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Génesis 48

Jacob bendice a Manasés y a Efraín

1 Pasado algún tiempo, José se enteró de que su padre estaba muy enfermo, así que tomó a sus dos hijos, Manasés y Efraín, y fue a visitarlo.

2 Cuando le dijeron a Jacob que José había llegado para verlo, Jacob hizo un esfuerzo y se levantó de la cama.

3 Y le dijo a José:

—El Dios todopoderoso se me apareció en Betel, una ciudad de Canaán. Allí mebendijo

4 y me hizo esta promesa: “Yo haré que tengas muchos hijos ydescendientes. Y de tus descendientes se formarán muchos pueblos, y esta tierra será siempre de ellos”.

5 »Efraín y Manasés, los dos hijos que tuviste en Egipto antes de que yo viniera, serán considerados como mis propios hijos; serán tan míos como lo son Rubén y Simeón.

6 Los hijos que tengas después de ellos ya serán considerados como tuyos, y en el territorio que reciban se les reconocerá por el nombre de sus hermanos.

7 »Para tristeza mía, tu madre Raquel murió en el camino, cuando yo regresaba de Padán-aram. Murió en la tierra de Canaán, muy cerca de la ciudad de Efrata, así que allí la enterré, junto al camino. Efrata es el mismo pueblo que ahora llaman Belén.

8 De pronto, Jacob vio a los hijos de José, y le preguntó:

—Y estos, ¿quiénes son?

9-10 José le respondió:

—Son los hijos que Dios me ha dado aquí en Egipto.

Como Jacob ya no podía ver bien por causa de su edad, le pidió a José:

—Acércamelos. Voy a bendecirlos.

José los acercó a su padre, y él los besó y los abrazó.

11 Entonces le dijo a José:

—Yo había perdido las esperanzas de volver a verte, y sin embargo Dios me ha permitido ver también a tus hijos.

12 José quitó a sus hijos de las rodillas de su padre, y se inclinó ante él.

13 Puso a Efraín a su derecha y a Manasés a su izquierda, y los acercó a su padre. Así Efraín quedó a la izquierda de Jacob, y Manasés a su derecha.

14 Sin embargo, Jacob cruzó los brazos y puso su mano derecha sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda la puso sobre la cabeza de Manasés, a pesar de que este era el mayor.

15 Entonces bendijo a José con estas palabras:

«El Dios de mi abuelo Abraham

y de mi padre Isaac,

me ha guiado toda mi vida.

16 También ha enviado a suángel

para librarme de muchos peligros.

Yo le pido que bendiga

a estos dos muchachos.

Que por medio de ellos

sea recordado mi nombre,

el nombre de mi abuelo Abraham

y el de mi padre Isaac.

¡Que tengan muchos hijos!»

17 A José no le gustó ver que su padre pusiera su mano derecha sobre la cabeza de Efraín, así que se la quitó de la cabeza de Efraín y la puso sobre la cabeza de Manasés,

18 mientras le decía:

—¡Así no, padre mío! ¡Mi hijo mayor es Manasés! ¡Pon tu mano derecha sobre su cabeza!

19 Pero Jacob no quiso hacerlo así, y le dijo:

—Ya lo sé, hijo mío; ya lo sé. También Manasés llegará a ser un gran pueblo. Sin embargo, su hermano menor será más importante que él, y sus descendientes llegarán a formar un grupo de naciones.

20 Así fue como ese día Jacob le dio a Efraín el lugar de Manasés. Entonces dijo:

—Cuando mis descendientes bendigan a alguien, le dirán:

“¡Que Dios te bendiga

como bendijo a Efraín y a Manasés!”

21 Luego le dijo a José:

—Ya me falta poco para morir, pero Dios estará contigo y te hará volver a la tierra de tus abuelos.

22 Y como tú estás por encima de tus hermanos, te doy el monte de Siquem, que les quité a los amorreos en mi lucha contra ellos.

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Génesis 49

Jacob bendice a sus hijos

1 Jacob ordenó a sus hijos que se reunieran, pues quería decirles lo que les pasaría en el futuro. Les dijo:

2 «Hijos míos, vengan conmigo;

escuchen lo que voy a decirles.

3 »Rubén, tú eres mi hijo mayor;

eres mi primer hijo,

la primera prueba de mi fuerza;

tienes el primer lugar de honor

y el primer lugar en poder.

4 Pero me ofendiste gravemente,

pues te acostaste

con una de mis mujeres.

