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Isaías 31

Reproches a los que buscan ayuda en Egipto

1 Isaías dijo:

«¡Qué mal les va a ir

a los que van a Egipto

a pedir ayuda!

¡Todos ellos confían

en sus fuerzas militares,

pero no miran ni buscan

al Diossantode Israel!

2 Pero a Dios no se le engaña;

él sabe causar desgracias,

y cuando promete algo, lo cumple.

Dios destruirá a los malvados

y a quienes les piden ayuda.

3 »Los egipcios no son dioses,

sino simples seres humanos.

Sus caballos son de carne

y no vivirán para siempre.

Dios castigará a los egipcios

y a quienes les piden ayuda.

¡Todos van a desaparecer!»

Dios protege a Jerusalén

4 Dios le dijo a Isaías:

«Yo defenderé a mi pueblo

que vive en Jerusalén,

como se defiende el león

cuando ha matado a una oveja:

no se deja asustar

por los gritos de los pastores.

5 Yo protegeré a Jerusalén

como protege el pájaro a su nido:

¡yo la cuidaré y la salvaré!

Yo soy el Dios todopoderoso,

y les juro que así lo haré».

El pueblo debe arrepentirse

6 Isaías advirtió:

«Israelitas,

ya no sean desobedientes;

¡vuelvan a obedecer a Dios!

7 Ustedespecaroncontra mí

al fabricarídolosde oro y plata,

pero viene el día

en que dejarán deadorarlos.

8 Ese día, Asiria será derrotada,

pero no por ningún ser humano.

Por causa de la guerra

su gente querrá escapar,

y sus jóvenes guerreros

serán hechos esclavos.

9 Su rey se llenará de miedo

y saldrá corriendo;

también sus capitanes

dejarán abandonada su bandera.

Dios ya tiene preparado

el castigo para sus enemigos

en la ciudad de Jerusalén».

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Isaías 32

El reino de justicia

1 Isaías continuó diciendo:

«Llegará el momento en que el rey

y los gobernantes de mi pueblo

actuarán con justicia;

2 brindarán protección y refugio

contra los ataques enemigos,

contra los tiempos difíciles,

y contra la corrupción.

3 »Estarán siempre vigilantes

y escucharán con atención;

4 actuarán con prudencia,

y hablarán con la verdad.

5 »Los malvados y tramposos

serán despreciados

6 porque siempre que hablan, ofenden;

hacen planes perversos,

cometen muchos crímenes,

no dan de comer al hambriento

ni dan de beber al sediento,

¡y hasta mienten contra Dios!

7 »Esos tramposos dicen mentiras

y hacen planes malvados;

con sus mentiras perjudican

a los pobres y necesitados

que reclaman justicia.

8 En cambio, la gente honesta

solo hace lo bueno,

y por eso es confiable».

Mujeres irresponsables

9 Isaías les dijo a las mujeres:

«Ustedes, mujeres irresponsables,

oigan bien lo que les voy a decir.

Escuchen bien mis palabras,

ustedes, que viven tan tranquilas.

10 Ahora todo parece estar bien,

pero dentro de un año

se pondrán a temblar de miedo,

porque no habrá pan ni vino.

11 »Les repito:

Ustedes, mujeres irresponsables,

que viven tan tranquilas,

comiencen a temblar.

Quítense esos vestidos

y pónganse ropas ásperas

en señal de dolor.

12 Recorran con lágrimas en los ojos

los campos llenos de trigo,

los viñedos llenos de uvas,

13 y los hogares de Jerusalén,

que alguna vez fueron felices.

Porque todo mi país

se llenará de espinos y matorrales.

14 »Mi ciudad, antes llena de gente,

quedará abandonada para siempre.

También quedarán abandonados

el palacio y las fortalezas.

En su lugar vivirán contentos

los asnos salvajes,

y podrá pastar el ganado.

