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Lucas 1

1-4 Muy distinguido amigo Teófilo:

Usted bien sabe que muchos se han puesto a escribir informes acerca de las cosas que han pasado entre nosotros. Las escribieron tal como nos las contaron quienes estuvieron con Jesús desde el principio. A ellos, Jesús los mandó a anunciar su mensaje.

Yo también he estudiado con mucho cuidado todo lo sucedido, y creo conveniente ponerlo por escrito, tal y como sucedió. Así, usted podrá saber si le han contado la verdad.

El ángel Gabriel y Zacarías

5 Zacarías fue unsacerdoteque vivió cuando Herodes el Grande era rey de los judíos. Prestaba servicio en el templo con el grupo del sacerdote Abías. Su esposa se llamaba Isabel y eradescendientedel sacerdote Aarón.

6 Isabel y Zacarías eran muy buenos y obedecían todos losmandamientosde Dios.

7 No tenían hijos, pues Isabel no había podido quedar embarazada y, además, los dos eran muy viejos.

8 Cierto día, le tocó al grupo de sacerdotes de Zacarías el turno de servir a Dios en el templo.

9 Los sacerdotes acostumbraban nombrar a uno del grupo, para que entrara en el templo de Dios y quemarainciensoen el altar. Esta vez le tocó a Zacarías entrar a quemar el incienso,

10 mientras el pueblo se quedaba afuera orando.

11 De pronto, unángelde Dios se le apareció a Zacarías al lado derecho del altar.

12 Cuando Zacarías vio al ángel, tuvo mucho miedo y no supo qué hacer.

13 Pero el ángel le dijo:

—¡No tengas miedo, Zacarías! Dios ha escuchado tus oraciones. Tu esposa Isabel tendrá un hijo, y lo llamarás Juan.

14 Su nacimiento te va a hacer muy feliz, y muchos también se alegrarán.

15 Tu hijo va a ser muy importante ante Dios. No tomará vino ni cerveza, y el Espíritu Santo estará con él desde antes de que nazca.

16 »Este niño hará que muchos en Israel dejen de hacer lo malo y obedezcan a Dios.

17 Llegará antes que elMesías, y tendrá el mismo poder y el mismo espíritu que antes tuvo elprofetaElías. Su mensaje hará que los padres se reconcilien con sus hijos, y que los desobedientes comprendan su error y sigan el ejemplo de los que sí obedecen. Además, preparará al pueblo de Israel para recibir al Mesías.

18 Zacarías le dijo al ángel:

—Mi esposa y yo somos ya muy viejos. ¿Cómo sabré que todo pasará tal como dices?

19 El ángel le respondió:

—Yo soy Gabriel, ayudante especial de Dios. Él me envió a darte esta buena noticia.

20 Pero como no me creíste, no vas a poder hablar hasta que suceda lo que te dije.

21 Toda la gente estaba afuera, esperando a Zacarías, y se preguntaba por qué no salía del templo.

22 Cuando Zacarías salió, no podía hablar y solo hacía señas con las manos. Entonces la gente comprendió que Zacarías había tenido unavisión.

23 Al terminar su turno en el templo, Zacarías regresó a su casa.

24 Poco tiempo después, su esposa quedó embarazada; y durante cinco meses no salió de la casa, pues pensaba:

25 «¡Dios ha hecho esto conmigo para que la gente ya no me desprecie!»

El ángel Gabriel y María

26 Cuando Isabel ya tenía seis meses de embarazo, Dios mandó alángelGabriel a Nazaret, un pueblo de la región de Galilea.

27 El ángel llevaba un mensaje para una joven llamada María. Ella estaba comprometida para casarse con José, quien eradescendientedel rey David.

28 El ángel entró a donde estaba María, la saludó y le dijo:

—¡Dios te habendecidode manera especial! El Señor está contigo.

29 María se sorprendió mucho al oír un saludo tan extraño, y se preguntaba qué significaba eso.

30 Entonces el ángel le dijo:

—No tengas miedo, María, porque Dios te ha dado un gran privilegio.

31 Vas a quedar embarazada; y tendrás un hijo, a quien le pondrás por nombre Jesús.

32 Este niño llegará a ser muy importante, y lo llamarán “Hijo del Dios altísimo”. Dios lo hará rey, como hizo con suantepasadoDavid;

33 gobernará a la nación de Israel para siempre, y su reinado no terminará nunca.

34 María le preguntó al ángel:

—¿Cómo pasará esto, si aún no me he casado?

35 El ángel le contestó:

—El Espíritu Santo se acercará a ti; el Dios altísimo te cubrirá con su poder. Por eso el niño vivirá completamente dedicado a Dios, y será llamado “Hijo de Dios”.

36 Tu prima Isabel, aunque ya es muy vieja, también va a tener un hijo. La gente pensaba que ella nunca podría tener hijos, pero hace ya seis meses que está embarazada.

37 Eso demuestra que para Dios todo es posible.

38 María respondió:

—Yo soy la esclava del Señor. Que suceda todo tal como me lo has dicho.

Y el ángel se fue.

María visita a Isabel

39 A los pocos días, María fue de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea.

40 Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

41 Cuando Isabel oyó el saludo, el niño saltó de alegría dentro de ella.

Isabel, llena del Espíritu Santo,

42 dijo en voz alta a María:

—¡Dios te habendecidomás que a todas las mujeres! Y también ha bendecido al hijo que tendrás.

43 ¿Por qué has venido a visitarme, tú que eres la madre de mi Señor?

44 Tan pronto como oí tu saludo, el bebé saltó de alegría dentro de mí.

45 ¡Dios te ha bendecido porque confiaste en sus promesas!

María alaba a Dios

46 María respondió:

«¡Le doy gracias a Dios

con todo mi corazón,

47 y estoy alegre

porque él es miSalvador!

48 »Dios tiene especial cuidado de mí,

que soy su humilde esclava.

»Desde ahora todos me dirán:

“¡María, Dios te habendecido!”

49 »El Dios todopoderoso ha hecho

grandes cosas conmigo.

¡Su nombre essanto!

50 ȃl nunca deja de amar

a todos los que loadoran.

51 »Dios actúa con poder

y hace huir a los orgullosos.

52 »Quita a los poderosos de sus tronos,

y da poder a los pobres.

53 »Da cosas buenas

a los hambrientos,

pero despide a los ricos

con las manos vacías.

54 »Ayuda a los israelitas,

sus servidores,

y nunca deja de ser

bondadoso con ellos.

55 »Así lo prometió

a nuestros antepasados,

a Abraham y a susdescendientes,

para siempre.»

56 Y María se quedó tres meses con Isabel. Después, regresó a su casa.

El nacimiento de Juan el Bautista

57 Cuando nació el hijo de Isabel,

58 todos sus vecinos y familiares se alegraron mucho, pues vieron que Dios había sido muy bondadoso.

59 A los ocho días, vinieron acircuncidaral niño. Los que estaban allí querían ponerle Zacarías, que era el nombre de su padre.

60 Pero Isabel dijo:

—¡No! Va a llamarse Juan.

61 Ellos le dijeron:

—Ningún familiar tuyo se llama así.

62 Y por señas le preguntaron a Zacarías cómo quería llamar al niño.

63 Zacarías pidió una tabla y escribió: «Juan». Todos quedaron sorprendidos.

64 En ese mismo momento, Zacarías empezó a hablar de nuevo, y alabó a Dios.

65 Todos los vecinos se quedaron impresionados, y en toda la región montañosa de Judea no se hablaba de otra cosa.

66 Los que oían hablar del asunto se preguntaban: «¿Qué será de este niño cuando crezca?» Porque todos sabían que Dios estaba con él.

Zacarías alaba a Dios

67 Zacarías, lleno del Espíritu Santo, dio este mensaje:

68 «¡Alabemos al Dios de Israel,

porque ha venido asalvarnos!

69 »Nos ha dado un Salvador muy poderoso,

descendientedel rey David, su servidor.

70 »Esto lo había prometido

hace mucho tiempo,

por medio de sus

santosprofetas:

71 que él iba a salvarnos

de nuestros enemigos

y de todos aquellos

que nos odian.

72 »Él dijo que sería bondadoso con su pueblo,

y que cumpliría su santa promesa.

73 »Él prometió a nuestro

antepasadoAbraham,

74 que iba a salvarnos

de nuestros enemigos.

»Así podríamos servirle

sin ningún temor,

75 y vivir solo para él,

practicando la justicia

todos los días de nuestra vida.

76 »Y tú, hijo mío, serás llamado:

“Profeta del Dios altísimo”.

»Tú irás delante delMesías,

preparando a la gente para su llegada.

77 »Le dirás a su pueblo

que ya tienesalvación,

pues Dios perdona suspecados.

78 »Dios nos ama tanto,

que desde el cielo

nos envió un Salvador,

como si fuera el sol

de un nuevo día.

79 »Él salvará a los que viven

en peligro de muerte.

»Será como una luz

que alumbra en la oscuridad,

y guiará nuestros pasos

por el camino de la paz.»

80 A medida que el niño Juan crecía, también aumentaba su poder espiritual. Y vivió en el desierto hasta el día en que Dios le ordenó llevar su mensaje al pueblo de Israel.

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Lucas 2

El nacimiento de Jesús

1 Poco antes de que Jesús naciera, Augusto, emperador de Roma, mandó hacer un censo, es decir, una lista de toda la gente que vivía en el Imperio Romano.