Por eso ya no serás el primero,

pues eres como el mar,

que no se puede controlar.

5 »Simeón y Leví son como fieras

que atacan siempre con violencia.

6 No quiero estar con ellos,

ni andar en su compañía,

porque en un arranque de enojo

mataron gente y despedazaron toros.

7 ¡Maldita sea su furia!

¡Maldita sea su crueldad!

Yo haré que se dispersen

por todo el territorio de Israel.

8 »Tú, Judá, dominarás a tus enemigos;

tus hermanos te alabarán

y se inclinarán en tu presencia.

9 Eres como un león feroz

que al regresar con su presa

se agacha y se echa en el suelo,

¿y quién se atreve a molestarlo?

10 Siempre tendrás en tus manos

el cetro que te hace gobernante,

hasta que venga el verdadero rey

que gobernará a todo el mundo.

11-12 Sus ojos

son más oscuros que el vino;

sus dientes

son más blancos que la leche.

Atará su burro,

a la mejor rama del viñedo,

y sin quitarse la ropa

se empapará en ríos de vino.

13 »Tú, Zabulón,

vivirás a la orilla del mar;

tus costas servirán de puertos

y tus fronteras llegarán hasta Sidón.

14 »Tú, Isacar,

eres fuerte como un burro

acostado entre dos corrales.

15 Cuando veas que tu tierra

es buena y agradable para descansar,

con mucho gusto aceptarás

hacer trabajo de esclavos.

16 »Y tú, Dan,

le harás justicia a tu pueblo,

pues eres de lastribusde Israel.

17 Eres como una serpiente

que espera junto al camino:

cuando muerde las pezuñas del caballo,

el jinete se cae de espaldas.

18 »¡Dios mío, sigo esperando tu ayuda!

19 »A ti, Gad, te atacará

una banda de ladrones,

pero tú los atacarás

por donde menos lo esperen.

20 »Y tú, Aser,

tendrás la mejor comida

y cocinarás los mejores platillos,

dignos de la mesa de un rey.

21 »Tú, Neftalí, amas la libertad.

Eres como una venada suelta,

madre de hermosos venaditos.

22 »Tú, José, pareces un caballo

criado junto a un manantial.

¡Saltas y trepas por el muro!

23 Gente malvada y cruel

te ataca y te lanza flechas,

24 pero tú mantienes firme tu arco

y no doblas tus fuertes brazos.

¡Gracias al Dios poderoso

que guía y protege a Israel!

25 ¡Gracias al Dios de tu padre,

que te brinda su ayuda!

¡Gracias al Dios que todo lo puede

y que siempre te bendice!

¡Con bendiciones del alto cielo!

¡Con bendiciones del mar profundo!

¡Con bendiciones a las madres

que tienen hijos y los alimentan!

26 Son más grandes las bendiciones

que vienen de tu padre,

que las abundantes bendiciones

de los cerros y montañas eternas.

Todas estas bendiciones

te pertenecen a ti, José,

pues entre tus hermanos

tú eres el más importante.

27 »Tú, Benjamín, eres un lobo feroz;

por la mañana devoras tu presa

y por la tarde repartes los restos.»

28 Así bendijo Jacob a sus doce hijos. A cada una de las doce tribus de Israel le dio la bendición más apropiada.

Muerte de Jacob

29-31 Después debendecirlos, Jacob les dio las siguientes instrucciones:

«Ya me falta poco para morir. Por favor, entiérrenme en la tumba de misantepasados. Me refiero a la cueva y al campo que Abraham le compró a Efrón el hitita para enterrar a su esposa Sara. Allí están enterrados Abraham e Isaac, y su esposa Rebeca, y allí también enterré a Lía. Esa cueva está en Canaán, en el campo de Macpelá, cerca del bosque Mamré.

32 Tanto la cueva como el campo se los compramos a los hititas».

33 Luego de darles estas instrucciones, Jacob se encogió en la cama y murió.

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Génesis 50

1 José se echó a llorar, y abrazó y besó a su padre.

2 Más tarde, les encargó a sus médicos particulares que prepararan el cuerpo de su padre para embalsamarlo. Así lo hicieron los médicos,

3 y en los preparativos tardaron cuarenta días, pues eso es lo que se lleva embalsamar un cuerpo. Los egipcios, por su parte, lloraron la muerte de Jacob durante setenta días.