Promesas de paz y seguridad

15 »Pero Dios vendrá a visitarnos,

y con su poder creador

convertirá el desierto en tierra fértil,

y la tierra fértil en un bosque hermoso.

16 Entonces habrá justicia

en todos los rincones del país.

17 La justicia traerá para siempre

paz, tranquilidad y confianza.

18 Mi pueblo vivirá

en un lugar tranquilo y seguro.

19 Aun cuando caiga granizo

y los bosques sean dañados,

aun cuando mi ciudad

vuelva a ser humillada,

20 ustedes vivirán felices.

Sus sembrados tendrán mucha agua,

y los burros y los bueyes

tendrán pastos en abundancia».

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Isaías 33

Confianza en Dios

1 Isaías anunció:

«¡Qué mal te va a ir, Asiria!

¡Tú eres el destructor de mi pueblo!

Cuando acabes de destruirlo,

también tú serás destruido;

cuando acabes de traicionarlo,

también tú serás traicionado».

2 Isaías continuó diciendo:

«Sálvanos, Dios nuestro;

¡ten compasión de nosotros!

Danos fuerzas cada mañana;

¡ayúdanos en momentos difíciles!

3 »Los pueblos huyen

al oír tus amenazas;

las naciones se dispersan

cuando muestras tu poder.

4 Los enemigos de esos pueblos

parecen saltamontes

que se lanzan sobre ellos

y les quitan sus riquezas.

5 »Dios nuestro,

tú eres el Dios soberano

que vive en el cielo.

Has hecho que en Jerusalén

haya honestidad y justicia;

6 nos haces vivir seguros;

tusabiduríay tus conocimientos

nos han dado la salvación;

¡el obedecerte es nuestro tesoro!

Dios ayuda en el sufrimiento

7 »Nuestros valientes

gritan por las calles;

nuestros mensajeros de paz

lloran amargamente.

8 Los caminos están desiertos,

nadie transita por ellos;

se han roto los pactos,

se rechaza a los testigos,

y no hay respeto por nadie.

9 Todos en el país están tristes;

los bosques del Líbano

se han secado

y han perdido su color.

Todo el valle de Sarón

ha quedado hecho un desierto;

la región de Basán

y el monte Carmelo

han perdido su verdor».

10 Dios dice:

«Ahora mismo voy a actuar

y demostraré mi poder.

11 Todos los planes de Asiria

son pura paja y basura;

pero mi soplo es un fuego

que los quemará por completo.

12 Sus ejércitos arderán

como espinas en el fuego,

y quedarán reducidos a cenizas.

13 Ustedes, los que están lejos,

miren lo que hice;

y ustedes, los que están cerca,

reconozcan mi poder.

14 »En Jerusalén

lospecadorestiemblan,

los malvados se llenan de miedo

y gritan:

“No podremos sobrevivir

al fuego destructor de Dios;

¡ese fuego no se apaga

y no quedaremos con vida!”»

¿Quién se salvará en el juicio de Dios?

15-16 Isaías dijo:

«Solo vivirá segura

la gente que es honesta

y siempre dice la verdad,

la que no se enriquece

a costa de los demás,

la que no acepta regalos

a cambio de hacer favores,

la que no se presta

a cometer un crimen,

¡la que ni siquiera se fija

en la maldad que otros cometen!

Esa gente tendrá como refugio

una fortaleza hecha de rocas;

siempre tendrá pan,

y jamás le faltará agua».

La gloria futura de Jerusalén

17 Isaías les dijo a los israelitas:

«Ustedes verán a un rey

en todo su esplendor;

verán un país tan grande

que parecerá no tener fronteras.

18 Y cuando se pongan a pensar

en el miedo que sentían, dirán:

“¿Y dónde han quedado

los que nos cobraban losimpuestos?

¿Dónde están los contadores

que nos cobraban tanto dinero?”

19 »Ya no volverán a ver

a ese pueblo tan violento,

que hablaba un idioma

tan difícil y enredado

que nadie podía entender.

