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Esdras 8

Los que regresaron con Esdras

1 Esta es la lista de los jefes de familia que volvieron de Babilonia con Esdras cuando gobernaba el rey Artajerjes:

2-3 Guersón, de la familia de Finees;

Daniel, de la familia de Itamar;

Hatús, de la familia de David;

Zacarías, de la familia de Parós, con otros ciento cincuenta hombres que estaban en la lista;

4 Eliehoenai, de la familia de Pahat-moab, con doscientos hombres;

5 Secanías, de la familia de Zatú, con trescientos hombres;

6 Ébed, de la familia de Adín, con cincuenta hombres;

7 Isaías, de la familia de Elam, con setenta hombres;

8 Zebadías, de la familia de Sefatías, con ochenta hombres;

9 Abdías, de la familia de Joab, con doscientos dieciocho hombres;

10 Selomit, de la familia de Baní, con ciento sesenta hombres;

11 Zacarías, de la familia de Bebai, con veintiocho hombres;

12 Johanán, de la familia de Azgad, con ciento diez hombres;

13 Elifélet, Jeiel y Semaías, de la familia de Adonicam que, junto con sesenta hombres más, regresaron a Jerusalén días más tarde;

14 Utai y Zabud, de la familia de Bigvai, con setenta hombres.

Esdras ordena buscar servidores del templo

15 Yo, Esdras, los reuní a todos junto al río que corre hacia Ahavá, y acampamos allí tres días. Cuando pasé lista a la gente y a lossacerdotes, encontré que no había entre ellos ningún ayudante de latribude Leví.

16 Así que mandé a buscar a Eliézer, a Ariel, a Semaías, a Elnatán, a Jarib, a Elnatán, a Natán, a Zacarías y a Mesulam, que eranlíderesdel pueblo, y a los maestros Joiarib y Elnatán.

17 Les ordené que fueran a ver a Idó, jefe del lugar llamado Casifiá, y les pidieran a él y a sus compañeros que nos enviaran servidores para el templo de nuestro Dios, ya que ellos tenían experiencia en ese trabajo.

18 Gracias a Dios, nos mandaron a Serebías, y a sus hijos y hermanos; en total nos mandaron a dieciocho personas. Serebías era un hombre muy capaz,descendientede Mahli, un hombre de la tribu de Leví.

19 También nos enviaron a Isaías y a Hasabías, y a sus hijos y hermanos, que descendían de Merarí. En total nos enviaron veinte personas.

20 Además de ellos nos enviaron a doscientos veinte servidores del templo de Dios, cuyosantepasadoshabían sido puestos por David para apoyar a los ayudantes de los sacerdotes. Y se anotaron los nombres de cada uno de ellos.

Esdras ordena un ayuno

21 Después de esto nos reunimos junto al río de Ahavá, y allí mismo ordené que hiciéramos unayunopara humillarnos ante nuestro Dios, y así pedirle que protegiera a nuestras familias y pertenencias durante el regreso a Jerusalén.

22 Me daba vergüenza pedirle al rey que mandara soldados de caballería para protegernos contra el enemigo en el camino. Le habíamos dicho al rey que Dios cuida a todos los que loadoran, pero que los que se apartan de él tendrían que soportar todo su enojo.

23 Así que ayunamos y oramos a Dios pidiéndole que nos cuidara, y él nos escuchó.

24 Luego separé a doce de lossacerdotesmás importantes: Serebías, Hasabías y otros diez familiares de ellos.

25 Después pesé la plata, el oro, y los utensilios para el templo de Dios que dieron el rey, sus consejeros y todos los judíos allí presentes. Todo esto se lo entregué a los sacerdotes,

26-27 y esta es la lista:

Veintiún mil cuatrocientos cincuenta kilos de plata,

cien utensilios de plata,

tres mil trescientos kilos de oro,

veinte tazas de oro que pesaban ocho kilos en total,

y dos utensilios de bronce pulido.

Esos dos utensilios de bronce eran tan valiosos como el oro.

28 Después de esto, les recomendé a los sacerdotes lo siguiente: Ustedes han sido apartados para servir solo a Dios. También estos utensilios han sido apartados para el servicio del templo, porque el oro y la plata sonofrendasvoluntarias para el Dios de Israel.

29 Cuídenlos bien hasta que sean llevados al templo de Jerusalén, para ser pesados en presencia de los principales sacerdotes, sus ayudantes y los jefes de familia.

30 Entonces los sacerdotes y sus ayudantes recibieron la plata, el oro y los utensilios que habían sido pesados y los llevaron al templo de nuestro Dios en Jerusalén.

El regreso a Jerusalén

31 El día doce del mes de Abib dejamos el río Ahavá y nos pusimos en camino hacia Jerusalén. Nuestro Dios nos cuidó en el camino, pues nos libró de enemigos y de bandidos.

32 Cuando llegamos a Jerusalén, descansamos tres días.

33 Al cuarto día fuimos al templo de nuestro Dios, pesamos la plata, el oro y los utensilios, y entregamos todo alsacerdoteMeremot hijo de Urías. También estaban allí Eleazar hijo de Finees y dosdescendientesde Leví: Jozabad hijo de Josué y Noadías hijo de Binuy.

34 Todo fue pesado, contado y anotado.

35 Después de esto, los que habían regresado de Babilonia trajeron doce toros, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y doce chivos para ser presentados comoofrendapara el perdón de lospecadosde todo el pueblo. Esos animales fueron quemados en honor de Dios.

36 Luego entregaron la orden del rey a los gobernadores y a los asistentes de la provincia al oeste del río Éufrates, quienes entonces apoyaron al pueblo y al templo de Dios.

