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1 Reyes

1 Reyes 11

Salomón desobedece a Dios

1-8 Salomón tuvo setecientas esposas extranjeras, que eran princesas. Entre ellas estaba la hija del rey de Egipto, además de otras mujeres moabitas, amonitas, edomitas, hititas y sidonias. También tuvo trescientas mujeres, con las que vivió sin haberse casado. Dios le había dicho a los israelitas: «No se casen con mujeres extranjeras, porque ellas los haránadorara sus dioses». Y así sucedió. Cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres lo apartaron de Dios y lo hicieron adorar a otros dioses. Salomón adoró a la diosa de los sidonios llamada Astarté, y construyó un lugar para adorar a dosídolosrepugnantes: Quemós, que era un dios de Moab, y Milcom, que era el dios de los amonitas. Lo construyó en la montaña que está al este de Jerusalén. También edificó lugares para que sus esposas ofrecieran animales a sus dioses y quemaranincienso. Salomón actuó mal delante de Dios y no lo obedeció; en realidad, nunca se comprometió a obedecerlo por completo, como lo había hecho David, su padre.

9 El Dios de Israel estaba enojado con Salomón, pues aunque se le había aparecido dos veces

10 y le había ordenado que no adorara a otros dioses, él nunca lo obedeció.

11 Por eso Dios le dijo:

«Te has comportado mal y no has obedecido mis órdenes. Por eso voy a quitarte el reino y se lo daré a uno de tus oficiales.

12-13 Sin embargo, no lo haré ahora, sino cuando tu hijo sea el rey. No le quitaré todo el reino; lo dejaré reinar sobre unatribu, por amor a tu padre David y a la ciudad de Jerusalén que yo he elegido».

Los enemigos de Salomón

14-16 Hadad, que eradescendientede los reyes de Edom, luchó en contra de Salomón, pues así lo permitió Dios. Resulta que años atrás, cuando David había vencido a Edom, Joab, que era el general del ejército, fue a enterrar a los que habían muerto en la batalla. Joab se quedó allí durante seis meses, hasta que logró matar a todos los hombres de Edom.

17-18 En aquel tiempo, Hadad era solo un niño, y logró escapar junto con algunos edomitas que ayudaban a su padre. Ellos lo sacaron de Madián y lo llevaron a Param, en donde se les unieron algunos hombres que los ayudaron a llegar a Egipto. Allí el rey les dio casa, tierras y comida.

19 Hadad se hizo amigo del rey de Egipto y este le permitió casarse con su cuñada, la hermana de la reina Tahpenés.

20 Hadad y su esposa tuvieron un hijo al que llamaron Guenubat, el cual vivió en el palacio del rey de Egipto. La reina Tahpenés lo educó junto con sus propios hijos.

21 Pero cuando Hadad se enteró de que habían muerto David y el general Joab, le dijo al rey de Egipto:

—Dame permiso para regresar a mi país.

22 El rey le contestó:

—¿Por qué quieres volver a tu país? ¡Aquí nada te falta!

Hadad le respondió:

—Aun así, te ruego que me dejes ir.

Así que regresó y se enfrentó con Salomón.

23 Dios también permitió que Rezón, el hijo de Eliadá, se pusiera en contra de Salomón. Rezón era un oficial de Hadad-ézer, rey de Sobá, y se había escapado

24 para convertirse en el jefe de una banda de ladrones. Cuando David mató a algunos de esos ladrones, Rezón se fue a vivir a la ciudad de Damasco, y allí lo nombraron rey.

25 Mientras Salomón vivió, Rezón fue enemigo de Israel, y junto con Hadad le hizo mucho daño a Salomón.

26 Otro enemigo de Salomón fue uno de sus oficiales llamado Jeroboam, que era de latribude Efraín y de la ciudad de Seredá. Su madre era una viuda llamada Serúa.

27 Esto fue lo que sucedió entre Jeroboam y Salomón: El rey estaba rellenando de tierra la parte este de la Ciudad de David, su padre.

28 Jeroboam era muy fuerte y trabajador, y cuando Salomón se dio cuenta de esto, le encargó vigilar los trabajos forzados que hacían los que habían sido traídos del territorio de Efraín y Manasés.

29 Un día en que Jeroboam salió de Jerusalén, se encontró con elprofetaAhías, que era de Siló. El profeta se había puesto una capa nueva. Los dos estaban solos en el campo.

30 Entonces Ahías tomó su capa nueva, la rompió en doce pedazos

31 y le dijo a Jeroboam:

«Estos diez pedazos son para ti, porque el Dios de Israel le quitará el reino a Salomón y a ti te dará diez tribus.

32 A Salomón le dejará tan solo una tribu, por amor a David, que le fue fiel, y por amor a Jerusalén, la ciudad que él eligió.

33 Porque Salomón abandonó a Dios yadoróa la diosa de los sidonios llamada Astarté, al dios de Moab llamado Quemós, y al dios de los amonitas, cuyo nombre es Milcom. Lo que Salomón ha hecho no agrada a Dios, pues no obedeció susmandamientos, como sí lo había hecho su padre David.

34 A pesar de eso, Dios no le quitará todo el reino. Por amor a David, Salomón gobernará mientras viva, pues David fue elegido por Dios, y él lo adoró y obedeció en todo.

35 Pero Dios le quitará el reino al hijo de Salomón y te nombrará como rey de diez tribus.

36 Dios pondrá al hijo de Salomón a reinar sobre una tribu, para que siempre haya alguien de la familia de David que gobierne en Jerusalén, la ciudad de Dios.

37 Él te pondrá como rey de Israel y extenderás tu dominio sobre todos los territorios que quieras.

38 Si obedeces todo lo que Dios te manda, y haces lo que a él le agrada, cumpliendo sus mandamientos como hizo su servidor David, Dios te ayudará en todo. De tu familia saldrán los reyes, así como sucedió con la familia de David. Dios te entregará Israel,

39 y castigará a la familia de David, porque Salomón no lo obedeció. Aunque debo decirte que Dios no la castigará para siempre».

40 Cuando Salomón se enteró de esto, trató de matar a Jeroboam, pero este se escapó a Egipto y se quedó allí hasta que murió Salomón. En ese momento Sisac era el rey de Egipto.

Salomón muere

41-42 Salomón fue rey de Israel cuarenta y tres años, y todo ese tiempo vivió en Jerusalén. Todo lo que hizo y cómo demostró susabiduría, se puede leer en el libro que cuenta su historia.

43 Cuando murió, lo enterraron en la Ciudad de David, su padre, y en su lugar reinó su hijo Roboam.

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1 Reyes 12

Israel se divide en dos reinos

1 Roboam fue a Siquem, pues todo el pueblo de Israel había ido allá para nombrarlo rey.

2 La noticia llegó a Jeroboam mientras estaba en Egipto, donde se había quedado a vivir para escapar de Salomón.

3 Entonces lastribusdel norte de Israel mandaron a llamar a Jeroboam y, cuando este llegó, fueron a hablar con Roboam y le dijeron:

4 —Tu padre fue muy duro con nosotros. Si tú nos tratas mejor, te serviremos.

5 Roboam les contestó:

—Váyanse y vengan a verme de nuevo dentro de tres días.

Así que la gente se fue.