20 Fíjense en mi templo

y en la ciudad de Jerusalén:

¡allí celebraremos nuestras fiestas!

Será un lugar tan seguro

como una carpa bien plantada,

con estacas bien clavadas

y cuerdas que no se rompen.

21 ¡Allí Dios mostrará su poder!

»Jerusalén tendrá ríos muy anchos,

pero los barcos enemigos

no podrán pasar por allí.

22 Dios es nuestro juez

y nuestro rey.

¡Nuestro Dios nos salvará!

23 »Las naves de Asiria

tienen flojas las cuerdas,

su mástil tambalea

y no sostiene su bandera.

Sus enemigos, y hasta los cojos,

les quitan todas sus riquezas.

24 Pero Dios perdonará lospecados

de los habitantes de Jerusalén.

Ninguno de ellos volverá a decir:

“Siento que me muero”».

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Isaías 34

Dios juzgará a las naciones

1 Isaías advirtió:

«Pueblos y naciones,

habitantes de toda la tierra:

¡Acérquense y escuchen!

¡Presten atención!

2 Dios está enojado con ustedes

y con todos sus ejércitos.

Dios los ha condenado

a una total destrucción.

3 »Por las montañas correrán

verdaderos ríos de sangre.

Los muertos quedarán abandonados,

y despedirán mal olor.

4 Los planetas dejarán de verse,

el cielo se cerrará,

y las estrellas caerán

como hojas secas en otoño».

Dios castigará al reino de Edom

5 Isaías continuó diciendo:

«Ya se ve en el cielo

la espada de nuestro Dios;

está a punto de castigar

a todo el pueblo de Edom.

¡Dios lo ha condenado a muerte!

6 Habrá una matanza en Bosrá,

la ciudad capital de Edom,

y correrá mucha sangre.

La espada de Dios se empapará

de sangre y de grasa,

como cuando en el altar

se ofrecen corderos y cabras.

7 La gente caerá muerta

como los toros en el matadero.

Su país se empapará de sangre;

¡la tierra se llenará de grasa!

8 Ese día Dios se vengará;

será el año de su venganza

en favor de Jerusalén.

9 »Por los arroyos de Edom

correrá brea en vez de agua;

la tierra se volverá azufre

y arderá como resina caliente,

10 que arde todo el tiempo

y siempre levanta mucho humo.

El país quedará abandonado para siempre,

y nadie volverá a pasar por allí.

11 Dios convertirá ese país

en el más árido desierto.

Allí se refugiarán los búhos;

allí pondrán sus nidos

los cuervos y las lechuzas.

12 »No volverán a tener reyes,

y se quedarán sin jefes.

13 En sus palacios y fortalezas

crecerán cardos y espinos,

y allí buscarán refugio

los chacales y los avestruces.

14 Allí las cabras

se llamarán unas a otras;

se juntarán los chacales

y los gatos monteses.

»Allí encontrará su lugar

el fantasma que espanta de noche;

15 allí anidará la serpiente,

que pondrá sus huevos

y tendrá sus crías;

¡allí se reunirán los buitres,

cada uno con su pareja!

16 »Estudien el libro de Dios;

lean lo que allí dice:

De todos estos animales

no faltará uno solo;

todos tendrán su pareja

porque así Dios lo decidió;

Dios los ha reunido

con un soplo de su aliento.

17 A cada uno de estos animales

le dio su propio territorio,

y allí vivirán para siempre».

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Isaías 35

Los israelitas volverán a Jerusalén

1 Isaías anunció:

«¡El desierto florecerá

y la tierra seca dará fruto!

2 Todo el mundo se alegrará

porque Dios le dará al desierto

la belleza del monte del Líbano,

la fertilidad del monte Carmelo

y la hermosura del valle de Sarón.

3 »Fortalezcan a los débiles,

den fuerza a los cansados,

4 y digan a los tímidos:

“¡Anímense, no tengan miedo!

Dios vendrá a salvarlos,

y a castigar a sus enemigos”.

