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Sofonías

Sofonías 3

Los pecados de Jerusalén

1 »¡Qué mal te va a ir, Jerusalén!

Eres una ciudad desobediente,

y maltratas a los demás.

¡Estás llena depecado!

2 No aceptas consejos de nadie,

ni permites que se te corrija;

no me buscas ni confías en mí.

3 »Tus jefes más importantes

parecen leones feroces;

tus gobernantes parecen lobos,

que atacan por la noche

y no dejan nada para la mañana.

4 Tusprofetasson orgullosos,

y no se puede confiar en ellos;

tussacerdotesofenden mi santuario

y no obedecen mismandamientos.

5 ¡Esos malvados no tienen vergüenza!

»Yo estoy en ti, Jerusalén,

para hacerte bien,

no para hacerte daño.

Todos los días te trato con justicia.

6 »Yo he destruido naciones,

y he derribado sus torres;

ya no hay nadie que camine

por sus calles solitarias;

sus ciudades están desiertas,

pues no queda un solo habitante.

7 »Todo esto lo hice por ti, Jerusalén.

Pensé que así me obedecerías

y no tendría que castigarte.

Pero tus habitantes se dieron prisa

para cometer toda clase de maldad.

8 »Y ahora, como han actuado así,

ya se acerca el día

en que vendré a castigarlos.

Yo soy el Dios de Israel,

y les juro que así lo haré.

Ya he decidido reunir a las naciones

para castigarlas con toda mi furia.

Cuando me enojo, soy como el fuego;

¡voy a quemar toda la tierra!

Dios salvará a las naciones

9 »Cuando llegue ese día,

haré que todos los pueblos hablen

un lenguaje limpio de toda maldad,

para que juntos meadoren

y puedan pronunciar mi nombre.

10 Entonces la gente que me adora,

y que ahora anda en otros países,

vendrá a presentarmeofrendas

desde el país de Etiopía.

11 »Tú, Jerusalén,

has sido muy rebelde;

pero no volverás a quedar en vergüenza.

Viene el día en que expulsaré de ti

a los que se creen muy importantes.

En ti no habrá lugar para los orgullosos.

12 En tus calles solo habrá

gente humilde y sencilla,

que pondrá en mí su confianza.

13 Los pocos israelitas

que hayan quedado con vida

no cometerán ninguna maldad;

no mentirán ni engañarán a nadie,

sino que vivirán en paz

y sin ningún temor».

Dios hará volver a su pueblo

14 Yo, Sofonías, les digo:

¡Canten de alegría, israelitas!

¡Alégrense, habitantes de Jerusalén!

15 No tienen nada que temer,

porque Dios, el rey de Israel,

no volverá a castigarlos;

ha expulsado a sus enemigos,

y va a vivir en medio de ustedes.

16 En ese día se dirá:

«No tengas miedo, Jerusalén,

ni pierdas el ánimo,

17 pues tu Dios está contigo

y con su poder te salvará.

Aunque no necesita de palabras

para demostrarte que te ama,

con cantos de alegría te expresará

la felicidad que le haces sentir,

18 como en un día de fiesta».

Dios promete poner fin

a la desgracia que ahora sufren

y a la vergüenza que ahora sienten.

19-20 Este es su mensaje:

«Cuando llegue ese día,

ayudaré a los indefensos

y castigaré a quienes los maltratan.

Yo haré que cambie la suerte

de los que ahora andan dispersos,

y los haré volver a su tierra.

¡Esto lo verán ustedes mismos!

»Si antes los ofendían,

ahora solo hablarán bien de ustedes,

y la fama de ustedes llegará

a todos los países de la tierra.

Yo, el Dios de Israel,

juro que así será».

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Nahúm

Nahúm 1

Mensaje contra Nínive, la capital de Asiria

1 Yo soy Nahúm de Elcós. En un sueño Dios me habló acerca de Nínive, y este es el mensaje que escribí contra esa ciudad:

2 Nuestro Dios exige

que le seamos fieles.