2 En ese tiempo, Quirinio era el gobernador de Siria, y fue el responsable de hacer este primer censo en la región de Palestina.

3 Todos tenían que ir al pueblo de donde era su familia, para que anotaran sus nombres en esa lista.

4 José pertenecía a la familia de David. Y como vivía en Nazaret, tuvo que ir a Belén para que lo anotaran, porque mucho tiempo antes allí había nacido el rey David.

5 Lo acompañó María, su esposa, que estaba embarazada.

6 Mientras estaban en Belén, a María le llegó la hora de tener

7 su primer hijo. Como no encontraron ningún cuarto donde pasar la noche, los hospedaron en el lugar de la casa donde se cuidan los animales. Cuando el niño nació, María lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre.

8 Esa misma noche, unos pastores estaban cuidando sus ovejas cerca de Belén.

9 De pronto, unángelde Dios se les apareció, y lagloriade Dios brilló alrededor de ellos. Los pastores se asustaron mucho,

10 pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Les traigo una buena noticia que los dejará muy contentos:

11 ¡SuSalvadoracaba de nacer en Belén! ¡Es elMesías, el Señor!

12 Lo reconocerán porque está durmiendo en un pesebre, envuelto en pañales.»

13 De pronto, muchos ángeles aparecieron en el cielo y alababan a Dios cantando:

14 «¡Gloria a Dios en el cielo,

y paz en la tierra

para todos los que Dios ama!»

15 Después de que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «¡Vayamos corriendo a Belén para ver esto que Dios nos ha anunciado!»

16 Los pastores fueron de prisa a Belén, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.

17 Luego salieron y contaron lo que el ángel les había dicho acerca del niño.

18 Todos los que estaban allí se admiraron al oírlos.

19 María quedó muy impresionada por todo lo que estaba sucediendo, y no dejaba de pensar en eso.

20 Finalmente, los pastores regresaron a cuidar sus ovejas. Por el camino iban alabando a Dios y dándole gracias por lo que habían visto y oído. Todo había pasado tal y como el ángel les había dicho.

21 Cuando Jesús cumplió ocho días de nacido, locircuncidarony le pusieron por nombre Jesús. Así lo había pedido el ángel, cuando le anunció a María que iba a tener un hijo.

Jesús y Simeón

22 Cuarenta días después de que Jesús nació, sus padres lo llevaron al templo de Jerusalén para presentarlo delante de Dios.

23 Así lo ordenaba la ley que dio Moisés: «Cuando el primer niño que nace es un varón, hay que dedicárselo a Dios.»

24 La ley también decía que debían presentar, comoofrendaa Dios, dos pichones de paloma o dos tórtolas.

25 En ese tiempo había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que obedecía a Dios y lo amaba mucho. Vivía esperando que Dios libertara al pueblo de Israel. El Espíritu Santo estaba sobre Simeón,

26 y le había dicho que no iba a morir sin ver antes alMesíasque Dios les había prometido.

27 Ese día, el Espíritu Santo le ordenó a Simeón que fuera al templo.

Cuando los padres de Jesús entraron en el templo con el niño, para cumplir lo que mandaba la ley,

28 Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios diciendo:

29 «Ahora, Dios mío,

puedes dejarme morir en paz.

»¡Ya cumpliste tu promesa!

30 »Con mis propios ojos

he visto alSalvador,

31 a quien tú enviaste

y al que todos los pueblos verán.

32 »Él será una luz

que alumbrará

a todas las naciones,

y será la honra

de tu pueblo Israel.»

33 José y María quedaron maravillados por las cosas que Simeón decía del niño.

34 Simeón losbendijo, y le dijo a María: «Dios envió a este niño para que muchos en Israel se salven, y para que otros sean castigados. Él será una señal de advertencia, y muchos estarán en su contra.

35 Así se sabrá lo que en verdad piensa cada uno. Y a ti, María, esto te hará sufrir como si te clavaran una espada en el corazón.»

Jesús y la profetisa Ana

36 En el templo estaba también una mujer muy anciana, que eraprofetisa. Se llamaba Ana, era hija de Penuel y pertenecía a latribude Aser. Cuando Ana era joven, estuvo casada durante siete años,

37 pero ahora era viuda y tenía ochenta y cuatro años de edad. Se pasaba noche y día en el temploayunando, orando yadorandoa Dios.

38 Cuando Simeón terminó de hablar, Ana se acercó y comenzó a alabar a Dios, y a hablar acerca del niño Jesús a todos los que esperaban que Dios liberara a Jerusalén.

39 Por su parte, José y María cumplieron con todo lo que mandaba la ley de Dios y volvieron a su pueblo Nazaret, en la región de Galilea.

40 El niño Jesús crecía en estatura y con poder espiritual. Estaba lleno desabiduría, y Dios estaba muy contento con él.

Jesús en el templo

41 José y María iban todos los años a la ciudad de Jerusalén para celebrar lafiesta de la Pascua.

42 Cuando Jesús cumplió doce años, los acompañó a Jerusalén.

43 Al terminar los días de la fiesta, sus padres regresaron a su casa; pero, sin que se dieran cuenta, Jesús se quedó en Jerusalén.

44 José y María caminaron un día entero, pensando que Jesús iba entre los compañeros de viaje. Después lo buscaron entre los familiares y conocidos,

45 pero no lo encontraron. Entonces volvieron a Jerusalén para buscarlo.

46 Al día siguiente encontraron a Jesús en el templo, en medio de losmaestros de la Ley. Él los escuchaba con atención y les hacía preguntas.

47 Todos estaban admirados de su inteligencia y de las respuestas que daba a las preguntas que le hacían.

48 Sus padres se sorprendieron al verlo, y su madre le reclamó:

—¡Hijo! ¿Por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado. Estábamos muy preocupados por ti.

49 Pero Jesús les respondió:

—¿Y por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo estar en la casa de mi Padre?

50 Ellos no entendieron lo que quiso decirles.

51 Entonces Jesús volvió con sus padres a Nazaret, y los obedecía en todo.

Su madre pensaba mucho en todo lo que había pasado.

52 Mientras tanto, Jesús seguía creciendo ensabiduríay en estatura. Dios y toda la gente del pueblo estaban muy contentos con él, y lo querían mucho.

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Lucas 3

Juan el Bautista

1-2 Juan el Bautista, el hijo de Zacarías, vivía en el desierto. Dios le habló allí, en el desierto, cuando Tiberio tenía ya quince años de ser el emperador romano y Poncio Pilato era el gobernador de la región de Judea. En ese tiempo Herodes Antipas gobernaba en la región de Galilea; por su parte Filipo, el hermano de Herodes, gobernaba en las regiones de Iturea y Traconítide; Lisanias gobernaba en la región de Abilene. Anás y Caifás eran los jefes de lossacerdotesdel pueblo judío.

3 Juan fue entonces a la región cercana al río Jordán. Allí le decía a la gente: «¡Bautícense y vuélvanse a Dios! Solo así Dios los perdonará.»

4 Mucho tiempo atrás, elprofetaIsaías había escrito acerca de Juan:

«Alguien grita en el desierto:

“Prepárenle el camino a nuestro Dios.

¡Ábranle paso!

¡Que no encuentre estorbos!

5 ”Rellenen los valles,

y conviertan en llanura

la región montañosa.

Enderecen los caminos torcidos.

6 ¡Todo el mundo verá

al Salvador que Dios envía!”»

7 Mucha gente venía para que Juan losbautizara, y él les decía:

—¡Ustedes son unas víboras! ¿Creen que van a escaparse del castigo que Dios les enviará?

8 Muestren con su conducta que realmente han dejado depecar. No piensen que van asalvarsesolo por serdescendientesde Abraham. Si Dios así lo quiere, hasta estas piedras las puede convertir en familiares de Abraham.

9 Cuando un árbol no produce buenos frutos, su dueño lo corta de raíz y lo quema. ¡Y Dios ya está listo para destruir a los que no hacen lo bueno!

10 La gente le preguntaba:

—Y entonces, ¿qué podemos hacer?

11 Él les respondía:

—El que tenga dos mantos, comparta uno con quien no tenga nada que ponerse. El que tenga comida, compártala con quien no tenga nada que comer.

12 Vinieron también unos cobradores deimpuestosy le preguntaron a Juan:

—Maestro, ¿qué podemos hacer para salvarnos?

13 Juan les contestó:

—No le cobren a la gente más dinero del que debe pagar.

14 Unos soldados preguntaron:

—Juan, ¿qué podemos hacer nosotros?

Él les contestó:

—Ustedes amenazan a la gente y la obligan a que les dé dinero. Solo así le prometen dejarla en paz. ¡No lo vuelvan a hacer, y quédense satisfechos con su salario!

15 Todos se admiraban y querían saber si Juan era elMesíasque esperaban.

16 Pero Juan les respondió:

—Yo losbautizoa ustedes con agua. Pero hay alguien que viene después de mí, y que es más poderoso que yo. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. ¡Yo ni siquiera merezco ser su esclavo!

17 El que viene después de mí separará a los buenos de los malos. A los buenos los pondrá a salvo, y a los malos los echará en un fuego que nunca se apaga.

18 De este modo, y de otras maneras, Juan anunciaba lasbuenas noticiasa la gente.

19 Además, reprendió a Herodes Antipas porque vivía con Herodías, la esposa de su hermano Filipo, y por todo lo malo que había hecho.

