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Eclesiástico

Eclesiástico 31

Peligros de las riquezas

1-2 Quien se preocupa por sus riquezas

pierde el sueño y acaba enfermo.

3 El rico se cansa haciendo dinero,

y descansa dándose buena vida.

4 El pobre trabaja para sobrevivir;

si no trabaja, cae en la miseria.

5 Quien ama el dinero,

por el dinero se corromperá

y nunca actuará con justicia.

6 El dinero ha sido la causa

de la perdición de muchos.

7 El dinero es como una trampa

en la que caen los ingenuos.

8 ¡Qué feliz es el rico

que no se corrompe con sus riquezas!

9 A ese hombre hay que felicitarlo

por actuar en favor de su pueblo;

10 ese hombre tiene buenas razones

para sentirse satisfecho,

pues pudo pecar y no pecó,

pudo hacer lo malo y no lo hizo.

11 Su bondad quedará confirmada,

y será reconocida por su pueblo.

Modales en la mesa

12 Si alguna persona importante

te invita a sentarte a su mesa,

no digas, como los glotones:

«¡A comer se ha dicho!»

13 Recuerda que Dios no soporta

las miradas llenas de envidia.

Los ojos tristes son de lo peor,

pues lloran por cualquier cosa.

14 Tampoco metas la mano

en un platillo que otro quiere.

15 Piensa bien lo que vas a hacer,

y ponte en el lugar de tu prójimo.

16-17 Come todo lo que te sirvan,

pero no comas demasiado.

Al comer, no hagas ruido con la boca,

para que no te desprecien,

y levántate antes que nadie,

como lo hace la gente educada.

18 Si son muchos los invitados,

no te sirvas antes que ellos.

19 La persona educada come poco,

para no roncar cuando duerme.

20 Quien come bien, duerme bien,

y al día siguiente despierta contento.

Pero el glotón no puede dormir

porque le duele el estómago.

21 Si te ves obligado a comer mucho,

ve y vomita, y te sentirás mejor.

22 Querido jovencito,

no desprecies mis consejos

y un día me darás la razón.

Si haces todo con medida,

no llegarás a enfermarte.

23 La gente habla bien del que invita

y en su mesa es generoso;

24 pero habla mal del tacaño

que ni un pedazo de pan te ofrece.

No es bueno beber demasiado

25 El mucho vino te lleva a la ruina,

así que no bebas demasiado.

26-28 Sin vino, la vida es triste.

Pero hay que beberlo con medida

y siempre a su debido tiempo,

porque con fuego se prueba el hierro,

y con vino se prueba al orgulloso.

29-30 Cuando bebes mucho vino,

pierdes las fuerzas, te pones furioso,

y acabas peleando con todos.

También te amargas la vida

y causas daño a los demás.

31 Mientras estés bebiendo vino,

no discutas con nadie;

tampoco insultes al borracho

ni le cobres al que te debe.

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Eclesiástico

Eclesiástico 32

Conducta en los banquetes

1 Si asistes a un banquete

y te sientan en la cabecera,

no te des aires de importancia.

Actúa como los demás invitados

y atiéndelos antes de sentarte;

2 después de eso ocupa tu puesto

y alégrate en su compañía.

Así ellos alabarán tu cortesía.

3 Si ya eres anciano,

puedes hablar durante la comida,

pero no seas irrespetuoso

ni interrumpas a los músicos.

4-6 A la hora de brindar,

no te des aires de sabio

ni te pongas a echar discursos

mientras los demás escuchan.

A la hora del banquete

no hay nada mejor

que la música y el vino.

¡Eso vale más que las esmeraldas!

7 Si todavía eres joven,

no hables hasta que te lo pidan.

8 Pero no hables demasiado.

Lo que tengas que decir,

dilo en pocas palabras,

como lo hace la gente sabia.

9 Si estás con alguien importante,

no trates de actuar como él

ni lo interrumpas cuando hable.

10 Primero se ve el relámpago,

y luego se escucha el trueno;

primero se muestra la simpatía,

y luego se demuestra la humildad.

11 Cuando termine la fiesta,

no seas el último en despedirte,

y cuando vuelvas a tu casa,

no te distraigas por el camino.