Cuando se enoja, toma venganza

de sus enemigos y de sus contrarios.

3 Nuestro Dios es muy poderoso

y siempre castiga a quien lo merece,

pero también es un Dios paciente,

y no se enoja con facilidad.

Nuestro Dios camina entre las tormentas;

las nubes son el polvo que levanta.

4 Si reprende al mar y a los ríos,

estos se quedan secos por completo

y se marchitan las flores del Líbano,

los campos de Basán y el monte Carmelo.

5 En presencia de nuestro Dios

tiemblan la tierra y sus habitantes,

y los cerros y las montañas se sacuden.

6 Cuando nuestro Dios se enoja,

las piedras se hacen polvo,

como si las partiera un rayo;

cuando nuestro Dios se enoja,

nadie puede mantenerse firme.

7 Nuestro Dios es bondadoso

y cuida de los que en él confían.

En momentos de angustia,

él nos brinda protección.

8 Pero también destruye a sus enemigos;

los arrastra como un río desbordado,

¡los persigue hasta en la oscuridad!

9-11 Ustedes, habitantes de Nínive,

¿por qué hacen planes malvados?

Hay entre ustedes un consejero malvado,

que hace planes contra nuestro Dios,

pero Dios acabará con ustedes;

los destruirá por completo,

y no les dará otra oportunidad;

les prenderá fuego, como a la paja,

como si fueran un montón de espinas.

Mensaje al pueblo de Dios

12-14 Nuestro Dios ha dicho:

«Asiria es un país poderoso,

pero yo lo voy a destruir.

Destruiré su templo,

susídolosy sus imágenes,

y todos se olvidarán de él.

Dejaré ese país en ruinas,

pues solo merece mi desprecio.

»Y aunque a ti, pueblo de Judá,

te hice sufrir al principio,

ya no te haré sufrir más.

Al contrario, te pondré en libertad

y no volverás a ser esclavo.

15 15 (2.1)»Miren, habitantes de Judá:

¡ya vienen sobre los montes

los que traen buenas noticias!

¡Ya es tiempo de que hagan fiesta

y de que me cumplan sus promesas!

Porque yo destruiré a esos malvados,

y nunca más los volverán a atacar».

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Nahúm

Nahúm 2

Asiria será destruida

1-2 1-2 (2-3)Habitantes de Asiria,

ustedes atacaron a mi pueblo;

lo dejaron como a un arbusto

con las ramas rotas,

pero Dios le devolverá su grandeza

al reino de Israel.

¡Prepárate, Asiria,

tu destructor ya va en camino!

¡Reúne a tu ejército!

¡Pon guardias en tus murallas!

¡Vigila el camino

y prepara tus armas!

3-4 3-4 (4-5)¡Ya llega tu enemigo!

Viene agitando sus lanzas;

sus soldados visten de rojo,

y del mismo color son sus escudos;

sus carros son veloces como el rayo

y brillantes como el relámpago;

ya están listos para la batalla,

y recorren calles y plazas.

5 5 (6)Los generales dan órdenes,

y los soldados corren a cumplirlas;

ya colocan las torres para el asalto,

pero caen al trepar por las murallas.

6 6 (7)¡Asiria,

tus enemigos derriban las puertas

de tu ciudad capital!

Los soldados llenan la ciudad

y en el palacio todos tiemblan de miedo.

7 7 (8)Toman presa a la reina,

y junto con sus sirvientas

se la llevan a otro país.

¡Todas ellas gimen

y lloran de dolor!

8 8 (9)Tus habitantes huyen de la ciudad;

¡son como el agua que se escapa

de un estanque roto!

El enemigo intenta detenerlos,

pero sin éxito alguno.

9 9 (10)Los soldados enemigos gritan:

«Tomemos el oro y la plata;

¡son tantas las riquezas de Asiria

que parecen no tener fin!»

10 10 (11)Asiria,

tu capital ha quedado destruida,

arruinada y con poca gente;

los que quedaron tiemblan de miedo,

las fuerzas los abandonan,

y el terror los deja pálidos.