5 »Entonces se abrirán

los ojos de los ciegos

y se destaparán

los oídos de los sordos;

6-7 los que no pueden andar

saltarán como venados,

y los que no pueden hablar

gritarán de alegría.

»En medio del árido desierto

brotará agua en abundancia;

en medio de la tierra seca

habrá muchos lagos y manantiales;

crecerán cañas y juncos

donde ahora habitan los chacales,

8 en pleno desierto habrá un sendero

al que llamarán “CaminoSagrado”.

»No pasarán por ese camino

ni losimpurosni los necios;

9 no se acercarán a él

ni los leones ni otras fieras.

Ese camino es para los israelitas,

que han estado prisioneros,

10 pero que Dios va a liberar.

Y ellos entrarán en Jerusalén

cantando con mucha alegría,

y para siempre vivirán felices.

Se acabarán el llanto y el dolor,

y solo habrá alegría y felicidad».

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Isaías 36

El rey de Asiria invade Judá

1 Ezequías tenía ya catorce años gobernando, cuando el nuevo rey de Asiria, llamado Senaquerib, atacó todas las ciudades fortificadas de Judá y las conquistó.

2 Senaquerib envió desde Laquis a uno de sus oficiales de confianza al frente de un poderoso ejército para que hablara con Ezequías en Jerusalén. Cuando llegaron, acamparon junto al canal del estanque de Siloé, por el camino que va a los talleres de los teñidores de telas.

3 Eliaquim, encargado del palacio del rey Ezequías, y Sebná y Joah, sus dos secretarios, salieron a recibirlo.

4 Entonces el oficial asirio les dio este mensaje para Ezequías:

«El gran rey de Asiria quiere saber por qué te sientes tan seguro de ganarle.

5 Para triunfar en la guerra no bastan las palabras; hace falta un buen ejército y un buen plan de ataque. ¿En quién confías, que te atreves a luchar contra el rey de Asiria?

6 ¿Acaso confías en Egipto? Ese país y su rey son como una caña astillada que se romperá si te apoyas en ella, y te herirá.

7 Y si me dices que confías en tu Dios, entonces por qué has quitado todos los altares y ordenaste que tu pueblo loadoresolamente en Jerusalén.

8 »Tú no tienes con qué atacarme. Es más, si ahora mismo me muestras a dos jinetes yo te doy los caballos.

9 Y si estás esperando a los egipcios, déjame decirte que los caballos y carros de combate de Egipto no harán temblar ni al más insignificante de mis soldados.

10 Además, hemos venido a destruir este país, porque Dios nos ordenó hacerlo».

11 Eliaquim, Sebná y Joah le dijeron al oficial asirio:

—Por favor, no nos hable usted en hebreo. Háblenos en arameo, porque todos los que están en la muralla de la ciudad nos están escuchando.

12 El oficial asirio les respondió:

—El rey de Asiria me envió a hablarles a ellos y no a ustedes ni a Ezequías, porque ellos, lo mismo que ustedes, se van a quedar sin comida y sin agua. Será tanta el hambre y la sed que tendrán, que hasta se comerán su propio excremento y beberán sus propios orines.

13 Después el oficial asirio se puso de pie y gritó muy fuerte en hebreo:

«Escuchen lo que dice el gran rey de Asiria:

14 “No se dejen engañar por Ezequías, porque él no puede salvarlos de mi poder.

15 Si les dice que confíen en Dios porque él los va a salvar,

16 no le crean. Hagan las paces conmigo y ríndanse. Entonces podrán comer las uvas de su propio viñedo, los higos de sus árboles y beber su propia agua.

17 Después los llevaré a un país parecido al de ustedes, donde hay trigo, viñedos, olivos y miel.

18-20 No escuchen a Ezequías, pues él los engaña al decirles que Dios los va a salvar. A otras naciones, sus dioses no pudieron salvarlas de mi poder. Ni los dioses de Hamat, Arpad y Sefarvaim, pudieron salvar a Samaria de mi poder; ¿cómo esperan que el Dios de ustedes pueda salvar a Jerusalén?”»