20 Pero a toda su maldad Herodes añadió otra mala acción: puso a Juan en la cárcel.

Juan bautiza a Jesús

21 Cuando Juan terminó debautizara todos, Jesús vino y también se bautizó. Mientras Jesús oraba, el cielo se abrió

22 y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma de paloma. Luego se oyó una voz que desde el cielo decía: «Tú eres mi Hijo, a quien quiero mucho. Estoy muy contento contigo.»

Los antepasados de Jesús

23 Jesús comenzó a predicar cuando tenía unos treinta años y, según la gente, era hijo de José. Esta es la lista de susantepasados:

José,

Elí,

24 Matat,

Leví,

Melquí,

Janai,

José,

25 Matatías,

Amós,

Nahúm,

Eslí,

Nagai,

26 Máhat,

Matatías,

Semeí,

Josec,

Joiadá,

27 Johanán,

Resá,

Zorobabel,

Salatiel,

Nerí,

28 Melquí,

Adí,

Cosam,

Elmadam,

Er,

29 Jesús,

Eliézer,

Jorim,

Matat,

30 Leví,

Simeón,

Judá,

José,

Jonam,

Eliaquim,

31 Meleá,

Mená,

Matatá,

Natán,

32 David,

Jesé,

Obed,

Booz,

Sélah,

Nahasón,

33 Aminadab,

Admín,

Arní,

Hersón,

Fares,

Judá,

34 Jacob,

Isaac,

Abraham,

Térah,

Nahor,

35 Serug,

Ragau,

Péleg,

Éber,

Sélah,

36 Cainán,

Arfaxad,

Sem,

Noé,

Lámec,

37 Matusalén,

Henoc,

Jéred,

Mahalalel,

Cainán,

38 Enós,

Set,

Adán,

Dios mismo.

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Lucas 4

Jesús vence al diablo

1 El Espíritu de Dios llenó a Jesús con su poder. Y cuando Jesús se alejó del río Jordán, el Espíritu lo guió al desierto.

2 Allí, durante cuarenta días, eldiablotrató de hacerlo caer en sus trampas, y en todo ese tiempo Jesús no comió nada. Cuando pasaron los cuarenta días, Jesús sintió hambre.

3 Entonces el diablo le dijo:

—Si en verdad eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.

4 Jesús le contestó:

—LaBibliadice: “No solo de pan vive la gente”.

5 Después el diablo llevó a Jesús a un lugar alto. Desde allí, en un momento, le mostró todos los países más ricos y poderosos del mundo,

6 y le dijo:

—Todos estos países me los dieron a mí, y puedo dárselos a quien yo quiera.

7 Yo te haré dueño de todos ellos, si te arrodillas delante de mí y meadoras.

8 Jesús le respondió:

—La Biblia dice: “Adoren a Dios, y obedézcanlo solo a él.”

9 Finalmente, el diablo llevó a Jesús a la ciudad de Jerusalén, hasta la parte más alta del templo, y allí le dijo:

—Si en verdad eres el Hijo de Dios, tírate desde aquí,

10 pues la Biblia dice:

“Dios mandará a susángeles

para que te cuiden.

11 Ellos te sostendrán,

para que no te lastimes los pies

contra ninguna piedra.”

12 Jesús le contestó:

—La Biblia también dice: “Nunca trates de hacer caer a Dios en una trampa.”

13 El diablo le puso a Jesús todas las trampas posibles, y como ya no encontró más qué decir, se alejó de él por algún tiempo.

Jesús comienza su trabajo

14-15 Jesús regresó a la región de Galilea lleno del poder del Espíritu de Dios. Iba de lugar en lugar enseñando en lassinagogas, y toda la gente hablaba bien de él. Y así Jesús pronto llegó a ser muy conocido en toda la región.

16 Después volvió a Nazaret, el pueblo donde había crecido.

Unsábado, como era su costumbre, fue a la sinagoga. Cuando se levantó a leer,

17 le dieron el libro delprofetaIsaías. Jesús lo abrió y leyó:

18 «El Espíritu de Dios está sobre mí,

porque me eligió y me envió

para darbuenas noticiasa los pobres,

para anunciar libertad a los prisioneros,

para devolverles la vista a los ciegos,

para rescatar a los que son maltratados

19 y para anunciar a todos que:

“¡Este es el tiempo que Dios eligió

para darnossalvación!”»

20 Jesús cerró el libro, lo devolvió al encargado y se sentó. Todos los que estaban en la sinagoga se quedaron mirándolo.

21 Entonces Jesús les dijo: «Hoy se ha cumplido ante ustedes esto que he leído.»

22 Todos hablaban bien de Jesús, pues se admiraban de lo agradables que eran sus enseñanzas. La gente preguntaba:

—¿No es este el hijo de José?

23 Jesús les respondía:

—Sin duda ustedes me recitarán este dicho: “¡Médico, primero cúrate a ti mismo!”

»Ustedes saben todo lo que he hecho en Cafarnaúm, y por eso ahora me pedirán que haga aquí lo mismo.

24 Pero les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su propio pueblo.

25 Hace muchos años, cuando aún vivía el profeta Elías, no llovió durante tres años y medio, y la gente se moría de hambre.

26 Y aunque había en Israel muchas viudas, Dios no envió a Elías para ayudarlas a todas, sino solamente a una viuda del pueblo de Sarepta, cerca de la ciudad de Sidón.

27 En ese tiempo, también había en Israel muchas personas enfermas delepra, pero Eliseo sanó solamente a Naamán, que era del país de Siria.

28 Al oír eso, los que estaban en la sinagoga se enojaron muchísimo.

29 Entonces sacaron de allí a Jesús, y lo llevaron a lo alto de la colina donde estaba el pueblo, pues querían arrojarlo por el precipicio.

30 Pero Jesús pasó en medio de ellos, y se fue de Nazaret.

El hombre con un espíritu malo

31 Jesús se fue al pueblo de Cafarnaúm, en la región de Galilea. Allí se puso a enseñar un díasábado.

32 Todos estaban admirados de sus enseñanzas, porque les hablaba con autoridad.

33 En lasinagogahabía un hombre que tenía unespíritu malo. El espíritu le gritó a Jesús:

34 —¡Jesús de Nazaret! ¿Qué quieres hacer con nosotros? ¿Acaso vienes a destruirnos? Yo sé quién eres tú. ¡Eres el Hijo de Dios!

35 Jesús reprendió al espíritu malo y le dijo:

—¡Cállate, y sal de este hombre!

Delante de todos, el espíritu malo arrojó al hombre al suelo, y salió de él sin hacerle daño.

36 La gente se asombró mucho, y decía: «¿Qué clase de poder tiene este hombre? Con autoridad y poder les ordena a los espíritus malos que salgan, ¡y ellos lo obedecen!»

37 En toda aquella región se hablaba de Jesús y de lo que él hacía.

Jesús sana a mucha gente

38 Jesús salió de lasinagogay fue a la casa de Simón.

Cuando entró en la casa, le contaron que la suegra de Simón estaba enferma, y que tenía mucha fiebre.

39 Jesús fue a verla, y ordenó que la fiebre se le quitara. La fiebre se le quitó, y la suegra de Simón se levantó y les dio de comer a los que estaban en la casa.

40 Al anochecer, la gente le llevó a Jesús muchas personas con diferentes enfermedades. Jesús puso sus manos sobre los enfermos, y los sanó.

41 Losdemoniosque salían de la gente gritaban:

—¡Tú eres el Hijo de Dios!

Pero Jesús reprendía a los demonios y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que él era elMesías.

Jesús anuncia las buenas noticias

42 Al amanecer, Jesús salió de la ciudad y fue a un lugar solitario. Sin embargo, la gente lo buscaba y le pedía que no se fuera del pueblo.

43 Pero Jesús les dijo: «Dios me ha enviado a anunciar a todos lasbuenas noticiasde su reino. Por eso debo ir a otros poblados.»

44 Entonces Jesús fue a las sinagogas de todo el país, y allí anunciaba las buenas noticias.

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Lucas 5

Una pesca milagrosa

1 Una vez Jesús estaba a la orilla del Lago de Galilea, y la gente se amontonó alrededor de él para escuchar el mensaje de Dios.

2 Jesús vio dos barcas en la playa. Estaban vacías porque los pescadores estaban lavando sus redes.

3 Una de esas barcas era de Simón Pedro. Jesús subió a ella y le pidió a Pedro que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó en la barca, y desde allí comenzó a enseñar a la gente.

4 Cuando Jesús terminó de enseñarles, le dijo a Pedro:

—Lleva la barca a la parte honda del lago, y lanza las redes para pescar.

5 Pedro respondió:

—Maestro, toda la noche estuvimos trabajando muy duro y no pescamos nada. Pero, si tú lo mandas, voy a echar las redes.

6 Hicieron lo que Jesús les dijo, y fueron tantos los pescados que recogieron, que las redes estaban a punto de romperse.

7 Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca, para que fueran enseguida a ayudarlos. Eran tantos los pescados que, entre todos, llenaron las dos barcas. Y las barcas estaban a punto de hundirse.

8 Al ver esto, Pedro se arrodilló delante de Jesús y le dijo:

—¡Señor, apártate de mí, porque soy unpecador!

9-10 Santiago y Juan, que eran hijos de Zebedeo, Pedro y todos los demás, estaban muy asombrados por la pesca tan abundante. Pero Jesús le dijo a Pedro:

—No tengas miedo. De hoy en adelante, en lugar de pescar peces, voy a enseñarte a ganar seguidores para mí.

