Categories
1 Samuel

1 Samuel 1

Dios le da un hijo a Ana

1 En Ramá, un pueblo de los cerros de Efraín, vivía un hombre llamado Elcaná. Susantepasadosfueron: Jeroham, Elihú, Tohu y Suf. Todos ellos erandescendientesde Efraín.

2 Elcaná tenía dos esposas: Peniná y Ana. Peniná tenía hijos, pero Ana no tenía ninguno.

3 Cada año Elcaná y su familia salían de su pueblo para ir al santuario de Siló. Allíadorabanal Dios todopoderoso y presentabanofrendasen su honor. Allí también trabajaban dos hijos delsacerdoteElí, llamados Hofní y Finees.

4 Cuando Elcaná presentaba un animal como ofrenda, les daba una parte de la carne a Peniná y a sus hijos.

5 Pero a Ana le daba la mejor parte porque la amaba mucho, a pesar de que Dios no le permitía tener hijos.

6-7 Como Ana no tenía hijos, Peniná se burlaba de ella. Tanto la molestaba que Ana lloraba mucho y ni comer quería. Todos los años, cuando iban al santuario, Peniná la trataba así.

8 En una de esas visitas, Elcaná le preguntó a Ana: «¿Por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué te afliges? Para ti, es mejor tenerme a mí que tener muchos hijos».

9 Ana dejó de comer, se levantó y se fue a orar al santuario. El sacerdote Elí estaba allí, sentado junto a la puerta.

10 Ana estaba tan triste que no dejaba de llorar. Por eso oró a Dios

11 y le hizo esta promesa:

«Dios todopoderoso, yo soy tu humilde servidora. Mira lo triste que estoy. Date cuenta de lo mucho que sufro; no te olvides de mí. Si me das un hijo, yo te lo entregaré para que te sirva solo a ti todos los días de su vida. Como prueba de que te pertenece, nunca se cortará el cabello».

12-13 Ana oraba a Dios en silencio. Elí la veía mover los labios, pero como no escuchaba lo que decía, pensó que estaba borracha.

14 Por eso le dijo:

—¿No te da vergüenza estar borracha? ¡Deja ya la borrachera!

15-16 Pero Ana le respondió:

—Señor mío, no crea usted que estoy borracha. No he bebido vino ni cerveza. Estoy muy triste, y por eso estoy aquí suplicándole a Dios que me responda.

17 Entonces Elí le contestó:

—Vete tranquila, y que el Dios de Israel te conceda lo que has pedido.

18 Y Ana le dijo:

—¡Usted sí me comprende!

Dicho esto, Ana regresó a comer y dejó de estar triste.

19 A la mañana siguiente, Elcaná y su familia fueron al santuario paraadorara Dios, y después de eso regresaron a su casa en Ramá.

Tiempo después, Elcaná y su esposa Ana tuvieron relaciones sexuales, y Dios permitió

20 que ella quedara embarazada. Cuando nació el niño, Ana le puso por nombre Samuel, porque Dios contestó su oración.

21 Al año siguiente, cuando llegó el tiempo de ir al santuario para presentar la ofrenda acostumbrada, Elcaná fue a Siló con toda su familia para cumplir su promesa.

22 Pero Ana no quiso ir con ellos, y por eso le dijo a su marido:

—Cuando el niño ya pueda comer solo, yo misma lo llevaré al santuario y se lo entregaré a Dios. Allí se quedará a vivir.

23-24 Elcaná le dijo:

—Haz lo que te parezca mejor. Que el niño se quede contigo hasta que pueda comer solo. Y que Dios cumpla su promesa.

Ana se quedó con su hijo, y lo cuidó hasta que el niño comenzó a comer solo. Fue entonces cuando Ana lo llevó al santuario de Siló. También llevó como ofrenda un novillo de tres años, vino y veinte kilos de harina.

25 Después de presentar en el altar al novillo, Ana y su esposo le entregaron el niño al sacerdote Elí.

26 Y Ana le dijo: «Señor mío, hace tiempo yo estuve aquí, orando a Dios.

27 Yo le pedí este niño, y él me lo concedió.

28 Por eso ahora se lo entrego, para que le sirva todos los días de su vida».

Y todos ellos adoraron a Dios.

Categories
1 Samuel

1 Samuel 2

El canto de Ana

1 Entonces Ana dedicó a Dios este canto:

«Dios me ha hecho muy feliz,

Dios me ha dado muchas fuerzas.

Puedo taparles la boca a mis enemigos;

y estoy feliz porque Dios me ha salvado.

2 Nuestro Dios es único.

¡Nadie se le compara!

¡No hay quien pueda protegernos

como nos protege nuestro Dios!

3 ¡Cállense! ¡No sean tan orgullosos!

¡No hablen como la gente presumida!

Dios nos conoce muy bien;

sabe cuándo hacemos lo bueno

y cuándo hacemos lo malo.

4 Dios quita poder a los poderosos,

y da fuerza a los débiles.

5 A los que antes tenían mucha comida,

Dios los hace trabajar para ganarse el pan;

a los que siempre tenían hambre,

hoy los tiene bien alimentados.