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Esdras 9

El pecado del pueblo

1-2 Cuando terminaron de hacer todo esto, vinieron los jefes y me dijeron:

«Esdras, queremos informarte que nuestro pueblo no se ha mantenido apartado de la gente que vive aquí. Todos ellos imitan las horribles costumbres de los pueblos que habitan en Canaán y Egipto. Los judíos se han casado con mujeres de esos pueblos, así que el pueblo de Dios se ha mezclado con esa gente. Los primeros enpecarde esta manera han sido los jefes, los gobernantes, lossacerdotesy sus ayudantes».

3 Al saber esto, rompí mis ropas, me arranqué los cabellos y la barba para demostrar mi dolor, y lleno de tristeza me senté en el suelo.

4 Así permanecí hasta el atardecer. A mi lado permanecieron los que habían regresado conmigo, pues tuvieron miedo del castigo que Dios enviaría por causa del pecado de estos israelitas.

5 A la hora delsacrificiode la tarde me recuperé de mi tristeza. Sin quitarme mis ropas rotas me puse de rodillas delante de mi Dios, y extendiendo mis brazos

6 le dije:

«¡Dios mío, qué vergüenza! ¡Estoy tan confundido que no sé cómo hablarte! Nuestros pecados son tantos que si los pusiéramos uno sobre otro llegarían hasta el cielo.

7 Hemos estado pecando gravemente desde hace mucho tiempo. Por causa de nuestra maldad todos nosotros, incluyendo a nuestros reyes y sacerdotes, hemos sido entregados al poder de los reyes de otros países. Hasta hoy nuestros enemigos nos han herido, robado, humillado y sacado de nuestro país.

8 »Pero ahora, Dios nuestro, tú has sido bueno con nosotros y has permitido que algunos quedemos en libertad y vengamos a vivir seguros en este territorio que tú apartaste para nosotros. Nos has dado nueva esperanza y has hecho renacer la alegría en nosotros.

9 Aunque somos esclavos, no nos has abandonado. Tu amor por nosotros es tan grande que hiciste que los reyes de Persia nos permitieran volver para reconstruir tu templo, el cual estaba en ruinas. ¡Aquí en Judá y en Jerusalén tú nos proteges!

10 »Dios nuestro, después de todo lo malo que hemos hecho, ¿qué podemos decir en nuestra defensa? No hemos obedecido las órdenes

11 que nos diste por medio de losprofetas, tus servidores. Nos advertiste que el territorio que íbamos a ocupar estaba lleno de maldad, pues los que vivían allí habían llenado todo el territorio con sus horribles costumbres.

12 También nos dijiste que no debíamos permitir que nuestras hijas se casaran con hombres de esa gente, ni que las hijas de ellos se casaran con nuestros hijos. Tampoco debíamos ayudar a esa gente a tener paz y bienestar. De esa manera seríamos fuertes, disfrutaríamos de todo lo bueno de este territorio y después se lo dejaríamos a nuestros hijos y nietos como herencia para siempre.

13 »Todo lo que nos ha ocurrido fue por nuestros pecados y nuestra grave culpa. Tú, Dios nuestro, no nos has castigado como lo merecíamos, sino que nos has dado libertad.

14 ¿Cómo podríamos, entonces, volver a desobedecerte casándonos con mujeres de esos pueblos, que practican cosas tan horribles? ¡De ninguna manera! Porque entonces te enojarías tanto con nosotros que nos destruirías a todos.

15 »¡Dios de Israel, tú eres justo! Tú permitiste que un grupo de nosotros pueda salvarse, como ahora vemos. Reconocemos que somos culpables y que no tenemos derecho de acercarnos a ti».

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Esdras 10

El pueblo reconoce su pecado

1 Mientras Esdras estaba de rodillas frente al templo, reconociendo elpecadodel pueblo, una gran cantidad de hombres, mujeres y niños se juntó alrededor de él, llorando amargamente.

2 Entonces Secanías hijo de Jehiel, que eradescendientede Elam, le dijo a Esdras:

«Nosotros hemos desobedecido a nuestro Dios al casarnos con mujeres de países queadorana otros dioses. Pero todavía hay esperanza para nuestro pueblo Israel.

3 Vamos a prometerle a nuestro Dios que nos separaremos de todas esas mujeres y sus respectivos hijos. Haremos todo lo que tú y los que respetan elmandamientode Dios nos indiquen. Obedeceremos la ley de Dios.

4 Levántate, porque es tu deber hacer esto; nosotros te apoyaremos. ¡Vamos, anímate!»

5 Entonces Esdras se puso de pie, llamó a todos los israelitas, incluyendo a los principalessacerdotesy a sus ayudantes, y les hizo prometer que cumplirían lo que Secanías había propuesto. Y ellos prometieron hacerlo.

6 Después, Esdras salió del templo de Dios y se fue a la habitación de Johanán hijo de Eliasib, y se quedó allí esa noche. Estaba tan triste por la desobediencia de los que habían vuelto de Babilonia que no quiso ni comer ni beber.

7 Más tarde se le ordenó a los habitantes de todo Judá y Jerusalén que los que habían regresado de Babilonia debían reunirse en Jerusalén.

8 Los jefes y los consejeros ordenaron que el que no se presentara dentro de tres días sería echado del grupo de los que regresaron, y se le quitarían todas sus propiedades.

9 Así que a los tres días estaban reunidos en Jerusalén todos los hombres de lastribusde Judá y de Benjamín. Era el día veinte del mes de Quislev cuando se encontraban todos sentados en la plaza del templo de Dios. Todos temblaban preocupados por lo que Secanías había propuesto y por la fuerte lluvia que caía sobre ellos.

10 El sacerdote Esdras se puso de pie y les dijo:

—Ustedes han pecado al casarse con mujeres que adoran a otros dioses, y así han aumentado la culpa de nuestro pueblo Israel.

11 Reconozcan ahora su maldad delante de nuestro Dios, y obedézcanlo a él. Apártense de todos aquellos extranjeros que adoran a otros dioses, y de las mujeres extranjeras con las que ustedes se han casado.

