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Eclesiástico

Eclesiástico 1

La sabiduría es un regalo de Dios

1-2 Solo Dios puede darnos sabiduría,

porque solo él la tiene.

Solo Dios puede contar

la arena del mar,

las gotas de lluvia

y la eternidad del tiempo.

3 Solo Dios puede medir

la altura del cielo,

la anchura de la tierra

y la profundidad del mar.

4 Antes de crear todas las cosas,

Dios creó la sabiduría.

5 Las enseñanzas de Dios

son la fuente de la sabiduría,

y ella nos enseña a obedecer

sus mandamientos eternos.

6 Solo Dios es capaz de comprender

todos los secretos de la sabiduría.

7 Nadie más puede dar a conocer

todo el conocimiento que ella tiene.

8 Solo Dios es sabio;

solo él merece el mayor respeto,

pues es nuestro gran rey.

9 Fue Dios quien creó la sabiduría.

Con mucho cuidado la midió

y llenó con ella todas sus obras.

10 Dios ha dado sabiduría

a todos los seres humanos,

pero los que lo aman

reciben aún más sabiduría.

Qué significa ser sabio

11-12 Los que obedecen a Dios

serán también respetados.

Vivirán una larga vida

llena de alegría y satisfacción.

13 Los que obedecen a Dios

tendrán una muerte tranquila,

y serán alabados por todos.

14 Todo el que quiera ser sabio

debe empezar por obedecer a Dios.

La sabiduría acompaña

a los que son fieles a Dios,

desde el momento en que nacen.

15 Desde el principio ha estado

con todos los seres humanos,

y nunca dejará abandonados

a los que nazcan después.

16-17 La verdadera sabiduría

consiste en obedecer a Dios.

Los que la buscan fielmente

la reciben en abundancia.

Ella misma les da muchas riquezas

y llena sus graneros con trigo.

18 Todos los que obedecen a Dios

reciben de la sabiduría

una corona de paz y bienestar.

19 Dios vio y midió a la sabiduría,

y la dejó caer sobre nosotros

como lluvia sobre la tierra.

Fue así como recompensó

a todos los que querían ser sabios.

20 La sabiduría se parece a un árbol:

sus raíces son la obediencia a Dios

y sus ramas son largos años de vida.

21 La obediencia a Dios

aleja el pecado y evita su enojo.

El que es sabio es paciente

22 No es posible disculpar

a quien se enoja sin razón;

el mucho enojo lleva al desastre.

23-24 El que es sabio es paciente;

sabe controlar su enojo

y habla cuando conviene hacerlo;

la gente alaba su inteligencia

y su premio es la alegría.

El que es sabio es obediente

25 Los que realmente son sabios

piensan antes de hablar,

pero a la gente pecadora

no le gusta obedecer a Dios.

26 Si ustedes quieren ser sabios,

deben obedecer a Dios,

y él les dará mucha sabiduría.

27 El que es sabio y educado

lo demuestra obedeciendo a Dios;

lo que más le agrada

es la gente fiel y humilde.

Ser sabio es ser sincero

28 Adoren a Dios de todo corazón;

no sean hipócritas ni mentirosos.

29 Tengan cuidado con lo que dicen;

no digan una cosa y hagan otra.

30 No se crean más que los otros,

porque pueden fracasar

y quedar en vergüenza.

Dios sacará a la luz lo que son,

y los humillará delante de todos.

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Eclesiástico

Eclesiástico 2

Plena confianza en Dios

1 Queridos jovencitos,

si quieren servir a Dios,

prepárense a enfrentar dificultades.

2 Ármense de mucho valor,

y no se asusten de las desgracias.

3 Nunca se aparten de Dios,

y él los hará prosperar.

4 Suceda lo que suceda,

aguanten con paciencia el sufrimiento.

5 El oro se purifica con fuego,

y nosotros, con el sufrimiento.

6 Si corrigen su conducta

y ponen su confianza en Dios,

él les brindará su ayuda.

7 Si obedecen a Dios,

deben también confiar en su amor

y hacer siempre lo bueno;

de lo contrario, fracasarán.

8-9 Si obedecen a Dios,

pueden estar bien seguros

de que él les dará su recompensa:

los llenará de beneficios,

los tratará siempre con bondad

y los llenará de alegría.

10 Si repasamos nuestra historia,

veremos que Dios nunca nos falló

cuando confiamos en él.