La mujer que no tenía hijos

ahora es madre de muchos;

la que tenía muchos hijos,

ahora no tiene ninguno.

6 Dios nos da la vida

y nos trae la muerte.

7 Dios nos hace ricos y nos deja pobres;

nos humilla y nos exalta.

8 Dios saca del basurero al pobre,

y lo hace reinar entre príncipes.

¡Dios es dueño de todo el universo!

9 Dios protege a quienes lo obedecen,

pero los rebeldes mueren angustiados;

¡de nada les sirve su fuerza!

10 Dios destruye a sus enemigos;

desde el cielo lanza truenos contra ellos.

Dios es el juez de todo el mundo.

Al que él pone como rey

le da riqueza y poder».

Samuel y los hijos de Elí

11 Después de esto, Elcaná y su familia regresaron a su casa en Ramá, mientras que el niño Samuel se quedó con elsacerdoteElí para servir a Dios.

12-17 Los hijos de Elí eran muy malos y no respetaban ni obedecían a Dios. Hacían cosas terribles con lasofrendasque la gente llevaba al santuario.

Por ejemplo, laLeyde Dios decía que, al presentar las ofrendas, primero se debía quemar la grasa del animal y luego darle al sacerdote una porción de la carne. Sin embargo, cuando la gente apenas iba a quemar la grasa, venía un sirviente de los hijos de Elí y le decía al que presentaba la ofrenda: «Dame la carne que le toca al sacerdote, para que yo se la prepare. Debo llevarla cruda porque el sacerdote no la quiere ya cocida».

A veces alguien contestaba: «Déjame quemar primero la grasa, y luego te llevarás lo que gustes». Pero el sirviente le respondía: «Si no me la das ahora, me la llevaré por la fuerza».

Muchas veces el sirviente llegaba con un tenedor, lo metía en la olla donde se estaba cocinando la carne, y todo lo que sacaba era para los hijos de Elí.

18 El niño Samuel, por el contrario, servía fielmente a Dios.

Elí bendice a Ana

Samuel se vestía con ropa de lino, como los sacerdotes.

19 Cada año su madre le hacía una túnica pequeña, y se la llevaba cuando iba con su marido a presentar suofrenda.

20 En una de esas ocasiones, Elí bendijo a Elcaná y a Ana y les dijo: «Ya que han puesto a Samuel al servicio de Dios, que Dios les conceda tener más hijos».

21 Y así sucedió. En los años siguientes, Diosbendijoa Ana, y ella tuvo tres hijos y dos hijas.

Mientras tanto, el niño Samuel crecía bajo el cuidado de Dios.

Maldad de los hijos de Elí

22 Elí ya era muy viejo. Cuando se enteró de todo lo que hacían sus hijos con los israelitas, los llamó y

23 les dijo:

«¿Por qué se comportan así? Ya la gente me ha contado todo lo malo que ustedes hacen.

24 Todos en Israel hablan mal de ustedes.

25 Si una persona ofende a otra, Dios puede decidir quién tiene la razón; pero si alguien ofende a Dios, no hay quien pueda defenderlo».

Sin embargo, los hijos de Elí no hicieron caso al regaño de su padre. Además, Dios ya había decidido quitarles la vida.

26 Mientras tanto, el niño Samuel seguía creciendo, y Dios y la gente lo querían mucho.

Un profeta reprende a Elí

27 Dios envió a unprofetapara que le diera este mensaje a Elí:

«Yo me di a conocer a tusantepasadoscuando ellos eran esclavos del rey de Egipto.

28 Entre todas lastribusde Israel, elegí a tu familia para que susdescendientesfueran missacerdotes. Les di el privilegio de ofrecersacrificiosen mi altar, de quemarincienso, de vestir las túnicas sacerdotales y de comer de lasofrendasdel pueblo.

29 ¿Por qué no das importancia a los sacrificios y a las ofrendas que mandé presentar en mi santuario? Tú les das más importancia a tus hijos que a mí. Ellos están cada día más gordos, porque se quedan con lo mejor de las ofrendas que el pueblo me trae.

30 »Yo les había prometido a tu familia y a tus antepasados que siempre serían mis sacerdotes. Pero ya no será así. Yo aprecio a los que me aprecian, pero desprecio a los que me desprecian.

31-33 Viene el día en que toda tu familia perderá importancia; ninguno de tus hijos llegará a viejo. Los pocos que queden como sacerdotes te harán sufrir mucho y también morirán jóvenes. Y tú serás testigo del bien que haré a mi pueblo.

34 »Para que sepas que todo esto sucederá tal como lo he dicho, te daré una señal: Tus dos hijos, Hofní y Finees, morirán el mismo día.

35 »Sin embargo, yo pondré en mi santuario a un sacerdote fiel, que hará todo como a mí me gusta. Haré que su familia viva mucho tiempo, y que sirva al rey que he elegido.

36 »Los pocos que sobrevivan de tu familia se arrodillarán delante del sacerdote fiel, y le suplicarán: “Por favor, denos usted algún trabajo como sacerdotes, para que podamos comer aunque sea un pedazo de pan”».

