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Eclesiástico

Eclesiástico 11

Las apariencias engañan

1 El sabio, aunque sea pobre,

no tiene de qué avergonzarse;

por eso tiene un lugar

entre la gente importante.

2 No alabes ni desprecies

a nadie por su apariencia;

3 ¡la abeja es un insecto pequeño,

pero produce la miel más dulce!

4 No te sientas orgulloso

por la ropa que llevas

ni porque todo te salga bien:

Dios hace maravillas

y no alcanzamos a comprenderlas.

5 Hay reyes que lo han perdido todo,

y hay pobres que llegaron a ser reyes.

6 Hay gente importante y famosa

que al final cayó en desgracia.

Hay que actuar con cuidado

7-8 Querido jovencito,

primero averigua y luego critica;

primero escucha y luego responde.

No interrumpas mientras otro habla,

9 no te metas en asuntos ajenos,

ni discutas con gente malvada.

El que mucho abarca poco aprieta

10 Querido jovencito,

no trates de hacerlo todo,

pues no lo lograrás.

11 Por más que corras

siempre llegarás tarde.

12 Aunque estés pobre y necesitado,

Dios te verá con bondad

y te sacará de la miseria;

13 te hará andar con la frente en alto,

y al verte todos se admirarán.

Hay que confiar en Dios

14-15 Todo viene de Dios:

lo bueno y lo malo,

la vida y la muerte,

la pobreza y la riqueza,

la sabiduría, el entendimiento,

el conocimiento de la ley

y la práctica de las buenas obras.

16-17 Y es que Dios es tan bondadoso

que concede sus dones a los buenos

y siempre los hace prosperar.

Pero para los malos

Dios preparó la estupidez y la oscuridad,

y el mal los acompañará

hasta el día de su muerte.

18 Tú puedes hacerte rico,

si trabajas y ahorras tu dinero;

pero eso, ¿de qué te servirá?

19 Cuando al fin decidas

disfrutar de tus ganancias,

puedes morirte en cualquier momento

y otros se quedarán con tus riquezas.

20 Querido jovencito,

cumple con tu deber

y siempre mantendrás tu trabajo.

21 Lo que hacen los pecadores

no es digno de admiración;

más te vale confiar en Dios

y seguir haciendo tu trabajo.

Para Dios es cosa fácil

hacer rico al pobre en un instante.

22 Dios bendice a los buenos

y muy pronto los hace prosperar.

23-24 Nunca digas que ya tienes bastante,

y que nada te hace falta;

tampoco creas que, por tenerlo todo,

nada malo te habrá de suceder.

25 Con lo bueno olvidamos lo malo,

y con lo malo olvidamos lo bueno.

26-27 Cuando llega la desgracia

olvidamos la alegría,

y cuando llega la muerte,

para Dios es cosa fácil

darnos lo que nos merecemos.

¡Y al fin de cuentas se descubre

lo que en realidad somos!

28 A la gente se le conoce

a la hora de su muerte.

Por eso, antes de que muera

no hay que llamar feliz a nadie.

Cuidado con los extraños

29 No dejes entrar en tu casa

a todo el que te encuentres,

porque hay gente mañosa

30 que te espía y te pone trampas.

Son como los que cazan pájaros:

solo esperan que des un mal paso.

31 La gente chismosa

convierte lo bueno en malo.

32 Basta una sola chispa

para causar un gran incendio,

y basta un solo malvado

para cometer un gran crimen.

33 Por eso, cuídate de los malvados,

porque pueden causarte daño

y hasta manchar tu buen nombre.

34 Un extraño en tu casa

te causará muchos problemas,

y aun hará que tú mismo

resultes un extraño en tu casa.

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Eclesiástico

Eclesiástico 12

A quién hay que ayudar

1 Haz el bien, pero fíjate a quién,

y así tendrás quien te lo agradezca.

2 Haz el bien a la gente buena,

y tendrás tu recompensa.

Si ellos no te lo pagan,

ya te lo pagará el Dios altísimo.

3 Pero nada bueno recibirás

si te empeñas en hacer lo malo

y dejas de ayudar al pobre.