11 Los pescadores llevaron las barcas a la orilla, dejaron todo lo que llevaban, y se fueron con Jesús.

Jesús sana a un hombre

12 Un día, Jesús estaba en un pueblo. De pronto llegó un hombre que estaba enfermo delepra, se inclinó delante de Jesús hasta tocar el suelo con la frente, y le suplicó:

—Señor, yo sé que tú puedes sanarme. ¿Quieres hacerlo?

13 Jesús extendió la mano, tocó al enfermo y le dijo:

—¡Sí quiero! ¡Queda sano!

De inmediato, el hombre quedó completamente sano.

14 Después, Jesús le dijo:

—No le digas a nadie lo que sucedió. Ve con elsacerdotey lleva laofrendaque Moisés ordenó; así los sacerdotes verán que ya no estás enfermo.

15 Jesús se hacía cada vez más famoso. Mucha gente se reunía para escuchar su mensaje, y otros venían para que él los sanara.

16 Pero Jesús siempre buscaba un lugar para estar solo y orar.

El hombre que no podía caminar

17 En cierta ocasión, Jesús estaba enseñando en una casa. Allí estaban sentados algunosfariseosy algunosmaestros de la Ley. Habían venido de todos los pueblos de Galilea, de Judea, y de la ciudad de Jerusalén, para oír a Jesús.

Y como Jesús tenía el poder de Dios para sanar enfermos,

18 llegaron unas personas con una camilla, en la que llevaban a un hombre que no podía caminar. Querían poner al enfermo delante de Jesús,

19 pero no podían entrar en la casa porque en la entrada había mucha gente. Entonces subieron al techo y abrieron allí un agujero. Por ese agujero bajaron al enfermo en la camilla, hasta ponerlo en medio de la gente, delante de Jesús.

20 Cuando Jesús vio la gran confianza que aquellos hombres tenían en él, le dijo al enfermo: «¡Amigo, te perdono tuspecados!»

21 Los maestros de la Ley y los fariseos pensaron: «¿Y este quién se cree que es? ¡Qué barbaridades dice contra Dios! ¡Solo Dios puede perdonar pecados!»

22 Jesús se dio cuenta de lo que estaban pensando, y les preguntó: «¿Por qué piensan así?

23 Díganme: ¿qué es más fácil? ¿Perdonar a este enfermo, o sanarlo?

24 Pues voy a demostrarles que yo, elHijo del hombre, tengo autoridad aquí en la tierra para perdonar pecados.»

Entonces le dijo al hombre que no podía caminar: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.»

25 En ese mismo instante, y ante la mirada de todos, el hombre se levantó, tomó la camilla y se fue a su casa alabando a Dios.

26 Todos quedaron admirados y llenos de temor, y comenzaron a alabar a Dios diciendo: «¡Qué cosas tan maravillosas hemos visto hoy!»

Jesús llama a Mateo

27 Después de esto, Jesús se fue de aquel lugar. En el camino vio a un hombre llamado Mateo, que estaba cobrandoimpuestospara el gobierno de Roma. Jesús le dijo: «Sígueme».

28 Mateo se levantó, dejó todo lo que tenía, y lo siguió.

29 Ese mismo día, Mateo ofreció en su casa una gran fiesta en honor de Jesús. Allí estaban comiendo muchos cobradores de impuestos y otras personas.

30 Algunosfariseosymaestros de la Leycomenzaron a hablar contra losdiscípulosde Jesús, y les dijeron:

—¿Por qué comen ustedes con los cobradores de impuestos y con toda esta gente mala?

31 Jesús les respondió:

—Los que necesitan del médico son los enfermos, no los que están sanos.

32 Yo vine a invitar a lospecadorespara que regresen a Dios, no a los que se creen buenos.

Jesús enseña sobre el ayuno

33 Algunas personas le dijeron a Jesús:

—Losdiscípulosde Juan el Bautista y los seguidores de losfariseossiempre dedican tiempo paraayunary para orar. Tus discípulos, en cambio, nunca dejan de comer y de beber.

34 Jesús les respondió:

—Los invitados a una fiesta de bodas no ayunan mientras el novio está con ellos.

35 Pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces los invitados ayunarán.

36 Jesús también les puso esta comparación:

«Si un vestido viejo se rompe, nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar el viejo. Si lo hace, echa a perder el vestido nuevo. Además, el remiendo nuevo se verá feo en el vestido viejo.

37 »Tampoco se echa vino nuevo en recipientes viejos porque, cuando el vino nuevo fermente, hará que reviente el cuero viejo. Entonces se perderá el vino nuevo, y los recipientes se destruirán.

38 Por eso, hay que echar vino nuevo en recipientes de cuero nuevo.

39 »Además, si una persona prueba el vino viejo, ya no quiere beber vino nuevo, porque habrá aprendido que el viejo es mejor.»

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Lucas 6

Los discípulos arrancan espigas de trigo

1 Unsábado, Jesús y susdiscípuloscaminaban por un campo sembrado de trigo. Los discípulos comenzaron a arrancar espigas y a frotarlas entre las manos, para sacar el trigo y comérselo.

2 Losfariseosvieron a los discípulos hacer esto, y dijeron:

—¿Por qué desobedecen la ley? ¡Está prohibido hacer eso en el día de descanso!

3 Jesús les respondió:

—¿No han leído ustedes en laBiblialo que hizo el rey David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre?

4 David entró en la casa de Dios, tomó el pansagrado, que solo lossacerdotestenían permiso de comer, y se lo comieron él y sus compañeros.

5 Yo, elHijo del hombre, soy quien decide lo que puede hacerse, y lo que no puede hacerse, en el día de descanso.

Jesús sana a un hombre en sábado

6 Otrosábado, Jesús fue a lasinagogapara enseñar. Allí estaba un hombre que tenía tullida la mano derecha.

7 Losfariseosy losmaestros de la Leyestaban vigilando a Jesús, para ver si sanaba la mano de aquel hombre. Si lo hacía, podrían acusarlo de trabajar en el día de descanso.

8 Jesús se dio cuenta de lo que ellos estaban pensando, así que llamó al hombre que no podía mover la mano y le dijo: «Levántate, y párate en medio de todos.»

El hombre se levantó y se paró en el centro.

9 Luego Jesús dijo a todos los que estaban allí: «Voy a hacerles una pregunta: “¿Qué es correcto hacer en día de descanso? ¿Hacer el bien, o hacer el mal? ¿Salvar una vida o destruirla?”»

10 Y después de mirar a todos, Jesús le dijo al hombre: «Extiende la mano».

El hombre la extendió, y la mano le quedó sana.

11 Pero aquellos hombres se enojaron muchísimo y comenzaron a hacer planes contra Jesús.

Jesús elige a doce apóstoles

12 En aquellos días, Jesús subió a una montaña para orar. Allí pasó toda la noche hablando con Dios.

13 Al día siguiente, llamó a sus seguidores y eligió a doce de ellos. A estos doce Jesús los llamóapóstoles.

14 Ellos eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé,

15 Mateo y Tomás; Santiago hijo de Alfeo, y Simón, que era miembro del partido de los patriotas;

16 Judas hijo de Santiago, y Judas Iscariote, el que después traicionó a Jesús.

Jesús enseña y sana

17 Jesús y los doceapóstolesbajaron de la montaña y se fueron a una llanura. Allí se habían reunido muchos de sus seguidores. También estaban allí muchas personas de la región de Judea, de Jerusalén y de las ciudades de Tiro y Sidón.

18 Habían llegado para que Jesús los escuchara y los sanara de sus enfermedades. Los que tenían espíritus malos también quedaron sanos.

19 Todos querían tocar a Jesús, porque sabían que el poder que salía de él los sanaría.

Bendiciones

20 Jesús miró fijamente a susdiscípulosy les dijo:

«Dios losbendeciráa ustedes,

los que son pobres,

porque elreino de Dios

les pertenece.

21 »Dios los bendecirá a ustedes,

los que ahora pasan hambre,

porque tendrán comida suficiente.

»Dios los bendecirá a ustedes,

los que ahora están tristes,

porque después vivirán alegres.

22 »Dios los bendecirá a ustedes cuando la gente los odie o los insulte, o cuando sean rechazados y nadie quiera convivir con ustedes. La gente los tratará así solo porque me obedecen a mí, elHijo del hombre.

23 Siéntanse felices, salten de alegría, porque Dios ya les tiene preparado un premio muy grande. Hace mucho tiempo, su propia gente también trató muy mal a losprofetas.»

Maldiciones

24 Jesús miró a los otros y les dijo:

«¡Qué mal les va a ir a ustedes,

los que son ricos,

pues ahora viven cómodos y tranquilos!

25 »¡Qué mal les va a ir a ustedes,

los que tienen mucho que comer,

porque pasarán hambre!

»¡Qué mal les va a ir a ustedes,

los que ahora ríen,

porque sabrán lo que es llorar

y estar tristes!

26 »¡Qué mal les va a ir a ustedes, los que siempre reciben halagos! Hace mucho tiempo, su propia gente también halagó a los profetas mentirosos.

Amar a los enemigos

27 »Escuchen bien lo que tengo que decirles: Amen a sus enemigos, y traten bien a quienes los maltraten.