Categories
1 Samuel

1 Samuel 3

Dios llama a Samuel

1-4 En aquellos tiempos, Dios se comunicaba muy pocas veces con la gente y no le daba a nadie mensajes nivisiones. Por su parte, el niño Samuel servía a Dios bajo la dirección de Elí, que ya casi estaba ciego.

Una noche, poco antes de que se apagara la lámpara del santuario, Dios llamó a Samuel por su nombre. Elí y Samuel estaban ya acostados, cada uno en su habitación. Samuel dormía en el santuario, que es donde estaba elcofre del pactode Dios.

—¡Samuel, Samuel! —dijo Dios.

5 Samuel fue corriendo al cuarto de Elí y le dijo:

—Aquí estoy. ¿En qué puedo servirle?

Elí le respondió:

—Yo no te llamé. Anda, vuelve a acostarte.

Samuel fue y se acostó,

6 pero Dios volvió a llamarlo: «¡Samuel, Samuel!» Él se levantó y fue de nuevo a donde estaba Elí.

—Aquí estoy —le dijo. ¿En qué puedo servirle?

Elí le respondió:

—Yo no te llamé, hijo mío. Anda, vuelve a acostarte.

7 Samuel estaba confundido porque aún no conocía la voz de Dios. Esta era la primera vez que Dios le hablaba.

8 Por tercera vez Dios lo llamó: «¡Samuel, Samuel!» Samuel se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo:

—Aquí estoy. ¿En qué puedo servirle?

En ese momento Elí comprendió que era Dios quien llamaba al niño,

9 así que le dijo:

—Anda a acostarte. Si oyes otra vez que te llaman, contesta así: “Dime, Dios mío, ¿en qué puedo servirte?”

Samuel volvió a acostarse,

10 y poco después, Dios mismo se le acercó y lo llamó como antes:

—¡Samuel, Samuel!

Y él contestó:

—Dime, Dios mío, ¿en qué puedo servirte?

11 Dios le dijo:

—Voy a hacer en Israel algo muy terrible. Cuando la gente lo sepa, temblará de miedo.

12 Cumpliré contra la familia de Elí todo lo que he dicho.

13 Él sabía que sus hijos me ofendían gravemente, y no hizo nada para corregirlos. Así que voy a castigar a su familia, y nada ni nadie podrá evitarlo.

14 ¡Juro que ningunaofrendaserá suficiente para que yo les perdone su maldad!

15 Samuel volvió a acostarse y, cuando amaneció, se levantó y abrió las puertas del santuario. Pero no se atrevía a contarle a Elí lavisiónque había tenido.

16 Entonces Elí lo llamó:

—Samuel, hijo mío.

—Aquí estoy —contestó Samuel.

17 Y Elí le preguntó:

—¿Qué te dijo Dios? Cuéntamelo todo. Que Dios te castigue si no me lo dices.

18 Samuel se lo contó todo, sin ocultarle nada, y Elí dijo:

—¡Que se haga la voluntad de Dios! Él es quien manda.

19-21 Samuel seguía creciendo, y Dios lo cuidaba. También le daba mensajes en el santuario de Siló, y Samuel se los comunicaba a todo el pueblo. Todo lo que Dios prometía por medio de Samuel, se cumplía. Por eso en todo Israel, la gente confiaba plenamente en las palabras de Samuel.

Categories
1 Samuel

1 Samuel 4

Los filisteos capturan el cofre del pacto

1 Un día, los israelitas salieron a pelear contra los filisteos, y acamparon en Eben-ézer. Los filisteos, por su parte, acamparon en Afec

2 y se organizaron para la batalla. Comenzó el combate y los filisteos derrotaron a los israelitas, matando como a cuatro mil de ellos.

3 Cuando el resto del ejército israelita regresó al campamento, los jefes del pueblo se preguntaban: «¿Por qué dejó Dios que los filisteos nos derrotaran? ¡Vamos a Siló a traer elcofre del pacto! ¡Así Dios nos salvará de nuestros enemigos!»

4 Entonces el pueblo mandó traer de Siló el cofre del pacto, donde el Dios todopoderoso reina entre losquerubines. Los hijos de Elí, Hofní y Finees, venían acompañándolo.

5 Cuando el cofre del pacto llegó al campamento israelita, todo el pueblo gritó tan fuerte que hasta la tierra tembló.

6 Al oír los gritos, los filisteos se preguntaban: «¿Por qué hacen tanto escándalo esos israelitas?»

Cuando los filisteos se enteraron de que los israelitas habían traído elcofre del pactode Dios a su campamento,

7 les dio mucho miedo y algunos decían:

«¡Estamos perdidos! ¡Dios ha llegado al campamento israelita! ¡Esto nunca nos había pasado!

8 Nadie podrá salvarnos de ese Dios tan poderoso. Es el Dios que destruyó en el desierto a los egipcios con toda clase de terribles castigos».