4-5 Ayuda al que obedece a Dios,

pero no al que hace lo malo,

porque si le das de comer

puede llegar a dominarte,

y por el bien que le hayas hecho

recibirás un doble mal.

6-7 Por lo tanto, ayuda a los buenos

pero no a los malvados,

porque el Dios altísimo los aborrece

y al final les dará su merecido.

Los falsos amigos

8 Cuando todo va bien,

todos dicen ser amigos;

cuando todo va mal,

sabes en verdad quién es amigo.

9 Cuando todo va bien,

sobran los que se dicen amigos;

cuando todo anda mal,

solo el amigo fiel te acompaña.

10 Nunca confíes en tu enemigo,

porque está lleno de maldad;

¡es como metal oxidado!

11 Hará como que te escucha,

y hasta fingirá humildad,

pero no debes confiar en él,

porque hoy te muestra una cara

y mañana te muestra otra.

12 No dejes que se acerque,

ni lo trates con preferencia,

porque al final te traicionará.

Y entonces te acordarás

de mis advertencias

y con tristeza las entenderás.

13 Si el león muerde al domador,

nadie siente lástima por él.

14 Si te haces amigo de un malvado

y participas en su maldad

nadie sentirá lástima de ti.

15 Por un tiempo dirá que es tu amigo,

pero cuando más lo necesites

no vendrá en tu ayuda.

16 El enemigo te dice cosas bonitas,

pero solo piensa en traicionarte.

Tal vez llore como un niño,

pero cometerá crimen tras crimen

si se le presenta la ocasión.

17 Cuando te pase algo malo,

tal vez lo veas a tu lado

con la intención de ayudarte,

pero solo te hará más daño.

18 Entonces mostrará su otra cara,

y entre risas se burlará de ti.

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Eclesiástico

Eclesiástico 13

Cómo tratar a los ricos

1 El que juega con tinta

se mancha las manos;

el que anda con gente burlona

se vuelve como ellos.

2 Nadie junta una olla de metal

con una olla de barro

pues la primera rompe a la otra.

El pobre no debe juntarse con el rico,

porque el rico le hará daño.

3 Cuando el rico ofende,

se siente muy orgulloso;

cuando el pobre sufre la ofensa,

tiene que pedir perdón.

4 Mientras le seas útil,

el rico se aprovechará de ti;

y cuando ya no le sirvas

te dejará abandonado.

5 Mientras tengas algo, estará contigo

para quitarte todo lo que pueda.

6-7 Mientras te necesite, te sonreirá

y te hablará con mucha dulzura;

hasta te invitará a comer

y preguntará qué te hace falta,

pero al final se burlará de ti

y te robará dos y tres veces.

Más tarde, cuando te vea,

pasará frente a ti sin mirarte,

o te mirará con desprecio.

8 ¡Cuidado, no te dejes engañar!

¡Que no te tomen el pelo!

9 Si el rico te invita,

no digas que sí enseguida;

deja que insista en su invitación.

10 No te acerques demasiado,

porque podría rechazarte;

pero tampoco te alejes mucho,

porque podría no tomarte en cuenta.

11 No lo trates de igual a igual

ni creas todo lo que te diga,

porque entre broma y broma

te estará poniendo a prueba.

12 Quien no piensa lo que dice

no se fija a quién ofende.

Hasta puede ponerse violento

y enviarte a la cárcel.

13 De gente así debes cuidarte,

porque puedes pasarla mal.

Cada oveja, con su pareja

15-16 Los animales y la gente

quieren a los de su misma especie.

17 No se juntan el lobo y el cordero,

ni tampoco el malo y el bueno.

18 No conviven el perro y la hiena,

ni tampoco el rico y el pobre.

19 Los leones se comen a los burros,

y los ricos devoran a los pobres.

20 Los orgullosos odian a los humildes

y los ricos, a los pobres.

21-22 Cuando algún rico tropieza,

todos corren a ayudarlo;

pero cuando tropieza un pobre

hasta sus amigos lo empujan.

El rico insulta a todos,

y todo el mundo lo alaba;

pero al pobre, aunque hable bien,

todo el mundo lo critica.

23 El rico habla y todos lo escuchan;

pero habla el pobre y todos se preguntan:

«¿Y a este, quién lo conoce?»