6 Entonces el rey Roboam les preguntó a sus consejeros qué debía hacer; estos consejeros también habían ayudado a su padre Salomón. Les preguntó:

—¿Qué puedo contestarle a esta gente?

7 Ellos le dijeron:

—Si te pones al servicio del pueblo y lo tratas bien, el pueblo te servirá por siempre.

8 Pero Roboam no les hizo caso. En vez de eso les pidió consejo a los muchachos que habían crecido con él y que estaban a su servicio.

9 Les dijo:

—Esta gente quiere que yo la trate mejor que mi padre lo hizo, ¿ustedes qué opinan?

10 Ellos le contestaron:

—Diles que si tu padre fue duro con ellos, tú lo serás más.

11 Si tu padre los trató mal, tú los tratarás peor. Si tu padre los azotaba con correas, tú lo harás con látigos de puntas de hierro.

12 Después de tres días, Jeroboam y los hombres de las tribus del norte fueron a ver de nuevo a Roboam, como él les había pedido.

13 El rey les habló con dureza. No hizo caso a los consejeros,

14 sino a los muchachos, y les dijo:

—Mi padre fue duro con ustedes, pero yo lo seré más todavía. Mi padre los azotó con correas, pero yo lo haré con látigos de puntas de hierro.

15 Así que el rey no hizo lo que el pueblo le pidió. Y es que Dios así lo había planeado, para cumplir lo que le había prometido a Jeroboam hijo de Nabat. ElprofetaAhías de Siló le había dicho a Jeroboam que Dios le quitaría al hijo de Salomón diez tribus de su reino, y se las daría a él.

16 Cuando todos vieron que el rey no les había hecho caso, le dijeron:

«¡No tenemos nada que ver con David, el hijo de Jesé! ¡No queremos que su familia reine sobre nosotros! ¡Volvamos a nuestras casas, israelitas! ¡Que la familia de David reine sobre su propia tribu!»

Así que los israelitas se fueron a sus casas.

17 Pero Roboam reinó sobre los israelitas que vivían en las ciudades de Judá.

18 Luego Roboam envió a Adoram, el encargado del trabajo obligatorio, a hablar con los demás israelitas, pero ellos lo mataron a pedradas. Entonces el rey Roboam subió rápidamente a su carro y escapó a la ciudad de Jerusalén.

19 Así fue como las tribus del norte de Israel se rebelaron y no quisieron que la familia de David reinara sobre ellas; y así fue hasta el día en que esto se escribió.

20 Cuando todas estas tribus se enteraron de que Jeroboam había vuelto, lo mandaron a llamar ante todo el pueblo, y lo nombraron rey de todo Israel. La tribu de Judá fue la única que no estuvo de acuerdo, pues quería como rey a undescendientede David.

21 Cuando Roboam llegó a Jerusalén, reunió a ciento ochenta mil soldados que eligió entre todas las familias de Judá y de la tribu de Benjamín, para luchar contra las demás tribus y recuperar el poder sobre todo Israel.

22 Pero Dios habló con Semaías, un hombre que amaba y respetaba a Dios, y le dijo:

23 «Debes darle a Roboam, y a todos los de la tribu de Judá y de Benjamín, y al resto del pueblo este mensaje:

24 “Dios no quiere que haya guerra contra las demás tribus de Israel, pues ellos son sus parientes. Vuelvan a sus casas, pues es una orden de Dios”».

Al escuchar este mensaje, todos regresaron a sus casas como Dios les mandó.

Los dos toros de oro

25 Jeroboam reconstruyó la ciudad de Siquem, que está en las montañas de Efraín, y vivió en ella. Después se fue de allí y reconstruyó Penuel.

26-27 Entonces Jeroboam pensó: «Si el pueblo va a ofrecersacrificiosal templo de Dios que está en Jerusalén, va a encariñarse con Roboam, el rey de Judá, y luego me matarán y lo nombrarán rey. Entonces la familia de David volverá a reinar sobre nuestras dieztribus».

28 Jeroboam le preguntó a sus consejeros qué podría hacer, y después decidió hacer dos toros de oro. Entonces le dijo al pueblo: «Israelitas, ustedes ya han ido bastante a Jerusalén. Aquí tienen a sus dioses que los sacaron de Egipto».

29 Jeroboam puso uno de los toros en la ciudad de Betel y el otro, en la ciudad de Dan.

30 Y el pueblopecócontra Dios, pues fue a la ciudad de Dan yadoróal toro.

31 Jeroboam también edificó en las colinas pequeños templos, y nombró comosacerdotesa hombres que no pertenecían a la tribu de Leví.

32-33 Además, estableció una fiesta religiosa el día quince del mes de Bul, parecida a la fiesta que se celebraba en Judá en esa misma fecha, y él mismo ofreció en Betel sacrificios a los toros de oro. Luego quemóinciensoen el altar, y nombró sacerdotes para los templos que había construido.

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1 Reyes 13

El profeta de Judá

1 Dios envió a unprofetadesde Judá hasta Betel, donde Jeroboam estaba quemandoinciensosobre el altar.

2 Dios le ordenó a este profeta que hablara en contra del altar. El profeta, con voz fuerte, dijo:

«Altar, altar, Dios ha dicho que de la familia del rey David nacerá un niño, que se llamará Josías. Cuando él sea grande, matará a lossacerdotesque ofrecen incienso sobre ti. También quemará sobre ti huesos humanos».

3 Para mostrarles que todo eso en verdad sucedería, el profeta dijo que Dios daría una señal ese mismo día, y les dijo: «Este altar será destruido, y las cenizas que hay sobre él serán esparcidas».

4 Cuando Jeroboam escuchó lo que el profeta había dicho en contra del altar de Betel, extendió su brazo desde el altar y dijo: «Llévense preso a este hombre». Pero el brazo que había extendido se le quedó tieso y no pudo moverlo más.

5 Además, el altar se hizo pedazos y las cenizas que había sobre él se esparcieron. Así se cumplió lo que el profeta había dicho de parte de Dios.

6 Entonces el rey le dijo al profeta:

—Por favor, ora por mí a tu Dios. Pídele que me sane el brazo.

El profeta rogó a Dios, y el brazo del rey sanó.

7 Entonces el rey le dijo al profeta:

—Quiero que vengas a mi casa a comer. Voy a darte un regalo.

8 Pero el profeta le contestó:

—Aunque me des la mitad de tu palacio, no iré. Tampoco comeré o beberé en este lugar,

9 porque Dios me ordenó: “No comas pan, no bebas agua, ni vuelvas por el mismo camino”.

10 El profeta se fue por otro camino, distinto del que había usado para ir a Betel.

11 En ese tiempo vivía en Betel un anciano que era profeta. Sus hijos fueron y le contaron todo lo que el profeta de Judá había hecho ese día en Betel, y lo que le había dicho al rey.

12 El anciano profeta le preguntó a sus hijos por cuál camino se había marchado el profeta de Judá.

13 Luego les ordenó que le alistaran su burro y, cuando estuvo listo, se montó sobre el animal

14 y se fue a buscar al profeta de Judá. Lo encontró sentado debajo de un árbol grande, y le preguntó:

—¿Eres tú el profeta que vino de Judá?

Él le contestó:

—Sí, soy yo.

15 Entonces el anciano le dijo:

—Ven a mi casa, y te daré de comer.