Y otros gritaban:

9 «Filisteos, ¡no se desanimen! Sean valientes. De lo contrario, los israelitas dejarán de servirnos y nosotros pasaremos a ser sus esclavos. ¡Peleen como hombres!»

10 Los filisteos pelearon contra los israelitas y los derrotaron. La matanza fue muy grande, pues mataron a treinta mil soldados israelitas, y el resto del ejército huyó a sus casas.

11 Además, los filisteos capturaron elcofre del pactode Dios y mataron a Hofní y a Finees, hijos de Elí.

Muerte de Elí

12-15 Ese mismo día, un hombre de latribude Benjamín escapó de la batalla y llegó corriendo a Siló. Había roto su ropa y se había echado polvo sobre la cabeza en señal de luto. Cuando entró en la ciudad y le contó a la gente lo que había pasado, todos empezaron a llorar a gritos.

ElsacerdoteElí era ya un anciano de noventa y ocho años, y se había quedado ciego. Estaba sentado en una silla, junto al camino. Esperaba saber, con ansias y temor, qué había pasado con elcofre del pactode Dios. Cuando oyó el griterío, preguntó:

—¿Por qué hay tanto alboroto?

16 Y aquel hombre le dijo:

—Logré escapar del campo de batalla, y acabo de llegar.

—¿Y qué ha pasado, hijo mío? —le preguntó Elí.

17 Y el hombre le contestó:

—Los filisteos nos derrotaron y se llevaron elcofre del pactode Dios. Miles de nuestros hombres han muertos. Tus hijos, Hofní y Finees, también murieron.

18 Como Elí ya era anciano y muy pesado, cuando oyó lo que había sucedido con el cofre, se fue de espaldas, cayó junto a la puerta y se quebró el cuello. Allí murió. Había sidolíderde Israel cuarenta años.

19 La nuera de Elí estaba embarazada y a punto de tener su bebé. Le afectó saber que elcofre del pactode Dios había sido capturado, y que su suegro y Finees, su esposo, habían muerto. Por eso empezó a sentir fuertes dolores, y tuvo a su bebé;

20 eso le causó la muerte.

Antes de que ella muriera, las mujeres que la atendían le dijeron: «Anímate, tuviste un niño».

21-22 Ella no les respondió ni les hizo caso. Solo tuvo tiempo de ponerle a su hijo el nombre de «Icabod», y alcanzó a decir: «Israel ha perdido el cofre. ¡Dios nos ha abandonado!»

Categories
1 Samuel

1 Samuel 5

El cofre del pacto de Dios y los filisteos

1 Después de que los filisteos se apoderaron del cofre del pacto de Dios en

2 Eben-ézer, se lo llevaron a Asdod. Allí lo pusieron en su templo, junto a la estatua del dios Dagón.

3 Al día siguiente, cuando la gente de Asdod se levantó, encontró a Dagón tirado y de cara al suelo, frente alcofre del pactode Dios. Enseguida lo levantaron y lo colocaron en su lugar.

4 Al día siguiente sucedió lo mismo, solo que esta vez la cabeza y las manos de Dagón estaban tiradas a la entrada del templo.

5 Por eso, hasta el día de hoy en Asdod ni lossacerdotesni los queadorana Dagón pisan la entrada del templo.

6 Además, como la gente de Asdod había capturado el cofre, Dios los castigó duramente, lo mismo que a los pueblos vecinos. Dios hizo que les salieran tumores, y todos ellos sufrían mucho.

7 Por eso, los habitantes de Asdod dijeron: «El Dios de Israel nos ha castigado duramente a nosotros y a nuestro dios Dagón. Ese cofre del Dios de Israel no debe estar entre nosotros».

8 Luego llamaron a todos los jefes filisteos y les preguntaron:

—¿Qué podemos hacer con el cofre del Dios de Israel?

Ellos contestaron:

—Envíenlo a la ciudad de Gat.

Y así lo hicieron.

9 Pero en cuanto el cofre llegó a aquella ciudad, Dios hizo que les salieran tumores a todos los que allí vivían. Toda la gente

10-12 estaba muy asustada. Por eso elcofre del pactode Dios fue enviado a otra ciudad filistea, llamada Ecrón.

Cuando el cofre iba entrando a esa ciudad, sus habitantes empezaron a gritar: «¡Nos han traído el cofre del Dios de Israel para matarnos a todos!»

Los habitantes de Ecrón tenían mucho miedo de morir, así que llamaron a los jefes filisteos y les dijeron: «¡Llévense de aquí ese cofre! ¡Regrésenlo al lugar de donde lo tomaron! De lo contrario, todos moriremos».

Y aunque así lo hicieron, Dios también los castigó duramente. Murió mucha gente, y los que sobrevivieron sufrían mucho a causa de los tumores. Sus lamentos se escuchaban hasta el cielo.

Categories
1 Samuel

1 Samuel 6

Los filisteos devuelven el cofre

1 Como elcofre del pactode Dios ya había estado siete meses en su tierra,

2 los filisteos mandaron a llamar a sussacerdotesy adivinos, y les preguntaron:

—¿Qué podemos hacer con elcofre del pactode Dios? ¿Cómo podemos enviarlo de vuelta a su lugar?