11-12 11-12 (12-13)Asiria parecía un león feroz:

mataba y despedazaba a sus enemigos,

luego tomaba sus riquezas

y las repartía entre su gente.

Nadie invadía su territorio.

¿Pero dónde está ahora su poder?

¿Dónde están sus feroces soldados?

13 13 (14)Así dice nuestro Dios:

«Asiria, yo estoy contra ti.

Voy a quemar tus carros de guerra;

voy a matar a todos tus habitantes.

Pondré fin a todos tus robos,

y no volverán a escucharse

las amenazas de tus mensajeros.

Yo soy el Dios de Israel,

y te juro que así lo haré».

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Nahúm

Nahúm 3

Un canto fúnebre

1 Así dice nuestro Dios:

«¡Pobrecita de ti,

capital de Asiria!

¡Estás llena de asesinos,

de mentirosos y ladrones

que no se cansan de robar!

2 »¡Ya se escuchan los látigos

y el estruendo de las ruedas!

¡Ya se oye el galopar de los caballos

y el ruido de los carros de guerra!

3 ¡Ya ataca la caballería,

y deslumbran las espadas y las lanzas!

¡No es posible contar los heridos

ni saber cuántos son los muertos!

¡Los cadáveres se amontonan!

¡La gente tropieza con ellos!

4 »Asiria, esto te ha pasado

por engañar a los pueblos.

Las naciones se enamoraron

de tus dioses y brujerías,

y entraron en tratos contigo.

5 »Pero yo estoy en contra tuya,

y haré que las naciones y reinos

se den cuenta de lo que en verdad eres.

6 Voy a embarrarte de excremento,

y quedarás en vergüenza.

7 Todos los que te vean

se alejarán de ti, diciendo:

“¡Asiria está destruida!

¿Habrá alguien que la consuele?

¿Habrá quién le tenga compasión?”

Yo soy el Dios de Israel,

y juro que así lo haré.

8-10 »Nínive, capital de Asiria,

tú no eres mejor que Tebas.

A esa ciudad la protegía el río Nilo.

La protección que le brindaban

Etiopía, Egipto, Fut y Libia

aumentaba su poder.

»Pero Tebas fue conquistada.

A sus pobres niños

los estrellaron contra el suelo.

A la gente importante

se la repartieron en sorteo,

y a sus jefes se los llevaron

a un país lejano.

11 »También tú, Asiria,

te quedarás tambaleando

como si estuvieras borracha.

Tratarás de esconderte de tus enemigos,

pero no lo conseguirás.

12 Tus murallas se caerán;

serán como higueras

cargadas de higos maduros,

que si alguien las sacude,

sus higos caen al suelo

y la gente se los come.

13 »El fuego ha quemado tus portones,

y el enemigo ya está por entrar;

por eso tus soldados se acobardan.

14 Aunque guardes mucha agua

para resistir el ataque,

de nada te servirá.

Aunque hagas muchos ladrillos

para reforzar tus murallas,

15 morirás quemada por el fuego

y destrozada por la guerra;

el enemigo acabará contigo

como unaplagade saltamontes.

De nada te servirán

tu fuerza militar y tus muchos soldados.

16-17 »Tus comerciantes y tus generales

son tantos como las estrellas del cielo,

¡pero en cuanto ven el peligro

huyen como saltamontes!

Todos conocemos a estos insectos:

en cuanto cambian de piel, vuelan;

en un día frío se paran a calentarse;

pero en cuanto sale el sol

emprenden vuelo y desaparecen.

18-19 »Rey de Asiria,

tú hiciste sufrir a muchas naciones.

Pero ahora van a morir

tus generales y tus jefes principales.

Tu ejército andará perdido por los montes,

y no habrá quien pueda reunirlo.

Tú estás herido de muerte,

y ya nadie podrá sanarte.

Todos los que oyen la noticia

aplauden de alegría».