16 Pero el profeta de Judá le contestó:

—No puedo volver contigo ni ir a tu casa. Tampoco puedo comer pan o beber agua en este lugar,

17 porque Dios así me lo ordenó.

18 El anciano le dijo:

—Yo también soy profeta, y unángelme dio este mensaje de parte de Dios: “Lleva al profeta de Judá a tu casa para que coma pan y beba agua”.

El profeta de Judá no sabía que el anciano mentía,

19 entonces se fue con él, comió pan y bebió agua en su casa.

20-21 Pero cuando estaban comiendo, Dios le habló al anciano profeta. Luego el anciano le dijo al profeta de Judá:

—Dios dice que tú desobedeciste sus órdenes,

22 pues has vuelto, y has comido y bebido cuando él te lo había prohibido. Por eso, cuando mueras no serás enterrado en la tumba de tusantepasados.

23 El profeta de Judá terminó de comer y de beber, y el anciano profeta le preparó el burro.

24 El profeta de Judá se fue, pero en el camino un león lo atacó y lo mató. Su cuerpo quedó tirado en el camino, pero el burro y el león permanecieron a su lado.

25 Al rato unos hombres pasaron por ahí, y vieron el cuerpo del profeta tirado en el camino y al león a un lado. Entonces fueron a la ciudad donde vivía el anciano profeta y le contaron lo que habían visto.

26 Cuando el anciano escuchó todo, dijo:

—Ese es el profeta que desobedeció a Dios. Por eso Dios dejó que un león lo atacara, y este lo ha despedazado y matado. Así se cumplió lo que Dios le dijo.

27 Después el anciano profeta les pidió a sus hijos que le prepararan el burro,

28 y se fue a buscar el cuerpo del hombre muerto. Lo encontró tirado en el camino, y junto a él estaban el burro y el león. El león no se había comido el cuerpo del hombre muerto ni despedazado al burro.

29 Entonces el anciano profeta levantó el cuerpo del profeta de Judá. Lo puso encima del burro y lo llevó a la ciudad para llorar por él y sepultarlo.

30 Lo sepultó en su propia tumba, y allí lloró por él, gritando: «¡Mi hermano!»

31 Después el anciano les dijo a sus hijos:

«Cuando yo muera, entiérrenme en la misma tumba donde está el profeta de Judá. Pongan mi cuerpo encima del suyo.

32 Porque todo lo que Dios le ordenó decir en contra de los pequeños templos de Samaria se cumplirá».

33 A pesar de esto, Jeroboam no cambió su mala conducta. Al contrario, volvió a nombrar como sacerdotes a hombres del pueblo, para que sirvieran en los pequeños templos de Samaria; nombraba como sacerdote a cualquiera que quisiera servir en esos lugares.

34 Esto hizo que toda la familia de Jeroboampecara, y por eso todos murieron. De esa familia no quedó nadie vivo.

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1 Reyes 14

Muerte del hijo de Jeroboam

1 En ese tiempo se enfermó Abías, el hijo de Jeroboam.

2 Entonces Jeroboam le dijo a su esposa:

«Disfrázate para que nadie se dé cuenta de que eres mi mujer. Luego ve a Siló, a la casa delprofetaAhías, el que me dijo que yo sería rey de este país.

3 Toma diez panes, algunas galletas dulces, un frasco de miel, y ve a buscarlo. Él te dirá lo que va a pasar con nuestro hijo».

4 La esposa de Jeroboam se fue a buscar al profeta Ahías, quien ya era muy anciano y no podía ver.

5 Sin embargo, Dios ya le había dicho a Ahías que la esposa de Jeroboam vendría a buscarlo. Dios le dijo al profeta lo que debía responder cuando ella preguntara por el futuro de su hijo.

Cuando ella llegó, trató de hacerse pasar por otra mujer.

6 Pero Ahías escuchó sus pasos al llegar a la puerta, y le dijo:

«Entra, esposa de Jeroboam. ¿Por qué tratas de engañarme? Tengo muy malas noticias para ti.

7 Ve y dile a Jeroboam que este es el mensaje de Dios para él: “Yo te elegí de entre el pueblo para que gobernaras sobre Israel.

8 Le quité el reino a la familia de David y te lo di a ti. Pero tú no te has comportado como David, mi servidor. Porque él obedeció mismandamientosy me fue fiel; todo lo que hizo me pareció correcto.

9 En cambio tú, te has comportado peor que todos los reyes anteriores, te has fabricado dioses y otras imágenes de metal para hacerme enojar. ¡Me traicionaste!

10 Por eso castigaré a tu familia. Voy a hacer que todos los varones de tu familia mueran. No quedará ninguno de ellos con vida en Israel. Así como se barre el estiércol de los animales hasta que no queda nada, así haré desaparecer a tusdescendientes.

11 A los miembros de tu familia que mueran en la ciudad se los comerán los perros, y los buitres se comerán a los que mueran en el campo. Yo soy Dios, y todo cuanto te he dicho sucederá”».

12 Después Ahías le dijo a la esposa de Jeroboam:

«Vete a tu casa. En cuanto entres en la ciudad el niño morirá.

13 Entonces todo el pueblo de Israel llorará por él y lo sepultará. De la familia de Jeroboam solo él será sepultado, porque solo él agradó al Dios de Israel.

14 »Después, Dios pondrá en Israel un rey que acabará con toda la familia de Jeroboam, ¡y eso sucederá muy pronto!

15 Dios hará sufrir a Israel así como la corriente de un río arrastra un árbol. Como Israel ha hecho enojar a Dios al fabricar imágenes de la diosa Astarté,

16 Dios lo abandonará; lo sacará de esta buena tierra que le dio en el pasado, y lo desparramará más allá del río Éufrates. Todo esto pasará por culpa de Jeroboam, quienpecócontra Dios y también hizo pecar a Israel».

17 Entonces la esposa de Jeroboam se fue, y en cuanto llegó a la ciudad de Tirsá y entró en la casa, el niño murió.

18 Todo el pueblo lamentó su muerte, y luego lo sepultaron. Así se cumplió lo que Dios había dicho por medio del profeta Ahías.

19 Todo lo que Jeroboam hizo durante su reinado, incluyendo las guerras que ganó, está escrito en el libro de la historia de los reyes de Israel.

20 Jeroboam reinó veintidós años. Después murió y su hijo Nadab reinó en su lugar.

Roboam, rey de Judá

21 Roboam, el hijo de Salomón, fue el rey de Judá. Tenía cuarenta y un años cuando comenzó a gobernar. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró diecisiete años. Jerusalén fue el lugar que Dios había elegido para que loadoraran. La madre de Roboam era amonita, y se llamaba Naamá.

22 Los habitantes de Judá desobedecieron a Dios ypecaronmucho más que susantepasados, y esto hizo enojar mucho a Dios.

23 Construyeron pequeños templos, hicieron monumentos con piedra y madera en honor de la diosa Astarté, y los colocaron no solo en lo alto de las colinas, sino también bajo los árboles grandes.

24 Además, permitieron que se practicara la prostitución en esos lugares, y así siguieron las costumbres despreciables de las naciones que no obedecían a Dios y que él había expulsado del territorio israelita.