Dios siempre nos responde

cuando le pedimos ayuda.

11 Nuestro Dios es tierno y bondadoso,

perdona nuestros pecados

y nos salva de la aflicción.

12-13 Pero si somos cobardes,

perezosos y pecadores,

y no confiamos en él,

tampoco él nos dará su protección.

14 Si no resistimos las dificultades,

nos irá mal cuando Dios nos pida cuentas.

15-16 Amar y honrar a Dios

es obedecer sus mandamientos

y hacer lo que a él le agrada.

17 Amar y honrar a Dios

es estar siempre dispuestos

a servirlo con humildad.

18 Vale más la ayuda de Dios

que la ayuda de los hombres.

¡Grande es nuestro Dios,

y grande su amor por nosotros!

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Eclesiástico

Eclesiástico 3

Deberes de los hijos

1 Queridos jovencitos,

escúchenme y sigan mis consejos,

y Dios los librará del peligro.

2 Dios quiere que los hijos

respeten a sus padres.

3-5 Dios perdona y hace prosperar

a los que obedecen a sus padres;

también escucha sus oraciones

y les concede la alegría

de gozar con sus propios hijos.

6-7 Los que obedecen a sus padres

y reconocen su autoridad,

los hacen vivir tranquilos.

Así cumplen los mandamientos de Dios,

y por eso vivirán muchos años.

8 Obedezcan a sus padres

con sus palabras y sus hechos,

y ellos los bendecirán.

9 Si sus padres los bendicen,

su familia se mantendrá firme;

pero si los maldicen,

acabarán en la ruina.

10 Ustedes serán la burla del pueblo

si sus padres son humillados.

11 Si ustedes respetan a sus padres,

se respetan a sí mismos.

12 Queridos jovencitos,

respeten las canas de sus padres

y cuiden de ellos mientras vivan.

13 Cuando ellos lleguen a viejos

y sus ideas no sean muy claras,

traten de comprenderlos

y no se burlen de ellos

por ser ustedes más jóvenes.

14 Dios jamás se olvida

del que ayuda a sus padres;

Dios toma eso en cuenta

y le perdona sus pecados.

15 Cuando estén afligidos,

Dios se acordará de ustedes

y perdonará sus pecados;

¡hará que desaparezcan

como el hielo bajo el sol!

16 Pero si abandonan a sus padres

y los hacen enojar,

ofenderán a Dios

y se ganarán su castigo.

Hay que ser humilde

17 Queridos jovencitos,

si actúan siempre con humildad,

serán queridos por todos.

18 Aunque sean muy importantes,

deben ser siempre humildes.

Así agradarán a Dios.

19 Abunda la gente orgullosa,

pero solo a la gente humilde

le confía Dios sus secretos.

20 Grande es el poder de Dios,

y los humildes lo reconocen.

Hay que buscar lo importante

21 No traten de alcanzar

lo que es inalcanzable,

ni traten de comprender

lo que es incomprensible.

22 Más bien, traten de cumplir

con lo que Dios les ha ordenado,

y no se preocupen por saber

lo que Dios guarda en secreto.

23 Dejen ya de preocuparse

por resolver todo misterio.

No tienen fuerzas suficientes,

y ya Dios les ha mostrado

más de lo que pueden entender.

24 Mucha gente se ha perdido

y se ha apartado de Dios

por sus locos pensamientos.

25 Para poder ver la luz,

hacen falta los ojos,

y para llegar a ser sabio

hace falta entendimiento.

No hay que ser terco

26 El terco acaba mal;

al atrevido le espera la muerte.

27 El terco se mete en problemas;

el pecador va de mal en peor.

28 No tiene caso ayudar

al orgulloso en desgracia;

es como un árbol con malas raíces.

29 Pero el que es inteligente

atiende los sabios consejos.

Hay que ser generoso

30 Con agua se apaga el fuego,

y con la ayuda a los pobres

se gana el perdón de Dios.

31 Devuelvan los favores que reciban,

y cuando necesiten ayuda,

no faltará quien los apoye.

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Eclesiástico

Eclesiástico 4

Hay que ayudar al necesitado

1-4 Queridos jovencitos,

no se burlen de los que sufren,

ni aumenten su tristeza.

No abandonen a los pobres,

ni le nieguen ayuda

a quien les pida limosna.

5 Si no lo hacen así,

esa persona podría maldecirlos.