28 A quienes los insulten, respóndanles con buenas palabras. Si alguien los rechaza, oren por esa persona.

29 Si alguien les da una bofetada en una mejilla, pídanle que les pegue en la otra. Si alguien quiere quitarles el abrigo, dejen que también se lleve la camisa.

30 Si alguien les pide algo, dénselo. Si alguien les quita algo, no le pidan que lo devuelva.

31 Traten a los demás como les gustaría que los demás los trataran a ustedes.

32 »Si solo aman a la gente que los ama, no hacen nada extraordinario. ¡Hasta lospecadoreshacen eso!

33 Y si solo tratan bien a la gente que los trata bien, tampoco hacen nada extraordinario. ¡Hasta los pecadores hacen eso!

34 Si ustedes les prestan algo solo a los que pueden darles también algo, no hacen nada que merezca ser premiado. Los pecadores también se prestan unos a otros, esperando recibir muchas ganancias.

35 »Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio. Si lo hacen, el Dios altísimo les dará un gran premio, y serán sus hijos. Dios es bueno hasta con la gente mala y desagradecida.

36 Ustedes deben ser compasivos con todas las personas, así como Dios, su Padre, es compasivo con todos.»

No juzguen a los demás

37 Jesús también les dijo:

«No se conviertan en jueces de los demás, y Dios no los juzgará a ustedes. No sean duros con los demás, y Dios no será duro con ustedes. Perdonen a los demás y Dios los perdonará a ustedes.

38 Denles a otros lo necesario, y Dios les dará a ustedes lo que necesiten. En verdad, Dios les dará la misma medida que ustedes den a los demás. Si dan trigo, recibirán una bolsa llena de trigo, bien apretada y repleta, sin que tengan que ir a buscarla.»

39 Jesús también les puso esta comparación:

«Un ciego no puede guiar a otro ciego, porque los dos caerían en el mismo hueco.

40 El alumno no sabe más que su maestro; pero, cuando termine sus estudios, sabrá lo mismo que él.

41 »¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo de alguien hay una basurita, y no te dieras cuenta de que en el tuyo hay una rama.

42 ¿Cómo te atreves a decirle al otro: “Déjame sacarte la basurita que tienes en el ojo”, si en el tuyo tienes una rama? ¡Hipócrita! Saca primero la rama que tienes en tu ojo, y así podrás ver bien para sacar la basurita que está en el ojo del otro.»

El árbol y su fruto

43 Jesús también les dijo:

«Ningún árbol bueno produce frutos malos, y ningún árbol malo produce frutos buenos.

44 Cada árbol se conoce por los frutos que produce. De una planta de espinos no se pueden recoger higos ni uvas.

45 La gente buena siempre hace el bien, porque el bien habita en su corazón. La gente mala siempre hace el mal, porque en su corazón está el mal. Las palabras que salen de tu boca muestran lo que hay en tu corazón.»

Dos clases de personas

46 Jesús continuó diciendo:

«Ustedes dicen que yo soy su Señor y su dueño, pero no hacen lo que yo les ordeno.

47 Si alguien se acerca a mí, y escucha lo que yo enseño y me obedece,

48 es como el que construyó su casa sobre la roca. Hizo un hoyo profundo, hasta encontrar la roca, y allí puso las bases. Cuando vino una inundación, la corriente de agua pegó muy fuerte contra la casa. Pero la casa no se movió, porque estaba bien construida.

49 »En cambio, el que escucha lo que yo enseño y no me obedece, es como el que construyó su casa sobre terreno blando. Vino la corriente de agua y pegó muy fuerte contra la casa; la casa enseguida se vino abajo y se hizo pedazos.»

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Lucas 7

Un capitán romano

1 Cuando Jesús terminó de enseñar a la gente, se fue al pueblo de Cafarnaúm.

2 Allí vivía un capitán del ejército romano, que tenía un sirviente a quien apreciaba mucho. Ese sirviente estaba muy enfermo y a punto de morir.

3 Cuando el capitán oyó hablar de Jesús, mandó a unos jefes de los judíos para que lo buscaran y le dijeran: «Por favor, venga usted a mi casa y sane a mi sirviente.»

4 Ellos fueron a ver a Jesús y le dieron el mensaje. Además, le rogaron: «Por favor, haz lo que te pide este capitán romano. Merece que lo ayudes, porque es un hombre bueno.

5 A los judíos nos trata bien, ¡y hasta mandó construir unasinagogapara nosotros!»

6 Jesús fue con ellos, y cuando estaban cerca de la casa, el capitán romano mandó a unos amigos para que le dijeran a Jesús: «Señor, no se moleste usted por mí, yo no merezco que entre en mi casa.

7 Tampoco me siento digno de ir a verlo yo mismo. Solamente le ruego que ordene que mi sirviente se sane; yo sé que él quedará completamente sano.

8 Yo estoy acostumbrado a dar órdenes y a obedecerlas. Cuando le digo a uno de mis soldados: “¡Ve!”, me obedece y va. Si le digo a otro: “¡Ven!”, me obedece y viene. Y si le digo a uno de mis sirvientes: “¡Haz esto!”, lo hace.»

9 Al escuchar las palabras del capitán, Jesús se quedó admirado y les dijo a quienes lo seguían: «En todo Israel no he encontrado a nadie que confíe tanto en mí, como este capitán romano.»

10 Cuando los mensajeros regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano.

El hijo de una viuda

11 Poco después, Jesús y susdiscípulosfueron al pueblo de Naín. Mucha gente iba con ellos.

12 Cuando llegaron a la entrada del pueblo, vieron a unos hombres que llevaban a enterrar a un muchacho. El muerto era el único hijo de una viuda. Mucha gente del pueblo la acompañaba.

13 Cuando Jesús la vio, sintió compasión por ella y le dijo: «No llores.»

14 Entonces se acercó y tocó la camilla. Los hombres dejaron de caminar, y Jesús le dijo al muerto: «¡Joven, te ordeno que te levantes!»

15 El muchacho se levantó y empezó a hablar. Entonces Jesús llevó al muchacho a donde estaba su madre.

16 Al ver eso, la gente tuvo mucho miedo y comenzó a alabar a Dios. Todos decían: «¡Hay unprofetaentre nosotros! ¡Ahora Dios va a ayudarnos!»

17 Y muy pronto la gente de la región de Judea y de sus alrededores supo lo que Jesús había hecho.

Juan el Bautista

18 Losdiscípulosde Juan el Bautista fueron a contarle todo lo que Jesús hacía. Por eso, Juan envió a dos de sus discípulos

19 para que le preguntaran a Jesús si él era elMesías, o si debían esperar a otro.

20 Cuando llegaron a donde estaba Jesús, le dijeron:

—Juan el Bautista nos envió a preguntarte si eres el Mesías, o si debemos esperar a otro.

21 En ese momento, Jesús sanó a muchos que estaban enfermos y que sufrían mucho. También sanó a los que tenían espíritus malos, y a muchos ciegos les devolvió la vista.

22 Luego les respondió a los dos hombres:

—Vayan y díganle a Juan todo lo que ustedes han visto y oído:

Ahora los ciegos pueden ver

y los cojos caminan bien.

Losleprososquedan sanos,

y los sordos ya pueden oír.

Los que estaban muertos

han vuelto a la vida,

y a los pobres se les anuncia

la buena noticia desalvación.

23 »¡Diosbendeciráa los que no me abandonan porque hago todo esto!

24 Cuando los discípulos de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar con la gente acerca de Juan, y dijo:

«¿A quién fueron a ver al desierto? ¿Era acaso un hombre doblado como las cañas que dobla el viento?

25 ¿Se trataba de alguien vestido con ropa muy lujosa? Recuerden que los que se visten así viven en el palacio de los reyes.

26 ¿A quién fueron a ver entonces? ¿Fueron a ver a unprofeta? Por supuesto que sí. En realidad, Juan era más que profeta;

27 era el mensajero de quien Dios había hablado cuando dijo:

“Yo envío a mi mensajero

delante de ti,

a preparar todo

para tu llegada.”

28 »Les aseguro que en este mundo no ha nacido un hombre más importante que Juan el Bautista. Sin embargo, el menos importante en elreino de Dioses superior a Juan.»

29 Los que habían escuchado a Juan le pidieron que losbautizara, y hasta los cobradores deimpuestoshicieron lo mismo. Así obedecieron lo que Dios había mandado.

30 Pero losfariseosy losmaestros de la Leyno quisieron obedecer a Dios, ni tampoco quisieron que Juan los bautizara.

31-32 Jesús siguió diciendo:

«Ustedes, los que viven en esta época, son como los niños que se sientan a jugar en las plazas, y gritan a otros niños:

“Tocamos la flauta,

pero ustedes no bailaron.

Cantamos canciones tristes,

pero ustedes no lloraron.”

33 »Porque Juan el Bautistaayunabay no bebía vino, y ustedes decían que tenía undemonio.

34 Luego, vine yo, elHijo del hombre, que como y bebo, y ustedes dicen que soy un glotón y un borracho; que soy amigo de gente de mala fama y de los que cobran impuestos para Roma.

35 Pero recuerden que lasabiduríade Dios se prueba por sus resultados.»

Simón el fariseo

36 Unfariseollamado Simón invitó a Jesús a comer en su casa. Jesús aceptó y se sentó a la mesa.

37 Una mujer de mala fama, que vivía en aquel pueblo, supo que Jesús estaba comiendo en casa de Simón. Tomó entonces un frasco de perfume muy fino, y fue a ver a Jesús.