12 Toda la gente allí reunida respondió en voz alta:

—Está bien. Haremos lo que tú nos ordenas,

13 pero llueve mucho y no nos podemos quedar en la calle. Somos muchos los que hemos pecado y este asunto va a demorar más de dos días.

14 Será mejor que nuestros jefes se queden en Jerusalén y traten este asunto en lugar de nosotros. Después, en una fecha indicada, vendrán los que se hayan casado con mujeres extranjeras, acompañados por sus autoridades y jueces. De esta manera se calmará el tremendo enojo de nuestro Dios por este pecado.

15-16 Todos los que habían regresado estaban de acuerdo con esto, menos Jonatán hijo de Asael y Jahazías hijo de Ticvá, apoyados por Mesulam y Sabtai, de la tribu de Leví. Entonces el sacerdote Esdras escogió a algunos jefes de los grupos familiares y los nombró para investigar cada caso. Comenzaron su tarea el día primero del mes de Tébet,

17 y el día primero del mes de Abib del año siguiente, terminaron de examinar los casos de hombres casados con mujeres extranjeras.

Los que tenían esposas extranjeras

18 Esta es la lista de los que estaban casados con mujeres extranjeras:

Lista desacerdotes:

De losdescendientesde Josué hijo de Josadac y sus parientes:

Maaseías,

Eliézer,

Jarib,

Guedalías.

19 Ellos prometieron firmemente separarse de sus mujeres, y presentaron un carnero comoofrendapor el perdón de supecado.

De los descendientes de Imer:

20 Hananí,

Zebadías.

De los descendientes de Harim:

21 Maaseías,

Elías,

Semaías,

Jehiel,

Ozías.

De los descendientes de Pashur:

22 Elioenai,

Maaseías,

Ismael,

Natanael,

Jozabad,

Elasá.

23 Lista de los ayudantes de los sacerdotes:

Jozabad,

Simí,

Petahías,

Judá,

Eliézer,

Quelaías, a quien también se conocía como Quelitá.

24 Del grupo de cantores:

Eliasib.

Lista de vigilantes de las entradas del templo:

Salum,

Télem,

Urí.

25 Las siguientes personas también se habían casado con mujeres de otros países:

De los descendientes de Parós:

Ramías,

Jezías,

Malquías,

Mijamín,

Eleazar,

Malquías,

Benaías.

26 De los descendientes de Elam:

Matanías,

Zacarías,

Jehiel,

Abdí,

Jeremot,

Elías.

27 De los descendientes de Zatú:

Elioenai,

Eliasib,

Matanías,

Jeremot,

Zabad,

Azizá.

28 De los descendientes de Bebai:

Johanán,

Hananías,

Zabai,

Atlai.

29 De los descendientes de Baní:

Mesulam,

Maluc,

Adaías,

Jasub,

Seal,

Ramot.

30 De los descendientes de Pahat-moab:

Adná,

Quelal,

Benaías,

Maaseías,

Matanías,

Besalel,

Binuy,

Manasés.

31-32 De los descendientes de Harim:

Eliézer,

Isías,

Malquías,

Semaías,

Simeón,

Benjamín,

Maluc,

Semarías.

33 De los descendientes de Hasum:

Matenai,

Matatá,

Zabad,

Elifélet,

Jeremai,

Manasés,

Simí.

34-37 De los descendientes de Baní:

Madai,

Amram,

Uel,

Benaías,

Bedías,

Queluhu,

Vanías,

Meremot,

Eliasib,

Matanías,

Matenai,

Jaasai.

38-42 De los descendientes de Binuy:

Simí,

Selemías,

Natán,

Adaías,

Macnadbai,

Sasai,

Sarai,

Azarel,

Selemías,

Semarías,

Salum,

Amarías,

José.

43 De los descendientes de Nebo:

Jeiel,

Matatías,

Zabad,

Zebiná,

Jadau,

Joel,

Benaías.

44 Todos estos se habían casado con mujeres extranjeras, pero se separaron de ellas y de sus hijos.

Nehemías 1

Nehemías ora por la gente de Jerusalén

1 Yo soy Nehemías hijo de Hacalías y esta es mi historia. En el mes de Quislev, cuando Artajerjes llevaba veinte años de reinar, yo estaba en el palacio del rey en Susa.

2 En ese momento llegó allí mi hermano Hananí con unos hombres que venían de Judá. Cuando les pregunté cómo estaba la ciudad de Jerusalén, y cómo estaban los judíos que no fueron llevados prisioneros a Babilonia,

3 ellos me respondieron: «Los que se quedaron en Jerusalén tienen graves problemas y sienten una terrible vergüenza ante los demás pueblos. Los muros de protección de la ciudad están en ruinas, y sus portones fueron destruidos por el fuego».

4 Cuando oí esto, me senté a llorar, y durante varios días estuve muy triste y no comí nada. Entonces le dije a Dios en oración:

5 «Dios grande y poderoso; ante ti todo el mundo tiembla de miedo. Tú cumples tus promesas a los que te aman y te obedecen.

6 Escúchame y atiende mi oración, pues soy tu servidor. Día y noche te he rogado por los israelitas, que también son tus servidores. Reconozco que todos hemospecadocontra ti. He pecado yo, y también misantepasados.

7 Hemos actuado muy mal y no hemos obedecido losmandamientosque nos diste por medio de Moisés.

8 Acuérdate de lo que le dijiste a Moisés: Le advertiste que si no te obedecíamos en todo, tú nos enviarías a países muy lejanos.

9 Pero también dijiste que si nos arrepentíamos y obedecíamos tus mandamientos nos volverías a reunir. También dijiste que tú nos traerías de vuelta al sitio que has elegido para que teadoremos, aun cuando estuviéramos en los lugares más lejanos.