6 Si le amargan la vida

y esa persona los maldice,

nuestro Dios atenderá su protesta.

7 Gánense el cariño de la gente

y respeten a las autoridades.

8 Cuando un pobre los salude,

devuélvanle el saludo.

9 Defiendan a los que son maltratados,

y luchen sin miedo por lo que es justo.

10 Dios los tratará como a hijos

si ustedes atienden a las necesidades

de los huérfanos y las viudas.

Así Dios los amará

más que sus propias madres.

Beneficios de la sabiduría

11 La sabiduría trata como hijos

a quienes buscan sus enseñanzas.

12 El que ama la sabiduría,

ama también la vida;

el que la busca con empeño,

encontrará la felicidad.

13 El que llega a poseerla,

recibe la bendición de Dios.

14 Amen a la sabiduría,

y Dios los amará a ustedes.

Sigan los consejos de ella,

y estarán adorando a Dios mismo.

15 Obedézcanla y vivirán seguros

y además gobernarán naciones.

16 Confíen en la sabiduría,

y ella estará al servicio

de ustedes y de sus descendientes.

17 La sabiduría los pondrá a prueba,

para ver si realmente la aman;

18 pero luego los hará felices

y les hará saber sus secretos.

19 Sigan, pues, por el buen camino,

para que ella no los abandone;

así no fracasarán en la vida.

Ni valentón ni cobarde

20 Hagan todo el bien que puedan

y no le hagan daño a nadie;

así no tendrán de qué avergonzarse.

21 Hay dos clases de vergüenza:

la que siente el pecador,

y la que siente el hombre honrado.

22 Está bien que tengan vergüenza,

pero no se hagan daño a sí mismos.

23 Siempre que sea necesario,

no se queden callados

ni escondan su sabiduría,

24 porque en el modo de hablar

se conoce al hombre sabio.

25-26 No es ninguna vergüenza

reconocer la propia ignorancia.

Es más vergonzoso negar la verdad;

¡es como querer detener un río!

27 No les hagan caso a los tontos,

ni se humillen ante los poderosos.

28 Cueste lo que cueste,

luchen siempre por la verdad,

y Dios luchará a su lado.

29 No hablen más de lo necesario;

respalden con hechos sus palabras.

30 No sean valientes en la casa

y cobardes en la calle.

31 Si extienden la mano para recibir,

extiéndanla también para dar.

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Eclesiástico

Eclesiástico 5

Contra la falsa seguridad

1 No confíen en sus riquezas,

ni digan que no necesitan ayuda,

2 pues no son tan hábiles ni tan fuertes

como para satisfacer todos sus caprichos.

3-4 No piensen que todo lo pueden,

ni crean que pueden pecar

sin sufrir las consecuencias,

porque Dios los llamará a cuentas.

Si todavía no les ha pasado nada,

es porque Dios es paciente.

5-6 No crean que él va a perdonarlos

si hacen del pecado una costumbre.

Dios es muy compasivo,

pero también llega a enojarse

y castiga a los malvados.

7-8 ¡No crean que las riquezas

los librarán del castigo!

¡Pídanle perdón a Dios!

¡No lo dejen para mañana!

De lo contrario él se enojará,

y cuando menos lo esperen

los castigará con la muerte.

Hay que saber responder

9-10 No crean todo lo que oyen.

No hagan hoy promesas

que mañana no cumplirán.

¡Dejen eso a los pecadores!

11 Presten atención a toda pregunta,

pero piensen antes de responder.

12 Si saben la respuesta, respondan;

si no la saben, guarden silencio.

13 Una respuesta puede ganar amigos,

pero también puede causar desgracias.

14 Dios castiga al mentiroso

y pone en vergüenza al ladrón.

No hablen mal de nadie,

para que no los llamen chismosos.

15 El pecado es pecado,

sea grande o sea pequeño,

así que no pequen contra nadie.

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Eclesiástico

Eclesiástico 6

1 Si tienen amigos,

no los traten como a enemigos.

Esa conducta es de pecadores,

y les creará mala fama.

Los malos deseos

2-3 Si se dejan dominar por sus deseos,

arruinarán sus vidas.

Los caprichos son como el fuego,

que quema las ramas de un árbol

y arruina sus frutos,

dejando un tronco seco.

4 Los que tienen malos deseos

siempre acaban en la ruina

y son la burla de sus enemigos.

Amigos buenos y malos

5 El que habla con dulzura

se gana muchos amigos.

