castigar a Babilonia y a todos los que viven allí. Los castigaré por todo el daño que le hicieron a Jerusalén. Les juro que así lo haré.

25 »A ti, Babilonia, te dicen “máquina de la destrucción” porque con tu poder destruyes la tierra. Pero yo voy a lanzarme contra ti. Te agarraré entre mis manos y te haré rodar por el precipicio; ¡te convertiré en una máquina inservible!

26 Nunca más tus piedras se usarán para construir, ni para poner los cimientos de casas y edificios. Tu territorio quedará vacío para siempre. Te juro que así será».

Destrucción de Babilonia

27 Dios también me dijo:

«¡Que agiten las naciones su bandera

contra la tierra de Babilonia!

¡Que suene el toque de trompeta,

y que ataquen a Babilonia

los reinos de Ararat, Miní y Askenaz!

¡Que nombren a un general,

y que ataque la caballería!

28 ¡Llamen a los reyes del país de Media,

y a sus gobernadores y oficiales!

¡Llamen a todo el imperio de Media!

¡Llamen a todas las naciones!

¡Que vengan y ataquen a Babilonia!

29 »Los babilonios se retuercen de dolor

porque he decidido llevar a cabo

mis planes contra su país.

¡Voy a destruirlos por completo,

y nadie quedará con vida!

30 »Los soldados de Babilonia

ya no tienen valor para luchar.

Débiles y llenos de miedo,

se han refugiado en sus torres;

mientras tanto, el enemigo

quema casas y derriba puertas.

31-32 Un mensajero tras otro

llega y da al rey la noticia:

“¡Ha caído la ciudad de Babilonia!

El enemigo controla los puentes,

los cañaverales están en llamas,

y todos los soldados babilonios

están temblando de miedo”.

33 »La ciudad de Babilonia

va a quedar tan desierta

como un campo arrasado por el fuego.

¡Llegó la hora de su destrucción!

34 »La gente de Jerusalén se queja

de que el rey de Babilonia

los dejó como un plato vacío.

Dicen que les causó mucho miedo,

que se llevó todas sus riquezas,

que se los tragó como un monstruo

y luego los arrojó a la basura.

35 Ahora me piden que los castigue

por las humillaciones que sufrieron;

¡me piden que paguen con sangre

toda la sangre israelita que derramaron!»

36 Dios le dijo al pueblo de Judá:

«Por todo eso que los babilonios

han hecho con ustedes,

yo los voy a defender,

voy a vengarme de ellos.

Dejaré secos todos sus pozos,

37 y Babilonia quedará en ruinas;

allí vivirán solo perros salvajes.

Babilonia será un país sin gente,

del que todo el mundo se burlará.

38 »Los babilonios rugen y gruñen

como cachorros de león.

39-40 Cuando tengan hambre,

yo les daré de comer y beber

para que se diviertan y se emborrachen.

Así caerán en un sueño profundo

del que nunca más despertarán;

yo los llevaré al matadero,

como se lleva a los carneros,

a los corderos y a los chivos.

Les juro que así lo haré.

41 »¡La gran ciudad de Babilonia,

a la que todo el mundo admiraba,

ha caído en poder de sus enemigos!

¡Todas las naciones se espantan

al ver cómo ha quedado destruida!

42 »Sus enemigos se levantaron,

como las agitadas olas del mar,

y la inundaron por completo.

43 Sus ciudades han quedado vacías;

nadie vive en ellas,

nadie pasa por allí.

¡Hasta parecen un desierto!

44 »Bel es el dios de Babilonia,

pero yo lo voy a castigar:

¡haré que vomite lo que se comió!

Las naciones ya no vendrán aadorarlo,

y los muros de Babilonia serán derribados.

45-46 »Ustedes, pueblo mío,

no tengan miedo ni se desanimen

por los rumores que se escuchan;

todos los años hay nuevos rumores,

abunda la violencia en el país,

y todos los gobernantes se pelean.