10 »Nosotros somos tus servidores; pertenecemos al pueblo que tú sacaste de Egipto con gran poder.

11 Dios, escucha mi oración y las oraciones de tus servidores que desean adorarte. Haz que el rey me reciba bien y que yo tenga éxito».

En ese tiempo yo era copero del rey Artajerjes.

Nehemías 2

Nehemías va a Jerusalén

1 Cierto día, en el mes de Abib, le llevé vino al rey Artajerjes. Como nunca me había visto triste,

2 el rey me preguntó:

—¿Qué te pasa? No te ves enfermo. Esa cara triste me dice que debes estar preocupado.

Sentí mucho miedo en ese momento,

3 y le dije al rey:

—¡Deseo que Su Majestad viva muchos años! La verdad, sí estoy triste, y es que la ciudad donde están las tumbas de misantepasadosestá en ruinas. Sus portones han sido destruidos por el fuego.

4 El rey me preguntó:

—¿Hay algo que pueda hacer por ti?

Yo le pedí ayuda a Dios,

5 y le contesté al rey:

—Si le parece bien a Su Majestad, y quiere hacerme un favor, permítame ir a Judá, para reconstruir la ciudad donde están las tumbas de mis antepasados.

6 El rey, que estaba acompañado por la reina, me preguntó cuánto tiempo duraría mi viaje y cuándo regresaría. Yo le dije cuánto tardaría, y él me dio permiso para ir.

7 Entonces le pedí que me diera cartas para los gobernadores de la provincia que está al oeste del río Éufrates. Ellos debían permitirme pasar por sus territorios para llegar a Judá.

8 También le pedí una carta para Asaf, que era el guardabosque del rey. Asaf debía entregarme madera para las puertas de la torre, la cual estaba cerca del templo de Dios, y también para los muros de protección de la ciudad y para mi casa. El rey me dio todo lo que le pedí, porque mi buen Dios me estaba ayudando.

9 Luego el rey envió unos oficiales del ejército y soldados de caballería para protegerme en mi viaje. Al llegar a la provincia al oeste del río Éufrates, entregué las cartas del rey a los gobernadores.

10 Cuando Sambalat el de Horón, y Tobías el funcionario amonita se enteraron de todo esto, se disgustaron mucho de que yo hubiera llegado para ayudar a los israelitas.

Nehemías llega a Jerusalén

11 Al llegar a Jerusalén, dejé pasar tres días

12 sin decirle a nadie lo que Dios me había indicado hacer por Jerusalén. Después me levanté de noche y salí acompañado por algunos hombres. El único animal que llevábamos era el burro que yo montaba.

13 Pasé por la entrada del Valle y me dirigí hacia la entrada del Basurero, pasando por la fuente del Dragón. Revisé los muros de protección de la ciudad que estaban caídos, y los portones que habían sido destruidos por el fuego.

14 Después seguí hacia la entrada de la Fuente y el estanque del Rey, pero como mi burro no podía pasar por allí, bajé al valle.

15 Desde el valle revisé los muros, y al regresar pasé por la entrada del Valle. Todavía era de noche.

16 Los gobernadores no sabían a dónde había ido yo, ni qué había hecho. Tampoco los judíos, pues todavía no les había contado nada a lossacerdotesni a los jefes, ni asistentes ni a los que iban a ayudar en la obra.

17 Entonces les dije:

—Ustedes conocen bien el problema que tenemos, porque los muros de Jerusalén están en ruinas y sus portones se quemaron. Pero vamos a reconstruirlos, para que no se burlen más de nosotros.

18 Les conté también cómo mi buen Dios me había ayudado, y lo que el rey me había dicho. Entonces ellos respondieron:

—¡Manos a la obra!

Y, muy animados, se prepararon para iniciar la reconstrucción.

19 Pero Sambalat el de Horón, Tobías el funcionario amonita y Guésem el árabe se burlaron de nosotros y dijeron:

—¿Qué se traen entre manos? ¿Se van a poner en contra del rey?

20 Yo les contesté:

—Dios gobierna desde el cielo, y con su ayuda tendremos éxito. Ustedes no tienen autoridad en Jerusalén. Tampoco tienen ningún derecho, pues no son parte de su historia. Nosotros haremos los trabajos de reconstrucción.

Nehemías 3

Comienza la reconstrucción

1 Entonces comenzó la reconstrucción. Lossacerdotes, junto con su jefe Eliasib, reconstruyeron la entrada de las Ovejas. Reconstruyeron los muros de protección hasta la torre de los Cien y la torre de Hananel, y colocaron los portones. Luego dedicaron a Dios esa entrada.

2 Los hombres de Jericó reconstruyeron la sección de los muros que seguía.

En la siguiente sección trabajó Zacur hijo de Imrí.

3 La familia de Senaá reconstruyó la entrada de los Pescados. Pusieron vigas y colocaron los portones con sus cerrojos y barras.

4 La siguiente sección del muro fue reparada por Meremot hijo de Urías y nieto de Cos.

La reparación de la siguiente sección la hizo Mesulam hijo de Berequías, y nieto de Mesezabel.

La siguiente sección fue reparada por Sadoc hijo de Baaná.

5 La gente de Tecoa se hizo cargo de la siguiente sección, pero los hombres importantes de ese pueblo no quisieron ayudar a los que dirigían la obra.

6 Joiadá hijo de Paséah y Mesulam hijo de Besodías, repararon la entrada de Jesaná. Le pusieron vigas y colocaron los portones con sus cerrojos y barras.

7 Melatías de Gabaón, y Jadón de Meronot, repararon la siguiente sección del muro, junto con la gente de Gabaón y de Mispá. Estas dos regiones estaban a cargo del gobernador de la provincia que está al oeste del río Éufrates.