4 Pasados los días de duelo, José les dijo a los miembros de la corte del rey de Egipto:

—Si puedo pedirles un favor, yo les agradecería que le hablaran al rey por mí. Díganle

5 que cuando mi padre estaba a punto de morir, me hizo jurarle que yo lo enterraría en su propia tumba, la cual está en Canaán. Pídanle que me deje ir a enterrar a mi padre, y que luego volveré.

6 El rey le respondió:

—Ve a enterrarlo, tal como te pidió que lo hicieras.

7-9 José fue a enterrar a su padre. Lo acompañaron todos sus hermanos y familiares, y todos los asistentes del rey, es decir, toda la gente importante del reino y del país. También lo acompañaron muchos carros y gente de a caballo. En Gosen solo se quedaron los niños, las ovejas y las vacas.

10 Al llegar al campo de Atad, que está cerca del río Jordán, José guardó siete días de luto por su padre, y todo el grupo lamentó amargamente su muerte.

11 Cuando los cananeos que vivían allí vieron llorar a los egipcios, dijeron: «Parece que a los egipcios se les murió alguien muy importante». Por eso al campo de Atad le pusieron el nombre de «Campo de las lágrimas egipcias».

12-13 Los hijos de Jacob llevaron el cuerpo de su padre a la tierra de Canaán y lo enterraron en la cueva de Macpelá, que Abraham le había comprado a Efrón el hitita para usarla como tumba. La cueva y el campo están cerca del bosque de Mamré. Así cumplieron con los últimos deseos de su padre.

14 Después del entierro, José y sus hermanos regresaron a Egipto, junto con toda la gente que los había acompañado.

José tranquiliza a sus hermanos

15 Al ver que su padre estaba muerto, los hermanos de José pensaron: «¿Qué vamos a hacer si José todavía está enojado con nosotros, y quiere vengarse por lo que le hicimos?»

16-17 Entonces mandaron a decirle: «José, antes de que nuestro padre muriera, dejó dicho que debías perdonarnos todo el mal que te hemos causado. Es verdad que te hemos hecho mucho daño, pero te rogamos que nos perdones».

Cuando José recibió este mensaje, se puso a llorar.

18 Sus hermanos fueron entonces a verlo, y se arrodillaron delante de él. Le dijeron:

—Somos tus esclavos.

19-21 Sin embargo, José los tranquilizó, y con mucho cariño les dijo:

—No tengan miedo, que yo no soy Dios. Ustedes quisieron hacerme daño, pero Dios cambió todo para bien. Ustedes han visto ya lo que ha sucedido: Dios ha dejado con vida a mucha gente. Así que no tengan miedo. Yo voy a cuidar de ustedes y de sus hijos.

Muerte de José

22 José se quedó a vivir en Egipto, junto con toda la familia de su padre. Alcanzó la edad de ciento diez años

23 y llegó a ver a los bisnietos de Efraín. También meció en sus rodillas a los hijos de Maquir, que eran sus nietos por parte de Manasés.

24-25 Algún tiempo después, José les dijo a sus hermanos:

«Ya me falta poco para morir. Pero pueden estar seguros de que Dios vendrá a ayudarlos y los hará volver a la tierra que, bajo juramento, prometió darles a Abraham, a Isaac y a Jacob. Ustedes, por su parte, tienen que jurarme que se llevarán de aquí mis restos cuando yo muera».

26 José murió en Egipto a la edad de ciento diez años. Su cuerpo fue embalsamado y puesto en un ataúd.

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Deuteronomio 1

Discurso de Moisés

1-5 Moisés habló con los israelitas cuando ellos se encontraban en Cadés-barnea, pueblo moabita que estaba en el desierto de Arabá, frente a Suf. Cerca de allí estaban los pueblos de Parán, Tófel, Labán, Haserot y Dizahab. Para llegar a Cadés-barnea había que caminar once días desde el monte Horeb, siguiendo el camino del monte Seír. Moisés les habló cuarenta años después de que salieron de Egipto. Era el día primero del mes de Sebat de ese año, cuando Moisés comunicó a los israelitas todas las leyes que Dios le había ordenado darles.

En el camino, Moisés había derrotado a varios reyes. En Hesbón derrotó a Sihón, rey de los amorreos, y en Astarot, que está en la región de Edrei, derrotó a Og, rey de Basán.