¡Salgan ya de Babilonia,

y pónganse a salvo de mi enojo!

47 »Viene el día en que castigaré

a los dioses de Babilonia.

Todo el país quedará humillado,

y por todas partes habrá cadáveres.

48 Del norte llegarán los ejércitos

que destruirán a Babilonia.

El cielo y la tierra, y todo lo que existe,

entonarán cantos de alegría.

49 Babilonia merece la muerte

por haber matado a tantos israelitas

y a tanta gente de otras naciones.

50 »Ustedes, los de Judá,

que escaparon con vida

cuando Jerusalén fue conquistada,

y ahora viven en lejanas tierras,

¡salgan ya de Babilonia!

Aunque vivan lejos, recuérdenme,

y no se olviden nunca de Jerusalén.

51 »Los extranjeros no respetaron mi santuario.

Por eso ustedes sienten vergüenza,

pues oyen que la gente

los insulta y se burla de ustedes.

52 Pero en un día ya muy cercano

castigaré a los dioses de Babilonia;

¡por todo ese país habrá gritos de dolor!

53 Aunque Babilonia tenga murallas

tan altas como los cielos,

yo voy a enviar un ejército

que derribará esas altas murallas.

Les juro que así lo haré».

54 Dios continuó diciendo:

«¡Escuchen los gritos de terror

que nos llegan desde Babilonia!

¡Babilonia será destruida!

55-57 Se acerca ya un ejército

dispuesto a destruirla.

Sus enemigos rugen como las olas;

por todas partes se escuchan sus gritos.

Los soldados babilonios serán capturados,

y sus armas serán despedazadas.

Haré que se emborrachen

sus jefes y sussabios,

sus gobernadores y sus oficiales,

y todos sus soldados.

¡Se dormirán, y nunca más despertarán!

Yo dejaré a Babilonia en ruinas,

y pondré fin a sus fiestas.

»Yo soy rey de Israel;

soy el Dios todopoderoso,

y a cada quien le doy su merecido.

Les juro que así lo haré».

58 El Dios de Israel también me dijo:

«Los anchos muros de Babilonia

serán derribados por completo,

y sus majestuosos portones serán quemados.

¡De nada habrá servido tanto esfuerzo

de las naciones y de los pueblos,

pues todo eso acabará en el fuego!»

El rollo de cuero

59-60 Cuando Sedequías tenía cuatro años de reinar en Judá, fue a Babilonia. Con él fue también Seraías, que estaba a cargo de ese viaje. Antes del viaje, yo, Jeremías, le di a Seraías un mensaje. Escribí en un rollo de cuero todas las desgracias que iban a venir sobre Babilonia,

61 luego se lo entregué a Seraías, y le dije:

«En cuanto llegues a Babilonia, deberás leer en voz alta todo lo que aquí dice.

62 Cuando hayas terminado, orarás así a nuestro Dios: “Tú has prometido que vas a destruir este lugar. Has dicho que vas a dejarlo hecho un desierto, y que aquí no podrá vivir ninguna persona ni ningún animal”.

63 Entonces atarás una piedra al rollo, y lo arrojarás al río Éufrates.

64 Luego dirás: “Así como este rollo de cuero se hundió en el río, también Babilonia se hundirá, y nunca más volverá a levantarse. Todos los que viven en Babilonia morirán. Esta ciudad nunca podrá recuperarse del castigo que Dios le va a mandar”».

Aquí termina todo lo que yo, Jeremías, dije y escribí.

Jeremías 52

Nabucodonosor destruye a Jerusalén

1 Sedequías comenzó a reinar a los veintiún años. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró once años. Su madre era de Libná, y se llamaba Hamutal hija de Jeremías.

2 Sedequías desobedeció a Dios, al igual que Joacín;

3 por eso Dios se enojó muchísimo con Jerusalén y Judá, y las rechazó.

Después de un tiempo, Sedequías también se puso en contra del rey de Babilonia.