8 En la sección que seguía trabajaron Uziel hijo de Harhaías, que era muy bueno trabajando con objetos de plata, y Hananías, que preparaba excelentes perfumes. Estos dos repararon el muro de Jerusalén hasta el muro ancho.

9 La siguiente sección la reparó Refaías hijo de Hur, que era gobernador de la mitad del distrito de Jerusalén.

10 Jedaías hijo de Harumaf reparó la siguiente sección, que quedaba frente a su casa.

El trabajo de la siguiente sección lo hizo Hatús hijo de Hasabnías.

11 Malquías hijo de Harim, y Hasub hijo de Pahat-moab repararon la siguiente sección y la torre de los Hornos.

12 En la sección que seguía trabajó Salum hijo de Halohés, ayudado por sus hijas. Halohés era gobernador de la otra mitad del distrito de Jerusalén.

13 Hanún y los que vivían en Zanóah repararon la entrada del Valle. La reconstruyeron, le colocaron los portones con sus cerrojos y barras, y también repararon cuatrocientos cincuenta metros del muro, hasta la entrada del Basurero.

14 Malquías hijo de Recab, que era gobernador del distrito de Bet-haquérem, reconstruyó la entrada del Basurero. Le colocó los portones con sus cerrojos y barras.

15 Salum hijo de Colhozé, que era gobernador del distrito de Mispá, reparó la entrada de la Fuente. La cubrió con un techo y colocó los portones con sus cerrojos y sus barras. También arregló el muro desde el estanque de Siloé, que está junto al jardín del rey, hasta las escaleras que bajan de la parte más antigua de la ciudad de Jerusalén.

16 Nehemías hijo de Azbuc, que era gobernador de la mitad del distrito de Bet-sur, reparó la siguiente sección del muro que está frente a la tumba de David, hasta el estanque de agua y el cuartel de los soldados.

Los colaboradores de la tribu de Leví

17 Estos fueron losdescendientesde Leví que trabajaron en la reconstrucción del muro de protección:

Rehúm hijo de Baní, y después Hasabías, que era gobernador de la mitad del distrito de Queilá, repararon la sección que seguía, en representación de su distrito.

18 Luego continuó el trabajo Bavai hijo de Henadad, que era gobernador de la otra mitad del distrito de Queilá.

19 Éser hijo de Josué, gobernador de Mispá, reparó la sección frente a la calle que lleva al depósito de armas de la esquina.

20 Después Baruc hijo de Zabai reparó la sección que va desde la esquina hasta la puerta de la casa de Eliasib, el jefe de lossacerdotes.

21 Meremot hijo de Urías, y nieto de Cos, reparó la sección que va desde la puerta de la casa de Eliasib hasta donde termina.

Los sacerdotes también reconstruyeron

22 Lossacerdotesque vivían en el valle del río Jordán trabajaron en la reconstrucción de las secciones que seguían.

23 Luego los sacerdotes Benjamín y Hasub repararon la sección del muro que quedaba frente a su casa. Azarías hijo de Maaseías, nieto de Ananías, reparó el muro junto a su casa.

24 Binuy hijo de Henadad reparó otra sección, que va de la casa de Azarías hasta el ángulo de la esquina.

25 Palal hijo de Uzai reparó el muro frente a la esquina, y la torre alta del palacio del rey, que está en el patio de la guardia. Pedaías hijo de Parós

26 y los servidores del templo que vivían en Ófel repararon la sección del este, que está frente a la entrada del Agua. También repararon la torre.

Otros colaboradores

27 Los de Tecoa repararon la sección del muro que iba desde enfrente de la torre grande hasta el muro de Ófel.

28 Algunossacerdotesrepararon el muro frente a sus casas, desde la entrada de los Caballos.

29 También Sadoc hijo de Imer reparó el muro frente a su casa.

La siguiente sección la reconstruyó Semaías hijo de Secanías, que era guardián de la entrada del Este.

30 De la siguiente sección se encargaron Hananías hijo de Selemías y Hanún, el sexto hijo de Salaf.

Mesulam hijo de Berequías trabajó en la sección del muro que estaba frente a su casa.

31 Malquías, que fabricaba excelentes objetos de plata, reparó la sección que seguía, hasta la casa de los servidores del templo y de los comerciantes, frente a la entrada de Revisión y hasta el puesto de vigilancia de la esquina.

32 La sección que va desde allí hasta la entrada de las Ovejas fue reparada por los fabricantes de objetos de plata, y por los comerciantes.

Nehemías 4

Oposición a la obra

1 1 (3.33)Cuando Sambalat se enteró de que estábamos reconstruyendo el muro, se enojó mucho. Se puso furioso y comenzó a burlarse de los judíos.

2 2 (3.34)Delante de sus compañeros y del ejército de Samaria dijo:

«¿Qué se traen entre manos esos pobres judíos? ¿Creen que podrán reconstruir la ciudad y volver a ofrecersacrificios? ¿Creen que podrán hacerlo en un día? ¿Piensan que de ese montón de escombros van a sacar piedras nuevas?»

3 3 (3.35)Tobías el amonita, que estaba con él, añadió: «¡El muro que están edificando es muy débil! ¡Basta que se suba una zorra para que se caiga!»

4 4 (3.36)Entonces yo oré:

«¡Dios nuestro, escucha cómo nos ofenden! Haz que todo lo malo que nos desean les pase a ellos. Haz que se los lleven a la fuerza a otro país, y que les roben todo lo que tienen.

5 5 (3.37)No les perdones sus maldades ni te olvides de suspecadospues nos han insultado por reconstruir el muro».

6 6 (3.38)Así que seguimos reconstruyendo el muro, y como la gente trabajaba con entusiasmo, el muro pronto estaba hasta la mitad de su altura.

7 7 (1)Pero cuando Sambalat, Tobías, los árabes, los de Amón y los de Asdod se enteraron de que la reparación del muro de Jerusalén seguía adelante, y que ya se estaban cerrando las partes caídas, se enojaron muchísimo.