21 La gente se quedó callada, porque el rey les había ordenado no contestar.

22 Después Eliaquim, Sebná y Joah rompieron su ropa en señal de angustia, y fueron a contarle al rey Ezequías lo que había dicho el oficial asirio.

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Isaías 37

Dios salva a Judá

1 Cuando el rey Ezequías escuchó el mensaje de Senaquerib, se puso muy triste, y para mostrarlo se rompió la ropa, se puso ropa áspera y se fue al templo.

2 Luego les pidió a Eliaquim, a Sebná y a lossacerdotesmás ancianos que fueran a ver alprofetaIsaías hijo de Amós. Como ya se ha dicho, Eliaquim era el encargado del palacio, y Sebná era secretario del rey. Todos ellos fueron vestidos con ropa áspera para mostrar su tristeza,

3 y le dijeron al profeta:

—El rey Ezequías dice que hoy es un día de luto, de castigo y de vergüenza. Ya hemos perdido las fuerzas; estamos completamente desanimados.

4 Ojalá que Dios haya escuchado los insultos que el oficial de Senaquerib lanzó en contra del Dios de Israel, y que lo castigue. Pídele a Dios que ayude a los israelitas que aún quedan con vida.

5-6 Isaías les respondió:

—Denle al rey este mensaje de parte de Dios: “No tengas miedo de los insultos de ese soldado.

7 Yo haré que el rey Senaquerib reciba una mala noticia que lo obligue a regresar a su país, y allí lo matarán”.

8 El oficial asirio se enteró de que Senaquerib, su rey, se había ido de la ciudad de Laquis. Entonces se fue de Jerusalén y encontró a Senaquerib luchando contra Libná.

9 Allí Senaquerib supo que el rey Tirhaca de Etiopía había salido a luchar contra él. Entonces le mandó de nuevo un mensaje a Ezequías:

10 «Ezequías, rey de Judá: Tú confías en tu Dios, pero no te dejes engañar por él cuando te dice que yo no conquistaré Jerusalén.

11 Como bien sabes, los reyes de Asiria han destruido por completo a cuanto país quisieron. ¡No creas que tú te vas a salvar!

12 Cuando misantepasadosdestruyeron a países como Gozán, Harán, Résef, y a la gente de Bet-edén que vivían en Telasar, ni sus dioses pudieron salvarlos.

13 Ni tampoco pudieron los reyes de Hamat, Arpad, Sefarvaim, Ivá y Hená».

14 Ezequías tomó la carta y la leyó. Luego fue al templo, extendió la carta delante de Dios

15 y oró diciendo:

16 «Dios de Israel, tú tienes tu trono sobre losquerubines. Tú eres el único Dios de todos los reinos de la tierra; tú eres el creador del cielo y de la tierra.

17 ¡Préstanos atención! Mira lo que nos está sucediendo. Escucha lo que dijo Senaquerib para ofenderte a ti, el Dios de la vida.

18 Es verdad que los reyes de Asiria han destruido a los países y sus territorios,

19 y que han echado a sus dioses al fuego. Pero en realidad esos no eran dioses, sino imágenes de madera y de piedra hechas por manos humanas, y por eso fueron destruidas.

20 Dios nuestro, te rogamos que nos salves del poder de los asirios, para que todas las naciones de la tierra sepan que tú eres el único Dios».

21 Después Isaías le mandó este mensaje a Ezequías:

«Nuestro Dios, el Dios de Israel, ha escuchado tu oración.

22 Esto es lo que Dios dice de Senaquerib:

“A ti, Senaquerib,

Jerusalén te desprecia;

los israelitas se burlan de ti a tus espaldas.

23 ¿A quién insultaste y ofendiste?

¡Me ofendiste a mí, al Diossantode Israel!