25 Cuando Roboam empezó su quinto año de reinado, Sisac, rey de Egipto, atacó a Jerusalén.

26 Se llevó los tesoros del templo y del palacio, incluyendo los escudos de oro que había hecho Salomón.

27 Luego Roboam hizo escudos de bronce en lugar de los de oro, y los puso al cuidado de los oficiales que vigilaban la entrada de su palacio.

28 Cada vez que el rey iba al templo, los vigilantes llevaban los escudos. Cuando regresaban, los ponían de nuevo en el cuartel.

29 Todo lo que Roboam hizo está escrito en el libro de la historia de los reyes de Judá.

30 Este rey y Jeroboam siempre estuvieron en guerra.

31 La madre de Roboam se llamaba Naamá y era amonita. Cuando Roboam murió, lo enterraron en la Ciudad de David, en la tumba de sus antepasados. Su hijo Abiam reinó en su lugar.

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1 Reyes 15

Abiam, rey de Judá

1 Abiam comenzó a reinar cuando Jeroboam hijo de Nabat tenía ya dieciocho años de gobernar en Israel.

2 La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró tres años. Su madre se llamaba Maacá hija de Absalón.

3 Abiam cometió los mismospecadosque había cometido su padre. No le fue fiel a Dios como lo había sido su bisabuelo David.

4 Sin embargo, por amor a David, Dios permitió que un hijo de Abiam reinara en Jerusalén después de él, y además protegió a la ciudad de Jerusalén.

5 Y es que David se había comportado correctamente, y en toda su vida no desobedeció a Dios en nada. El único mal que David cometió fue cuando mandó que mataran a Urías el hitita.

6-7 Mientras Roboam reinó, siempre estuvo en guerra con Jeroboam. Esa guerra continuó entre Jeroboam y el reino de Abiam. Todo lo que Abiam hizo está escrito en el libro de la historia de los reyes de Judá.

8 Cuando Abiam murió, lo enterraron en la Ciudad de David, y en su lugar reinó su hijo Asá.

Asá, rey de Judá

9 Asá comenzó a reinar cuando Jeroboam ya tenía veinte años de gobernar en Israel.

10 La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró cuarenta y un años. Su abuela fue Maacá, hija de Absalón.

11 Asá obedeció a Dios, tal como lo había hecho suantepasadoDavid.

12 Asá expulsó del país a los que practicaban la prostitución en los lugares deadoración, y quitó todos losídolosque habían hecho los reyes que gobernaron antes de él.

13 También le quitó a su abuela Maacá su autoridad de reina madre, porque ella había hecho una imagen de la diosa Astarté. El rey Asá destruyó esa imagen y la quemó en el arroyo de Cedrón.

14 Sin embargo, Asá no quitó los pequeños templos de las colinas. A pesar de eso, Asá fue fiel a Dios durante toda su vida.

15 También llevó al templo todos los objetos de oro y plata que tanto él como su padre le habían prometido a Dios.

16 Cuando Baasá llegó a ser rey de Israel, estuvo siempre en guerra con Asá.

17 En una de esas batallas, Baasá atacó a Judá y conquistó la ciudad de Ramá. Luego reforzó la vigilancia de la ciudad para impedir que el rey Asá entrara o saliera del territorio de Judá.

18 En respuesta, Asá tomó todo el oro y la plata que había en los tesoros del templo y del palacio del rey, y se los dio a sus asistentes para que se los llevaran a Ben-hadad, rey de Siria. Este vivía en la ciudad de Damasco y era hijo de Tabrimón y nieto de Hezión. Asá le mandó este mensaje a Ben-hadad:

19 «Hagamos un pacto tú y yo, como hicieron tu padre y el mío. Rompe el pacto que hiciste con Baasá, el rey de Israel, para que ya no pueda luchar contra mí. A cambio te envío este oro y esta plata como regalo».

20 Ben-hadad aceptó la propuesta del rey Asá, y envió a los jefes de su ejército a pelear contra las ciudades de Israel. Así conquistó Iión, Dan, Abel-bet-maacá, toda la región de Neftalí y la región alrededor del Lago de Galilea.

21 Cuando el rey Baasá se enteró de esto, dejó de vigilar Ramá y regresó a la ciudad de Tirsá.

22 Entonces el rey Asá llamó a todo el pueblo de Judá para que se llevaran todas las piedras y la madera que Baasá había usado para reforzar la seguridad en Ramá. Con esas piedras y esa madera, el rey Asá reforzó la seguridad de Mispá y Gueba, ciudades de Benjamín.

23 Todo lo que Asá hizo, su poder y las ciudades que construyó, está escrito en el libro de la historia de los reyes de Judá.

Siendo ya muy viejo, Asá se enfermó de los pies,

24 y murió. Lo sepultaron en la Ciudad de David, donde estaban sus antepasados. Después, reinó en su lugar su hijo Josafat.

Nadab, rey de Israel

25 Nadab, el hijo de Jeroboam, fue nombrado rey de Israel en el segundo año del reinado de Asá en Judá. Su reinado duró dos años.

26 Nadab desobedeció a Dios y cometió los mismospecadosque su padre había cometido, y con los que hizo pecar a Israel.

27-28 En una ocasión, cuando Nadab y todo su ejército estaban rodeando la ciudad filistea de Guibetón, Baasá hijo de Ahías, que era de latribude Isacar, se rebeló en contra de Nadab y lo mató. Esto sucedió en el tercer año del reinado de Asá en Judá. Baasá reinó en lugar de Nadab,

29 y empezó su reinado matando a toda la familia de Jeroboam. No dejó a nadie con vida. De esta manera se cumplió lo que Dios había dicho por medio delprofetaAhías de Siló.

30 Ese fue el castigo que recibió Jeroboam, junto con su familia, pues pecó contra Dios e hizo pecar a Israel, lo cual hizo enojar a Dios.

31 Lo que Nadab hizo, incluyendo todas estas cosas, está escrito en el libro de la historia de los reyes de Israel.

Baasá, rey de Israel

32-33 Baasá comenzó a reinar en Israel cuando Asá ya tenía tres años de gobernar en Judá. La capital de su reino fue Tirsá, y su reinado duró veinticuatro años.

34 Baasá desobedeció a Dios y cometió los mismospecadoscon los que Jeroboam había hecho pecar a Israel.

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1 Reyes

1 Reyes 16

1-7 Entonces Dios le dijo alprofetaJehú hijo de Hananí, que dijera en contra de Baasá lo siguiente:

«Tú eras un hombre sin importancia; sin embargo, te puse a gobernar a mi pueblo Israel. Pero me tiene muy enojado que te has comportado igual que Jeroboam y has hechopecara Israel. Por eso voy a destruirte a ti y a toda tu familia. Haré con ustedes lo mismo que hice con la familia de Jeroboam. A los miembros de tu familia que mueran en la ciudad se los comerán los perros, y los buitres se comerán a los que mueran en el campo».

Aunque Baasá destruyó a Jeroboam y a su familia, al final pecó igual que él. Todo lo que hizo Baasá, incluyendo sus triunfos, está escrito en el libro de la historia de los reyes de Israel.

Cuando Baasá murió, lo sepultaron en la ciudad de Tirsá, y después reinó en su lugar su hijo Elá.

Elá y Zimrí, reyes de Israel

8 Elá fue nombrado rey de Israel cuando Asá ya tenía veintiséis años de gobernar en Judá. La capital de su reino fue Tirsá, y su reinado duró dos años.