6 De mil personas que saludan,

solo uno puede llamarse amigo,

7 pero antes de confiar en él

hay que poner a prueba su amistad.

8 Hay amigos según la ocasión:

lo son cuando todo va bien,

pero se olvidan de ti

cuando más los necesitas.

9 Otros se vuelven tus enemigos,

y para hacerte quedar mal

cuentan por qué se pelearon.

10 Otros se sientan a tu mesa,

pero no los vuelves a ver

cuando te hallas en problemas.

11 Mientras te va bien,

son uña y carne contigo;

12 pero si te va mal,

se ponen en contra tuya

y no los vuelves a ver.

13 Es mejor alejarse de los enemigos,

y tener precaución con los amigos.

14 Encontrar un amigo fiel

es como dar con un tesoro

o como hallar un refugio seguro.

15 Un amigo fiel no tiene precio:

su valor no se mide con dinero.

16-17 Un amigo así nos salvará la vida.

Si obedecemos a Dios,

hallaremos ese amigo,

y sabremos reconocerlo

porque él también obedece a Dios.

Hay que adquirir sabiduría

18 Queridos jovencitos,

acepten las buenas enseñanzas

ahora que son jóvenes;

así, cuando lleguen a viejos

seguirán siendo sabios.

19 Sigan el ejemplo del campesino:

primero trabaja la tierra,

después siembra la semilla,

y luego espera tranquilo

una abundante cosecha.

Si se esfuerzan por ser sabios

tal vez se fatiguen un poco,

pero luego podrán disfrutar

de muchos beneficios.

20 La gente tonta y necia

no soporta que se le enseñe.

21 La sabiduría es para ellos

una carga muy pesada,

y buscan librarse de ella.

22 Como su nombre lo indica,

la sabiduría es conocimiento,

¡pero no todos la conocen!

23 Queridos jovencitos,

presten atención a mis enseñanzas

y no rechacen mis consejos.

24-25 Únanse a la sabiduría

y no abandonen sus enseñanzas;

manténganse unidos a ella,

como si fueran sus esclavos.

26 Búsquenla, quédense a su lado,

y ámenla con todas sus fuerzas.

27-29 Busquen la sabiduría,

no descansen hasta encontrarla;

y cuando al fin la encuentren,

no la dejen escapar.

Aunque al principio les sea difícil,

al final ella los protegerá,

y les dará paz y alegría.

30-31 Vístanse de sabiduría

como si llevaran el vestido de un rey,

como si lucieran una corona,

como si llevaran joyas

y cintas de color púrpura.

32 Queridos jovencitos,

si realmente lo desean,

podrán aprender muchas cosas.

33 Si saben escuchar y prestan atención,

podrán llegar a ser sabios.

34 Vayan a las reuniones de los adultos,

y cuando encuentren a un sabio,

háganse amigos de él.

35 Presten atención a los buenos consejos

y no rechacen las sabias enseñanzas.

36 Cuando conozcan a un sabio,

visítenlo siempre que puedan.

37 Si meditan todo el tiempo

en los mandamientos de Dios,

él cumplirá sus deseos

y les dará sabiduría.

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Eclesiástico

Eclesiástico 7

Hay que saber comportarse

1 No hagan mal a nadie,

y nadie les hará daño.

2 Apártense de la maldad,

y la maldad se apartará de ustedes.

3 No cometan injusticias,

para que no reciban un castigo mayor.

4 Nunca le pidan a Dios

que les dé poder para gobernar.

5 Nunca digan que son justos o sabios

tan solo para impresionar a Dios.

6 Si no tienen valor suficiente

para luchar contra la injusticia,

ni se les ocurra ser jueces.

Para enfrentar a los poderosos

hace falta valentía y honradez.

7 No arruinen su buena fama

perjudicando a la comunidad.

8 Un solo pecado merece castigo;

así que no vale la pena pecar.

9 No crean que Dios los perdonará

por presentarle muchas ofrendas.

10 Cuando oren, háganlo con confianza,

y no dejen de ayudar a los pobres.

11 Nunca se burlen de los amargados,

porque si estamos tristes o alegres

es porque Dios así lo permite.

12 No hagan nada que perjudique

a sus parientes y amigos.

13 Jamás digan mentiras,

porque a nada bueno lleva.

14 En reunión de gobernantes

no se metan a opinar.

Cuando hagan oración,

no repitan siempre lo mismo.