3 Ellos les contestaron:

—Si lo regresan, deben enviar tambiénofrendaspara pagar por el error de haberlo capturado. Solo así sanarán de los tumores y entenderán por qué Dios no ha dejado de castigarlos.

4-5 Los filisteos volvieron a preguntar:

—¿Qué ofrenda podemos presentarle al Dios de Israel para que nos perdone?

Y les contestaron:

—Hagan figuras de los tumores y de las ratas que están destruyendo el país. Como ustedes tienen cinco jefes, deben enviar cinco tumores de oro y cinco ratas de oro. Así reconocerán que el Dios de Israel es muy poderoso; tal vez él deje de castigar al pueblo, a sus jefes, a sus dioses y a su tierra.

6 »No vayan a portarse como el rey de Egipto y su gente. Ellos se pusieron muy tercos, y solo cuando Dios los castigó duramente dejaron que los israelitas se fueran de Egipto.

7-9 »Si quieren saber si fue el Dios de Israel quien los castigó, hagan lo siguiente: Construyan una carreta nueva. Esa carreta deben jalarla dos vacas que nunca hayan trabajado con el yugo puesto ni hayan jalado ninguna carreta. Las vacas deben estar criando terneros.

»Como lo normal es que las vacas vayan hacia donde están sus terneros, encierren a los terneros en el establo. Pongan luego elcofre del pactode Dios en la carreta, y en una caja pongan las figuras de oro que hicieron. Una vez que hayan hecho esto, suelten la carreta para que las vacas se lleven la ofrenda.

»Fíjense entonces hacia dónde se dirigen las vacas. Si se van hacia Bet-semes, que es un pueblo israelita, podemos estar seguros de que fue el Dios de los israelitas quien nos causó tanto daño. Si no sucede así, entonces sabremos que no fue su Dios quien nos castigó, sino que todo esto fue un accidente.

10 Así lo hicieron los filisteos. Pusieron dos vacas para que llevaran el carro, y a los terneros recién nacidos los encerraron en un establo.

11 Luego pusieron en la carreta elcofre del pactode Dios y la caja con las figuras de oro, y dejaron que las vacas se llevaran la carreta.

12 Las vacas se fueron directamente a Bet-semes. En ningún momento se apartaron del camino ni dejaron de mugir por sus terneros. Por su parte, los jefes filisteos las siguieron hasta que estuvieron cerca de Bet-semes.

13 La gente de ese lugar estaba cosechando trigo en el valle que está frente al pueblo. Cuando vieron el cofre, les dio mucha alegría.

14-15 La carreta se detuvo junto a una gran piedra que estaba en el campo de un hombre llamado Josué. Entonces los ayudantes de los sacerdotes bajaron elcofre del pactode Dios y la caja con las figuras de oro, y los pusieron sobre esa gran piedra. Luego los israelitas tomaron la carreta, la hicieron leña, ysacrificaronlas vacas como ofrenda a Dios. Además, ese día le presentaron a Dios otras ofrendas.

16 Los cinco jefes filisteos se quedaron a cierta distancia, y después de haber observado todo esto, ese mismo día regresaron a Ecrón.

17 Los filisteos tenían cinco ciudades principales: Asdod, Gaza, Ascalón, Gat y Ecrón. Por cada una de ellas, los jefes filisteos enviaron una figura de oro como ofrenda a Dios,

18 y por cada ciudad y pueblo, enviaron un ratón de oro.

En cuanto a la gran piedra sobre la que colocaron elcofre del pactode Dios, hasta el día de hoy se conserva en el campo de Josué, el de Bet-semes, como testimonio de todo esto.

19 Mientras el cofre estuvo en Bet-semes, Dios castigó con la muerte a setenta hombres que se atrevieron a mirar dentro del cofre. Toda la gente del pueblo lloró mucho por eso,

20 y decía: «Nadie puede vivir delante de un Dios tan poderoso como el nuestro. Es mejor que mandemos el cofre a otro lugar».

21 Cerca de allí había una aldea llamada Quiriat-jearim. Entonces mandaron a decir a la gente de allí: «Los filisteos nos han devuelto elcofre del pactode Dios. Vengan por él».

Categories
1 Samuel

1 Samuel 7

Samuel gobierna Israel

1 Los habitantes de Quiriat-jearim pusieron elcofre del pactode Dios en la casa de un hombre llamado Abinadab, la cual estaba sobre una colina. Tambiénconsagrarona su hijo Eleazar para que cuidara del cofre.

2 El cofre estuvo en Quiriat-jearim veinte años. Y toda la gente de Israel lloraba y buscaba a Dios.

3-4 Por eso Samuel les dijo:

«Si de veras quieren volver a obedecer a Dios, dejen deadorara los dioses ajenos, y a las imágenes de Baal y de Astarté. Adoren solamente a nuestro único y verdadero Dios. Así él los librará del poder de los filisteos».

Los israelitas dejaron de adorar a esos dioses, y adoraron solamente al Dios de Israel.