Moisés dirigió a los israelitas estas palabras mientras estaban al este del río Jordán:

6 «Cuando estábamos en el monte Horeb, nuestro Dios nos dijo lo siguiente: “Ustedes ya han pasado demasiado tiempo en este monte,

7 así que levanten el campamento y vayan hacia las montañas, que es donde viven los amorreos, y hacia las regiones de alrededor. Vayan al Arabá, a las montañas, a los valles y al desierto del sur, la costa, el territorio cananeo y el Líbano, hasta llegar al gran río Éufrates.

8 Vayan y conquisten ese territorio, pues yo les prometí a Abraham, a Isaac y a Jacob que se lo daría. También les prometí que se lo daría a ustedes, pues son susdescendientes”».

Los jefes de Israel

Moisés siguió diciendo:

9-12 «Para ese tiempo, Dios les había dado a ustedes tantosdescendientesque llegaron a ser un pueblo muy grande. Yo mismo le pedí a Dios que losbendijeray los hiciera mil veces más grandes de lo que ya eran. Entonces me di cuenta de que yo solo no podría encargarme de todos los problemas de ustedes.

13 Por eso les aconsejé elegir de entre todas lastribusa hombressabios, inteligentes y con experiencia, para que los pusieran como jefes del pueblo y así me ayudaran.

14 »Ustedes estuvieron de acuerdo con esta idea.

15 Por eso elegí a los hombres más sabios y de mayor experiencia, y los puse como jefes de ustedes. Unos tenían autoridad sobre mil hombres; otros, sobre cien; otros, sobre cincuenta; y otros, sobre diez. Hubo otros a quienes puse como jefes de toda una tribu.

16-18 »En ese momento les dije a ustedes todo lo que debían hacer. A los jueces les dije que fueran justos con todos por igual, sin importar que fueran pobres o ricos, israelitas o extranjeros, y sin tener miedo de nada ni de nadie, pues Dios respaldaría sus decisiones. También les dije que cuando algún caso les fuera muy difícil, me lo pasaran a mí, para que yo lo juzgara.

Los doce espías

19 »Luego de eso nuestro Dios nos ordenó partir del monte Horeb y trasladarnos a los montes donde vivían los amorreos. Con mucho miedo, atravesamos el gran desierto y llegamos a Cadés-barnea.

20-21 Allí les dije que nuestro Dios nos había dado la región montañosa de los amorreos; también los animé a conquistar ese territorio, tal y como Dios lo había ordenado.

22 Pero ustedes me pidieron que primero enviara espías, para que vieran cómo era el territorio, cuál era el mejor camino a seguir, y qué ciudades nos íbamos a encontrar.

23 »Yo estuve de acuerdo, y elegí a doce espías, uno por cadatribu.

24 Ellos fueron a explorar las montañas, y llegaron al valle de Escol.

25 Allí tomaron algunos de los frutos de esa región, y nos informaron que el territorio que nuestro Dios nos iba a dar era de lo mejor.

26 »Sin embargo, ustedes desobedecieron las órdenes de Dios y no quisieron ir.

27 Al contrario, regresaron a sus casas y se quejaron de Dios. Pensaron que Dios no los quería, y que los había sacado de Egipto solo para que los amorreos los destruyeran.

28 Cuando supieron que en ese territorio vivía gente muy fuerte y de gran estatura, y que sus ciudades estaban rodeadas de grandes murallas, les dio mucho miedo. Y más se desanimaron cuando supieron que allí vivían también losdescendientesdel gigante Anac.

29 »Yo recuerdo que les dije: “¡Cálmense! ¡No tengan miedo!

30 Nuestro Dios nos guiará y luchará por nosotros, así como luchó por nosotros contra Egipto y nos guió por el desierto.

31 Él nos ha traído hasta aquí, como si nos llevara en brazos, y hasta ahora nada nos ha pasado. Ha sido un padre para nosotros”.

32 »A pesar de eso, ustedes no han querido confiar en él,

33 aun cuando él ya se ha adelantado a elegir el lugar que va a darles. Para llevarlos allá, ha venido guiándolos; de noche los ha alumbrado con fuego, y de día los ha protegido con una nube.

Dios castiga a Israel

34-35 »Cuando Dios escuchó sus quejas, se enojó, pues ustedes son gente muy mala. Por eso juró que no disfrutarían de la tierra que había prometido a susantepasados.

36 Y como Caleb fue el único obediente, Dios dijo que él sería el único que disfrutaría de ella. Por eso también susdescendientesrecibirían toda la tierra que tocaran con la planta de sus pies.

37 »Por culpa de ustedes, Dios se enojó conmigo y me dijo: “Tampoco tú entrarás a esta tierra.