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Jonás

Jonás 1

Jonás desobedece a Dios

1 Cierto día, un hombre llamado Jonás hijo de Amitai recibió un mensaje de parte de Dios:

2 «¡Levántate, ve a la gran ciudad de Nínive y diles que ya he visto lo malvados que son!»

3 Pero en vez de ir a Nínive, Jonás decidió irse lo más lejos posible, a un lugar donde Dios no pudiera encontrarlo. Llegó al puerto de Jope y encontró un barco que estaba a punto de salir. Pagó su pasaje y se embarcó, contento de irse lo más lejos posible de Dios.

4 Cuando ya estaban en alta mar, Dios mandó un viento muy fuerte que pronto se convirtió en una terrible tempestad. El barco estaba a punto de romperse en pedazos.

5 Cada uno de los marineros, temblando de miedo, llamaba a gritos a su dios. Ya desesperados, arrojaron al mar toda la carga del barco para quitarle peso. Mientras tanto, Jonás dormía plácidamente en la bodega del barco.

6 El capitán se le acercó y le dijo:

—¡Qué haces aquí, dormilón! ¡Levántate y pide ayuda a tu dios! ¡Tal vez nos salve al ver que estamos en peligro!

7 Al mismo tiempo, los marineros decían:

—Echemos suertes para saber quién tiene la culpa de nuestra desgracia.

Echaron suertes, y Jonás resultó culpable.

8 Entonces, los marineros preguntaron a Jonás:

—¡Dinos ya por qué estamos sufriendo todo esto! ¿En qué trabajas? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué nacionalidad eres?

9 Jonás respondió:

—Soy hebreo yadoroa nuestro Dios, soberano y creador de todas las cosas. Lo que está pasando es culpa mía, pues estoy huyendo de él.

10-11 Los marineros, llenos de terror, le dijeron:

—¿Por qué has hecho esto? ¿Qué podemos hacer contigo? ¡El agua se nos viene encima y la tormenta se está poniendo más violenta!

12 —Échenme al mar, y el mar se calmará —contestó Jonás—. Esta terrible tempestad cayó sobre ustedes por mi culpa.

13 Los marineros comenzaron a remar con todas sus fuerzas, tratando de acercar el barco a tierra; pero no pudieron. Las olas eran cada vez más altas, y la tormenta casi los destruía.

14 Desesperados, los marineros gritaron: «¡Dios! ¡Por favor, no nos dejes morir por matar a un hombre inocente! No nos culpes de su muerte, pues eres tú, Dios mío, quien ha querido hacer todo esto».

15 Entonces los marineros tomaron a Jonás y lo tiraron al mar. De inmediato el mar se calmó.

16 Al ver lo sucedido, los marineros reconocieron al Dios de Israel como su Dios, le presentaron unaofrenday prometieron seguir adorándolo.

17 17 (2.1)Entonces Dios mandó un pez enorme, que se tragó a Jonás. Y Jonás estuvo dentro del pez tres días y tres noches.

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Jonás

Jonás 2

Jonás ora a Dios

1 1 (2)Desde allí, Jonás oró a Dios:

2 2 (3)«Cuando estaba sufriendo,

tú, mi Dios, me ayudaste.

Cuando estaba casi muerto,

pedí ayuda y me la diste.

3 3 (4)»Me arrojaste a lo más hondo del mar.

Solo agua veía yo por todos lados;

grandes olas cruzaban sobre mí.

4 4 (5)»Llegué a pensar que ya no me querías,

que no volvería a entrar en tu templo.

5 5 (6)»Me había hundido por completo.

El mar me cubría todo,

y las algas se enredaban en mi cabeza.

6 6 (7)»Creí que ya nunca saldría del fondo del mar.

Pero tú, Dios mío, me salvaste la vida.

7 7 (8)»Cuando ya estaba sin fuerzas,

me acordé de ti, y oré.

Mi oración llegó hasta tu santuario.

8 8 (9)»Los queadorana otros dioses,

a losídolossin vida,

no pueden decir que tú eres su Dios.