8 8 (2)Todos juntos hicieron un plan para pelear contra nosotros y desanimarnos.

9 9 (3)Entonces oramos a Dios y pusimos guardias de día y de noche para protegernos.

10 10 (4)La gente de Judá se quejaba: «Ya no tenemos fuerzas, y los escombros son muchos. No podremos terminar de reparar los muros».

11 11 (5)Nuestros enemigos pensaban que no conocíamos sus planes, y que nos podrían atacar por sorpresa, para matarnos y así detener la reconstrucción.

12 12 (6)Pero cada vez que nuestros enemigos venían a atacarnos, los nuestros que vivían cerca de ellos nos avisaban.

13 13 (7)Por eso ordené que todos tuvieran listas sus armas: espadas, lanzas y arcos. Luego les pedí que se colocaran agrupados por familias detrás del muro, en los espacios que todavía no habían sido reparados.

14 14 (8)Como vi que estaban preocupados, me levanté y les dije a los jefes, a los gobernadores y a todos los demás: «No tengan miedo. Recuerden que Dios es poderoso, y que ante él todos tiemblan. ¡Luchen por sus compatriotas, sus hijos, hijas, esposas y hogares!»

15 15 (9)Cuando nuestros enemigos se enteraron de que conocíamos sus planes, reconocieron que Dios estaba de nuestra parte. Entonces todos nosotros volvimos a trabajar en la reparación del muro.

16 16 (10)Desde ese momento, la mitad de nosotros trabajaba en la reconstrucción y la otra mitad permanecía armada con lanzas, escudos, arcos y corazas. Los jefes apoyaban a todos los de Judá

17 17 (11)que estaban reparando el muro. Los que cargaban materiales lo hacían de tal manera que con una mano trabajaban y con la otra sostenían su arma.

18 18 (12)Todos tenían su espada sujeta a la cintura mientras trabajaban. El que tocaba la trompeta estaba al lado mío,

19 19 (13)pues yo les había dicho a los jefes y a los asistentes, y a todos los demás:

«El trabajo es demasiado y falta mucho por reconstruir; además, estamos repartidos por todo el muro y lejos unos de otros.

20 20 (14)Por eso, si nos atacan, oirán sonar la trompeta. Si así sucede, corran a ayudarnos. Nuestro Dios luchará por nosotros».

21 21 (15)Desde que salía el sol hasta que aparecían las estrellas, la mitad de la gente reparaba el muro, y los demás mantenían las lanzas en sus manos.

22 22 (16)Yo también le había dicho a la gente que todos debían pasar la noche dentro de Jerusalén para protegerse, y trabajar solamente durante el día.

23 23 (17)Por eso, ni mis parientes ni mis ayudantes, ni los hombres de la guardia que me acompañaban, nos quitábamos la ropa para dormir. Cada uno mantenía el arma en la mano.

Nehemías 5

Problemas entre el pueblo

1 Tiempo después, varios hombres y mujeres protestaron contra sus compatriotas judíos.

2 Algunos que tenían muchos hijos decían que les faltaba trigo para darles de comer.

3 Otros decían que, para obtener un préstamo y así poder comprar trigo, habían tenido que hipotecar sus campos, casas y viñedos.

4 También estaban los que decían que, para pagar losimpuestossobre sus campos y viñedos habían tenido que pedir dinero prestado.

5 Además, decían:

«Somos de la misma raza que nuestros compatriotas, y nuestros hijos tienen los mismos derechos que los de ellos. Sin embargo, tendremos que vender a nuestros hijos como esclavos. La verdad es que algunas de nuestras hijas ya lo son, y no podemos hacer nada para evitarlo, porque nuestros campos y viñedos ya pertenecen a otros».

6 Cuando escuché sus quejas, me enojé mucho.

7 Y después de pensarlo bien, reprendí a los jefes y a los gobernantes por tratar mal a sus propios compatriotas, y les mandé que se reunieran para hablar del asunto.

8 Entonces les dije:

«Nosotros hemos estado haciendo todo lo posible por rescatar a nuestros compatriotas que fueron vendidos como esclavos a otras naciones. Ahora ustedes los están obligando a venderse de nuevo, y después nosotros tendremos que volver a rescatarlos».

Ellos no supieron qué responder, así que se quedaron en silencio.

9 Entonces yo les dije:

—Lo que ustedes están haciendo no está bien. Para evitar las burlas de nuestros enemigos ustedes tienen que demostrar que respetan a Dios.

10 Además, sepan que mis parientes, mis ayudantes y yo, hemos prestado dinero y trigo a estos compatriotas nuestros. Pero ahora vamos a decirles que no nos deben nada.

11 Ustedes deben devolverles hoy mismo sus campos, sus viñedos, sus olivares y sus casas. No los obliguen a pagar lo que deben, ya sea dinero, trigo, vino o aceite, ni los obliguen a pagar intereses.

12 Ellos respondieron:

—Haremos lo que nos dices. Les devolveremos sus propiedades y no los obligaremos a pagar nada.

Entonces llamé a lossacerdotespara que delante de ellos prometieran cumplir lo que habían dicho.

13 Además, me sacudí la ropa y dije:

—Así sacuda Dios a todos los que no cumplan con esta promesa. Que Dios les quite sus casas, sus terrenos y todo lo que posean.

Todos los que estaban reunidos allí dijeron: «¡Que así sea!», y alabaron a Dios. Y todos cumplieron lo que habían prometido.

Generosidad de Nehemías

14 Durante doce años mis familiares y yo no aceptamos la comida del rey, que me correspondía como gobernador de Judá. Fui nombrado gobernador en el año veinte del reinado de Artajerjes, y estuve en ese cargo hasta el año treinta y dos.