4 El día diez del mes de Tébet, durante el noveno año del reinado de Sedequías, el rey Nabucodonosor fue con todo su ejército para atacar a Jerusalén. Rodeó la ciudad y construyó rampas para atacarla mejor,

5 y se quedó alrededor de la ciudad hasta el año once del reinado de Sedequías.

6 Para el día nueve del mes de Tamuz de ese año, ya no había en Jerusalén nada que comer.

7 Por eso el rey Sedequías y sus soldados hicieron una abertura en la muralla que rodeaba la ciudad. Pasaron por la entrada que estaba entre las dos murallas, junto a los jardines del rey, y esa noche se escaparon. Salieron corriendo por el camino del valle del Jordán. Mientras tanto, los soldados de Babilonia seguían rodeando la ciudad.

8 Pero luego los soldados de Babilonia persiguieron al rey Sedequías, y lo alcanzaron en la llanura de Jericó. Todo su ejército huyó y lo abandonó.

9 Los babilonios atraparon a Sedequías y lo llevaron ante el rey de Babilonia, que estaba en Riblá, en el territorio de Jamat. Allí Nabucodonosor decidió cómo castigar a Sedequías.

10 En primer lugar, mandó que mataran en su presencia a los hijos de Sedequías y a todos los hombres importantes de Judá;

11 y luego mandó que a Sedequías le sacaran los ojos y lo sujetaran con cadenas de bronce. Así fue como se lo llevaron a Babilonia, donde estuvo preso hasta el día en que murió.

12 Nebuzaradán, comandante de la guardia personal del rey y general del ejército de Babilonia, llegó a Jerusalén el día diez del mes de Ab, del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor.

13 Nebuzaradán incendió el templo de Dios, el palacio del rey y todas las casas de Jerusalén, en especial las de loslíderesmás importantes.

14 Luego, los soldados babilonios derribaron todas las murallas que rodeaban a la ciudad de Jerusalén.

15 Finalmente, Nebuzaradán se llevó prisioneros a Babilonia a todos los que habían quedado en la ciudad, incluyendo a los que se habían unido al rey de Babilonia.

16 Sin embargo, dejó a los judíos más pobres para que cultivaran los viñedos y los campos.

17-18 Los babilonios se llevaron todo el bronce que encontraron: el de las columnas del frente del templo, las bases de los recipientes, el gran tanque de agua, las vasijas, las palas, las tijeras, los cucharones y demás utensilios que se usaban en el templo.

19 Nebuzaradán se llevó además objetos de oro y plata, como hornillos y tazones.

20 No fue posible calcular el peso del bronce de las dos columnas, ni el del enorme tanque para el agua ni el de los doce toros que estaban debajo del tanque, ni el de las bases que el rey Salomón había mandado hacer para el templo.

21 Las dos columnas eran iguales, y cada una medía más de ocho metros de altura y tenía una circunferencia de cinco metros y medio. Las columnas eran huecas por dentro, y en la parte superior tenían una cobertura de bronce de siete centímetros de grueso.

22 La parte superior de cada columna tenía un adorno de bronce, que medía más de dos metros, con una hilera de figuras de bronce,

23 una en forma de manzana y otras en forma de cadena. Alrededor de cada columna había labradas unas noventa y seis manzanas, pero por encima de las cadenas había más de cien.

24 Además, Nebuzaradán apresó a Seraías, jefe de lossacerdotes, a Sofonías, sacerdote que le seguía en importancia, y a tres encargados de la vigilancia del templo.

25 En la ciudad apresó también a uno de los capitanes del ejército, a siete consejeros del rey, al oficial encargado de reunir a los soldados, y a otros sesenta hombres. Todos ellos estaban en Jerusalén,

26-27 pero Nebuzaradán se los llevó a Riblá, en el territorio de Hamat, donde Nabucodonosor, rey de Babilonia, ordenó que los mataran. De esta manera, casi todo el pueblo de Judá fue sacado de su país.