Y si llega a tropezar,

todavía hay quienes lo empujan.

24 Es bueno tener dinero,

cuando se gana honradamente.

El malvado piensa

que ser pobre es una desgracia.

La alegría y la tristeza

25 La alegría y la tristeza

se reflejan en la cara.

26 La cara alegre es el reflejo

de un corazón feliz,

pero el rostro cansado es reflejo

de una mente preocupada.

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Eclesiástico

Eclesiástico 14

La felicidad de los buenos

1 ¡Feliz el que no peca cuando habla,

y tiene la conciencia tranquila!

2 ¡Feliz el que no se siente culpable

y mantiene viva la esperanza!

Defectos del egoísta

3 El que es rico y tacaño

no merece tener tantas riquezas.

4 Por amontonar más dinero

no disfruta de lo que tiene,

y cuando se muera,

otros gozarán de su dinero.

5 El que es tacaño consigo mismo

es tacaño con todos,

y no disfruta de su dinero.

6 El que es tacaño consigo mismo

es el peor de los tacaños,

pues él es su propio verdugo.

7 Cuando llega a hacer un favor,

lo hace por equivocación,

y al final demuestra su egoísmo.

8 El envidioso es mala persona,

y no toma en cuenta a nadie.

9 El ambicioso nunca tiene bastante,

y por su ambición lo pierde todo.

10 El envidioso solo piensa en comida

pero no pone nada en la mesa.

Hay que gozar de la vida

11 Pero tú, querido jovencito,

disfruta de lo que tienes,

y presenta ofrendas dignas a Dios.

12 Recuerda que nos espera la muerte,

y no sabemos cuándo llegará.

13 Antes que llegue ese día,

haz el bien a tus amigos

y ayúdalos tanto como puedas.

14 Disfruta al máximo de este día,

que en buen día te tocó vivir.

15 No dejes que otros disfruten

de lo que tanto trabajo te costó.

16 Hoy es cuando debes dar y recibir,

porque cuando te mueras

ya no disfrutarás de nada.

17-18 A todos nos pasa lo mismo:

hoy nacemos y mañana moriremos.

Somos como las flores:

hoy brotan y mañana se marchitan.

Nos vamos desgastando como la ropa,

y está escrito que un día moriremos.

19 Todo lo que un día construimos

se acabará, lo mismo que nosotros.

La felicidad del sabio

20 ¡Qué dichosos son los que buscan

llegar a tener sabiduría!

21 ¡Qué dichosos son los que buscan

llegar a conocer sus secretos!

22 Siguen a la sabiduría

como persigue el cazador a su presa.

23-24 Tratan a la sabiduría

como si viviera en una casa;

la espían por las ventanas

y la esperan junto a la puerta.

25 ¡Allí se quedan a vivir,

con tal de estar cerca de ella!

26 También la ven como un árbol,

y ponen su nido en sus ramas,

27 para que ella, con su sombra,

los proteja del calor.

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Eclesiástico

Eclesiástico 15

1 Ama a Dios y obedece su ley;

así llegarás a ser sabio.

2 La sabiduría te tratará con cariño,

como si fuera tu madre o tu esposa.

3 Te nutrirá de inteligencia

y aumentará tus conocimientos.

4 Únete a ella, busca su apoyo,

y nunca fracasarás.

5 En las reuniones del pueblo

la sabiduría te dirá qué decir

y te pondrá por encima de todos;

6 además, te hará muy feliz

y siempre serás famoso.

7-8 Pero los ingenuos y los pecadores,

los mentirosos y los presumidos,

nunca llegarán a ser sabios

ni sabrán lo que es la sabiduría.

Ella misma se apartará de ellos,

porque no la tomaron en cuenta.

9-10 Solo los sabios merecen alabar a Dios

porque Dios les dio sabiduría.

Sin sabiduría no hay alabanza,

por eso los malvados no pueden adorarlo.

Hay que elegir lo bueno

11-12 Nunca culpes a Dios

por los pecados que cometes.

No digas que Dios te hizo pecar

porque él no soporta el pecado.

13 ¡Tampoco lo soportan

los que aman a Dios!