15 Los que habían gobernado antes que yo fueron malos con el pueblo, porque cobraban cuarenta monedas de plata al día por comida y vino. También sus ayudantes habían sido malos, pero yo no hice eso porque amo y respeto a Dios.

16 Me dediqué a reconstruir el muro de la ciudad y no compré ninguna propiedad. Todos mis ayudantes colaboraron en la reconstrucción.

17 Además, yo les daba de comer a ciento cincuenta judíos, incluidos sus jefes, sin contar a todos los de otras naciones vecinas que también venían a mi mesa.

18 Todos los días se preparaba por mi cuenta un buey, seis de las mejores ovejas, y también aves; cada diez días se servía abundante vino. Sin embargo, no cobraba lo que me correspondía como gobernador, porque la gente ya sufría bastante.

19 Luego oré y le dije a Dios: «Te ruego que te acuerdes de todo lo que he hecho por esta gente».

Nehemías 6

Plan contra Nehemías

1 Sambalat, Tobías, Guésem el árabe, y nuestros otros enemigos se enteraron de que habíamos terminado de reparar el muro, y que ya no quedaban secciones caídas, aunque todavía no habíamos colocado los portones en su lugar.

2 Entonces Sambalat y Guésem me enviaron un mensaje pidiéndome que me reuniera con ellos en uno de los pueblitos del valle de Onó. Eso era una trampa para hacerme daño.

3 Entonces yo les mandé a decir que estaba muy ocupado con una tarea importante, y que no podía reunirme con ellos porque el trabajo se detendría.

4 Cuatro veces me enviaron el mismo mensaje, pero yo les respondí lo mismo.

5 La quinta vez Sambalat envió a uno de sus ayudantes con una carta abierta.

6 Decía así:

«La gente anda diciendo, y Guésem también me lo dijo, que ustedes y los judíos han reconstruido el muro porque están planeando ponerse en contra del rey Artajerjes. Se dice también que tú quieres ser el rey de Judá,

7 y que has ordenado a algunosprofetasque anuncien en Jerusalén que ya eres el rey. Sin duda, Artajerjes se va a enterar de esto. Será mejor que nos reunamos contigo para planear qué haremos».

8 Entonces yo le envié esta respuesta: «Nada de lo que dices es verdad. Es un invento tuyo».

9 Y es que ellos querían asustarnos, pensando que así dejaríamos de trabajar, pero yo le pedí a Dios que me ayudara a seguir trabajando con más fuerza aún.

10 Después me fui a ver a Semaías hijo de Delaías, y nieto de Mehetabel, que se había encerrado en su casa, y él me dijo:

—Vamos al templo de Dios. Allí nos refugiaremos y cerraremos bien las puertas, porque esta noche han planeado matarte.

11 Pero yo le respondí:

—No pienses que soy un cobarde. ¿Crees que me refugiaría en el templo de Dios para salvar mi vida? ¡No! No lo haré.

12 Me di cuenta de que Semaías decía eso porque Sambalat y Tobías le habían pagado para hacerlo, y que no hablaba de parte de Dios.

13 Querían asustarme para hacermepecar, y así acusarme de ser una mala persona.

14 Entonces oré a Dios: «¡Dios mío, no olvides lo que han hecho Tobías y Sambalat! ¡Ni te olvides de la profetisa Noadías ni de los otros profetas que quisieron asustarme!»

15 La reconstrucción del muro quedó terminada el día veinticinco del mes de Elul. El trabajo duró cincuenta y dos días.

16 Cuando nuestros enemigos se enteraron de esto, los países vecinos tuvieron miedo y se sintieron avergonzados, porque comprendieron que esta obra se había realizado con la ayuda de nuestro Dios.

17 Durante todo ese tiempo, los jefes de Judá habían mantenido comunicación con Tobías,

18 porque muchos de ellos se habían comprometido a ayudarlo. Habían hecho esto porque Tobías era yerno de Secanías hijo de Árah, y porque su hijo Johanán se había casado con la hija de Mesulam hijo de Berequías.

19 Frente a mí, hablaban de todo lo bueno que Tobías había hecho, y a él le contaban todo lo que yo decía. Por su parte, Tobías me enviaba cartas para tratar de asustarme.

Nehemías 7

Nehemías organiza la defensa de la ciudad

1 Cuando se terminó de reparar el muro, se colocaron los portones en su lugar y se eligieron los guardias de las entradas, los cantores y los ayudantes de lossacerdotes.

2 A mi hermano Hananí lo nombré gobernador de Jerusalén; a Hananías lo nombré jefe del palacio del rey, porque podía confiar en él, y además respetaba a Dios más que otras personas.

3 Les dije que no debían abrirse los portones de la ciudad antes de la salida del sol, y que debían cerrarse al atardecer, antes de que los guardias se retiraran. Además, les ordené que nombraran guardias de entre los que vivían en Jerusalén, algunos para los puestos de vigilancia y otros para vigilar sus casas.

Los que volvieron de Babilonia

4 La ciudad de Jerusalén era grande y extensa, pero había poca gente en ella porque no se habían reconstruido las casas.

5 Entonces Dios me dio la idea de reunir a todos, incluyendo los jefes y asistentes, para hacer una lista de las familias. Yo encontré el libro donde estaban anotados los que habían llegado antes, y en ese libro estaba escrito lo siguiente:

6 «Esta es la lista de las personas de la provincia de Judá que volvieron de Babilonia. Fueron llevados prisioneros por el rey Nabucodonosor de Babilonia, pero volvieron a Jerusalén y a otros lugares de Judá. Cada uno volvió a su pueblo o ciudad.

7 Loslíderesque los ayudaron fueron:

Zorobabel,

Josué,

Nehemías,

Azarías,

Raamías,

Nahamaní,

Mardoqueo,

Bilsán,

Mispéret,

Bigvai,

Nehúm,

Baaná.