38 Será Josué quien guiará al pueblo y les entregará la tierra a los israelitas. Él es tu ayudante, así que anímalo”.

39 »Dios también me dijo: “Los israelitas pensaron que el enemigo les quitaría a sus niños y a sus esposas. Sin embargo, serán sus hijos los que entrarán a la tierra y se harán dueños de ella, aun cuando ahora son apenas unos niños. Diles eso a los israelitas,

40 y diles además que regresen al desierto, por el camino que lleva al Mar de los Juncos”.

41 »Yo les comuniqué todo esto, y ustedes reconocieron que habíanpecadocontra Dios. Entonces decidieron salir a conquistar la tierra, tal como Dios les había ordenado. Tomaron sus armas, confiados en que les sería fácil subir las montañas;

42 pero Dios me pidió advertirles que serían derrotados, pues él no les daría la victoria.

43-44 »Sin embargo, ustedes se sintieron muy valientes y no hicieron caso de la orden de Dios. Subieron a las montañas para pelear contra los amorreos, pero ellos les hicieron frente y los derrotaron. ¡Como si fueran avispas, los persiguieron por todo Seír y hasta Hormá!

45 Luego, al regresar, ustedes lloraron y se quejaron ante Dios, pero él no les hizo caso,

46 y ustedes tuvieron que quedarse a vivir en Cadés por mucho tiempo más.

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Deuteronomio 2

Israel en el desierto

1 »Después de eso, Dios me mandó que los llevara al desierto por el camino que va al Mar de los Juncos. Pasamos largo tiempo viajando alrededor de las montañas de Seír,

2-12 pero a nuestro Dios le pareció que habíamos estado allí demasiado tiempo, y nos ordenó ir hacia el norte.

»Antes nos advirtió que, al pasar por la región de Seír, no atacáramos a losdescendientesde Esaú, pues esa región les pertenece. Allí habían vivido los horeos, pero los descendientes de Esaú los destruyeron y se quedaron con su tierra. Por eso Dios dijo que no nos daría ni un pedazo de ese territorio. Y aunque ellos nos tenían miedo, nos ordenó no hacerles daño, pues después de todo eran nuestros parientes. Solo debíamos comprarles la comida y el agua que necesitáramos.

»Yo les hice recordar que Dios los habíabendecidoen todo lo que ustedes habían hecho durante esos cuarenta años. En verdad, Dios los ha protegido y cuidado en todo el viaje por el desierto, y nada les ha faltado.

»Luego nos alejamos por el camino del Arabá, que comienza en Elat y Esión-guéber, y pasamos por Seír. De allí nos desviamos por el camino del desierto que lleva a Moab. Fue entonces cuando Dios nos ordenó no atacar a los moabitas, que son descendientes de Lot. Nos dijo, además, que tampoco nos daría ni un pedazo de la región de Ar, pues ese territorio les pertenece. Antes, ese territorio era de los emitas, que eran un pueblo muy grande, con gente tan alta como los gigantes anaquitas. La mayoría de la gente los conocía con el nombre de refaítas, pero los moabitas fueron los primeros en llamarlos emitas.

13 »Dios nos ordenó seguir adelante y cruzar el arroyo Zéred.

14-16 Desde el día en que salimos de Cadés-barnea hasta el día en que cruzamos ese arroyo habían pasado treinta y ocho años. Para entonces ya habían muerto todos los israelitas que al salir de allá tenían dieciocho años. Dios había jurado que usaría todo su poder para acabar con ellos.

17-18 »Fue entonces cuando Dios ordenó que cruzáramos la frontera de Moab y fuéramos a la ciudad de Ar.

19 Pero antes nos dio instrucciones de no atacar a los amonitas, pues son también descendientes de Lot. De ese territorio no recibiríamos ni un pedazo, pues Dios ya se lo había dado a ellos.

20 »Los refaítas, a quienes los amonitas conocían con el nombre de zamzumitas, habían vivido allí antes. Por eso la región era considerada territorio refaíta.

21 Los zamzumitas eran un pueblo grande, con gente tan alta como los gigantes anaquitas. Dios acabó con ellos por medio de los amonitas, que se quedaron para siempre con su territorio.

22 Lo mismo habían hecho los descendientes de Esaú en la región de Seír.

23 También los filisteos, que habían venido de Creta, mataron a los heveos de las aldeas cercanas a Gaza, y se quedaron con el país.