14 Al principio, Dios nos creó

y nos dio libertad para decidir.

15 Podemos cumplir los mandamientos

y hacer lo que a Dios le agrada.

16-17 Dios nos ha dado a elegir

entre la vida y la muerte,

entre el fuego y el agua,

y al final nos dará

lo que hayamos elegido.

18 Dios todo lo sabe,

Dios todo lo puede,

Dios todo lo ve.

19 Él sabe todo lo que hacemos,

y ama a quienes lo obedecen.

20 Dios no hace pecar a nadie;

por eso los que quieran pecar

recibirán su justo castigo.

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Eclesiástico

Eclesiástico 16

Los malos hijos

1 No es ningún motivo de alegría

tener hijos guapos pero malvados.

2 No es ningún motivo de alegría

si prosperan pero no aman a Dios.

3 No esperes que vivan mucho tiempo,

ni creas que tendrán un buen fin;

más vale un hijo obediente

que mil hijos malvados;

más vale morir sin hijos

que tener hijos groseros.

4 Basta un solo hombre sabio

para que toda una ciudad prospere,

pero una pandilla de bandidos

puede dejarla en ruinas.

El castigo de los pecadores

5 De todo he visto en la vida,

y cosas peores me han contado.

6 Dios muestra su enojo

en la reunión de los pecadores.

7 Dios no perdonó a los gigantes,

que antes se rebelaron contra él;

8 tampoco dejó sin castigo

a la arrogante ciudad de Sodoma,

donde algún tiempo vivió Lot.

9 Dios no perdonó al país de Canaán

por los pecados de sus habitantes,

10 ni a los seiscientos mil soldados

que destruyó por orgullosos.

11 Aunque el rebelde sea uno solo,

no quedará sin castigo.

Dios castiga a los malvados,

pero siempre está dispuesto a perdonar.

12 Aunque su enojo sea grande,

es más grande su amor.

13-14 Dios premia la paciencia de los buenos,

y da a cada quien lo que merece.

Dios está en todas partes

17 No digas:

«Voy a esconderme de Dios.

Allá en el cielo nadie piensa en mí».

Tampoco digas:

«Nada soy en este mundo.

Entre tanta gente nadie me verá».

18 Cuando Dios se manifiesta,

tiemblan la tierra y el mar,

¡tiembla lo más alto del cielo!

19 Cuando Dios mira las montañas,

tiemblan de miedo sus bases

y lo más profundo de la tierra.

20-21 Pero nadie piensa

en que Dios todo lo ve;

creen que pueden pecar en secreto,

y que Dios no lo sabrá.

22-23 Aun cuando se porten bien,

creen que a Dios no le importa.

Pero solo piensan de este modo

los que no tienen entendimiento.

Dios hizo bien todas las cosas

24 Querido jovencito,

préstame atención,

y así aprenderás.

25 Voy a compartir contigo

todo lo que yo he aprendido.

26 Cuando Dios creó el mundo,

puso cada cosa en su lugar;

27 de una vez y para siempre

puso en orden su creación.

Nada en la creación siente cansancio;

nada en la creación deja de actuar.

28 Todo funciona en armonía;

todo cumple las órdenes de Dios.

29 Dios miró a la tierra

y la llenó de su bondad.

30 La llenó de seres vivos

que un día morirán.

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Eclesiástico 17

La gran creación de Dios

1 Del polvo de la tierra

Dios creó a todo ser humano,

y al polvo lo hace volver.

2 Le dio cierto tiempo de vida

y autoridad para gobernar la tierra.

3 Lo hizo a su propia imagen,

y le dio un poder semejante al suyo.

4 También hizo que pájaros y fieras

sintieran miedo ante el ser humano,

para que este pudiera dominarlos.

5-6 Dios le dio al ser humano

la facultad de ver, probar,

oler, sentir y oír,

y la capacidad de pensar.

7 Le dio mucha sabiduría

para elegir entre el bien y el mal.

8-9 Lo alumbró con su propia luz

para que, al ver su gran creación,

hablara de ella a todo el mundo

10 y alabara al Dios santo

por sus grandes maravillas.

Alianza de Dios con Israel

11 Dios dio a nuestros padres

enseñanzas que dan vida y conocimiento.