9 9 (10)»Pero yo voy a adorarte

y a cantarte con alegría.

Cumpliré las promesas que te hice.

¡Porque solo tú puedes salvar!»

10 10 (11)Por fin, Dios le ordenó al pez: «¡Arroja a Jonás en la orilla del mar!»

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Jonás

Jonás 3

Jonás obedece a Dios

1 Dios volvió a hablarle a Jonás, y le dio esta orden:

2 «¡Levántate, ve a la gran ciudad de Nínive! Anúnciales el mensaje que voy a darte».

3 Esta vez Jonás sí obedeció a Dios: se levantó y se fue a Nínive. Aquella ciudad era tan grande que para recorrerla toda se necesitaban tres días completos.

4 Jonás entró en la ciudad, y durante todo un día estuvo anunciando: «¡Dentro de cuarenta días Dios va a destruir esta ciudad!»

5 Entonces toda la gente de Nínive dejó de hacer lo malo y decidió obedecer solo a Dios. Y como querían demostrar que deseaban cambiar su manera de vivir, se pusieron ropa de tela áspera yayunaron. Todos ellos, desde el más rico hasta el más pobre, no comieron nada ese día.

6 Cuando el rey de Nínive supo esto, se levantó de su trono. Luego se quitó sus ropas finas, se puso ropas ásperas, y se sentó en el suelo. Todo esto lo hizo en señal de humildad ante Dios.

7 De inmediato el rey envió un anuncio a toda la gente de Nínive:

«Esta es una orden del rey y de sus ministros: Que nadie coma nada. Se prohíbe que la gente, las vacas y las ovejas coman o beban.

8 Todo el mundo está obligado a ponerse ropas ásperas, y deberán cubrir los animales con mantas ásperas.

»Además, les pedimos a todos ustedes que oren a Dios con todas sus fuerzas, que dejen de hacer lo malo, y que ya no se peleen ni maltraten a nadie.

9 Si dejamos de hacer lo malo, tal vez a Dios se le pase el enojo, y no nos destruirá».

10 Y al ver que toda la gente de Nínive dejó de hacer lo malo, Dios decidió no destruirlos.

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Jonás

Jonás 4

Jonás discute con Dios

1 Jonás se enojó muchísimo, pues no le gustó que Dios hubiera perdonado a la gente de Nínive.

2 Muy molesto, le dijo a Dios:

—¡Ya lo decía yo, mi Dios, ya lo decía yo! Hiciste lo que pensé que harías cuando aún estaba en mi tierra. Por eso quise huir lejos de ti.

»Yo sé que eres un Dios muy bueno; te compadeces de todos y es difícil que te enojes. Eres tan cariñoso que, cuando dices que vas a castigar, después cambias de opinión y no lo haces.

3 A mí me molesta eso; prefiero que me quites la vida. Si vas a ser así, mejor mátame.

4 Dios le preguntó a Jonás:

—¿Qué razón tienes para enojarte así?

5 Jonás salió de la ciudad y se fue a un lugar desde donde podía verlo todo. Luego cortó unas ramas y construyó un refugio para protegerse del sol. Se sentó bajo la sombra, y se puso a esperar lo que iba a pasarle a la ciudad.

6 Por su parte, Dios hizo brotar una planta; esta creció y cubrió el refugio de Jonás. Así Dios le dio a Jonás una sombra mejor para que no sintiera tanto calor. ¡Jonás quedó muy contento con aquella planta!

7 Pero después, Dios hizo que un gusano viniera al otro día, y picara la planta. Esta pronto se secó,

8 y cuando salió el sol, Dios mandó un viento tan caliente que el pobre Jonás casi se desmayaba. Era tanto el calor que Jonás quería morirse; por eso gritó:

—¡Prefiero morir que seguir viviendo!

9 Entonces Dios le preguntó a Jonás:

—¿Crees que es justo que te enojes tanto porque se secó esa planta?