24 »Después Dios nos ordenó seguir adelante, cruzar el río Arnón, y entrar en guerra con Sihón, el rey de Hesbón. Antes nos prometió que dominaríamos el país y nos quedaríamos con ese territorio.

25 También nos prometió que, a partir de entonces, todos los pueblos de la región nos tendrían miedo. ¡Con solo oír hablar de nosotros se llenarían de espanto y angustia!

La derrota de Sihón

26 »Cuando estábamos en Cademot, le envié un mensaje amistoso a Sihón, rey de Hesbón, en el que le pedía

27-29 que nos dejara pasar por su territorio. Pasaríamos solamente por el camino principal y cruzaríamos el río Jordán, hasta llegar al territorio que nuestro Dios nos iba a dar. Le ofrecí pagarle por los alimentos y el agua que tomáramos, y le hice saber que losdescendientesde Esaú y los moabitas nos habían permitido pasar por Ar y Seír.

30-36 »Pero el rey Sihón no nos dejó pasar, pues nuestro Dios hizo que se negara. Dios me dijo entonces que a partir de ese momento dominaríamos a Sihón, y que de inmediato debíamos entrar en su territorio y conquistarlo.

»Sihón salió con su ejército para luchar contra nosotros en Jahas, pero Dios nos dio la victoria. Conquistamos todas sus ciudades y las destruimos por completo, acabamos con todos sus habitantes, y solo nos quedamos con el ganado y los objetos de valor. Ninguna de sus ciudades resistió nuestro ataque; a todas ellas las destruimos, comenzando por la ciudad de Aroer, que está en ambos lados del río Arnón, y terminando por la ciudad de Galaad. Hasta la fecha seguimos dominándolos.

37 Los únicos territorios que no atacamos fueron el de los amonitas, que está en la región del río Jaboc, el de las ciudades de la montaña, y todos los que Dios nos ordenó no atacar.

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Deuteronomio 3

La derrota de Og

1-7 »Después de esto, nos dirigimos a Basán, pero tomamos otro camino. Cuando llegamos a Edrei, Og, que era rey de Basán, salió con su ejército para atacarnos. Dios me dijo que no le tuviéramos miedo, pues él nos daría la victoria.

»Atacamos a Og, y Dios nos permitió vencerlo; de su ejército no dejamos a nadie con vida. En la región de Argob destruimos las sesenta ciudades de su reino. Todas ellas estaban bien protegidas con muros muy altos y con portones cerrados con barras de hierro. También destruimos los pueblos menos protegidos, y nos quedamos con sus animales y objetos de valor.

8 »Así fue como en esos días nos apoderamos de los territorios de los dos reyes amorreos, los cuales reinaban al este del río Jordán, desde el río Arnón hasta el monte Hermón.

9 Los sidonios conocían este monte con el nombre de monte Sirión, pero los amorreos lo llamaban Senir.

10 »Nos apoderamos de todas las ciudades de Og que estaban en la meseta, y de todo Galaad y Basán, hasta Salcá y Edrei.

11 Og era el único rey de los refaítas que aún vivía; dormía en una cama de hierro que medía cuatro metros de largo y dos de ancho. Esta cama podía verse en la ciudad amonita de Rabá.

Las tribus al este del río Jordán

12 »De todo ese territorio que conquistamos, entregué a lastribusde Rubén y de Gad la región que comienza cerca del río Arnón, con todas sus ciudades. Esta región comienza en Aroer, y llega a la mitad de la región montañosa de Galaad.

13 »A la media tribu de Manasés le di el resto de la región de Galaad y toda la región de Argob, más la región de Basán, que antes fue del rey Og. Esa región era considerada territorio refaíta.

14 Fue precisamente Jaír,descendientede Manasés, quien conquistó la región de Argob, hasta la frontera con Guesur y Maacá. Jaír le cambió el nombre a Basán, y le puso Havot-jaír, que es el nombre que hasta ahora tiene.

15 »A Maquir le tocó la región de Galaad.

16 »A las tribus de Rubén y de Gad les tocó la región que está entre Galaad y el río Arnón, hasta llegar a la mitad del valle y el río Jaboc. Sus vecinos fueron los amonitas.

17 También les entregué la región del Arabá, que está en la parte este del monte Pisgá. Ese territorio tiene como límite el río Jordán, y va del lago Quinéret hasta el Mar Muerto.