15 No trabajen de mala gana,

porque Dios nos creó para trabajar.

16 No se junten con pecadores,

y Dios no los castigará a ustedes.

17 Deben ser siempre humildes;

¡a fin de cuentas todos moriremos!

La conducta con los parientes y amigos

18 Al amigo y al hermano

no los cambies por dinero.

19 A la esposa buena y sabia

no la cambies por nada en el mundo.

20 No maltrates a los obreros

que hacen bien su trabajo.

21 Ama al sirviente inteligente

como si fueras tú mismo,

y cuando llegue el momento oportuno

no le niegues su libertad.

22 Si tus animales te dan ganancias,

cuídalos y consérvalos bien.

Deberes de padres e hijos

23 Si tienes hijos, edúcalos

y desde niños enséñales a obedecer.

24 Si tienes hijas, cuida bien de ellas,

pero no les des todo lo que pidan.

25 Si quieres casar a tu hija,

cásala con un hombre sabio.

26 Si amas a tu esposa,

no te divorcies de ella;

si no la amas, no te confíes.

27 Respeta a tu padre de todo corazón,

y no olvides cuánto sufrió tu madre

el día en que tú naciste.

28 Recuerda que ellos te dieron la vida

y que nunca podrás pagarles

lo que ellos han hecho por ti.

29-30 Obedece y ama a Dios

con todo el corazón,

pues Dios es tu creador.

Respeta a los sacerdotes

y procura que nada les falte.

31 Dales lo que les corresponde:

ofrendas de trigo y de animales,

ofrendas de los primeros frutos

y la décima parte de todo.

32 No dejes de ayudar al pobre,

y Dios te bendecirá mucho.

33 Muestra tu amor por igual

a los vivos y a los muertos.

34 Acompaña en su dolor

a los que están de luto.

35 Visita sin falta a los enfermos,

y te ganarás su cariño.

36 Cuando comiences un proyecto,

planifica de principio a fin;

así no cometerás errores.

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Eclesiástico

Eclesiástico 8

1-2 No te pongas a pelear

contra gente rica y poderosa,

porque usarán su dinero

para que otros luchen contra ti,

y al final caerás bajo su dominio.

El dinero influye en la gente,

¡y hasta corrompe a los reyes!

3 No discutas con charlatanes,

¡porque es echar leña al fuego!

4 No bromees con gente grosera,

para que no ofendan a tus padres.

5 No pongas en ridículo

a quien reconoce sus errores;

recuerda que nadie es perfecto.

6 No te burles de los ancianos,

porque también llegarás a viejo.

7 No te burles de los muertos,

porque todos moriremos.

8 No eches en saco roto

las enseñanzas de los sabios,

sino tómalas muy en serio,

porque así aprenderás

a tratar con gente importante.

9 Lo que ahora enseñan los maestros

lo aprendieron de sus padres.

Atiende a sus enseñanzas,

para que sepas cómo responder

cuando llegue la ocasión.

10 Provocar a un pecador

es jugar con fuego,

¡y te puedes quemar!

11 No discutas con gente orgullosa,

pues te atacará con tus propias palabras.

12-13 No prestes nada a los ricos

ni tampoco te hagas su fiador,

porque perderás lo que prestes

y acabarás pagando sus deudas.

14 No entables pleito con un juez,

pues dictará sentencia a su favor.

15-16 No discutas con los tontos,

ni viajes con gente alocada,

porque puede costarte la vida.

Para ellos la vida no vale nada,

y cuando estés indefenso te atacarán.

17 No le cuentes nada a un tonto,

porque no sabe guardar secretos.

18-19 No descubras tus secretos

ni digas todo lo que piensas

en presencia de un extraño.

No sabes lo que él puede hacer,

y podrías verte en problemas.

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Eclesiástico

Eclesiástico 9

El trato con las mujeres

1 No seas celoso con tu esposa;

no despiertes en ella malos pensamientos.

2 No entregues tu amor a una mujer,

porque acabará por dominarte.

3-4 Aléjate de las prostitutas

que te divierten con sus cantos

y te seducen con sus bailes,

porque te harán caer en sus redes.

5 No mires mucho a las jovencitas,

porque puede salirte caro.

6 No te entregues a las prostitutas,

porque perderás todo lo que tienes.

7 No las busques por las calles,

ni te pierdas en esos callejones.