12 En tu casa podrás divertirte

como mejor te parezca,

siempre y cuando no ofendas a nadie.

13 Y agradece sus bendiciones

al Dios que te dio la vida.

La obediencia a Dios

14 Los que obedecen a Dios

aceptan sus enseñanzas;

los que temprano lo buscan

reciben sus bendiciones.

15 Las enseñanzas de Dios

satisfacen a quien las ama,

pero son un tropiezo

para quien finge amarlas.

16 Los que obedecen a Dios

entienden lo que es la justicia

y hacen brillar sus buenas acciones.

17 Pero los pecadores

no aceptan que se les corrija,

y siempre encuentran disculpas

para hacer todo lo que quieren.

18 La persona inteligente

piensa lo que hace,

pero la gente orgullosa

no mide las consecuencias.

19 Si no quieres arrepentirte,

no hagas nada sin pedir consejo.

20 Si no quieres tropezar con piedras,

no vayas por caminos empedrados;

21 pero tampoco te confíes

si el camino está despejado.

22 ¡Cuídate porque no sabes

lo que el mañana traerá!

23-24 En todo lo que hagas

ten confianza en ti mismo.

Cumple los mandamientos

y Dios te protegerá.

Confía en él y tendrás éxito en todo.

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Eclesiástico

Eclesiástico 33

1 El que obedece a Dios

no sufrirá ningún mal,

y cuando sea puesto a prueba

saldrá bien librado.

2 El que es sabio ama la ley,

pero quien aparenta cumplirla

es semejante a un barco

en medio de una tormenta.

3 El que es inteligente

confía en la ley de Dios,

y la acepta como su palabra.

4 Si quieres ser escuchado,

piensa bien lo que vas a decir;

una buena respuesta

requiere tiempo para pensar.

5-6 El tonto, cuando conversa,

siempre se anda por las ramas;

el amigo burlón no respeta a nadie,

es como un potro salvaje que a todos patea.

Dios domina todas las cosas

7 El sol sale todos los días,

pero hay días más importantes que otros.

8-9 Dios, en su sabiduría,

dispuso que fueran diferentes.

La mayoría son días ordinarios,

pero hay días que Dios consagró

en el calendario de las fiestas.

10 Adán y todos los seres humanos

fueron creados de la tierra,

11 pero Dios, en su sabiduría,

hizo a cada uno diferente

y lo hizo andar por otro camino.

12 A algunos los bendijo

y los apartó para su servicio,

pero a otros los humilló

y los quitó de su puesto.

13 Dios hace con nosotros

lo que hace el alfarero con el barro:

nos da la forma que él quiere.

14-15 Todo lo que Dios ha hecho

podemos verlo en pares opuestos:

el mal, opuesto al bien,

la muerte, opuesta a la vida,

el pecador, opuesto al hombre bueno.

El autor del libro y su obra

16-17 Como quien cultiva viñedos,

los sabios han cultivado su sabiduría;

yo, para llegar a ser sabio,

he sido el último en acostarme

y el primero en levantarme,

pero con la bendición de Dios

he podido aprender bastante.

18 Pero no he trabajado solo para mí,

sino para todos los que quieren aprender.

19 Por eso, escúchenme con atención,

jefes y gobernantes del pueblo.

Cómo usar las propias riquezas

20-21 Mientras tengas vida,

no te dejes dominar de nadie;

y para no andar pidiendo ayuda,

no entregues a otros tus riquezas.

22 Es mejor que tus hijos te pidan,

y no que tú les pidas a ellos.

23 Conserva siempre el control

en todo lo que hagas,

para no manchar tu buena fama;

24 no repartas tu herencia

antes de la hora de tu muerte.

El trato con los servidores

25-30 Al burro lo alimentas,

pero también lo arreas a palos.

Pues haz lo mismo con tus criados:

aliméntalos, pero hazlos trabajar.

No los dejes desocupados,

porque el ocio es mal consejero.

Castígalos si no te obedecen,

pero tampoco les exijas demasiado

ni seas injusto con ellos.