28-30 Los prisioneros que Nabucodonosor se llevó a Babilonia fueron un total de 4.600, de la siguiente manera:

A los siete años de su reinado: 3.023 judíos.

A los dieciocho años de su reinado: 832 habitantes de Jerusalén.

A los veintitrés años de su reinado: 745 judíos, que se llevó Nebuzaradán, el capitán de su guardia.

El rey Joaquín es liberado

31 Joaquín tenía ya treinta y siete años viviendo en Babilonia, cuando Evil-merodac comenzó a reinar sobre ese país. El día veinticinco del mes de Adar de ese año, Evil-merodac sacó de la cárcel a Joaquín.

32 Lo trató bien y le dio un lugar de importancia entre los otros reyes que estaban con él en Babilonia.

33 Así que Joaquín dejó de usar su ropa de prisionero, y el resto de su vida comió con el rey.

34 Además, todos los días recibía dinero para sus gastos personales. Joaquín disfrutó de este privilegio hasta el día de su muerte.

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Lamentaciones

Lamentaciones 1

Primer lamento acróstico

El profeta

1 ¡Pobrecita de ti, Jerusalén!

Antes eras la más famosa

de todas las ciudades.

¡Antes estabas llena de gente,

pero te has quedado muy sola,

te has quedado viuda!

¡Fuiste la reina de las naciones,

pero hoy eres esclava de ellas!

2 Olvidada y bañada en lágrimas

pasas todas las noches.

Muchos decían que te amaban,

pero hoy nadie te consuela.

Los que se decían tus amigos

hoy son tus enemigos.

3 Bajo el peso de las cadenas,

la gente de Judá salió prisionera.

Sus enemigos los atraparon

y los maltrataron con crueldad.

Ahora son esclavos en países lejanos,

y no han dejado de sufrir.

4 Ruido ya no se escucha

en tus portones, Jerusalén.

¡Qué triste es ver

tus calles desiertas!

Lossacerdoteslloran

y las jóvenes se afligen.

Todo en ti es amargura;

ya nadie viene a tus fiestas.

5 Es tanto tupecado,

que Dios te castigó.

El enemigo se llevó prisioneros

a todos tus habitantes.

Ahora el enemigo te domina

y vive feliz y contento.

6 ¡Cómo has perdido, Jerusalén,

la belleza que tuviste!

Tus jefes, ya sin fuerzas,

huyen de quienes los persiguen.

¡Hasta parecen venados hambrientos

en busca de pastos frescos!

7 Insistes en recordar

que alguna vez fuiste rica.

Ahora vives en la tristeza

y no tienes a dónde ir.

Cuando el enemigo te conquistó,

no hubo nadie que te ayudara.

Cuando el enemigo te vio vencida,

se burló de verte en desgracia.

8 Tanto has pecado, Jerusalén,

que todos te desprecian.

Los que antes te admiraban

hoy se burlan al verte en desgracia.

¡Ahora derramas lágrimas,

y avergonzada escondes la cara!

9 ¡Asombrosa ha sido tu caída!

¡No hay nadie que te consuele!

Jamás pensaste en llegar a ser

tan despreciada,

y ahora exclamas:

«Mis enemigos me vencieron.

¡Mira, Dios mío, mi aflicción!»

10 Dueño de todas tus riquezas

es ahora tu enemigo.

Tú misma viste entrar en el templo

gente de otros pueblos,

aunque Dios había ordenado

que no debían entrar allí.

11 El pueblo entero llora

y anda en busca de pan.

Con tal de seguir con vida,

cambian sus riquezas por comida.

Llorando le dicen a Dios:

«¡Mira cómo nos humillan!»

Jerusalén

12 Todos ustedes, que pasan y me ven,

¿por qué gozan al verme sufrir?

¿Dónde han visto a alguien

que sufra tanto como yo?

Cuando Dios se enojó conmigo,

me mandó este sufrimiento.