9 Pero un oficial del reino, llamado Zimrí, que estaba a cargo de la mitad de los carros de guerra, se rebeló contra Elá.

Cierto día, Elá fue a la casa de Arsá, el encargado del palacio, y allí bebió hasta emborracharse.

10 Entonces Zimrí entró, lo mató y comenzó a reinar en su lugar. Esto ocurrió en el año veintisiete del reinado de Asá en Judá.

11 Tan pronto como Zimrí comenzó a reinar, mató a toda la familia de Baasá y a todos sus amigos.

12 De esta manera se cumplió lo que Dios había dicho en contra de Baasá por medio delprofetaJehú.

13 Todo eso pasó por lospecadosde Baasá y de su hijo Elá, pues hicieron enojar a Dios aladorara dioses falsos, y con ello hicieron pecar a Israel.

14 El resto de la historia de Elá y todo lo que hizo está escrito en el libro de la historia de los reyes de Israel.

15-19 Zimrí sólo gobernó en Tirsá por siete días. Resulta que el ejército estaba por atacar la ciudad filistea de Guibetón, cuando se enteraron de que Zimrí había matado al rey. Como los soldados no estuvieron de acuerdo, nombraron rey a Omrí, general del ejército. Entonces regresaron a Tirsá para quitar a Zimrí del trono. Pero cuando Zimrí vio que el ejército se había apoderado de la ciudad, entró en el palacio y le prendió fuego. El palacio se quemó, y él murió dentro. Esto le sucedió como castigo por los pecados que había cometido, pues Zimrí desobedeció a Dios y se comportó igual que Jeroboam, quien había hecho pecar a Israel. Todo esto sucedió en el año veintisiete del reinado de Asá en Judá.

20 El resto de la historia de Zimrí y su traición está escrita en el libro de la historia de los reyes de Israel.

Omrí, rey de Israel

21 Después de la muerte de Zimrí, el pueblo de Israel se dividió. Unos querían que el rey fuera Tibní hijo de Guinat, y otros, que el rey fuera Omrí.

22 Los que querían a Omrí vencieron a los de Tibní. Como resultado Tibní murió, y Omrí fue el rey.

23 Comenzó a reinar cuando Asá ya tenía treinta y un años de gobernar en Judá. Su reinado duró doce años, y durante los seis primeros años tuvo por capital la ciudad de Tirsá.

24 Luego Omrí le compró a Sémer la montaña de Samaria por sesenta y seis kilos de plata. Allí edificó una ciudad con murallas, a la que llamó Samaria, en honor de Sémer, su dueño anterior.

25 Omrí desobedeció a Dios y cometió peorespecadosque los que habían cometido todos los reyes anteriores.

26 Cometió los mismos pecados que Jeroboam, pues también hizo pecar a Israeladorandodioses falsos, y eso hizo enojar a Dios.

27 Todo lo que hizo Omrí, incluyendo sus triunfos, está escrito en el libro de la historia de los reyes de Israel.

28 Cuando murió lo enterraron en Samaria. Después su hijo Ahab reinó en su lugar.

Ahab, rey de Israel

29 Ahab comenzó a reinar cuando Asá ya tenía treinta y ocho años de gobernar en Judá. La capital de su reino fue Samaria, y su reinado duró veintidós años.

30 Ahab desobedeció a Dios y cometió máspecadosque todos los reyes anteriores.

31 Se comportó peor que Jeroboam, pues se casó con Jezabel hija de Et-baal, rey de los sidonios, y terminóadorandoa Baal.

32 Construyó en Samaria un templo y un altar para ese dios.

33 También hizo una imagen de la diosa Astarté, con lo que hizo enojar al Dios de Israel mucho más que todos los reyes anteriores.

34 Durante el reinado de Ahab, un hombre de la ciudad de Betel que se llamaba Hiel, reconstruyó la ciudad de Jericó. Cuando comenzó a reconstruirla, murió su hijo mayor llamado Abiram. Su hijo menor, llamado Segub, murió cuando puso los portones de la ciudad. Esto sucedió porque Dios había dicho, por medio de Josué, que morirían los hijos del hombre que reconstruyera Jericó.

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1 Reyes

1 Reyes 17

El profeta Elías y la sequía

1 Elías era unprofetade Tisbé, pueblo que estaba en la región de Galaad. Un día, Elías le anunció a Ahab: «Juro por el Dios de Israel, a quien sirvo, que durante varios años no va a llover ni a caer rocío hasta que yo lo diga, y así será».

2 Luego Dios le dijo a Elías:

3 «Vete de aquí, y escóndete en el arroyo Querit, que está al este del río Jordán.

4 Así tendrás agua para beber. Yo le he ordenado a los cuervos que te lleven comida».

5 Elías se fue a vivir al arroyo Querit, como Dios le mandó,

6 y todos los días, en la mañana y en la tarde, los cuervos le llevaban pan y carne para que comiera; si quería beber, iba por agua al arroyo.

7 Pero tiempo después el arroyo se secó, pues había dejado de llover en el país.

Una viuda le da comida a Elías

8 Entonces Dios le dijo a Elías:

9 «Ve a Sarepta, pueblo de la región de Sidón, y quédate a vivir ahí. Yo le he ordenado a una viuda que te alimente».

10 Elías se levantó y se fue. Cuando llegó a Sarepta vio a una viuda que estaba juntando leña. Entonces la llamó y le dijo:

—Por favor, tráeme un poco de agua en un vaso.

11 Cuando la viuda se volvió para traérselo, él le dijo:

—Tráeme también un poco de pan.

12 Pero la mujer le dijo:

—Te juro por Dios que no tengo pan. Solo tengo un poco de harina en una jarra y un poco de aceite en una botella. Ahora estoy juntando leña para ver qué preparo para mi hijo y para mí. Después de comer probablemente moriremos de hambre, pues ya no tenemos más comida.

13 Entonces Elías le contestó:

—No tengas miedo. Ve y haz lo que has dicho. Pero primero cocina un pequeño pan para mí y tráemelo. Después prepara pan para ti y para tu hijo,

14 pues el Dios de Israel dijo que no se terminará la harina que está en la jarra ni el aceite que tienes en la botella hasta que él haga llover otra vez.

15 La mujer fue e hizo lo que Elías le dijo, y tanto ella como su hijo y Elías tuvieron comida durante muchos días.

16 Ni la harina de la jarra ni el aceite de la botella se acabaron. Así se cumplió lo que Dios había dicho por medio de Elías.

17 Un poco después, el hijo de la viuda se enfermó. Su enfermedad era tan grave que dejó de respirar.

18 Entonces la mujer le dijo a Elías:

—Profeta, ¿qué tienes en mi contra? ¿Has venido a recordarme mispecadosy a castigarme con la muerte de mi hijo?

19 Entonces Elías le contestó:

—Dame a tu hijo.

Elías tomó al niño del regazo de la viuda, lo llevó a su propia habitación, y lo acostó sobre su cama.

20 Luego le rogó a Dios en voz alta: «Dios mío, ¿cómo puedes traer tal desgracia sobre esta viuda, que me recibió en su casa? ¡No dejes morir a ese niño!»

21 Luego de haber dicho esto, Elías se tendió tres veces sobre el cuerpo del niño y en voz alta le rogó a Dios: «¡Dios mío, Dios mío, devuélvele la vida a este niño!»