31-33 Si no tienes más que un criado,

trátalo como si fuera tu hermano,

pues tu dinero te ha costado.

Si lo maltratas, se escapará

y no volverás a encontrarlo.

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Eclesiástico

Eclesiástico 34

Los sueños

1-2 Confiar en los sueños

es como querer atrapar el viento.

Hay que ser tonto y necio

para poner su confianza en ellos.

3 Los sueños no son reales;

son como la imagen de un espejo.

4 No hay pureza en la impureza,

ni hay verdad en la mentira.

5 Los sueños son tan fantásticos

como la magia y la adivinación;

son como las ilusiones que se hace

la que va a tener un hijo.

6 Pero no creas en los sueños

si no es Dios quien te los envía,

7 pues muchos se han perdido

por haber creído en ellos.

8 Lo mejor es hablar con sabiduría

y cumplir con la ley de Dios.

Los viajes

9-10 El que ha viajado mucho

adquiere habilidad y experiencia.

Es muy poco lo que sabe

quien no ha tenido esa experiencia.

11 En mis viajes he visto de todo,

y me faltan palabras para contar

lo mucho que he aprendido.

12 En muchas ocasiones mi experiencia

me ha librado de la muerte.

La obediencia a Dios

13-14 Los que obedecen a Dios

vivirán sin miedo de nada

porque han puesto su confianza

en el Dios que puede salvarlos.

15 Grande es la felicidad

de los que obedecen a Dios,

porque tienen quien los apoye.

16 Dios cuida de los que lo aman;

él es su poderoso protector;

los protege del viento del desierto,

les da sombra al mediodía,

los levanta cuando tropiezan,

17 les renueva las fuerzas,

les da salud y nueva vida,

y les muestra su gran amor.

Las ofrendas a Dios

18-19 Los malvados le llevan a Dios

muchas ofrendas y animales

comprados con dinero mal habido,

pero a Dios no le agrada

esa clase de ofrendas.

20 Robar a los pobres

para llevarle ofrendas a Dios

es como dejar a un padre

sin el único hijo que tenía.

21-22 Los pobres viven de las limosnas,

y negarles la ayuda que piden

es quitarles el pan de la boca;

¡es lo mismo que matarlos!

De igual manera actúa el patrón

que no paga un salario justo.

23 De nada te sirve trabajar

si tú construyes y otro destruye;

24 de nada te sirve orar a Dios

si tú bendices y otro maldice;

25 de nada te sirve bañarte

por haber tocado un cadáver

si luego vuelves a tocarlo,

26 y de nada te sirve ayunar

y pedir perdón por tus pecados

si más tarde vuelves a pecar.

Dios no atenderá tus oraciones.

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Eclesiástico 35

La ayuda a los pobres

1 Quien cumple y obedece

los mandamientos de Dios

ya le ha dado la mejor ofrenda.

2 Quien ayuda a otros

y da limosna a los pobres

ya ha dado gracias a Dios

con la mejor de las ofrendas.

3 Quien se aparta de la maldad

y no comete injusticias

ya ha pedido perdón a Dios,

y eso a Dios le agrada.

4 El que ayuda a los pobres

está presentando una ofrenda

agradable a Dios.

5 Cuando un hombre bueno

presenta a Dios una ofrenda,

su ofrenda es como un perfume,

y su aroma sube hasta el cielo.

6 Dios acepta su ofrenda,

y su nombre será recordado.

7-8 Tú debes obedecer a Dios,

y no ser tacaño al ofrendar;

al contrario, hazlo con alegría.

9 Dios ya te ha dado a ti;

ahora te toca darle a él,

pero debes hacerlo con generosidad,

en la medida de tus posibilidades;

10 porque Dios sabe recompensar,

y te devolverá lo que le des

multiplicado por siete.

11-12 No trates de ganarte el favor de Dios

con ofrendas de ganado robado,

porque no las aceptará.

Dios es un juez justo,

y no se fija en las apariencias.

13 Dios escucha la oración del pobre,

y no favorece a nadie

que quiera perjudicar al débil.

14-15 Dios atiende a los huérfanos

cuando gritan pidiéndole ayuda,

y llora de dolor con las viudas

cuando ellas se quejan ante él

de aquellos que las hacen llorar.