18 »En esa ocasión les ordené a todos los soldados tomar sus armas. Debían marchar al frente de las tribus que aún no tenían su propio territorio, pues Dios les daría uno.

19 A las mujeres y a los niños les pedí que se quedaran en las ciudades que ya les había dado, junto con el ganado que tenían, pues era mucho.

20 Ninguno de los hombres debía volver hasta que el resto de las tribus tuviera su territorio. Así también ellas podrían vivir con tranquilidad en el territorio que Dios les daría al otro lado del río Jordán.

21-22 »A Josué le dije que no tuviera miedo, pues había sido testigo de cómo Dios venció a aquellos dos reyes. También le dije que Dios lo haría vencer a todos los reinos por los que tuviera que pasar, porque Dios mismo pelearía por los israelitas.

Dios no permite a Moisés entrar a Canaán

23 »Entonces le rogué a Dios:

24 “He visto tu grandeza y tu poder.

Ni en el cielo ni en la tierra

hay otro Dios como tú,

que pueda hacer tantas maravillas.

25 Permíteme cruzar el río Jordán.

Déjame ver las hermosas montañas,

¡déjame contemplar el Líbano!”

26-27 »Pero por culpa de ustedes Dios se enojó conmigo, y no me dejó cruzar el río. Al contrario, me prohibió seguir insistiendo. Solo me permitió subir a lo alto del monte Pisgá, para ver desde allí todo ese territorio.

28 Luego me pidió que instruyera y animara a Josué, porque él guiaría a Israel en la conquista de todo aquel territorio.

29 »Después de esto, nos quedamos en el valle de Bet-peor».

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Deuteronomio 4

Consejos de Moisés para el pueblo

1 Moisés siguió diciendo:

«Israelitas, sigan todas las enseñanzas que les he dado, para que vivan y ocupen el territorio que va a darles el Dios de nuestrosantepasados.

2 No cambien ninguno de losmandamientosque yo les he dado de parte de Dios; más bien, obedézcanlos.

3 Ustedes han visto cómo Dios acabó con todos los queadoraronal dios de Baal-peor.

4 También han visto que solo sobrevivieron los que fueron fieles a Dios.

5-6 »Nuestro Dios me ha ordenado enseñarles todos sus mandamientos, para que ustedes los obedezcan en el territorio que van a ocupar. Así, cuando los demás pueblos oigan hablar de ellos, dirán que ustedes son un gran pueblo,sabioy entendido, pues tienen buenas enseñanzas y saben obedecerlas.

7 No hay ningún otro pueblo que tenga tan cerca a su Dios, como lo tenemos nosotros cuando le pedimos ayuda.

8 Ni hay tampoco un pueblo que tenga mandamientos tan justos como los que ustedes han recibido.

9 Por eso, jamás olviden todo lo que les ha pasado; al contrario, deben contárselo a sus hijos y nietos.

Fieles a Dios

10 »Cuando ustedes estaban en el monte Horeb, Dios me dijo que los reuniera delante de él, pues quería hablarles y enseñarles a obedecerlo todo el tiempo, para que del mismo modo ustedes enseñaran a sus hijos.

11 »Ustedes se reunieron al pie del monte, y vieron las llamas de fuego que de él salían y se elevaban a gran altura. El humo formaba una gran nube,

12 y desde las llamas de fuego Dios les habló. Ustedes no vieron figura alguna, sino que solamente oyeron la voz de Dios.

13 Fue así como él les dio a conocer los diezmandamientosdelpactoque hizo con ustedes, y los escribió en dos tablas de piedra para que los obedecieran.

14 Luego me ordenó que yo les enseñara los mandamientos que ustedes debían cumplir en la tierra que estaban por ocupar.

15-18 »El día en que Dios les habló en Horeb, en medio del fuego, ustedes no vieron ninguna figura. Por lo tanto, no vayan a hacerseídoloscon forma de hombre o de mujer, ni de animales o aves, ni de reptiles o peces.

19 Noadorenal sol ni a la luna, ni a las estrellas ni a los astros. Esos astros, que brillan para todas las naciones, los creó Dios.

20 »Cuando Dios los rescató a ustedes de Egipto, lo hizo para convertirlos en su propio pueblo.

21 Sin embargo, por culpa de ustedes, Dios se enojó conmigo y juró que no me permitiría cruzar el río Jordán. Por eso yo no voy a entrar en esa tierra tan buena que él va a darles.

22 Al contrario, moriré de este lado del río.

»Ustedes sí lo cruzarán, y conquistarán esa tierra.