12 Hizo con ellos una alianza,

y les dio a conocer sus mandamientos.

13 Con sus propios ojos vieron

el gran poder de Dios;

con sus propios oídos oyeron

el tono majestuoso de su voz.

14 Dios les ordenó no dañar a nadie,

sino tratar a todos con bondad.

Dios es justo y misericordioso

15 Dios ve todo lo que hacemos;

nada se esconde de su vista.

17 A cada nación le dio un jefe,

pero nosotros los israelitas

somos su pueblo elegido.

18 Dios nos ha educado

con amor y disciplina,

como se educa a todo hijo.

19 Dios ve todo lo que hacemos

como quien ve la luz del sol.

20 No podemos ocultarle

nuestros pecados y maldades.

21 Dios, nuestro creador,

es bondadoso y nos conoce;

por eso perdona nuestras faltas

y jamás nos abandona.

22 Dios considera muy valiosa

la ayuda que se da a los pobres,

23 y un día, quienes la dan

recibirán de Dios su recompensa.

24 Dios perdona a los que se arrepienten

y consuela a los que no tienen esperanza.

Invitación a volverse a Dios

25 Vuélvete a Dios, y deja de pecar;

ora en su presencia, y no lo ofendas más.

26 Vuélvete al Dios altísimo

y rechaza por completo la maldad,

pues él condena a los malvados.

27-28 En el mundo de los muertos

nadie puede alabar a Dios;

solo podemos alabarlo y darle gracias

los que aún seguimos con vida.

29 ¡Qué bondadoso es nuestro Dios!

¡Qué grande es su perdón

para los que se arrepienten!

30 Nadie puede tenerlo todo,

porque nadie vive para siempre.

31 Así como las nubes

tapan la brillante luz del sol,

también los malos pensamientos

oscurecen nuestra mente.

32 Dios gobierna los astros del cielo,

pero nosotros somos simples mortales.

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Eclesiástico

Eclesiástico 18

La gran bondad de Dios

1 Dios, que vive para siempre,

ha creado todo lo que existe.

2 Solo él es siempre fiel;

fuera de él no hay otro Dios.

3 Con su poder gobierna el universo,

y todo se mueve al ritmo de su voz.

Él es un rey poderoso,

y distingue entre lo que podemos usar

y lo que es solo para él.

4 Nadie es capaz de comprender

ni de narrar lo que Dios ha hecho.

5 Nadie puede medir el poder de Dios

ni anunciar todas sus bondades.

6 Nadie podría aumentarlas,

ni tampoco disminuirlas,

ni sería capaz de descubrir

las maravillas de Dios.

7 Cuando alguien cree haberlas contado,

apenas ha empezado a hacerlo,

y cuando cree haber terminado,

la admiración lo deja mudo.

8 ¿Qué somos los seres humanos?

¿Para qué hemos nacido?

¿Qué sabemos de lo bueno?

¿Qué sabemos de lo malo?

9 Aquellos que viven mucho tiempo,

no pasan de los cien años;

10 comparados con la eternidad,

cien años no son nada.

¡Son como una gota en el mar,

como un grano de arena en la playa!

11 Por eso Dios nos tiene paciencia

y derrama su amor sobre nosotros.

12 Dios sabe muy bien

que todos tendremos que morir,

y por eso siempre nos perdona.

13 Nosotros nos compadecemos

solo de nuestros amigos,

pero Dios se compadece

de todos los seres humanos.

Dios nos reprende,

nos corrige y nos enseña;

nos trata con mucho cuidado,

como cuida el pastor a sus ovejas,

y nos hace volver a él.

14 ¡Qué felices son

los que confían en su bondad

y están dispuestos a obedecerlo siempre!

La bondad hacia los demás

15 Querido jovencito,

cuando hagas un favor,

no lo eches en cara;

cuando hagas un regalo,

no ofendas a quien lo recibe.

16-17 Vale más una palabra amable

que el mejor de los regalos.

La palabra dicha con amor

refresca más que la lluvia

en un día caluroso.

Así actúa el que es bondadoso.

18 Pero hay gente torpe y tacaña

que regala de mala gana

y critica sin ton ni son:

¡sus regalos hacen llorar!