16-18 Los pobres oran a Dios,

y su oración sube hasta el cielo.

Los pobres no dejan de orar

hasta que Dios les haga justicia.

Dios acepta su oración

y les muestra su favor

porque le sirven con alegría.

19-20 Dios actúa con rapidez.

No descansa hasta que destruye

a los malvados y a los orgullosos.

21-22 Dios destruye a los malos reyes.

A los que hacen planes malvados

y los llevan a cabo,

Dios les da su merecido.

23-24 Dios defiende a su pueblo

y lo llena de felicidad.

Sentir el amor de Dios

es como sentir la lluvia

que cae en el verano.

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Eclesiástico

Eclesiástico 36

Oración pidiendo ayuda

1 ¡Dios de la creación, sálvanos!

Mira la maldad de las naciones

y haz que tiemblen de miedo.

2 Levanta el puño contra ellas,

¡déjalas sentir tu poder!

3 Tú nos castigaste

para mostrarles que eres justo.

Ahora, castiga a esas naciones

y demuéstrales tu grandeza.

4 Así ellas sabrán, como nosotros,

que no hay otro Dios igual que tú.

5 ¡Déjanos ver tus maravillas!

¡Danos muestras de tu gran poder!

6 ¡Da rienda suelta a tu enojo

y destruye por completo al enemigo!

7 ¡Haz que pronto llegue la hora

de que todos conozcan tu grandeza!

8 ¡Destruye con tu enojo

a los que oprimen a tu pueblo!

¡Destruye a los que traten de escapar!

9 ¡Destruye también a sus jefes,

que se creen muy poderosos!

10 Vuelve a reunir a tu pueblo,

como lo hiciste en el pasado.

11 Somos el pueblo de Israel;

somos tu pueblo elegido.

Ten compasión de nosotros,

pues somos tus hijos preferidos.

12 ¡Ten compasión de Jerusalén,

la santa ciudad donde habitas!

13 ¡Llena de esplendor

tu templo en el monte de Sión!

14 Fue lo primero que creaste;

demuéstranos que harás cumplir

lo que antes se anunció en tu nombre.

15 Danos pruebas de que recompensarás

a todos los que en ti confían;

demuestra que dijeron la verdad

los que hablaron en tu nombre.

16 Por el amor que nos tienes,

¡escucha nuestras oraciones!

17 ¡Que todo el mundo sepa

que tú eres el Dios del universo!

El valor de la experiencia

18 Aunque cualquier comida es buena,

algunas son mejores que otras.

19 El paladar reconoce los sabores,

y la mente reconoce las mentiras.

20 Los que solo piensan hacer el mal

son causa de muchas desgracias,

pero quien tiene experiencia

sabe cómo devolverles su maldad.

La buena esposa

21-22 No hay nada más agradable

que ver una mujer hermosa.

Con alguna de ellas habrás de casarte,

pero unas son más bellas que otras.

23 Cuando la esposa habla con dulzura,

el esposo no se cambia por nadie.

24 Casarse con una buena mujer

es tener un buen comienzo;

¡es como encontrar un tesoro!

Una esposa así es de gran ayuda;

¡es un punto de apoyo!

25 Sin esposa, el hombre está perdido;

es como un huerto sin protección.

26 Nadie confía en un ladrón

que va de una ciudad a otra,

27 ni tampoco en el hombre sin casa,

que duerme donde lo alcanza la noche.

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Eclesiástico

Eclesiástico 37

Amigos buenos y malos

1 Hay quienes dicen ser tus amigos,

pero solo porque ellos lo dicen.

2 Es muy triste cuando un amigo

se convierte en tu enemigo;

¡dan ganas hasta de morirse!

3 Los malos amigos nacieron

solo para engañar.

Pero Dios les dará un terrible castigo.

4 A los malos amigos solo les interesa

que les des de comer,

pero se apartan de ti

cuando estás en problemas.

5 En cambio, los buenos amigos

comparten tus alegrías

y te defienden de tus enemigos.

6 En las buenas y en las malas,

no te olvides de un buen amigo.