5 Entonces Samuel les dijo: «Reúnan en Mispá a todos los israelitas, y yo le pediré a Dios que los perdone».

6 Los israelitas se reunieron en Mispá y reconocieron que habían ofendido a Dios. Por eso sacaron agua de los pozos, la derramaron comoofrendadelante de Dios, y despuésayunaron.

Fue en Mispá donde Samuel comenzó a gobernar a los israelitas.

7 Cuando los jefes de los filisteos supieron que los israelitas se habían reunido en ese lugar, decidieron ir y atacarlos. Al saberlo, los israelitas se llenaron de miedo

8 y le dijeron a Samuel: «¡No dejes de orar a nuestro Dios; ruégale que nos libre del poder de los filisteos!»

9-10 Samuel tomó un cordero y, mientras losacrificaba, le rogó a Dios que ayudara a su pueblo. Mientras tanto, los filisteos iban acercándose para atacar a Israel. Pero Dios escuchó a Samuel, y envió fuertes y espantosos truenos. Cuando los filisteos los oyeron, se llenaron de terror y salieron corriendo.

11-13 Los israelitas persiguieron a los filisteos desde Mispá hasta Bet-car, y los vencieron. Entonces Samuel tomó una piedra, la puso entre los pueblos de Mispá y Sen, y la llamó Eben-ézer, pues declaró: «Hasta aquí nos ha ayudado Dios». Hizo esto para que todos recordaran cómo Dios los había ayudado.

Mientras Samuel vivió, Dios mostró su poder contra los filisteos, y estos ya no volvieron a invadir la tierra de Israel.

14 Por el contrario, los israelitas recuperaron las ciudades y territorios que los filisteos les habían quitado, desde Ecrón hasta Gat. Así fue como hubo paz entre los israelitas y los habitantes de Canaán.

15-17 Cada año Samuel visitaba las ciudades de Betel, Guilgal y Mispá. Allí aconsejaba y dirigía a los israelitas, y los ayudaba a resolver sus pleitos y problemas. Lo mismo hacía en Ramá, donde él vivía y donde había hecho un altar para adorar a Dios. Y Samuel gobernó a Israel durante toda su vida.

Categories
1 Samuel

1 Samuel 8

Los israelitas piden rey

1-2 Samuel tenía dos hijos. El primero en nacer fue Joel, y el segundo, Abías. Cuando Samuel envejeció, puso a sus hijos para que gobernaran a Israel.

3 Pero los hijos de Samuel no eran como su padre, sino que cometían muchas injusticias. Si dos personas peleaban por algo, y los buscaban a ellos para ver quién tenía la razón, ellos siempre ayudaban a quien les daba dinero.

4 Por eso, todos los representantes de Israel fueron a Ramá para hablar con Samuel. Allí le dijeron:

5 «Usted ya está muy anciano, y sus hijos no son como usted. Es mejor que nos dé un rey como los que tienen las otras naciones».

6 Esto no le gustó nada a Samuel. Pero se puso a orar a Dios,

7 y Dios le dijo:

«Haz lo que te piden. No te están rechazando a ti, sino a mí, ¡pues no quieren que yo sea su rey!

8 Desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy, ellos me han dejado paraadorara otros dioses, y así también lo hacen ahora contigo.

9 Dales el rey que piden, pero adviérteles todo lo que ese rey les hará».

10 Samuel habló con los que pedían rey, y les repitió lo que Dios le había dicho:

—Esto es lo que les pasará cuando tengan rey:

11 El rey pondrá a los hijos de ustedes a trabajar en sus carros de guerra, o en su caballería, o los hará oficiales de su ejército;

12 a unos los pondrá a cultivar sus tierras, y a otros los pondrá a recoger sus cosechas, o a hacer armas y equipos para sus carros de guerra.

13 »Ese rey hará que las hijas de ustedes le preparen perfumes, comidas y postres;

14 a ustedes les quitará sus mejores campos y cultivos,

15 y les exigirá la décima parte de sus cosechas para dárselas a sus ayudantes y oficiales.

16 También les quitará a ustedes sus burros, sus esclavos y sus mejores jóvenes, y los pondrá a su servicio.

17 A ustedes los hará sus esclavos, y además les quitará uno de cada diez animales de sus rebaños.

18 Entonces se arrepentirán de haber pedido un rey, pero Dios ya no los escuchará.

19 Y aunque Samuel les advirtió a los israelitas todo esto, ellos no le hicieron caso. Al contrario, le dijeron:

—¡Eso no nos importa! ¡Queremos tener un rey!

20 ¡Queremos ser como las otras naciones! ¡Queremos un rey que nos gobierne y que salga con nosotros a la guerra!

21 Samuel escuchó todo lo que dijeron los israelitas, y eso mismo se lo repitió a Dios.

22 Y Dios le dijo: «Hazles caso y dales un rey».

Entonces Samuel les dijo a los israelitas: «Está bien. Pero ahora váyanse a sus casas».