38 La mujer entró y se arrodilló detrás de Jesús, y tanto lloraba que sus lágrimas caían sobre los pies de Jesús. Después le secó los pies con sus propios cabellos, se los besó y les puso el perfume que llevaba.

39 Al ver esto, Simón pensó: «Si de veras este hombre fueraprofeta, sabría que lo está tocando una mujer de mala fama.»

40 Jesús dijo:

—Simón, tengo algo que decirte.

—Te escucho, Maestro —dijo él.

41 Jesús le puso este ejemplo:

—Dos hombres le debían dinero a alguien. Uno de ellos le debía quinientas monedas de plata, y el otro solo cincuenta.

42 Como ninguno de los dos tenía con qué pagar, ese hombre les perdonó a los dos la deuda. ¿Qué opinas tú? ¿Cuál de los dos estará más agradecido con ese hombre?

43 Simón contestó:

—El que le debía más.

—¡Muy bien! —dijo Jesús.

44 Luego Jesús miró a la mujer y le dijo a Simón:

—¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, tú no me diste agua para lavarme los pies. Ella, en cambio, me los ha lavado con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos.

45 Tú no me saludaste con un beso. Ella, en cambio, desde que llegué a tu casa no ha dejado de besarme los pies.

46 Tú no me pusiste aceite sobre la cabeza. Ella, en cambio, me ha perfumado los pies.

47 Me ama mucho porque sabe que sus muchospecadosya están perdonados. En cambio, al que se le perdonan pocos pecados, ama poco.

48 Después Jesús le dijo a la mujer: «Tus pecados están perdonados.»

49 Los otros invitados comenzaron a preguntarse: «¿Cómo se atreve este a perdonar pecados?»

50 Pero Jesús le dijo a la mujer: «Tú confías en mí, y por eso te hassalvado. Vete tranquila.»

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Lucas 8

Mujeres que ayudaban a Jesús

1 Los días siguientes, Jesús fue por muchos pueblos y ciudades anunciando lasbuenas noticiasdelreino de Dios. Con Jesús andaban también sus docediscípulos

2-3 y muchas mujeres. Estas mujeres ayudaban con dinero a Jesús y a sus discípulos. A algunas de ellas, Jesús las había sanado de diferentes enfermedades y de los espíritus malos. Entre esas mujeres estaba María, a la que llamaban Magdalena, que antes había tenido sietedemonios. También estaban Juana y Susana. Juana era la esposa de Cuza, el administrador del rey Herodes Antipas.

El ejemplo de las semillas

4 Mucha gente había venido de distintos pueblos para ver a Jesús. Él les puso este ejemplo:

5 «Un campesino salió a sembrar trigo. Mientras sembraba, unas semillas cayeron en el camino. La gente que pasaba por allí las pisoteaba, y los pájaros se las comían.

6 Otras semillas cayeron en un lugar donde había muchas piedras. Las plantas nacieron, pero pronto se secaron porque no tenían agua.

7 Otras semillas cayeron entre espinos. Las plantas brotaron, pero los espinos las ahogaron y no las dejaron crecer.

8 El resto de las semillas cayó en buena tierra. Las plantas nacieron, crecieron y produjeron espigas que tenían hasta cien semillas.»

Después, Jesús dijo con voz muy fuerte: «¡Si ustedes en verdad tienen oídos, pongan mucha atención!»

¿Por qué Jesús enseña con ejemplos?

9 Luego, losdiscípulosle preguntaron:

—¿Qué significa ese ejemplo que contaste?

10 Jesús les respondió:

—A ustedes les he explicado los secretos acerca delreino de Dios. Pero a los demás solo les enseño por medio de ejemplos. Así, aunque miren, no verán, y aunque oigan, no entenderán.

Jesús explica el ejemplo de las semillas

11 »El ejemplo significa lo siguiente: Las semillas representan el mensaje de Dios.

12 Las que cayeron en el camino representan a los que oyen el mensaje, pero cuando viene eldiablohace que se les olvide, para que ya no crean ni reciban lasalvaciónque Dios les ofrece.

13 Las semillas que cayeron entre piedras representan a los que reciben el mensaje con alegría. Pero, como no lo entienden bien, en cuanto tienen problemas dejan de confiar en Dios.

14 Las semillas que cayeron entre espinos representan a los que oyen el mensaje, pero no dejan que el mensaje cambie sus vidas, pues viven preocupados por tener más dinero y por divertirse.

15 Las semillas que cayeron en buena tierra representan a los que oyen el mensaje de Dios y lo aceptan con una actitud obediente y sincera. Estos últimos se mantienen firmes, y sus acciones son buenas.

El ejemplo de la luz

16 »Nadie enciende una lámpara para taparla con una olla, o para ponerla debajo de la cama. Más bien, la pone en un lugar alto, para que alumbre a todos los que entran en la casa.

17 Porque todo lo que esté escondido se descubrirá, y todo lo que se mantenga en secreto llegará a conocerse.

18 »Por eso, presten mucha atención, porque a los que saben algo acerca de los secretos del reino se les contarán muchísimas cosas más. Pero a los que no saben nada de los secretos del reino, Dios les hará olvidar hasta lo que creen saber.»

La madre y los hermanos de Jesús

19 La madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero no podían llegar hasta donde él estaba porque mucha gente lo rodeaba.

20 Entonces alguien le dijo a Jesús:

—Tu madre y tus hermanos están afuera, y quieren hablar contigo.

21 Jesús contestó:

—Mi madre y mis hermanos son todos aquellos que escuchan y obedecen el mensaje de Dios.

La gran tormenta

22 Un día, Jesús subió a una barca con susdiscípulos, y les dijo: «Vamos al otro lado del lago». Entonces partieron,

23-24 y mientras navegaban Jesús se quedó dormido. De pronto se desató una tormenta sobre el lago, y el agua empezó a meterse en la barca. Los discípulos, al ver el grave peligro que corrían, a gritos despertaron a Jesús:

—¡Maestro, Maestro, nos hundimos!

Jesús se levantó, y ordenó al viento y a las olas que se calmaran. Y así fue; todo quedó tranquilo.

25 Luego les dijo a los discípulos:

—¡Ustedes no confían en mí!

Pero ellos estaban tan asustados y asombrados que se decían: «¿Quién es este hombre, que hasta el viento y las olas lo obedecen?»

El hombre con muchos demonios

26 Jesús y susdiscípulosllegaron a la otra orilla del lago, a la región de Gerasa.

27 Cuando Jesús bajó de la barca, le salió al encuentro un hombre de ese lugar, que tenía muchosdemonios.

Ese hombre no vivía en una casa, sino en el cementerio, y hacía ya mucho tiempo que andaba desnudo.

28-29 Como los demonios lo atacaban muchas veces, la gente le ponía cadenas en las manos y en los pies, y lo mantenía vigilado. Pero él rompía las cadenas, y los demonios lo hacían huir a lugares solitarios.

Cuando este hombre vio a Jesús, lanzó un grito y cayó de rodillas ante él. Entonces Jesús ordenó a los demonios que salieran del hombre, pero ellos gritaron:

—¡Jesús, Hijo del Dios altísimo! ¿Qué vas a hacer con nosotros? Te rogamos que no nos hagas sufrir.

30 Jesús le preguntó al hombre:

—¿Cómo te llamas?

Él contestó:

—Me llamo Ejército.

Dijo eso porque eran muchos los demonios que habían entrado en él.

31 Los demonios le rogaron a Jesús que no los mandara al abismo, donde se castiga a los demonios.

32 Cerca de allí, en un cerro, había muchos cerdos comiendo. Los demonios le suplicaron a Jesús que los dejara entrar en esos animales, y él les dio permiso.

33 Los demonios salieron del hombre y se metieron dentro de los cerdos. Entonces los cerdos corrieron cuesta abajo, y cayeron en el lago y se ahogaron.

34 Cuando los hombres que cuidaban los cerdos vieron lo que había pasado, corrieron al pueblo y les contaron a todos lo sucedido.

35 La gente fue a ver qué había pasado. Al llegar, vieron sentado a los pies de Jesús al hombre que antes había tenido los demonios. El hombre estaba vestido y se comportaba normalmente, y los que estaban allí temblaban de miedo.

36 Los que vieron cómo Jesús había sanado a aquel hombre, empezaron a contárselo a todo el mundo.

37 Entonces los habitantes de la región de Gerasa le rogaron a Jesús que se fuera de allí, porque tenían mucho miedo.

Cuando Jesús subió a la barca para regresar a Galilea,

38 el hombre que ahora estaba sano le rogó a Jesús que lo dejara ir con él. Pero Jesús le dijo:

39 «Vuelve a tu casa y cuéntales a todos lo que Dios ha hecho por ti.»

El hombre se fue al pueblo y contó todo lo que Jesús había hecho por él.

Una niña muerta y una mujer enferma

40 Cuando Jesús regresó a Galilea, la gente lo recibió con mucha alegría, pues lo había estado esperando.

41 En ese momento llegó un hombre llamado Jairo, que era jefe de lasinagoga. Se acercó a Jesús, se inclinó hasta el suelo y le suplicó que fuera a su casa,

42 porque su única hija, que tenía doce años, se estaba muriendo.

Jesús se fue con Jairo. Mucha gente los siguió y se amontonó alrededor de Jesús.