Los buenos consejos

7-8 Ten mucho cuidado

cuando alguien te dé un consejo,

porque hay quienes te aconsejan

solo para aprovecharse de ti.

9 Te dirán que vas por buen camino,

pero lo que quieren es verte fracasar.

10 No pidas consejos a tu enemigo

ni tampoco al envidioso.

11 Jamás dejes que un cobarde

te diga cómo hacer la guerra.

Tampoco dejes que una mujer

opine de su enemiga,

ni que un comerciante te diga

cómo hacer negocios con él.

Tampoco permitas que un comprador

ponga precio a tu mercancía,

ni esperes que un envidioso

te enseñe a ser agradecido,

ni que alguien sin compasión

te enseñe a pedir perdón.

Cuando tengas que hacer algo,

ningún perezoso te dirá cómo hacerlo;

tampoco quien trabaja por horas

te dirá cuándo terminará,

ni el que vigila un sembrado

te hablará de la cosecha.

No creas nada de lo que digan.

12 Es mejor que pidas consejo

de quienes hacen lo bueno

y cumplen los mandamientos de Dios.

Ellos comparten tus sentimientos;

si fracasas, te brindarán su ayuda.

13 Déjate guiar por tus sentimientos,

porque ellos no te pueden engañar.

14 Ellos te advertirán del peligro

mejor que muchos vigilantes.

15 Pero hay algo más importante:

Pídele siempre a Dios

que sea él quien te dirija.

La verdadera sabiduría

16 Antes de ponerse a hacer

hay que ponerse a pensar.

17 Toda idea brota en la mente,

y de allí salen cuatro ramas

18 controladas por la lengua:

el bien y el mal,

la vida y la muerte.

19 Hay quienes enseñan a otros,

pero no se enseñan a sí mismos.

20 Hay quienes son muy sabios,

pero se hacen odiosos

por su manera de hablar;

¡y acaban muriéndose de hambre!

21-23 Hay otros que son sabios,

pero solo ellos lo saben,

y hay otros que son sabios

y saben enseñar al pueblo;

por eso el pueblo les cree.

24-26 Dios bendice al hombre sabio,

y al verlo todos lo felicitan.

El pueblo confía en sus palabras,

y su buena fama es permanente.

Nosotros, los seres humanos,

vivimos muy poco tiempo,

pero el pueblo de Israel

nunca dejará de existir.

No es bueno comer demasiado

27 Querido jovencito,

en esta vida debes controlar tu apetito

y no comer lo que te haga daño.

28 No a todos les gusta lo mismo,

ni todo es bueno para todos.

29 No seas glotón ni goloso,

30 porque el comer demasiado

causa dolores de estómago.

31 Muchos han muerto por ser glotones,

pero tú vivirás si cuidas lo que comes.

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Eclesiástico

Eclesiástico 38

Acerca de los médicos

1 Respeta al médico por sus servicios,

pues Dios lo eligió para ese trabajo.

2 Un rey puede darnos regalos,

pero Dios nos da la salud.

3 Los conocimientos del médico

lo hacen andar con la frente en alto

y ser admirado por la gente importante.

4 Dios creó las plantas medicinales,

y el médico inteligente sabe usarlas.

5 Con la rama de un árbol

Dios endulzó una vez el agua

para demostrarnos su poder.

6 A nosotros nos dio inteligencia

para que admiremos su poder.

7 Con las plantas medicinales,

el boticario prepara remedios

y el médico cura la enfermedad.

8-9 Querido jovencito,

cuando estés enfermo,

ruégale a Dios que te dé la salud.

10 No peques ni de pensamiento,

sino apártate de la maldad.

11 Preséntale a Dios ofrendas

de acuerdo con tus posibilidades,

12 pero no rechaces al médico;

al contrario, déjalo actuar,

pues también a él lo necesitas.

13 En algunos casos,

tu salud está en sus manos;

14 en otros casos,

él mismo le pedirá a Dios

que te devuelva la salud.

15 Es un pecado contra Dios

no dejar que el médico actúe.

El luto por un muerto

16 Querido jovencito,

cuando alguien muera,

llora su muerte y ve a su entierro,

como es la costumbre,

y no descuides su tumba.