24 Tu mensaje es un grave insulto para mí.

”Tú presumes de tener muchos carros de combate

y de haber subido con ellos

a las más altas montañas del Líbano.

Tú presumes de haber derribado

los cedros y los pinos más altos y hermosos.

Dices que has llegado a los lugares más lejanos

y a los bosques más tupidos.

25 Tu orgullo es haber hecho pozos

y haber bebido el agua de otros países.

Presumes de que a tu paso

los ríos de Egipto se quedaron secos.

26 ”¿Pero acaso no sabes, Senaquerib,

que fui yo quien te permitió hacerlo?

Desde los tiempos antiguos

he planeado lo que ahora sucede.

Por eso destruyes ciudades fortificadas

y las transformas en un montón de escombros.

27 Por eso dejas sin fuerza a sus habitantes;

y los confundes y llenas de miedo.

¡Y se han vuelto como la hierba del campo,

como el pasto verde;

como la hierba de los tejados

que se seca antes de crecer!

28 ”Senaquerib,

yo sé todo lo que haces;

sé a dónde vas y de dónde vienes.

Y sé que te enojaste contra mí.

29 ¡Te enfureciste y te llenaste de orgullo!

Pero voy a ponerte un gancho en la nariz,

como se les pone a los bueyes,

y un freno en la boca,

como se les pone a los caballos;

¡voy a hacerte regresar

por el camino por donde viniste!”»

30 Después Isaías continuó diciéndole a Ezequías:

«Voy a darte una señal que te hará saber lo que va a pasar: Este año y el próximo, lo único que el pueblo comerá será el trigo que crece por sí solo. Pero en el tercer año ya podrán sembrar y cosechar, plantar viñedos y comer las uvas.

31 »Los habitantes de Judá que aún queden con vida serán como árboles bien firmes que producen mucho fruto.

32 Porque no todos en Jerusalén morirán de hambre, sino que un pequeño grupo quedará con vida. Dios hará esto porque los ama mucho.

33-34 »Dios quiere que sepas que Senaquerib no entrará a Jerusalén. No disparará ni una sola flecha; no la atacará ni construirá plataformas para subir por sus murallas, tendrá que regresar por donde vino. Dios ha dado su palabra.

35 Dios protegerá esta ciudad, por amor a sí mismo, y por amor a David, quien le fue fiel en todo».

36 Esa noche, elángelde Dios fue y mató a ciento ochenta y cinco mil soldados del ejército asirio, y a la mañana siguiente el campo estaba lleno de muertos.

37 Entonces Senaquerib regresó a su país y se quedó en la ciudad de Nínive.

38 Pero un día, mientras Senaquerib estabaadorandoen el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Sarézer fueron y lo mataron, y luego escaparon a la región de Ararat. En su lugar reinó su hijo Esarhadón.

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Isaías 38

Dios prolonga la vida de Ezequías

1-22 En esos días, el rey Ezequías se enfermó gravemente y estaba por morir. ElprofetaIsaías fue a visitarlo y le dijo: «Dios dice que vas a morir, así que arregla todos tus asuntos familiares más importantes».

Entonces Ezequías volvió su cara hacia la pared y oró a Dios así: «Dios mío, no te olvides de que yo siempre he sido sincero contigo, y te he agradado en todo». Luego Ezequías lloró con mucha tristeza.

El profeta Isaías salió, y ordenó que le pusieran al rey Ezequías una pasta de higos en la herida para que sanara. Luego el rey preguntó: «¿Cómo puedo estar seguro de que voy a sanar, y que podré ir al templo de mi Dios?»

Dios le dijo a Isaías:

«Vuelve y dile al rey Ezequías, que yo, el Dios de suantepasadoDavid, he escuchado su oración y he visto sus lágrimas. Dile que lo sanaré, y que voy a darle quince años más de vida. Yo salvaré a Ezequías y a Jerusalén del poder del rey de Asiria. Dile además que, como prueba de que cumpliré mi promesa, le daré esta señal: la sombra del reloj del rey Ahaz va a retroceder diez grados».