Vale más prevenir que lamentar

19 Querido jovencito,

antes de empezar a hablar,

piensa lo que vas a decir.

Cuida de tu salud

si no quieres caer enfermo.

20 Antes de juzgar a otros,

júzgate a ti mismo;

así Dios te perdonará

cuando te llame a cuentas.

21 Apártate del pecado

y pórtate con humildad

para no caer enfermo.

22 Cumple a su debido tiempo

todas tus promesas a Dios;

no esperes a estar a punto de morir

para pagar lo que debes.

23 Antes de hacer una promesa,

prepárate a cumplirla;

nunca pongas a prueba

la paciencia de Dios.

24 Recuerda que en el día final

Dios nos juzgará con justicia.

25 Cuando llegues a ser rico

y tengas abundancia de todo,

no te olvides de que un día

fuiste pobre y pasaste hambre.

26 Dios puede hacer que todo cambie

de la noche a la mañana.

27 Pero el sabio previene el peligro

y evita la ocasión de pecar.

28 Dios reconoce a la sabiduría

tan pronto como la ve,

y alaba a la gente entendida.

29 Por eso, querido jovencito,

aprende los dichos de los sabios;

así serás sabio tú mismo

y podrás enseñar a los demás.

El dominio propio

30 Domina tus malos deseos:

no dejes que ellos te dominen.

31 Si te dejas llevar por ellos,

tus enemigos se burlarán de ti.

32 No te des todos los gustos,

porque acabarás lleno de deudas.

33 Cuando no tengas dinero,

no vayas de fiesta en fiesta

con el dinero que pides prestado.

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Eclesiástico

Eclesiástico 19

No hay pecado pequeño

1-2 Querido jovencito,

el obrero que se emborracha

nunca llegará a ser rico;

el vino y las mujeres

hacen perder la cabeza,

el que anda con prostitutas

corre muchos peligros.

El que peca en lo pequeño

poco a poco fracasará;

3 muy pronto le llegará la muerte,

y los gusanos se lo comerán.

4 Querido jovencito,

cometes un grave error

si confías demasiado pronto;

no demuestras mucha inteligencia

y tú mismo te perjudicas.

5 Y si te alegra hacer lo malo,

no podrás defender tu inocencia.

Los chismes

6 Si controlas tu lengua,

te salvas de muchos problemas.

7-8 No andes contando chismes;

no se los repitas a nadie,

sea amigo o enemigo,

y no perderás nada.

Pero si hay que decir la verdad

hazlo en el momento oportuno.

9 Porque si eres chismoso,

los que te oigan dudarán de ti

y acabarán por odiarte.

10 Cuando llegues a saber algo,

llévate el secreto a la tumba:

no tengas miedo de callarte,

que eso no te hará daño.

11-12 Solo los necios sufren

por guardar un secreto.

Se mueren de ganas por contarlo;

¡lo llevan clavado en el pecho,

como si fuera una flecha!

Las mentiras

13-14 Si te vienen a contar

que tu amigo habla mal de ti,

busca a tu amigo

y pregúntale si en verdad lo hizo;

tal vez no dijo nada malo.

Pero, si acaso lo hizo,

aconséjale que no lo repita.

15 Y si vienen a contarte

que tu amigo hizo algo malo,

no creas todo lo que te digan;

primero averigua lo que pasa,

pues tal vez sea mentira.

16 A veces se habla de más,

y todos sin querer lo hacemos.

17 No amenaces a tu amigo;

habla primero con él,

y luego deja que Dios

sea quien aplique el castigo.

La falsa sabiduría

18 Si eres sabio y obedeces a Dios,

él te mostrará su amor por ti.

19 Si conoces y practicas

los mandamientos del Señor,

él te hará prosperar

y te dará larga vida.

20 El que quiera ser sabio

debe empezar por cumplir

los mandamientos de Dios.

21 El criado que no obedece

al amo que lo alimenta,

provoca su enojo,

y aunque luego lo obedezca,

de nada le servirá.

22 No es de sabios hacer lo malo;

los pecadores son malos consejeros.

23 Hay quienes hacen lo malo

porque se creen muy listos,

y hay quienes cometen pecados

porque son unos tontos.