13 Intensa lluvia de fuego

ha enviado Dios sobre mí.

Mis huesos se han quemado,

y siento que me muero.

Dios me cerró el paso,

y me hizo retroceder.

Me dejó en el abandono;

mi sufrimiento no tiene fin.

14 Juntó Dios todos mispecados

y me los ató al cuello.

Ya no me quedan fuerzas;

ya no los soporto más.

Dios me entregó al enemigo,

y no puedo defenderme.

15 En mis calles hay muchos muertos.

¡Dios rechazó a mis valientes!

Juntó un ejército para atacarme,

y acabó con todos mis jóvenes.

Dios me aplastó por completo;

¡me exprimió como a las uvas!

16 Ruedan por mis mejillas

lágrimas que no puedo contener.

Cerca de mí no hay nadie

que me consuele y me reanime.

Mi gente no puede creer

que el enemigo nos haya vencido.

El profeta

17 Un montón de escombros

es ahora Jerusalén.

Suplicante pide ayuda,

pero nadie la consuela.

Dios mismo ordenó

que sus vecinos la atacaran.

Jerusalén

18 Siempre Dios hace lo justo,

pero yo soy muy rebelde.

¡Escuchen, naciones todas!

¡Miren cómo sufro!

¡El enemigo se llevó prisioneros

a todos mis habitantes!

19 Ayuda pedí a mis amigos,

pero me dieron la espalda.

Los jefes ysacerdotes

acabaron perdiendo la vida.

Andaban buscando comida,

y no pudieron sobrevivir.

20 ¡La muerte me quitó a mis hijos

dentro y fuera de la ciudad!

¡Mira mi angustia, Dios mío!

¡Siento que me muero!

¡Tan rebelde he sido contigo

que estoy totalmente confundida!

21 El enemigo no esconde su alegría

porque tú, Dios mío, me haces sufrir.

Todo el mundo escucha mi llanto,

pero nadie me consuela.

¡Ya es tiempo de que los castigues

como me castigaste a mí!

22 No hay un solopecado

que ellos no hayan cometido;

¡castiga entonces su rebeldía,

como me castigaste a mí!

¡Ya es mucho lo que he llorado,

y siento que me muero!

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Lamentaciones 2

Segundo lamento acróstico

El profeta

1 ¡Pobrecita de ti, Jerusalén!

Cuando Dios se enojó contigo,

derribó tu templo

y acabó con tu belleza.

Ni siquiera se acordó

de tu reino en este mundo.

2 Ofendido y enojado,

Dios destruyó por completo

todas las casas de Israel.

Derribó las fortalezas de Judá;

quitó al rey de su trono,

y puso en vergüenza a sus capitanes.

3 Borró Dios nuestro poder

cuando se enojó con nosotros.

Nos enfrentamos al enemigo,

pero Dios nos retiró su ayuda.

¡Todo Israel arde en llamas!

¡Todo lo destruye el fuego!

4 Rompió en mil pedazos

las casas de Jerusalén,

y acabó con nuestros seres queridos.

Como si fuera nuestro enemigo,

decidió quitarnos la vida;

su enojo fue como un fuego

que nos destruyó por completo.

5 El llanto por los muertos

se oye por todo Judá.

Dios parece nuestro enemigo,

pues ha acabado con nosotros.

¡Todas sus fortalezas y palacios

han quedado en ruinas!

6 Como quien derriba una choza,

Dios destruyó su templo.

Ya nadie en Jerusalén celebra

lossábadosni los días de fiesta.

Dio rienda suelta a su enojo

contra el rey y lossacerdotes.

7 Incitó al ejército enemigo

a conquistar Jerusalén,

y el enemigo gritó en su templo

como si estuviera de fiesta.

¡Dios ha rechazado por completo

su altar y su santuario!

8 Todos los muros y las rampas

son ahora un montón de escombros.

Dios decidió derribar

el muro que protegía a Jerusalén.

Todo lo tenía planeado;

¡la destruyó sin compasión!