43 Entre esa gente estaba una mujer enferma. Desde hacía doce años tenía una enfermedad que le hacía perder mucha sangre. Había gastado todo su dinero en médicos, pero ninguno había podido sanarla.

44 Ella se acercó a Jesús por detrás, tocó levemente su manto, y enseguida quedó sana.

45 Entonces Jesús le preguntó a la gente:

—¿Quién me tocó?

Como todos decían que no había sido ninguno de ellos, Pedro le dijo:

—Maestro, ¿no ves que todos se amontonan a tu alrededor y te empujan?

46 Pero Jesús volvió a decirles:

—Estoy seguro de que alguien me ha tocado, pues sentí que de mí salió poder.

47 Cuando la mujer vio que ya no podía esconderse, temblando de miedo fue y se arrodilló delante de Jesús. Luego, frente a todos los que estaban allí, contó por qué había tocado el manto de Jesús, y cómo de inmediato había quedado sana.

48 Jesús entonces le dijo a la mujer:

—Hija, fuiste sanada porque confiaste en mí. Puedes irte en paz.

49 Jesús no había terminado de hablar cuando llegó un mensajero, que venía de la casa de Jairo, y le dijo:

—Ya murió su hija. No moleste usted más al Maestro.

50 Al oír esto, Jesús le dijo a Jairo:

—No tengas miedo. Confía en mí y ella se pondrá bien.

51-53 Cuando llegaron a la casa, todos lloraban y lamentaban la muerte de la niña, pero Jesús les dijo: «¡No lloren! La niña no está muerta; solo está dormida.» La gente empezó a burlarse de Jesús, pues sabían que la niña estaba muerta. Entonces Jesús entró con Pedro, Santiago, Juan, Jairo y la madre de la niña, y no dejó que nadie más entrara.

54 Tomó de la mano a la niña y le dijo: «¡Niña, levántate!»

55 La niña volvió a vivir, y al instante se levantó. Jesús mandó entonces que le dieran a la niña algo de comer.

56 Los padres estaban muy asombrados, pero Jesús les pidió que no le contaran a nadie lo que había pasado.

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Lucas 9

Jesús envía a los doce discípulos

1 Jesús reunió a sus docediscípulos, y les dio poder para sanar enfermedades y autoridad sobre todos losdemonios.

2 Luego los envió a anunciar lasbuenas noticiasdelreino de Diosy a sanar a los enfermos.

3 Jesús les dijo:

«No lleven nada para el viaje. No lleven bastón ni mochila, ni comida ni dinero. Tampoco lleven ropa de más.

4 Cuando lleguen a una casa, quédense a vivir allí hasta que se vayan del lugar.

5 Si en alguna parte no quieren recibirlos, cuando salgan de allí sacúdanse el polvo de los pies en señal de rechazo.»

6 Los discípulos salieron y fueron por todos los pueblos de la región, anunciando las buenas noticias y sanando a los enfermos.

Herodes no sabe quién es Jesús

7 El rey Herodes Antipas se enteró de todo lo que estaba sucediendo, y se preocupó mucho porque algunas personas decían que Juan el Bautista habíaresucitado.

8 Otros decían que había aparecido elprofetaElías, o que había resucitado alguno de los antiguos profetas.

9 Pero Herodes dijo: «¿Quién será este hombre, del que tanto se oye hablar? No puede ser Juan el Bautista, porque yo mismo ordené que lo mataran.»

Por eso, Herodes tenía mucho interés en conocer a Jesús.

Jesús da de comer a mucha gente

10 Cuando los doceapóstolesregresaron, le contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Luego Jesús los llevó al pueblo de Betsaida, pues quería estar a solas con ellos.

11 Pero tan pronto como la gente se dio cuenta de que Jesús se había ido a Betsaida, lo siguió.

Jesús recibió amablemente a toda la gente, y empezó a hablarles acerca delreino de Dios. También sanó a los enfermos.

12 Cuando ya empezaba a oscurecer, los doce apóstoles fueron a decirle a Jesús:

—Envía a esta gente a los pueblos y caseríos cercanos, a buscar un lugar donde puedan comprar comida y pasar la noche. ¡Aquí no hay nada!

13 Jesús les dijo:

—Denles ustedes de comer.

Pero ellos respondieron:

—Solo tenemos cinco panes y dos pescados. Si fuéramos a dar de comer a toda esta gente, tendríamos que ir a comprar comida,

14 pues hay más de cinco mil personas.

Pero Jesús les dijo:

—Hagan que la gente se siente en grupos de cincuenta.

15 Losdiscípuloshicieron lo que Jesús les ordenó.

16 Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, miró al cielo y losbendijo. Luego los partió y dio los pedazos a los discípulos, para que ellos los repartieran entre la gente.

17 Todos comieron y quedaron satisfechos. Y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas.

¿Quién es Jesús?

18 En una ocasión, Jesús estaba orando solo, y susdiscípulosllegaron al lugar donde él estaba. Jesús les preguntó:

—¿Qué dice la gente acerca de mí?

19 Los discípulos contestaron:

—Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros dicen que eres elprofetaElías; otros dicen que eres alguno de los profetas antiguos, que haresucitado.

20 Después Jesús les preguntó:

—¿Y ustedes qué opinan? ¿Quién soy yo?

Pedro contestó:

—Tú eres elMesíasque Dios envió.

21 Pero Jesús les ordenó a todos que no le contaran a nadie que él era el Mesías.

Jesús habla de su muerte

22 Jesús también les dijo a susdiscípulos: «Yo, elHijo del hombre, voy a sufrir mucho. Loslíderesdel país, lossacerdotesprincipales y losmaestros de la Leyme rechazarán y me matarán; pero tres días despuésresucitaré.»

23 Después Jesús les dijo a todos los que estaban allí:

«Si alguno quiere ser mi discípulo, tiene que olvidarse de hacer lo que quiera. Tiene que estar siempre dispuesto a morir y hacer lo que yo mando.

24 Si alguno piensa que su vida es más importante que seguirme, entonces la perderá para siempre. Pero el que prefiera seguirme y elija morir por mí, ese sesalvará.

25 De nada sirve que una persona sea dueña de todo el mundo, si al final se destruye a sí misma y se pierde para siempre.

26 »Si alguno se avergüenza de mí y de mis enseñanzas, entonces yo, el Hijo del hombre, me avergonzaré de esa persona cuando venga con todo mi poder, y con el poder de mi Padre y de lossantosángeles.

27 Les aseguro que algunos de ustedes, que están aquí conmigo, no morirán hasta que vean elreino de Dios.»

Jesús se transforma

28 Ocho días después, Jesús llevó a Pedro, a Juan y a Santiago hasta un cerro alto, para orar.

29 Mientras Jesús oraba, su cara cambió de aspecto y su ropa se puso blanca y brillante.

30 De pronto aparecieron Moisés y elprofetaElías,

31 rodeados de una luz hermosa. Los dos hablaban con Jesús acerca de su muerte en Jerusalén, y de su resurrección y partida al cielo.

32 Pedro y los otros dosdiscípulosestaban muy cansados, pero lograron vencer el sueño y vieron a Jesús rodeado de sugloria, y Moisés y Elías estaban con él.

33 Cuando Moisés y Elías estaban a punto de irse, Pedro le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno que estamos aquí! Si quieres, voy a construir tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»

Pedro estaba hablando sin pensar en lo que decía.

34 Mientras hablaba, una nube bajó y se detuvo encima de todos ellos. Los tres discípulos tuvieron mucho miedo.

35 Luego, desde la nube se oyó una voz que decía: «¡Este es mi Hijo, elMesíasque yo elegí! Ustedes deben obedecerlo.»

36 Después de oír la voz, los discípulos vieron que Jesús se había quedado solo. Y durante algún tiempo no le contaron a nadie lo que habían visto.

Jesús sana a un muchacho

37 Al día siguiente, cuando Jesús y sus tresdiscípulosbajaron del cerro, mucha gente les salió al encuentro.

38 Un hombre que estaba entre esa gente se acercó y le dijo a Jesús:

—Maestro, te ruego que ayudes a mi único hijo.

39 De repente un espíritu lo ataca, y lo hace gritar. También lo hace temblar terriblemente y echar espuma por la boca. Cuando por fin deja de atacarlo, el muchacho queda todo maltratado.

40 Le pedí a tus discípulos que sacaran al espíritu, pero no pudieron.

41 Jesús miró a sus seguidores y les dijo:

—¿No pueden hacer nada sin mí? ¿Hasta cuándo voy a tener que soportarlos? Ustedes están confundidos y no confían en Dios.

Entonces Jesús le dijo al hombre:

—Trae a tu hijo.

42 Cuando el muchacho se estaba acercando, eldemoniolo atacó, lo tiró al suelo y lo hizo temblar muy fuerte. Entonces Jesús reprendió al demonio, sanó al muchacho y se lo entregó a su padre.

43 Toda la gente estaba asombrada del gran poder de Dios.

Jesús habla otra vez de su muerte

Mientras la gente seguía asombrada por todo lo que Jesús hacía, él les dijo a susdiscípulos:

44 «Pongan mucha atención en lo que voy a decirles. Yo, elHijo del hombre, seré entregado a mis enemigos.»

45 Los discípulos no entendieron lo que Jesús decía, pues aún no había llegado el momento de comprenderlo. Además, ellos tuvieron miedo de preguntarle qué había querido decir.

¿Quién es el más importante?