—Por supuesto que sí —dijo Jonás—. Sin ella, prefiero morirme.

10 Dios le respondió a Jonás:

—Estás preocupado por una planta que no sembraste ni hiciste crecer. En una noche creció, y en la otra se secó.

11 ¿No crees que yo debo preocuparme y tener compasión por la ciudad de Nínive? En esta gran ciudad viven ciento veinte mil personas que no saben qué hacer para salvarse, y hay muchos animales.

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Abdías

Abdías 1

Mensaje de Dios contra Edom

1-2 Dios le comunicó alprofetaAbdías lo que pensaba hacer con el país de Edom. Le dijo:

«Yo soy el Dios de Israel,

y ya envié un mensajero

por todas las naciones.

Escuchen bien su mensaje:

“¡Tomen sus armas, naciones todas!

¡Vamos a la guerra contra Edom!”

»Y tú, Edom, escúchame bien:

Yo voy a hacer de ti

la más pequeña de las naciones.

¡Todo el mundo te despreciará!

3 »Tú te crees muy importante

porque vives entre las rocas;

piensas que estás muy seguro

por vivir en las altas montañas;

crees que nadie podrá derribarte,

¡pero estás muy equivocado!

4 »Yo soy el Dios todopoderoso,

y juro que te derribaré

aunque vueles como las águilas

y pongas tu nido entre las estrellas.

5 »Cuando un ladrón te asalta de noche,

no te quita todo lo que tienes,

sino lo que tengas de más valor;

y cuando los que cosechan uvas

entran a tus viñedos,

no se llevan todos los racimos.

6 ¡Pero a ti te han quitado todo!

¡Se han llevado todos tus tesoros!

7 Los que estaban de tu parte

y decían que eran tus amigos

te pusieron trampas y te engañaron;

los que compartían tu mesa

se volvieron tus enemigos,

te echaron de tu propia tierra

¡y tú ni cuenta te diste!

8 »Pero escúchame, Edom:

yo soy el Dios todopoderoso,

y te juro que viene el día

en que no quedará en tus montañas

ni uno solo de tussabios.

¡Yo acabaré con todos ellos!

9 En la ciudad de Temán

tus valientes temblarán de miedo,

y en las montañas de Edom

todos morirán en la batalla.

El pecado de Edom

10 »Tú, Edom, quedarás en vergüenza

y serás destruido por completo

por haber tratado con violencia

a tus parientes, los israelitas.

11 Cuando un ejército enemigo

atacó la ciudad de Jerusalén

y derribó sus portones,

tú te portaste igual que ellos;

viste cómo se repartían

las riquezas de la ciudad,

¡y no hiciste nada para impedirlo!

12 »No debiste haberte alegrado

cuando tus hermanos sufrían;

no debiste haberte reído

cuando Judá estaba en ruinas;

no debiste burlarte de ellos

cuando estaban angustiados;

13 no debiste entrar en Jerusalén

ni alegrarte de su desgracia

cuando mi ciudad era destruida;

no debiste robarle sus riquezas

cuando ya no podía defenderse.

14 No debiste quedarte

donde se cruzan los caminos

para matar allí a los que huían,

ni debiste haberlos entregado

en manos de sus enemigos

cuando ya no sabían qué hacer.

15 »¡Pero ya está cerca el día

en que juzgaré a todas las naciones!

¡Ese día te daré tu merecido!

¡Ese día te voy a dar

el mismo trato que diste a otros!

Dios juzgará a todas las naciones

16 »Mi pueblo sufrió mucho

en el monte donde está mi templo;

¡pero así sufrirán también

todas las naciones extranjeras,

y al fin desaparecerán!

¡Será como si no hubieran existido!

17 »Pero algunos de mi pueblo

buscarán refugio en mi templo

y allí se pondrán a salvo,

pues Sión es mi monte preferido.

Allí losdescendientesde Jacob

recobrarán lo que les pertenece.

18 »Así como el fuego quema la estopa,

la gente de Edom será destruida

por las docetribusde Israel.