8 No te fijes en la mujer casada;

su bello cuerpo ya pertenece a otro.

Por la belleza de una mujer

y por el deseo de poseerla,

muchos hombres se han perdido.

9 Con una mujer casada

no comas ni bebas vino;

podrías enamorarte de ella,

y podría costarte la vida.

El trato con los hombres

10 No abandones al amigo de ayer,

que el de hoy no podrá reemplazarlo.

Las amistades son como el vino:

con el tiempo se disfrutan más.

11 No envidies la suerte del pecador,

pues no sabes qué fin tendrá.

12 No imites a los malvados,

porque no quedarán sin castigo.

13 Aléjate de quien tiene poder

para quitarte la vida.

Acercarse a él es como andar

por un camino lleno de trampas,

y si das un paso en falso

estarás en peligro de muerte.

14 Procura conocer bien a tus vecinos,

pero busca el consejo de los sabios.

15 Hazte amigo de gente inteligente,

para que estudien la ley de Dios.

16 Comparte tu mesa con gente honrada,

y obedece a Dios con orgullo.

17 Al artista se le alaba

por la belleza de su obra,

y al gobernante se le reconoce

por la sabiduría de sus palabras.

18 Pero el que habla por hablar

se vuelve odioso y temido.

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Eclesiástico

Eclesiástico 10

Buenos y malos gobernantes

1 El gobernante sabio

educa a su pueblo

y organiza bien su gobierno.

2 Todo pueblo tiene

el gobierno que se merece.

3 Cuando el rey es ignorante,

el pueblo acaba en la ruina;

cuando el rey es sabio,

el pueblo prospera.

4-5 Dios tiene en sus manos

el poder de gobernar este mundo,

y el poder de nombrar gobernantes.

Cuando llega el momento,

elige al gobernante adecuado

y le da su propia autoridad.

No debemos ser orgullosos

6 Si alguien te ofende,

no le hagas ningún daño

ni le guardes rencor.

7 Ni Dios ni los hombres soportan

a la gente orgullosa y malvada.

8 Por la maldad y el orgullo

las naciones cambian de dueño.

9 De nada nos sirve el orgullo;

solo somos polvo y ceniza,

y finalmente todos moriremos.

10 Ante una enfermedad grave,

el médico no tiene nada que hacer;

hoy reinamos, mañana morimos,

11 y en cuanto nos entierran

nos devoran los gusanos.

12 Comenzamos a ser orgullosos

cuando dejamos de tomar en cuenta

a Dios, nuestro Creador.

13 Del orgullo brota el pecado

como agua de un manantial;

por eso Dios nos manda desgracias

que nos destruyen por completo;

14-15 quita del trono a los reyes,

expulsa de su tierra a las naciones,

y en su lugar pone a los humildes.

16-17 Dios ha borrado de este mundo

a naciones y a pueblos enteros;

a esa gente nadie la recuerda.

18 Ciertamente Dios nos creó

para que seamos humildes.

La gente respetable

19 ¿Quieres ver un hombre honrado?

Mira al hombre que obedece a Dios.

¿Quieres ver un hombre malvado?

Mira al que no cumple los mandamientos.

20 Entre hermanos se respeta al mayor,

pero Dios bendice al que le obedece.

21 En cambio, rechaza

a los tercos y orgullosos.

22 Seamos ricos, seamos pobres,

nuestro orgullo es obedecer a Dios.

23 No respetes al pecador,

ni desprecies al inteligente

solo porque es pobre.

24 Grandes y dignos de respeto

son los jueces y las autoridades,

pero más grande que todos ellos

es el hombre que obedece a Dios.

25 Al sirviente inteligente y sabio

hasta sus patrones lo ayudan.

Humildad y autoestima

26 No te creas sabio

cuando cumplas con tu trabajo,

ni dejes que tu orgullo

te impida pedir ayuda

cuando te halles en problemas.

27 Más vale trabajar y comer

que presumir y morirse de hambre.

28 Querido jovencito,

debes ser humilde,

sin negar tus cualidades.

29 Porque nadie te respetará

si tú mismo no te respetas,

ni nadie creerá en tu inocencia

si te declaras culpable.

30 Al pobre se le respeta

por su buena educación,

pero al rico se le respeta

solo por ser rico.

31 Si te respetan siendo pobre,

¡más te respetarán siendo rico!

Si te desprecian siendo rico,

¡más te despreciarán siendo pobre!