24 Más vale el que es ignorante

pero obedece a Dios,

que el que se cree muy listo

pero no cumple sus mandamientos.

25 Algunos se creen muy hábiles

para cometer injusticias;

otros se valen de la astucia

para lograr lo que quieren.

26 Esa gente agacha la cabeza

para simular que está triste,

27 y hasta se tapa la cara

fingiendo que no oye nada,

pero cuando nadie la ve

saca ventaja de todo.

28 Quizás en el momento

esa gente parece inofensiva,

pero no dejará de hacerte mal

a la primera oportunidad.

29-30 A todos se les conoce

por el modo de mirar,

de vestir, de andar y de reírse;

al sabio se le conoce

por su aspecto distinguido.

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Eclesiástico 20

Hay que saber callar

1 Hay veces que no conviene

reprender a una persona;

lo mejor es quedarse callado.

2 Pero es mejor reprender

que guardarse el enojo.

3 El que confiesa su falta

se libra de la desgracia.

4 El que recurre a la violencia

para hacerse justicia,

es como el hombre sin pene

que quiere violar a una virgen.

5 Hay quienes pasan por sabios,

porque saben cuándo callar;

pero otros se hacen odiosos

porque hablan demasiado.

6 Hay quienes guardan silencio

porque no tienen qué decir,

pero otros se quedan callados

y hablan en el momento oportuno.

7 Es de gente sabia hablar

en el momento indicado;

pero la gente ignorante

habla en cualquier momento.

8 Hay quienes se hacen odiosos

porque siempre hablan de más;

y hay quienes se hacen más odiosos

porque abusan de su autoridad.

Las cosas extrañas de la vida

9 Hay veces que la desgracia

resulta provechosa;

otras veces, la buena suerte

acaba en una desgracia.

10 A veces se hace un regalo,

y no se saca ningún provecho;

otras veces se da algo

y al final se recibe el doble.

11 Hay honores que traen desgracias,

y hay gente humilde que triunfa.

12 Hay quienes compran mucho

para aprovechar un buen precio,

pero no hay que olvidar

que lo barato sale caro.

13 Da gusto escuchar al sabio,

pero no es muy agradable

oír al tonto decir piropos.

14 El tonto regala vidrios,

y espera recibir diamantes.

15 ¡Qué odiosa es la gente

que hoy te da y mañana te pide!

Es poco lo que te da

y es mucho lo que te insulta,

¡y lo grita a los cuatro vientos!

16 Dice el necio que no tiene amigos

porque nadie agradece sus favores.

17 Según él,

se aprovechan de su bondad,

y luego lo critican.

Con esto solo se gana

la burla de todo el mundo.

El arte del buen hablar

18 Duele menos caer al suelo

que ser atrapado en una mentira.

19 La gente grosera

se parece a los chistes de mal gusto,

que repiten los maleducados.

20 En boca de los tontos

los refranes pierden su gracia,

porque siempre los repiten

cuando es menos oportuno.

21 Hay gente tan pobre

que no tiene dinero

para cometer ciertos pecados,

pero al menos duerme tranquila.

22 Hay otros que siempre fracasan

por timidez o por miedo.

23 Hay otros que pierden amigos

por prometer y no cumplir.

Así se ganan enemigos

por no saber decir que no.

La mentira

24 Los mentirosos y los ignorantes

tienen fama de siempre mentir.

25 Más vale un ladrón que un mentiroso,

aunque al fin de cuentas

a los dos les vaya mal.

26 De un mentiroso nadie habla bien;

la mala fama siempre lo acompaña.

Ventajas y peligros de los sabios

27 El sabio sabe abrirse camino,

y sabe también ganarse el aprecio

de los que tienen poder.

28 El que cultiva la tierra

obtendrá una buena cosecha.

Si los poderosos te apoyan,

nadie se fija en tus faltas.

29 Los regalos pueden cegar a los sabios,

y hacer que se callen ante una injusticia.

30 Cuando la sabiduría queda oculta,

es tan inútil como un tesoro escondido.

31 Esconde tu estupidez y pasarás por sabio,

esconde tu sabiduría y pasarás por tonto.