¡Nadie en Edom quedará con vida!

Yo soy el Dios de Israel,

y les juro que así será.

19 »Los israelitas del sur

recibirán las montañas de Edom;

los israelitas de la llanura

recibirán el territorio filisteo,

el territorio de Efraín

y el territorio de Samaria;

los de la tribu de Benjamín

recibirán el territorio de Galaad;

20 la gran multitud de israelitas

que fueron llevados a otros países

recibirá el territorio de los cananeos,

hasta la ciudad de Sarepta;

y los habitantes de Jerusalén

que fueron llevados a Sefarad,

recibirán las ciudades del sur.

21 Todos ellos vendrán a mi templo

como un pueblo victorioso;

gobernarán al orgulloso país de Edom,

¡y yo seré su rey!»

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Amós

Amós 1

De ganadero a profeta

1 En el pueblo de Tecoa vivía un ganadero llamado Amós, que comunicó a los israelitas varios mensajes de parte de Dios. Esto sucedió dos años antes del terremoto, cuando Ozías era rey de Judá y Jeroboam hijo de Joás era rey de Israel.

2 Estos fueron los mensajes de Amós:

«Cuando Dios se enoja

y habla desde Jerusalén,

se marchitan los pastos;

¡se reseca el monte Carmelo!»

Mensajes contra las naciones

Contra Damasco

3 El Dios de Israel ha dicho:

«Ustedes, habitantes de Damasco,

han llegado al colmo de la maldad.

Por eso, ¡no los perdonaré!

Hicieron pedazos a la gente de Galaad

como si desgranaran trigo

con una máquina de hierro.

4 Por eso, les prenderé fuego

al palacio del rey Hazael

y al de su hijo Ben-hadad;

5 derribaré los portones de Damasco,

destruiré a los reyes

de Bicat-avén y Bet-edén,

y haré que a todos ustedes

se los lleven a la ciudad de Quir.

Les juro que así será».

Contra Gaza

6 El Dios de Israel ha dicho:

«Ustedes, habitantes de Gaza,

han llegado al colmo de la maldad.

Por eso, ¡no los perdonaré!

Tomaron presos pueblos enteros,

y en Edom los vendieron como esclavos.

7 »Por eso les prenderé fuego

a las murallas de Gaza

y sus palacios quedarán hechos cenizas;

8 destruiré a los reyes

de Asdod y de Ascalón,

y descargaré mi poder contra Ecrón,

hasta que mueran todos ustedes.

Les juro que así será».

Contra Tiro

9 El Dios de Israel ha dicho:

«Ustedes, habitantes de Tiro,

han llegado al colmo de la maldad.

Por eso, ¡no los perdonaré!

Tomaron presos pueblos enteros

y en Edom los vendieron como esclavos;

¡no respetaron el pacto de hermanos

que habían hecho con esos pueblos!

10 Por eso les prenderé fuego

a las murallas de Tiro

y sus palacios quedarán hechos cenizas».

Contra Edom

11 El Dios de Israel ha dicho:

«Ustedes, habitantes de Edom,

han llegado al colmo de la maldad.

Por eso, ¡no los perdonaré!

Persiguieron a sus propios hermanos

y los mataron sin ninguna compasión;

dieron rienda suelta a su enojo,

y siempre guardaron su rencor.

12 Por eso les prenderé fuego

a las ciudades de Temán y Bosrá,

y sus palacios quedarán hechos cenizas».

Contra Amón

13 El Dios de Israel ha dicho:

«Ustedes, habitantes de Amón,

han llegado al colmo de la maldad.

Por eso, ¡no los perdonaré!

Para agrandar su territorio,

en Galaad partieron en dos

a las mujeres embarazadas.

14 Por eso les prenderé fuego

a las murallas de Rabá,

y sus palacios quedarán hechos cenizas.

Lo haré el día de la batalla,

en medio del estruendo

de un día de tempestad,

15 y su rey y sus jefes

serán llevados a otro país.

Les juro que así será».