Categories
1 Samuel

1 Samuel 9

Samuel y Saúl se encuentran

1 Había un hombre muy importante llamado Quis. Era hijo de Abiel y nieto de Seror. Su bisabuelo había sido Becorat, hijo de Afíah. Todos ellos eran de latribude Benjamín.

2 Quis tenía un hijo llamado Saúl, que era joven y bien parecido, y además muy alto. Ningún israelita podía compararse con él, pues no había nadie que le pasara de los hombros.

3 Como a Quis se le perdieron unas burras, le dijo a su hijo Saúl: «Ve a buscar las burras. Llévate a uno de tus ayudantes».

4 Saúl y uno de sus ayudantes fueron a buscar las burras por las montañas de Efraín, y también por las regiones de Salisá, Saalim y Benjamín, pero no las encontraron.

5 Cuando llegaron a la región de Suf, Saúl le dijo a su ayudante:

—Tenemos que regresar. Mi padre ha de estar más preocupado por nosotros que por las burras.

6 Pero su ayudante le contestó:

—En este pueblo hay un hombre que sirve a Dios. Toda la gente lo respeta mucho. Dicen que cuando él anuncia que algo va a suceder, sucede. ¡Vamos a verlo! A lo mejor nos dice dónde podemos encontrar las burras.

7 Pero Saúl le respondió:

—Si vamos a consultarlo, ¿qué podemos darle? ¿Con qué le daremos las gracias por su ayuda? Ya no tenemos nada, ni siquiera un poco de pan.

8 El sirviente le dijo:

—Yo traigo una monedita de plata, que pesa como tres gramos. Se la daré a ese hombre para que nos diga dónde encontrar las burras.

9-10 Y Saúl le contestó:

—Está bien, vamos.

En esos días, cuando alguien en Israel tenía problemas y quería que Dios le dijera qué hacer, decía: «Voy a preguntarle al hombre que interpretavisiones». A estos intérpretes se les conocía como «videntes», y tiempo después se les llamó «profetas».

11 Saúl y su sirviente empezaron a subir al cerro para llegar a donde estaba el vidente. Cuando se acercaron al pueblo, se encontraron con unas muchachas que iban a sacar agua del pozo y les preguntaron:

—¿Es aquí donde vive el vidente?

12-13 Y ellas les contestaron:

—Sí, acaba de llegar al pueblo para presentar en el santuario del cerro los animales que se van aofrendara Dios. En cuanto entren al pueblo lo verán dirigirse allá parabendeciresos animales. La gente y sus invitados no empezarán a comer de los animalessacrificadoshasta que él los bendiga. ¡Vayan rápido y podrán verlo!

14-16 Un día antes de que Saúl llegara, Dios le había dicho a Samuel:

«Mañana vendrá a buscarte un hombre de la tierra de Benjamín. Ese hombre reinará sobre mi pueblo y lo librará del poder de los filisteos. Ya he escuchado las quejas de mi pueblo, y he visto cómo sufre. Así que tú vas a derramar aceite sobre su cabeza, en señal de que será jefe de mi pueblo».

17 Cuando Saúl y su sirviente iban entrando al pueblo, Samuel vio a Saúl. En ese momento Dios le dijo a Samuel: «Este hombre va a reinar sobre mi pueblo».

18 Entonces Samuel se acercó a ellos, y Saúl le preguntó:

—¿Podría usted decirme dónde está la casa del vidente?

19 Y Samuel le contestó:

—Yo soy el vidente. Adelántate al santuario del cerro, porque allí comeremos juntos, y mañana podrás regresar a tu casa. Ahora mismo voy a decirte lo que quieres saber:

20 Deja de preocuparte por las burras que se perdieron hace tres días, pues ya las encontraron. Además, todo lo mejor de Israel será para ti y para tu familia.

21 Saúl, sorprendido, le contestó:

—¿Por qué me dice usted todo esto? La tribu de Benjamín, a la que pertenezco, es la más pequeña en Israel, y mi familia es la menos importante de esa tribu.

Saúl, futuro rey de Israel

22 En el comedor había como treinta invitados, pero Samuel hizo que Saúl y su ayudante se sentaran en el lugar más importante.

23 Luego, Samuel le dijo al cocinero: «Trae la carne que te ordené que apartaras».

24 Enseguida el cocinero trajo una pierna entera y se la sirvió a Saúl. Entonces Samuel le dijo a Saúl: «Esta es la mejor parte de la carne. Come, pues la aparté para que hoy la comieras junto con esta gente».

Samuel y Saúl comieron juntos ese día.

25 Cuando terminaron, bajaron del santuario y se dirigieron a la casa de Samuel, que estaba en el pueblo. Allí, Samuel habló con Saúl en la azotea de su casa. Como la azotea era el lugar más fresco para dormir, allí mismo le prepararon a Saúl una cama, y Saúl se durmió.

26 Al día siguiente, por la mañana, Samuel subió a la azotea y le dijo a Saúl: «Levántate ya, que tienes que regresar a tu casa».