Todo sucedió como Dios dijo.

Escrito de Ezequías

Luego de recuperarse de su enfermedad, el rey Ezequías escribió lo siguiente:

«Yo pensé que iba a morirme

justo cuando estaba viviendo

los mejores años de mi vida.

Pensé que aquí en la tierra

no volvería a ver a nadie,

y que tampoco vería a mi Dios.

Desbarataron mi casa,

y me deprimí bastante;

¡perdí las ganas de vivir!

»Todo esto pasó de un día para otro,

pero esperé con paciencia

a que saliera el sol.

Me sentía derrotado,

como si un león me hubiera atacado.

Chillé como golondrina,

¡me quejé como paloma!

Me cansé de mirar al cielo y gritar:

“¡Dios mío, estoy angustiado!

¡Dios mío, ven en mi ayuda!”

»Era tanta mi amargura

que ya ni dormir podía.

Pero no podía quejarme

porque tú, mi Dios,

ya me lo habías anunciado,

y cumpliste tu palabra.

»Tú, mi Dios,

me devolviste la salud

y me diste nueva vida.

Tus enseñanzas son buenas,

porque dan vida y salud.

Sin duda fue para mi bien

pasar por tantos sufrimientos.

Por tu amor me salvaste de la muerte,

y perdonaste todos mispecados.

»Los que han muerto

ya no pueden alabarte,

ni confiar en tu fidelidad;

en cambio, los que aún viven

pueden alabarte como te alabo yo.

También nuestros hijos y nuestros nietos

podrán hablar de tu fidelidad.

»Dios mío, tú me salvarás,

y en tu templo te alabaremos

con música de arpas

todos los días de nuestra vida».

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Isaías 39

Los mensajeros de Babilonia

1 Merodac-baladán hijo de Baladán, que era rey de Babilonia, se enteró de que Ezequías había estado enfermo, así que le envió mensajeros con cartas y un regalo.

2 Ezequías les dio la bienvenida y les mostró todos los tesoros del palacio, el oro y la plata, los perfumes, los aceites finos, y las armas y todo lo que había en las bodegas. Recorrieron todo el palacio y el reino, y no hubo nada que Ezequías no les mostrara.

3 Entonces elprofetaIsaías fue a ver al rey y le preguntó:

—¿Y esa gente de dónde vino? ¿Qué te dijeron?

Ezequías respondió:

—Vinieron de Babilonia, que es un país muy lejano.

4 Isaías le preguntó:

—¿Qué vieron en tu palacio?

Ezequías contestó:

—¡Todo! Les mostré todo lo que tengo en mi palacio y en mis bodegas.

5 Entonces Isaías le dijo:

—Escucha este mensaje de parte de Dios:

6 “En el futuro, todo lo que hay en tu palacio será llevado a Babilonia. Se llevarán todo lo que juntaron tusantepasadoshasta el día de hoy. No va a quedar nada.

7 También a algunos de tus hijos se los llevarán a Babilonia, y allí los harán esclavos y no les permitirán tenerdescendientes”.

8 Ezequías pensó que por lo menos vivirían seguros y en paz mientras él fuera rey, así que le respondió a Isaías:

—Sí así lo quiere Dios, está bien.

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Isaías 40

Dios consuela a Jerusalén

1 Dios dijo:

«¡Consuelen a mi pueblo!

¡Denle ánimo!

2 Hablen con mucho cariño

a los habitantes de Jerusalén,

y anúncienles de mi parte

que ya han dejado de ser esclavos.

Ya les hice pagar por suspecados,

y el castigo que han recibido

es más que suficiente».

El camino de Dios en el desierto

3 Isaías anunció:

«Preparen para Dios

un camino en el desierto.

4 Rellenen todos los valles

y conviertan en llanura

la región montañosa.

5 Entonces Dios mostrará su poder

y lo verá la humanidad entera.