8 »De losdescendientesde Parós regresaron dos mil ciento setenta y dos personas;

9 de los descendientes de Sefatías, trescientas setenta y dos;

10 de los de Árah, seiscientos cincuenta y dos;

11 de los de Pahat-moab, dos mil ochocientos dieciocho. Todos estos eran descendientes de Josué.

12 »De los descendientes de Elam regresaron mil doscientos cincuenta y cuatro personas;

13 de los descendientes de Zatú, ochocientos cuarenta y cinco;

14 de los de Zacai, setecientos sesenta;

15 de los de Binuy, seiscientos cuarenta y ocho;

16 de los de Bebai, seiscientos veintiocho;

17 de los descendientes de Azgad, dos mil trescientos veintidós;

18 de los de Adonicam, seiscientos sesenta y siete;

19 de los de Bigvai, dos mil sesenta y siete;

20 de los de Adín, seiscientos cincuenta y cinco;

21 y de los de Ater, noventa y ocho. Todos estos eran descendientes de Ezequías.

22 »De los descendientes de Hasum regresaron trescientas veintiocho personas;

23 de los descendientes de Besai, trescientos veinticuatro;

24 de los de Harif, ciento doce;

25 de los de Gabaón, noventa y cinco.

26 »También volvieron los que vivían en las siguientes ciudades y pueblos:

De Belén y Netofá regresaron ciento dieciocho personas;

27 de Anatot, ciento veintiocho;

28 de Bet-azmávet, cuarenta y dos;

29 de Quiriat-jearim, Quefirá y Beerot, setecientos cuarenta y tres;

30 de Ramá y de Gueba, seiscientos veintiuno;

31 de Micmás, ciento veintidós;

32 de Betel y de Ai, ciento veintitrés;

33 de Nebo, cincuenta y dos personas;

34 de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro;

35 de Harim, trescientos veinte;

36 de Jericó, trescientos cuarenta y cinco;

37 de Lod, Hadid y Onó, setecientos veintiuno;

38 de Senaá, tres mil novecientos treinta.

39 »De lossacerdotesregresaron los siguientes:

De los descendientes de Jedaías, que eran familia de Josué, regresaron novecientos setenta y tres sacerdotes;

40 de los descendientes de Imer, mil cincuenta y dos;

41 de los de Pashur, mil doscientos cuarenta y siete;

42 de los de Harim, mil diecisiete.

43 »De los ayudantes de los sacerdotes regresaron setenta y cuatro de los descendientes de Josué y de Cadmiel, que eran de la familia de Hodavías.

44 »De los cantores regresaron ciento cuarenta y ocho, que eran descendientes de Asaf.

45 »De los vigilantes de las entradas, que eran descendientes de Salum, de Ater, de Talmón, de Acub, de Hatitá y de Sobai, regresaron ciento treinta y ocho.

46-56 »De los que trabajaban en el templo regresaron todos aquellos que eran descendientes de:

Sihá,

Hasufá,

Tabaot,

Queros,

Siahá,

Padón,

Lebaná,

Hagabá,

Salmai,

Hanán,

Guidel,

Gáhar,

Reaías,

Resín,

Necodá,

Gazam,

Uzá,

Paséah,

Besai,

Meunim,

Nefusim,

Bacbuc,

Hacufá,

Harhur,

Baslut,

Mehidá,

Harsá,

Barcós,

Sísara,

Temá,

Nesíah,

Hatifá.

57-59 »De los parientes de los ayudantes de Salomón regresaron todos aquellos que eran descendientes de Sotai, Soféret, Perudá, Jaalá, Darcón, Guidel, Sefatías, Hatil, Poquéret-hasebaím y Amón.

60 »Los que trabajaban en el templo y los descendientes de los ayudantes de Salomón eran en total trescientos noventa y dos.

61 »Algunos que llegaron de Tel-mélah, Tel-harsá, Querub, Imer y Adón no pudieron comprobar que eran israelitas; tampoco pudieron demostrar que sus padres fueran israelitas ni que estuvieran casados con alguna israelita.

62 Esta gente era descendiente de Delaías, de Tobías y de Necodá, y en total eran seiscientos cuarenta y dos.

63 »De los parientes de los sacerdotes que no pudieron demostrar que en verdad eran sacerdotes, estaban los descendientes de Hobaías, Cos y Barzilai. Este Barzilai había tomado el apellido de su suegro. Se había casado con la hija de un hombre llamado también Barzilai y que era de Galaad.

64 Todos estos buscaron sus nombres en la lista, pero no los encontraron, así que no se les permitió trabajar como sacerdotes.

65 Además, el gobernador les prohibió comer de los alimentos ofrecidos a Dios, hasta que un sacerdote pudiera consultar a Dios por medio del Urim y el Tumim, para saber qué hacer.

66 »En total regresaron de Babilonia cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas.

67 Con esa gente vinieron siete mil trescientos treinta y siete sirvientes y sirvientas, además de doscientos cuarenta y cinco cantantes.

68 Traían setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas,

69 69 (68b)cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte burros.

70 70 (69)»Algunos jefes de familia hicieron donaciones para el trabajo de reconstrucción. El gobernador entregó a la tesorería ocho kilos de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta túnicas para los sacerdotes.

71 71 (70)Los jefes de familia entregaron a la tesorería ciento sesenta kilos de oro y mil doscientos diez kilos de plata.

72 72 (71)Todos los demás dieron en total ciento sesenta kilos de oro, mil cien kilos de plata y sesenta y siete túnicas para los sacerdotes.

73 73 (72)»Todos los israelitas, incluidos los sacerdotes, sus ayudantes, los guardias de las entradas, los cantores y los servidores del templo de Dios, se quedaron a vivir en sus pueblos».

Esdras lee el libro de la Ley frente a todo el pueblo

Cuando llegó el mes de Etanim, los israelitas ya estaban viviendo en sus pueblos.