17 Pero no llores más de dos días;

después de eso, recobra la calma,

18 porque la mucha tristeza

puede causarte la muerte.

19-20 Aleja de ti la tristeza,

porque si te amargas la vida

te sentirás miserable.

21 No pienses más en el muerto,

pues no volverá a la vida.

Al muerto ya no puedes ayudarlo,

y estar triste te hará daño.

22 Piensa en estas palabras mías,

que espero que hagas tuyas:

«A todos nos llega la muerte».

23 El muerto ya descansa.

Déjalo que descanse en paz,

y tú, trata de consolarte.

Los trabajos manuales

24 El estudio exige tiempo,

llegar a ser sabio exige dedicación.

No puede llegar a ser sabio

quien se dedica a otras tareas.

25-26 El campesino, tras el arado,

pasa el día entero abriendo surcos

y dando de comer a sus terneras.

El que anda arreando a los bueyes

no sabe hablar de otra cosa.

27 Lo mismo pasa con los albañiles,

que trabajan de día y de noche,

y con los que fabrican sellos:

con mucha paciencia hacen los dibujos,

procurando reproducir cada detalle,

y no duermen hasta terminar su tarea.

28 El herrero no aparta la vista

del hierro que está golpeando;

el calor del fuego lo hace sudar

y el ruido del martillo lo deja sordo;

pero no deja de mirar su modelo,

pues quiere terminar bien su trabajo.

29-30 Lo mismo pasa con el alfarero:

con los pies hace girar el torno,

y con el brazo va moldeando el barro.

31 Todos ellos confían en sus manos,

y cada uno conoce su oficio.

32 Sin ellos no habría ciudades,

ni casas, ni quien las habitara.

33 Y a pesar de todo esto,

no llegarán a gobernar al pueblo,

ni serán jueces en los tribunales,

ni jamás conocerán a fondo

los mandamientos de la alianza.

34 Tampoco instruirán al pueblo,

ni serán autores de proverbios.

Pero con su trabajo y esfuerzos

completan la creación de Dios,

y a él le piden ayuda

para hacer bien su trabajo.

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Eclesiástico 39

El estudio de la ley

1-2 Muy distinta es la vida

de quien se entrega por completo

al estudio de la ley de Dios.

Lo que alguien así quiere

es llegar a conocer la sabiduría

de todos nuestros antepasados.

También desea entender

lo que significa el mensaje de los profetas.

3 Además, busca explicar los proverbios

y entender los dichos de gente famosa.

4 Su meta es servir a gente importante

y viajar por otros países,

para conocer lo bueno y lo malo

que hay en los seres humanos.

5 El sabio se levanta muy temprano

y habla con Dios, su Creador;

en sus oraciones pide a Dios

que le perdone sus pecados.

6 Si Dios así lo quiere,

ese hombre recibirá inteligencia

para que sus sabias palabras

sean como lluvia sobre la tierra.

7 Así sabrá dar sabios consejos,

8 y brillarán como la luz

sus enseñanzas de la ley de Dios.

9 Muchos alabarán su inteligencia,

y su nombre jamás será olvidado.

10 Su pueblo y las naciones

alabarán su sabiduría;

11 mientras viva,

será más famoso que mil sabios,

y cuando muera, descansará en paz.

Himno a la sabiduría de Dios

12 Ahora estoy inspirado,

y no puedo quedarme callado.

13 Queridos jovencitos,

si me escuchan,

crecerán como rosas junto a un río;

14 florecerán como los lirios,

¡perfumarán como el incienso!

¡Alaben a Dios con himnos

y bendíganlo por todo lo que ha hecho!

15 ¡Alábenlo con música de arpas

y denle gracias con sus cantos!

16 ¡Dios ha hecho todo hermoso!

Cuando llega el momento,

todas sus órdenes se cumplen.

No es necesario preguntar

para qué es esto o aquello,

pues todo se sabrá a su tiempo.

17 Dios pronunció una palabra

y se formaron los mares;

18 Dios da una orden,

y se cumple su voluntad.