Dios así lo ha dicho.

El poder de la palabra de Dios

6 »Alguien me ordenó que gritara,

y yo pregunté: “¿Qué debo gritar?”

Entonces escuché:

“Grita que todo ser humano

es como la hierba

y como las flores del campo.

7 Grita que la hierba se seca,

y las flores se marchitan,

cuando Dios lanza sobre ellas

el viento del desierto.

8 En cambio, la palabra de Dios

permanece para siempre”».

¡Dios llega con poder!

9 Dios le dijo a Isaías:

«Súbete a una montaña

y anuncia esta buena noticia

a los habitantes de Jerusalén.

No tengas miedo;

grita con todas tus fuerzas

y di a las ciudades de Judá:

“¡Aquí viene nuestro Dios!

10 ¡Viene con todo su poder!

Dios es un rey poderoso,

y trae con él a su pueblo,

el pueblo que ha liberado.

11 Viene cuidando a su pueblo,

como cuida un pastor a su rebaño:

lleva en brazos a los corderos

y guía con cuidado a las ovejas

que acaban de tener su cría”».

Nadie es más grande que Dios

12 Isaías dijo:

«Dios puede medir el océano

con la palma de su mano.

Puede calcular con los dedos

toda la extensión del cielo.

Dios es capaz de recoger

todo el polvo de la tierra,

y de pesar en una balanza

los cerros y las montañas.

13-14 »A Dios nadie le enseña nada;

nadie le da consejos

ni lecciones de ciencia ysabiduría.

15 »Las naciones son, para él,

como una gota de agua;

¡como un grano de polvo en la balanza!

Los poderosos países

que están en las islas del mar

son para él lo mismo

que un simple grano de arena.

16 »No hay en los bosques del Líbano,

animales ni leña suficientes

para presentar en su altar

unaofrendacomo él se la merece.

17 Para Dios, nada valen las naciones;

¡son lo mismo que nada!

Los ídolos no son Dios

18-20 »A Dios no podemos compararlo

con nada ni con nadie.

No puede ser representado

con ninguna imagen.

Los escultores fabrican estatuas,

los joyeros las recubren de oro

y les ponen cadenitas de plata.

Los que no tienen dinero

buscan un palo que no se pudra

y se lo llevan a un artesano;

pero este, por más hábil que sea,

hace un ídolo que ni pararse puede.

¡Pero a Dios no podemos compararlo

con ninguna de estas imágenes!

El poder de Dios

21 »Ustedes saben muy bien,

y ya lo han oído decir,

22 que Dios tiene su trono

muy por encima del cielo.

Desde allí, Dios nos ve

como si fuéramos insectos.

Dios extiende el cielo como un toldo,

lo levanta como una carpa

para vivir en ella.

23-24 Dios hace que los poderosos de este mundo

desaparezcan como plantas

tiernas y sin raíces.

¡Esas plantas se marchitan

y se las lleva el huracán!

La grandeza de Dios

25 »NuestrosantoDios afirma:

“Con nadie me pueden comparar.

Nadie puede igualarse a mí”».

26 Isaías dijo:

«Levanten los ojos al cielo:

¿quién ha creado todo esto?

Dios hace que salgan las estrellas;

las llama por su nombre

y las ordena una por una.

¡Es tan grande su poder

que nunca falta una estrella!

27 »Pueblo de Israel,

¿por qué te quejas?

¿Por qué crees que Dios

no se preocupa por ti?

28 Tú debes saber que Dios

no se cansa como nosotros;

debes saber que su inteligencia

es más de lo que imaginamos.

Y debes saber que su poder

ha creado todo lo que existe.

29 Dios les da nuevas fuerzas

a los débiles y cansados.

30 Los jóvenes se cansan

por más fuertes que sean,

31 pero los que confían en Dios

siempre tendrán nuevas fuerzas.

Podrán volar como las águilas,

podrán caminar sin cansarse

y correr sin fatigarse».