Saúl se levantó y salió de la casa con Samuel. Cuando ya iban a salir de la ciudad,

27 Samuel le dijo a Saúl: «Dile a tu sirviente que se adelante, pues tengo que darte un mensaje de parte de Dios».

Categories
1 Samuel

1 Samuel 10

1 En cuanto el sirviente se fue, Samuel sacó un frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl; luego le dio un beso y le dijo:

«Hoy te ha elegido Dios para que seas rey de su pueblo.

2 Cuando nos hayamos despedido, te vas a encontrar con dos hombres, los cuales te van a decir que ya aparecieron las burras que andabas buscando. También te van a decir que tu padre está preocupado por ti, pues no sabe lo que pudo haberte pasado.

»Te vas a encontrar con ellos en la frontera de la región de Benjamín, junto a la tumba de Raquel.

3 En Tabor hay un árbol muy grande. Cuando llegues allí, encontrarás a tres hombres que van a Betel paraadorara Dios. Uno de ellos irá con tres cabritos, otro con tres panes, y el tercero irá con un recipiente de cuero lleno de vino.

4 Te saludarán y te darán dos panes. Acéptalos.

5 »De allí te irás a Guibeá de Dios, donde los filisteos tienen un cuartel. Al entrar al pueblo, te encontrarás a una banda de músicos con guitarras, panderos, flautas y arpas. Detrás de esa banda verás a un grupo deprofetasque bajan del santuario y que van dando mensajes de parte de Dios.

6 »En ese momento el espíritu de Dios vendrá sobre ti y te pondrás a profetizar junto con ellos. A partir de entonces, tu vida cambiará por completo.

7 »Una vez que se cumpla todo esto que ahora te digo, podrás hacer lo que quieras, porque Dios estará contigo.

8 »Pero ahora, vete a Guilgal y espérame allí siete días. Cuando llegue yo, le presentaré a Diossacrificiosyofrendasde paz, y entonces te diré lo que tienes que hacer como rey».

Saúl regresa a su casa

9 Ese mismo día se cumplió todo lo que Samuel había dicho, pues en cuanto Saúl se dio vuelta y se apartó de Samuel, Dios cambió la vida de Saúl.

10 Cuando Saúl y su ayudante llegaron a Guibeá, se encontraron con el grupo deprofetas. Entonces el espíritu de Dios vino sobre Saúl, y Saúl comenzó a profetizar junto con ellos.

11-12 La gente que lo conocía y lo veía profetizar en compañía de aquellos profetas, empezó a decir: «¿Qué le pasa al hijo de Quis? ¿Y esos profetas de dónde salieron? ¿Hasta Saúl es profeta?»

Así fue como nació el dicho: «¡Hasta Saúl es profeta!»

13 Cuando Saúl terminó de profetizar, subió al santuario del cerro.

14 Entonces el tío de Saúl les preguntó a él y a su sirviente:

—¿Dónde estaban?

Saúl respondió:

—Andábamos buscando las burras. Como no podíamos encontrarlas, fuimos a ver al profeta Samuel para preguntarle por ellas.

15 Y el tío le dijo:

—¡Cuéntame lo que te dijo el profeta!

16 Pero Saúl no quiso contarle lo que Samuel le había dicho acerca del reino, así que le contestó:

—Solo nos dijo que ya habían encontrado las burras.

Saúl es nombrado rey

17 Algunos días después, Samuel reunió a todo el pueblo en Mispá, y en presencia de Dios

18 les dijo:

«Así dice el Dios de Israel: Yo los saqué a ustedes de Egipto. Yo los libré del poder de ese pueblo y de las naciones que los tenían dominados. A pesar de eso, ustedes me han rechazado y ahora quieren tener un rey.

19 Parece que se han olvidado de que soy yo quien siempre los ayuda en todos sus problemas.

»Pero no importa. Ahora preséntense ante mí portribusy familias».

20 Los israelitas así lo hicieron, y echaron suertes y ganó la tribu de Benjamín.

21 Luego echaron suertes entre las familias de Benjamín y ganó la familia de Matrí. Volvieron a echar suertes, y Saúl resultó elegido. Sin embargo, no lo podían encontrar.

22 Entonces le consultaron a Dios si Saúl estaba allí, y Dios respondió que estaba escondido entre el equipaje.

23 Rápidamente fueron a sacarlo de allí. Y cuando Saúl se presentó en medio de todos, se dieron cuenta de que era muy alto. No había nadie que le pasara de los hombros.

24 Entonces Samuel le dijo a todo el pueblo:

—¡Aquí tienen al hombre elegido por Dios para que sea su rey! ¡No hay nadie que se le compare!

Los israelitas gritaron a una voz: «¡Viva el rey!»

25 Luego Samuel les explicó cuáles eran los derechos del rey, y los escribió en un libro que puso en el santuario de Dios. Después de eso, Samuel les dijo que regresaran cada uno a su casa.

26 También Saúl se fue a Guibeá, donde vivía, y Dios hizo que un grupo de valientes lo siguiera.

27 Pero un grupo de malvados dijo en son de burla:

«¿Y este es el que va a salvarnos?» Y como pensaban que Saúl no servía para rey, no le dieron ningún regalo. A pesar de ello, Saúl no dijo nada.