22 Dios escuchó la oración de Elías, y el niño volvió a vivir.

23 Entonces Elías tomó al niño, lo bajó del primer piso, se lo entregó a su madre y le dijo:

—Mira, tu hijo vive.

24 La mujer le contestó:

—Ahora sé que de veras eres profeta de Dios, y que tus mensajes vienen de él.

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1 Reyes

1 Reyes 18

Elías habla con Ahab

1-2 No había llovido en tres años, y en Samaria todos estaban pasando mucha hambre, pues no había alimentos. Finalmente, Dios le dijo a Elías: «Ve y habla con Ahab, pues voy a hacer que llueva».

Elías fue a ver a Ahab.

3 Por aquellos días Ahab tenía un mayordomo llamado Abdías, el cualadorabaa Dios fielmente.

4 Cuando Jezabel comenzó a matar a losprofetasde Dios, Abdías tomó a cien de ellos, los dividió en dos grupos de cincuenta, los escondió en dos cuevas y allí los alimentó con pan y agua.

5 Ahab le dijo a Abdías: «Vamos a recorrer todo el país en busca de ríos o manantiales. Tal vez encontremos pasto para los caballos y las mulas, y así los mantendremos con vida. Si no encontramos nada, nuestros animales morirán».

6 Entonces se dividieron el país. Ahab fue a recorrer una parte y Abdías la otra.

7 Mientras Abdías recorría el país, se encontró con Elías. Al reconocerlo, se inclinó delante de él en señal de respeto, y le dijo:

—¡Profeta Elías, estoy para servirle!

8 Elías le contestó:

—¿Así que sabes quién soy? Entonces ve y dile al rey que estoy aquí.

9-12 Abdías le dijo:

—El rey ha enviado a muchos hombres a buscarlo por todos los países y reinos. Cuando ellos regresaron sin encontrarlo, el rey les hizo jurar que en verdad no lo encontraron. Le juro a usted por Dios que digo la verdad. No me pida que le diga al rey que usted está aquí, pues en cuanto yo me aleje, el espíritu de Dios se lo llevará a donde yo no lo sepa. ¿Quépecadohe cometido para que usted me pida eso? Hacerlo será como entregarme al rey para que me mate. Porque cuando Ahab venga y no lo encuentre, me matará, a pesar de que yo he obedecido a Dios desde que era joven.

13 ¿Acaso no le han contado lo que hice cuando Jezabel mató a los profetas de Dios? Yo escondí a cien profetas. A cincuenta los puse en una cueva, y a los otros cincuenta los puse en otra. Después los alimenté con pan y agua.

14 ¡Y ahora me pide que vaya y le diga al rey que usted está aquí! ¡Si viene y no lo encuentra, me matará!

15 Entonces Elías le contestó:

—Te juro por el Dios todopoderoso, a quien sirvo, que hoy me reuniré con el rey.

16 Abdías fue a buscar a Ahab y le dijo lo que Elías le había encargado. Después Ahab fue a buscar a Elías,

17 y cuando lo encontró le dijo:

—¿Así que eres tú el que trae tantos problemas sobre Israel?

18 Elías le contestó:

—No soy yo el que trae problemas sobre Israel, sino tú y tu familia. Porque ustedes han dejado de obedecer losmandamientosde Dios y adoran las imágenes del dios Baal.

19 Ordena que los israelitas se reúnan en el monte Carmelo. Que vayan también los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de la diosa Astarté, a los que Jezabel les da de comer.

El Dios verdadero

20 Ahab llamó a todo el pueblo de Israel y reunió a todos losprofetasde Baal y Astarté en el monte Carmelo.

21 Elías se acercó al pueblo y le preguntó:

—¿Por cuánto tiempo van a estar cambiando de dios? Tienen que decidirse por el Dios de Israel o por Baal. Y si Baal es el verdadero dios, síganlo a él.

El pueblo no contestó nada.

22 Entonces Elías agregó:

—Yo soy el único profeta de Dios que ha quedado con vida, pero acá hay cuatrocientos cincuenta profetas de Baal.

23 Traigan dos toros, y que los profetas de Baal elijan uno. Que lo corten en pedazos, lo pongan sobre la leña y no prendan el fuego. Yo voy a preparar el otro toro, lo voy a poner sobre la leña y tampoco voy a prender el fuego.

24 Pídanle a Baal y yo le pediré al Dios de Israel, y el Dios que responda con fuego es el verdadero Dios.

Todo el pueblo contestó:

—¡Nos parece buena idea!

25 Entonces Elías le dijo a los profetas de Baal:

—Elijan un toro para ustedes y prepárenlo primero, porque ustedes son muchos. Pídanle a su dios que mande fuego, pero no lo enciendan ustedes.

26 Entonces ellos tomaron el toro que les dieron, lo prepararon y oraron a su dios desde la mañana hasta el mediodía. Le decían: «¡Baal, contéstanos!» Los profetas de Baal saltaban alrededor del altar que habían construido. Pero no se escuchó ninguna voz ni nadie respondió nada.

27 Al mediodía, Elías se burlaba de ellos, y les decía: «¡Griten más fuerte! ¿No ven que él es dios? A lo mejor está pensando, o salió de viaje; quizás fue al baño. ¡Tal vez está dormido y tienen que despertarlo!»

28 Los profetas de Baal gritaban fuerte. Se cortaban a sí mismos con cuchillos hasta que les salía sangre, pues así acostumbraban hacerlo en sus cultos.

29 Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando y saltando como locos. Por fin llegó la hora acordada para quemar el toro, pero no se oyó ninguna voz. Nadie escuchó ni contestó nada.

30 Entonces Elías le dijo a todo el pueblo:

—Acérquense a mí.

Todos se acercaron, y Elías construyó el altar de Dios, que estaba derrumbado.

31 Tomó doce piedras, una por cadatribude Israel: nombre que Dios le puso a Jacob,antepasadode los israelitas.

32 Con esas doce piedras construyó el altar. Luego hizo una zanja alrededor del altar, en la que cabían unos doce litros de agua.

33 Acomodó la leña, cortó el toro en pedazos y lo puso sobre la leña. Entonces Elías le dijo a la gente:

—Llenen cuatro jarrones con agua y mojen por completo el toro y la leña.

Ellos lo hicieron así,

34 y después Elías les dijo:

—Háganlo otra vez.

Ellos echaron nuevamente agua sobre el animal y la leña, y Elías les pidió que hicieran lo mismo por tercera vez.

35 El agua corrió alrededor del altar y llenó la zanja.

36 Cuando llegó el momento de quemar el toro, el profeta Elías se acercó y le pidió a Dios:

«¡Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob! Haz que hoy todos sepan que tú eres el Dios de Israel y que yo soy tu servidor, y que he hecho todo esto porque tú me lo has pedido.

37 Contéstame, mi Dios; contéstame para que este pueblo sepa que tú eres Dios, y que deseas que ellos se acerquen a ti».

38 En ese momento, Dios mandó fuego, y quemó el toro, la leña y hasta las piedras y el polvo. ¡También el agua que estaba en la zanja se evaporó!

39 Cuando todo el pueblo vio eso, se inclinó hasta tocar el suelo con su frente y dijo: «¡El Dios de Israel es el Dios verdadero! ¡Él es el Dios verdadero!»