9 ¡Adiós,maestros de la ley!

¡Adiós,profetas!

¡Dios ya no habla con nosotros!

El rey y los capitanes

andan perdidos entre las naciones.

La ciudad quedó desprotegida,

pues Dios derribó sus portones.

10 De luto están vestidos

los ancianos de Jerusalén.

En silencio se sientan en el suelo

y se cubren de ceniza la cabeza.

¡Las jóvenes de Jerusalén

bajan la cabeza llenas de vergüenza!

11 Estoy muy triste y desanimado

porque ha sido destruida mi ciudad.

¡Ya no me quedan lágrimas!

¡Siento que me muero!

Por las calles de Jerusalén

veo morir a los recién nacidos.

12 Tímidamente claman los niños:

«¡Mamá, tengo hambre!»;

luego van cerrando los ojos

y mueren en las calles,

en brazos de su madre.

13 Incomparable eres tú, Jerusalén;

¿qué más te puedo decir?

¿Qué puedo hacer para consolarte,

bella ciudad de Jerusalén?

Tus heridas son muy profundas;

¿quién podría sanarlas?

14 Jamás te dijeron la verdad;

los profetas te mintieron.

Si no te hubieran engañado,

ahora estarías a salvo.

Pero te hicieron creer en mentiras

y no señalaron tu maldad.

15 «¿En dónde quedó la hermosura

de la bella Jerusalén,

la ciudad más alegre del mundo?»

Eso preguntan al verte

los que pasan por el camino,

y se burlan de tu desgracia.

16 Rabiosos están tus enemigos,

y no dejan de hablar mal de ti.

Gritan en son de victoria:

«¡Llegó el día que habíamos esperado!

¡Hemos acabado con Jerusalén,

y hemos vivido para contarlo!»

17 Una vez, años atrás,

Dios juró que te destruiría,

y ha cumplido su palabra:

te destruyó sin compasión,

y permitió que tus enemigos

te vencieran y te humillaran.

18 Sí, bella Jerusalén,

deja que tus habitantes

se desahoguen ante Dios.

Y tú, no dejes de llorar;

¡da rienda suelta a tu llanto

de día y de noche!

19 Alza la voz y ruega a Dios

por la vida de tus niños,

que por falta de comida

caen muertos por las calles.

Clama a Dios en las noches;

cuéntale cómo te sientes.

Jerusalén

20 Las madres están por comerse

a los hijos que tanto aman.

Lossacerdotesy losprofetas

agonizan en tu templo.

Piensa por favor, Dios mío,

¿a quién has tratado así?

21 En tu enojo les quitaste la vida

a los jóvenes y a los ancianos.

Mis muchachos y muchachas

cayeron muertos por las calles

bajo el golpe de la espada;

¡no les tuviste compasión!

22 Nadie quedó con vida

el día que nos castigaste;

fue como una gran fiesta

para el ejército enemigo:

murieron todos mis familiares,

¡nos atacaste por todos lados!

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Lamentaciones 3

Tercer lamento acróstico

El profeta

1 Yo soy el que ha sufrido

el duro castigo de Dios.

2 Él me forzó a caminar

por los caminos más oscuros;

3 no hay un solo momento

en que no me castigue.

4-6 Oscura tumba es mi vida;

¡es como si ya estuviera muerto!

Dios me rodeó por completo

de la miseria más terrible.

Me dejó sin fuerzas;

¡no tengo un solo hueso sano!

7-9 Se niega Dios a escucharme,

aunque siempre le pido ayuda.

A cada paso me pone tropiezos

y me hace perder el camino.

Me tiene preso y encadenado.

¡No puedo escaparme de él!

10-12 Objeto soy de sus ataques;

¡soy el blanco de sus flechas!

Como animal feroz me vigila,

esperando el momento de atacarme.

¡Me obliga a apartarme del camino

para que no pueda defenderme!

13-15 Ya me partió el corazón

con sus terribles flechas.