46 En cierta ocasión, losdiscípulosdiscutían acerca de cuál de ellos era el más importante de todos.

47 Cuando Jesús se dio cuenta de lo que ellos pensaban, llamó a un niño, lo puso junto a él,

48 y les dijo: «Si alguno acepta a un niño como este, me acepta a mí. Y si alguno me acepta a mí, acepta a Dios, que fue quien me envió. El más humilde de todos ustedes es la persona más importante.»

Los que están a favor de Jesús

49 Juan, uno de los docediscípulos, le dijo a Jesús:

—Maestro, vimos a alguien que usaba tu nombre para echardemoniosfuera de la gente. Pero nosotros le dijimos que no lo hiciera, porque él no es parte de nuestro grupo.

50 Pero Jesús le dijo:

—No se lo prohíban, porque quien no está en contra de ustedes, realmente está a favor de ustedes.

Jesús regaña a Santiago y a Juan

51 Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús debía subir al cielo, decidió ir hacia Jerusalén.

52 Envió a unos mensajeros a un pueblo de Samaria para que le buscaran un lugar donde pasar la noche.

53 Pero la gente de esa región no quiso recibir a Jesús, porque sabían que él viajaba a Jerusalén.

54 Cuando susdiscípulosSantiago y Juan vieron lo que había pasado, le dijeron a Jesús: «Señor, permítenos orar para que caiga fuego del cielo y destruya a todos los que viven aquí.»

55 Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió.

56 Después, se fueron a otro pueblo.

Los que querían seguir a Jesús

57 Cuando iban por el camino, alguien le dijo a Jesús:

—Te seguiré a cualquier sitio que vayas.

58 Jesús le contestó:

—Las zorras tienen sus cuevas, y las aves tienen nidos, pero yo, elHijo del hombre, no tengo ni siquiera un sitio donde descansar.

59 Después Jesús le dijo a otro:

—¡Sígueme!

Pero él respondió:

—Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre.

60 Jesús le dijo:

—Lo importante es que tú vayas ahora mismo a anunciar lasbuenas noticiasdelreino de Dios. ¡Deja que los muertos entierren a sus muertos!

61 Luego vino otra persona y le dijo a Jesús:

—Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de mi familia.

62 Jesús le dijo:

—No se puede pertenecer al reino de Dios y hacer lo mismo que hace un mal campesino. Al que se pone a arar el terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le salen torcidos.

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Lucas 10

Jesús envía a setenta y dos discípulos

1 Después, Jesús eligió a setenta y dosdiscípulos, y los envió en grupos de dos en dos a los pueblos y lugares por donde él iba a pasar.

2 Jesús les dijo:

«Son muchos los que necesitan entrar en elreino de Dios, pero son muy pocos los que hay para anunciar lasbuenas noticias. Por eso, pídanle a Dios que envíe más seguidores míos, para que compartan las buenas noticias con toda esa gente.

3 Y ahora, vayan; pero tengan cuidado, porque yo los envío como quien manda corderos a una cueva de lobos.

4 »No lleven dinero, ni mochila ni zapatos, ni se detengan a saludar a nadie por el camino.

5 Cuando lleguen a alguna casa, saluden a todos los que vivan allí, deseándoles que les vaya bien.

6 Si la gente merece el bien, el deseo de ustedes se cumplirá; pero si no lo merece, no se cumplirá su deseo.

7 No anden de casa en casa. Quédense con una sola familia, y coman y beban lo que allí les den, porque el trabajador merece que le paguen.

8 »Si entran en un pueblo y los reciben bien, coman lo que les sirvan,

9 sanen a los enfermos, y díganles que el reino de Dios ya está cerca.

10 Pero si entran en un pueblo y no los reciben bien, salgan a la calle y grítenles:

11 “No tenemos nada que ver con ustedes. Por eso, hasta el polvo de su pueblo lo sacudimos de nuestros pies. Pero sepan esto: ya está cerca el reino de Dios”.

12 Les aseguro que, en el día del juicio, Dios castigará más duramente a la gente de ese pueblo que a la de Sodoma.»

La gente que no cree

13 Jesús también dijo:

«Habitantes del pueblo de Corazín, ¡qué mal les va a ir a ustedes! ¡Y también les va a ir mal a ustedes, los que viven en el pueblo de Betsaida! Si losmilagrosque hice entre ustedes los hubiera hecho entre los que viven en las ciudades de Tiro y de Sidón, hace tiempo que ellos habrían cambiado su modo de vivir. Se habrían vestido de ropas ásperas y se habrían echado ceniza en la cabeza para mostrar su arrepentimiento.

14 Les aseguro que, en el día del juicio final, ustedes van a recibir un castigo mayor que el de ellos.

15 »Habitantes del pueblo de Cafarnaúm, ¿creen que van a ser bien recibidos en el cielo? No, sino que van a ser enviados a lo más profundo delinfierno.»

16 Luego Jesús les dijo a susdiscípulos: «Cualquiera que los escuche a ustedes, me escucha a mí. Cualquiera que los rechace, a mí me rechaza; y la persona que me rechaza, rechaza también a Dios, que fue quien me envió.»

Los setenta y dos discípulos regresan

17 Los setenta y dosdiscípulosque Jesús había enviado regresaron muy contentos, y le dijeron:

—¡Señor, hasta losdemoniosnos obedecen cuando los reprendemos en tu nombre!

18 Jesús les dijo:

—Yo vi queSatanáscaía del cielo como un rayo.

19 Yo les he dado poder para que ni las serpientes ni los escorpiones les hagan daño, y para que derroten a Satanás, su enemigo.

20 Sin embargo, no se alegren de que los malos espíritus los obedezcan. Alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el libro del cielo.

Jesús alaba a Dios

21 En ese mismo momento, el Espíritu Santo hizo que Jesús sintiera mucha alegría. Entonces Jesús dijo:

«Padre mío, que gobiernas el cielo y la tierra, te alabo porque has mostrado estas cosas a los niños y a los que son como ellos. En cambio, no se las mostraste a los que conocen mucho y sonsabios, porque así lo has querido, Padre mío.»

22 Luego Jesús le dijo a la gente que estaba con él: «Mi Padre me ha entregado todo, y nadie me conoce mejor que él. Y yo, que soy su Hijo, conozco mejor que nadie a Dios, mi Padre, y elijo a las personas que lo conocerán como yo.»

23 Cuando Jesús se quedó a solas con susdiscípulos, les dijo: «Dichosos ustedes, que pueden ver todo lo que sucede ahora.

24 A muchosprofetasy reyes les habría gustado ver y oír lo que ustedes ven y oyen ahora, pero no pudieron.»

Un extranjero compasivo

25 Unmaestrode la Ley se acercó para ver si Jesús podía responder a una pregunta difícil, y le dijo:

—Maestro, ¿qué debo hacer para tener la vida eterna?

26 Jesús le respondió:

—¿Sabes lo que dicen los libros de laLey?

27 El maestro de la Ley respondió:

—“Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que vales y con todo lo que eres, y cada uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo.”

28 —¡Muy bien! —respondió Jesús—. Haz todo eso y tendrás la vida eterna.

29 Pero el maestro de la Ley no quedó satisfecho con la respuesta de Jesús, así que insistió:

—¿Y quién es mi prójimo?

30 Entonces Jesús le puso este ejemplo:

«Un día, un hombre iba de Jerusalén a Jericó. En el camino lo asaltaron unos ladrones y, después de golpearlo, le robaron todo lo que llevaba y lo dejaron medio muerto.

31 »Por casualidad, por el mismo camino pasaba unsacerdotejudío. Al ver a aquel hombre, el sacerdote se hizo a un lado y siguió su camino.

32 Luego pasó por ese lugar otro judío, que ayudaba en el culto del templo; cuando este otro vio al hombre, se hizo a un lado y siguió su camino.

33 »Pero también pasó por allí un extranjero, de la región de Samaria, y al ver a aquel hombre tirado en el suelo, le tuvo compasión.

34 Se acercó, sanó sus heridas con vino y aceite, y le puso vendas. Lo subió sobre su burro, lo llevó a un pequeño hotel y allí lo cuidó.

35 »Al día siguiente, el extranjero le dio dinero al encargado de la posada y le dijo: “Cuídeme bien a este hombre. Si el dinero que le dejo no alcanza para todos los gastos, a mi regreso yo le pagaré lo que falte.”»

36 Jesús terminó el relato y le dijo al maestro de la Ley:

—A ver, dime. De los tres hombres que pasaron por el camino, ¿cuál fue el prójimo del que fue maltratado por los ladrones?

37 —El que se preocupó por él y lo cuidó —contestó el maestro de la Ley.

Jesús entonces le dijo:

—Anda y haz tú lo mismo.

Marta y María

38 En su viaje hacia Jerusalén, Jesús y susdiscípulospasaron por un pueblo. Allí, una mujer llamada Marta recibió a Jesús en su casa.

39 En la casa también estaba María, que era hermana de Marta. María se sentó junto a Jesús para escuchar atentamente lo que él decía.

40 Marta, en cambio, estaba ocupada en preparar la comida y en los quehaceres de la casa. Por eso, se acercó a Jesús y le dijo:

—Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola, haciendo todo el trabajo de la casa? Dile que me ayude.

41-42 Pero Jesús le contestó:

—Marta, Marta, ¿por qué te preocupas por tantas cosas? Hay algo más importante. María lo ha elegido, y nadie se lo va a quitar.