19-20 Dios está siempre atento

a todo lo que hacemos;

para él nada es pequeño,

ni extraordinario ni difícil;

¡nada se escapa de su mirada!

21 Todo lo que Dios ha creado

tiene un claro propósito.

22 Las bendiciones de Dios

son como un río caudaloso.

23-24 A los que hacen el bien

Dios les hace fácil la vida;

pero a los que hacen el mal

les pone muchos obstáculos.

25 Dios creó desde el principio

el bien para los buenos,

y el mal para los malos.

26 Para vivir, necesitamos

agua, fuego, hierro y sal,

trigo, leche, miel y vino,

y además aceite y ropa.

27 Todo esto beneficia a los buenos,

pero en mano de los pecadores

puede hacer daño.

28 Para castigar a los malvados

Dios creó algunos vientos,

29 y también el fuego y el granizo,

el hambre y las enfermedades,

30 los colmillos de las fieras,

las serpientes y la espada.

31 Todo esto obedece a Dios,

y cumple sin protestar

todo lo que Dios ordena.

32 Estoy convencido de todo esto;

por eso lo he puesto por escrito.

33 Dios ha hecho todo bueno,

y a la gente le da lo que necesita.

34 No digas ni pienses

que esto es mejor que aquello,

porque llegado el momento

verás que todo es bueno.

35 Y ahora, canten a Dios himnos,

y alábenlo de todo corazón.

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Eclesiástico 40

Sufrimientos humanos

1 Los que vivimos en este mundo

tenemos que cumplir dura tarea

desde que nacemos hasta que morimos.

2-4 Seamos reyes o limosneros,

nos llenamos de rabia y envidia,

de miedo y de odio al enemigo.

Nos asusta pensar en la muerte.

5 De noche, cuando dormimos,

no tenemos un sueño tranquilo.

6 Muy poco es lo que descansamos;

¡nos sentimos como el soldado

que huye del campo de batalla!

7 Pero en cuanto despertamos

vemos que todo era un sueño.

8 Esto nos pasa a todos,

pero a la gente malvada

se le multiplica por miles:

9 morirán en el campo de batalla,

o de hambre, o de enfermedad,

o asesinados, o en un desastre.

10 Todo eso les espera,

pues por causa de los malvados

Dios mandó el diluvio.

11 Todo lo que es de la tierra

un día volverá a la tierra,

y lo que es del agua, al agua.

Fin de la injusticia

12 Dios pondrá fin un día

a la corrupción y a la injusticia,

pero su fidelidad jamás cambiará.

13-14 Las riquezas mal habidas

se parecen a un río crecido

que a su paso lo arrastra todo;

¡pero un día ese río se secará!

15-17 En cambio, las limosnas generosas

son como un jardín de flores;

¡permanecen para siempre!

Siempre hay algo mejor

18 Qué bueno es tener un trabajo

y un buen sueldo para vivir,

pero es mejor encontrar un tesoro.

19 Qué bueno es tener hijos

y darle nombre a una ciudad,

pero es mejor tener una buena esposa.

20 Qué bueno es alegrarse

con la música y el vino,

pero es mejor amar a la sabiduría.

21 Qué dulce es el sonido

del arpa y de la flauta,

pero es más dulce la sinceridad.

22 La belleza atrae la mirada,

pero son más atractivos

los campos verdes.

23 Los amigos ayudan al momento,

pero más ayuda la mujer a su marido.

24 Qué bueno es tener hermanos

cuando llegan los problemas,

pero es mejor la ayuda desinteresada.

25 El oro y la plata brindan seguridad,

pero da más seguridad un buen consejo.

26 Es bueno tener dinero y poder,

pero es mejor obedecer a Dios.

Si lo obedeces, nada te faltará

ni tendrás que buscar más ayuda.

27 La obediencia a Dios

es como un jardín de flores,

todo cubierto de esplendor.

Es malo vivir de prestado

28 Querido jovencito,

¡no pidas limosna!

Vale más morir que mendigar.

29 Es realmente vergonzoso

vivir dependiendo de otros.

Esa no es una vida digna;

¡evítala, si eres inteligente!

30 La comida ajena sabe dulce,

pero la vergüenza de pedir

quema peor que el fuego.