40 Entonces Elías les dijo:

—¡Atrapen a los profetas de Baal! ¡Que no se escape ninguno!

El pueblo los atrapó, y Elías los llevó al arroyo Quisón y allí los mató.

Elías ora para que llueva

41 Después Elías le dijo a Ahab:

—Vete a comer y a beber, porque ya se oye el ruido del aguacero.

42 Así que Ahab se fue a comer y a beber. Elías subió a lo alto del monte Carmelo, allí se arrodilló en el suelo y apoyó su cara entre las rodillas.

43 Después le dijo a su ayudante:

—Ve y mira hacia el mar.

El ayudante fue, miró y le dijo:

—No se ve nada.

Elías le dijo:

—Vuelve siete veces.

44 Después de ir siete veces, el ayudante le dijo a Elías:

—¡Se ve una pequeña nube del tamaño de una mano! Está subiendo del mar.

Entonces Elías le dijo:

—Ve a decirle a Ahab que prepare su carro y se vaya antes de que empiece a llover y no pueda salir.

45 Enseguida, las nubes se oscurecieron, el viento sopló fuertemente y cayó un gran aguacero. Ahab subió a su carro y salió de prisa rumbo a la ciudad de Jezreel.

46 Por su parte, Elías se amarró bien la capa y también salió rumbo a Jezreel, pero llegó primero que Ahab, porque Dios le dio fuerzas.

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1 Reyes

1 Reyes 19

Elías se escapa de Jezabel

1 Ahab le contó a Jezabel todo lo que Elías había hecho y cómo había matado a todos losprofetasde Baal.

2 Entonces Jezabel mandó a un mensajero a decirle a Elías: «Te voy a matar como tú hiciste con los profetas de Baal. Si mañana a esta hora no estás muerto, que los dioses me maten a mí».

3 Cuando Elías supo esto, se asustó tanto que huyó a Beerseba, en el territorio de Judá. Dejó a su ayudante en Jezreel

4 y anduvo por un día en el desierto. Después se sentó debajo de un arbusto, y estaba tan triste que se quería morir. Le decía a Dios: «¡Dios, ya no aguanto más! Quítame la vida, pues no soy mejor que misantepasados».

5 Después se acostó debajo del arbusto y se quedó dormido. Al rato unángello tocó y le dijo: «Levántate y come».

6 Elías miró y encontró cerca de su cabeza un pan recién horneado, y una jarra de agua. Así que comió, bebió y se acostó de nuevo.

7 El ángel de Dios fue por segunda vez, tocó a Elías y le dijo: «Levántate y come, pues el viaje será largo y pesado».

8 Entonces Elías se levantó, comió y bebió. Esa comida le dio fuerzas para viajar durante cuarenta días y cuarenta noches, hasta que llegó al monte Horeb, que es el monte de Dios.

9 Allí encontró una cueva y se quedó a pasar la noche. Pero Dios le habló de nuevo y le preguntó:

—¿Qué estás haciendo acá, Elías?

10 Él contestó:

—Yo me he preocupado mucho por obedecerte, pues tú eres el Dios todopoderoso. El pueblo de Israel ha abandonado elpactoque tiene contigo, ha destruido tus altares y ha matado a tus profetas. Solo yo estoy vivo, pero me están buscando para matarme.

11 Entonces Dios le dijo:

—Sal afuera de la cueva y párate delante de mí, en la montaña.

En ese momento Dios pasó por ahí, y de inmediato sopló un viento fuerte que estremeció la montaña, y las piedras se hicieron pedazos. Pero Dios no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto. Pero Dios tampoco estaba en el terremoto.

12 Después del terremoto hubo un fuego. Pero Dios tampoco estaba en el fuego. Después del fuego se oyó el ruido delicado del silencio.

13 Cuando Elías lo escuchó, se tapó la cara con su capa, salió y se quedó a la entrada de la cueva. En ese momento Elías escuchó una voz que le preguntó:

—¿Qué estás haciendo aquí, Elías?

14 Él contestó:

—Yo me he esforzado mucho por obedecerte, pues tú eres el Dios todopoderoso. El pueblo de Israel ha abandonado el pacto que tiene contigo, ha destruido tus altares y ha matado a tus profetas. Solo yo estoy vivo, pero me están buscando para matarme.

15 Entonces Dios le dijo:

—Anda, regresa por el mismo camino hasta el desierto de Damasco. Cuando llegues, nombra a Hazael como rey de Siria,

16 y a Jehú hijo de Nimsí, como rey de Israel. También nombra como profeta, en lugar tuyo, a Eliseo hijo de Safat, del pueblo de Abel-meholá.

17 De esta manera, al israelita que escape de morir bajo la espada de Hazael, lo matará Jehú. Y a quien no pueda matar Jehú, lo matará Eliseo.

18 Pero debes saber que siete mil personas no se arrodillaron delante de Baal ni lo besaron; a ellos yo los voy a dejar con vida.

Elías llama a Eliseo

19 Elías se fue de allí y encontró a Eliseo hijo de Safat. Eliseo estaba arando su tierra con doce pares de bueyes. Él iba guiando la última pareja de bueyes. Cuando Eliseo pasó por donde estaba Elías, este le puso su capa encima a Eliseo, y de esta manera le indicó que él seríaprofetaen lugar de él.

20 Eliseo dejó los bueyes, corrió detrás de Elías y le dijo:

—Déjame darle un beso a mi padre y a mi madre para despedirme, y después te seguiré.

Elías le contestó:

—Está bien, ve a despedirte. Pero recuerda lo que he hecho contigo.

21 Eliseo dejó a Elías, y fue a buscar dos toros suyos y los mató. Tomó la madera del yugo que unía a los toros, y con ella hizo fuego para asar la carne. Eliseo invitó a su gente a comer la carne asada, y luego se fue a buscar a Elías. Desde ese momento, Eliseo fue su ayudante.

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1 Reyes

1 Reyes 20

El rey de Siria ataca Samaria

1 El rey de Siria se llamaba Ben-hadad. Él reunió a todo su ejército, y a treinta y dos reyes que eran sus amigos, los cuales trajeron sus caballos y carros de combate. Fueron hasta la ciudad de Samaria, la rodearon y la atacaron.

2 Ben-hadad también envió mensajeros a la ciudad para que le llevaran este mensaje a Ahab, rey de Israel:

3 «Dame tu oro y tu plata, y las mujeres e hijos que más quieras, porque son míos».

4 El rey de Israel contestó: «Su Majestad, yo y todo lo que tengo es suyo».

5 Ben-hadad mandó de nuevo unos mensajeros con este mensaje: «Ya te he dicho que tienes que darme tu oro, tu plata, tus mujeres y tus hijos.

6 Además, mañana, como a esta misma hora, enviaré a mis oficiales para que registren tu palacio y las casas de tus funcionarios, y les daré permiso de que tomen todo lo que quieran llevarse».

7 Entonces el rey de Israel llamó a loslíderesdel país y les dijo:

—Observen cómo este hombre está buscando causarme problemas. Me pidió mis mujeres e hijos, mi plata y oro, y le he dicho que le daré todo.

8 Entonces los líderes y todo el pueblo le dijeron al rey de Israel:

—No escuche ni acepte lo que Ben-hadad le dice.