Dios ha llenado mi vida

de tristeza y amargura.

Todo el día y a todas horas,

la gente se burla de mí.

16 Estoy completamente derrotado,

porque Dios me hizo caer.

17 Ya no tengo tranquilidad;

la felicidad es solo un recuerdo.

18 Me parece que de Dios

ya no puedo esperar nada.

19 Los más tristes recuerdos

me llenan de amargura.

20 Siempre los tengo presentes,

y eso me quita el ánimo.

21 Pero también me acuerdo

de algo que me da esperanza:

22 Sé que no hemos sido destruidos

porque Dios nos tiene compasión.

23 Sé que cada mañana se renuevan

su gran amor y su fidelidad.

24 Por eso digo que en él confío;

¡Dios es todo para mí!

25 Invito a todos a confiar en Dios

porque él es bondadoso.

26 Es bueno esperar con paciencia

que Dios venga a salvarnos,

27 y aprender desde nuestra juventud

que debemos soportar el sufrimiento.

28 Es conveniente callar

cuando Dios así lo ordena.

29-30 Y olvidar la venganza

cuando alguien nos golpea.

Debemos esperar con paciencia

que Dios venga a ayudarnos.

31 Realmente Dios nos ha rechazado,

pero no lo hará para siempre.

32-33 Nos hace sufrir y nos aflige,

pero no porque le guste hacerlo.

Nos hiere, pero nos tiene compasión,

porque su amor es muy grande.

34-36 Violar los derechos humanos

es algo que Dios no soporta.

Maltratar a los prisioneros

o no darles un juicio justo,

es algo que Dios no aprueba.

37 ¡Oye bien esto: Nada puedes hacer

sin que Dios te lo ordene!

38 ¡Todo lo bueno y lo malo

pasa porque él así lo ordena!

39 ¡No tenemos razón para quejarnos

si nos castiga por nuestrospecados!

40-42 Si pecamos contra Dios,

y él no quiere perdonarnos,

pensemos en qué lo hemos ofendido.

Dirijamos al Dios del cielo

nuestras oraciones más sinceras,

y corrijamos nuestra conducta.

43-44 Una nube envuelve a Dios;

no le deja escuchar nuestra oración.

Lleno de enojo, Dios nos persigue;

nos destruye sin ninguna compasión.

45 Nos ha expuesto ante las naciones

como si fuéramos lo peor.

46 Fuimos la burla del enemigo.

47 Sufrimos en carne propia

los horrores de la destrucción.

48 Cuando vi destruida mi ciudad

no pude contener las lágrimas.

49-51 Realmente me duele ver sufrir

a las mujeres de Jerusalén.

Se me llenan de lágrimas los ojos,

pero no hay quien me consuele.

¡Espero que desde el cielo

Dios nos mire y nos tenga compasión!

52-53 ¡Intentaron matarme,

y no sé por qué razón!

Mis enemigos me atraparon,

me encerraron en un pozo.

54 Estuve a punto de ahogarme;

¡creí que había llegado mi fin!

55 En la profundidad de ese pozo

te pedí ayuda, Dios mío,

56 y tú atendiste mis ruegos;

¡escuchaste mi oración!

57 Te llamé, y viniste a mí;

me dijiste que no tuviera miedo.

58 No me negaste tu ayuda,

sino que me salvaste la vida.

59 Dios mío, ¡ayúdame!

Mira el mal que me causaron,

60 mira el mal que piensan hacerme,

¡quieren vengarse de mí!

61 Tú sabes cómo me ofenden;

tú sabes que me hacen daño.

62 Tú bien sabes que mis enemigos

siempre hacen planes contra mí.

63 ¡Míralos! No importa lo que hagan,

siempre están burlándose de mí.

64-66 ¡Espero que los castigues

con toda tu furia!

¡Bórralos de este mundo!

Mi Dios, ¡dales su merecido

por todo lo que han hecho!

¡Maldícelos y hazlos sufrir!