9 Entonces Ahab dijo a los mensajeros de Ben-hadad:

—Díganle a Su Majestad que le daré lo que me pidió primero, pero que no voy a darle lo que ahora pide.

10 Ben-hadad le mandó a decir a Ahab: «Voy a destruir la ciudad de Samaria, y que los dioses me castiguen si dejo suficiente polvo en la ciudad como para darle un poco a cada uno de mis soldados».

11 Entonces Ahab le respondió: «No cantes victoria antes de tiempo».

12 Cuando Ben-hadad escuchó esto, estaba bebiendo con los otros reyes en los refugios que habían preparado. Entonces Ben-hadad le dijo a su gente: «¡Al ataque!»

Enseguida todos se prepararon para atacar la ciudad.

Ahab derrota a Ben-hadad

13 Mientras tanto, unprofetafue a ver a Ahab y le dijo:

—Dios quiere que sepas que, aunque este gran ejército te ataque, él te dará la victoria; así sabrás que él es el único Dios.

14 Ahab le preguntó:

—¿Por medio de quién me dará la victoria?

El profeta le contestó:

—Por medio de los ayudantes de los gobernadores de las provincias.

Ahab le preguntó:

—¿Quién atacará primero?

El profeta contestó:

—Tú.

15 Entonces Ahab organizó a los ayudantes de los gobernadores de las provincias, que eran doscientos treinta y dos, y a todo el ejército de Israel, que estaba formado por siete mil soldados.

16-17 Al mediodía salieron a atacar al ejército de Siria y a sus aliados. Los ayudantes de los gobernadores de las provincias iban al frente, mientras tanto Ben-hadad y los treinta y dos reyes que lo apoyaban seguían emborrachándose en los refugios que habían construido.

Ben-hadad mandó exploradores para que observaran lo que estaba pasando, y estos informaron que algunos hombres habían salido de Samaria para encontrarse con ellos.

18 Ben-hadad les dijo: «Tráiganlos vivos, no importa si vienen en son de paz o en son de guerra».

19 Los ayudantes de los gobernadores y todo el ejército de Israel que iba detrás de ellos salieron de la ciudad.

20 Cada uno de ellos mató a un enemigo del ejército de Siria. Los sirios se escaparon y los israelitas los persiguieron. Pero Ben-hadad pudo escaparse.

21 El rey de Israel avanzó, capturó los caballos y carros de combate, y mató a muchos sirios.

22 Después el profeta fue a ver al rey de Israel y le dijo:

—Refuerza el ejército y piensa bien lo que tienes que hacer. Porque el rey de Siria vendrá el año que viene para atacarte.

23 Mientras tanto, los oficiales de Siria le dijeron a su rey:

—Los israelitas nos vencieron porque sus dioses son dioses de las montañas. Pero luchemos en el campo, y seguro que los derrotaremos.

24 Usted tiene que quitar a los reyes de sus puestos y poner en su lugar a oficiales del ejército.

25 Prepare un ejército como el que tenía antes de la guerra; reúna nuevamente caballos y carros de guerra. Después iremos a luchar contra los israelitas en el campo y seguramente los vamos a vencer.

El rey de Siria siguió el consejo.

26 Un año después, Ben-hadad reunió al ejército sirio y fue a Afec a luchar contra Israel.

27 También los israelitas inspeccionaron su ejército. Luego tomaron los alimentos y el equipo necesario, y salieron a atacar al ejército de Siria. El ejército de Israel era tan pequeño que, comparado con el ejército de Siria, parecía como dos rebaños de cabras en el campo.

28 Un profeta de Dios fue a ver al rey de Israel y le dijo: «Dios quiere que sepas lo que ha dicho el rey de Siria. Según este rey, el Dios de Israel solo reina en las montañas y no en el campo. Por eso te dará la victoria sobre este gran ejército sirio. Así sabrás que él es el único Dios».

29 El ejército de Siria y el de Israel estuvieron acampando frente a frente durante siete días. El séptimo día se desató la batalla. Ese día los israelitas mataron a mil soldados sirios que iban a pie.

30 El resto del ejército sirio se escapó a la ciudad de Afec. Pero la muralla de la ciudad cayó encima de los veintisiete mil hombres que habían escapado.

Ben-hadad también escapó y se escondió en una habitación, en una casa de la ciudad.

31 Sus oficiales le dijeron:

—Hemos escuchado que los reyes de Israel siempre cumplen sus compromisos. Nos vestiremos con ropas ásperas, para mostrar nuestra tristeza por tantas muertes. Además nos pondremos una soga alrededor del cuello para mostrar que nos rendimos. Iremos ante el rey de Israel y le pediremos que le perdone la vida.

32 Los oficiales se pusieron ropas ásperas y una soga al cuello. Después fueron a ver al rey de Israel y le dijeron:

—Su servidor Ben-hadad le ruega que le perdone la vida.

Ahab les preguntó:

—¿Ben-hadad vive todavía? Él es mi amigo.

33 A los hombres les pareció una buena señal lo que dijo el rey de Israel, y rápidamente contestaron:

—¡Sí, Ben-hadad es su amigo!

Entonces el rey de Israel agregó:

—¡Vayan y tráiganlo!

Ben-hadad fue a ver a Ahab y este lo invitó a subir a su carro.

34 Después Ben-hadad le dijo:

—Te voy a devolver las ciudades que mi padre le quitó al tuyo. Tú puedes poner negocios en Damasco, como hizo mi padre en Samaria.

Ahab le contestó:

—Entonces yo te dejaré ir.

Así que Ahab hizo este pacto con Ben-hadad y lo dejó ir.

Un profeta reprende a Ahab

35 Después, un hombre que pertenecía al grupo de losprofetasde Dios le dijo a uno de sus compañeros:

—Dios ordena que me hieras. Por favor, hazlo.

Pero su compañero no quiso herirlo.

36 Entonces el profeta le dijo:

—Tan pronto te separes de mí, te matará un león, pues no quisiste obedecer a Dios.

Y así fue. Tan pronto como el hombre se separó del profeta, vino un león y lo mató.

37 Después el profeta encontró a otro hombre y le dijo:

—Te ruego que me hieras.

El hombre lo golpeó y lo hirió.

38 Entonces el profeta partió y fue a esperar al rey en el camino. Se puso una venda sobre los ojos para disfrazarse,

39 y cuando el rey pasó, el profeta le gritó:

—Yo estuve en la batalla. Un soldado salió, trajo a un hombre del ejército enemigo y me pidió que lo cuidara. Me dijo que si se escapaba, él me mataría, pero que si le pagaba tres mil monedas de plata, me perdonaría.

40 Pero como yo estaba muy ocupado en otras cosas, el prisionero se escapó.

Entonces el rey le contestó:

—Tú mismo has dicho cuál es el castigo que mereces. Lo recibirás.

41 Entonces el profeta se quitó rápidamente la venda de los ojos, y el rey de Israel lo reconoció como uno de los profetas.

42 El profeta le dijo al rey:

—Dios me ordenó que te dijera que debiste haber matado al rey de Siria, pero tú lo dejaste escapar. Por eso vas a morir en su lugar, y también tu pueblo morirá en lugar de su pueblo.

43 Entonces el rey de Israel se fue a su palacio en Samaria. Estaba enojado y triste.