23 Pero tengan cuidado y no se olviden del pacto que Dios ha hecho con ustedes. Cumplan las órdenes de Dios y no adoren ningún ídolo,

24 pues Dios es muy celoso y, en castigo, podría destruirlos con fuego.

25 »Cuando ustedes hayan ocupado esa tierra, y tengan hijos y nietos, no se hagan ningún ídolo, ni mucho menos vayan a adorarlo. Estarían cometiendo un terriblepecado, y harían que Dios se enojara.

26 El cielo y la tierra son testigos de que, si no obedecen, no vivirán mucho tiempo en esa tierra que está al otro lado del río Jordán, sino que muy pronto morirán.

27 »Solo a unos cuantos Dios les permitirá vivir en otros países.

28 Allí adorarán ídolos de madera y de piedra, estatuas que no pueden ver ni oír, ni comer o respirar, porque el hombre mismo los ha hecho.

29 Sin embargo, si ustedes son sinceros, y de corazón le piden a Dios que los perdone, aun en esos países Dios los perdonará.

30 Si en medio de su angustia y sufrimiento ustedes vuelven a obedecer a Dios,

31 él no los abandonará ni los destruirá, porque los ama mucho. Dios jamás se olvidará del pacto que hizo con losantepasadosde ustedes, pues se comprometió a cumplirlo.

32-38 »Dios sacó de Egipto a los antepasados de ustedes, y así les demostró su gran amor y su gran poder. Por luchar en favor de ustedes, hizo grandesmilagrosy sembró el pánico entre los demás países.

»Si Dios los rescató, fue para que ustedes llegaran a ser su propio pueblo. Ningún otro pueblo ha oído la voz de Dios, y mucho menos ha vivido para contarlo. Sin embargo, Dios les habló desde el cielo, para ponerlos en el camino correcto. Aquí en la tierra, les habló desde el fuego, y ustedes siguieron con vida. Y cuando se pusieron en marcha, Dios les abrió paso; hizo a un lado a países más grandes y poderosos que ustedes, para entregarles la tierra que ahora están por recibir.

»Si ustedes estudian la historia, verán que nunca antes sucedió algo parecido a lo que ahora sucede con ustedes. Pero todo esto es para que se den cuenta de que su Dios es verdadero, y es el único Dios.

39 »Por eso, nunca olviden que nuestro Dios es el único dueño y señor del cielo y de la tierra.

40 Hoy les entrego las leyes de Dios. Obedézcanlas, y vivirán mucho tiempo en la tierra que Dios les va a dar para siempre».

Ciudades de refugio

41 Dicho esto, Moisés eligió tres ciudades al este del río Jordán.

42 En estas ciudades podría pedir protección todo el que matara a otra persona, siempre y cuando la muerte no fuera intencional ni se tratara de un pleito entre enemigos. De este modo, el que matara estaría a salvo de los parientes que quisieran vengar la muerte del difunto.

43 Una de las tres ciudades elegidas fue Béser, que estaba en la meseta del desierto; allí podrían refugiarse los de latribude Rubén. Otra de las ciudades elegidas fue Ramot, que estaba en Galaad; allí podrían refugiarse los de la tribu de Gad. La tercera ciudad fue Golán, que estaba en Basán, y allí podrían refugiarse los de la media tribu de Manasés.

Los diez mandamientos

44-47 Cuando Moisés y los israelitas salieron de Egipto, llegaron al valle que está frente a Bet-peor, al este del río Jordán. Ese territorio era de los amorreos. Sihón era rey de la región de Hesbón, y Og era rey de la región de Basán. Sin embargo, Moisés y los israelitas derrotaron a estos dos reyes.

48-49 Ese territorio comenzaba en el monte Sirión, que también era conocido como monte Hermón. Bajaba hacia el sur hasta Aroer, cerca del río Arnón, y de allí seguía bajando hasta el monte Pisgá. Pasaba por el Mar Muerto, y se extendía por toda la región del Arabá. Fue allí, al este del río Jordán, donde Moisés les entregó a los israelitas losmandamientosde Dios.

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Deuteronomio 5

1 Moisés se reunió con todo el pueblo de Israel, y le dijo:

«Pongan atención, porque voy a darles losmandamientosque deben aprender y obedecer.

2 Nuestro Dios hizo unpactocon nosotros en el monte Horeb.

3 No fue un pacto solo para nuestrosantepasados, sino también para nosotros.

4 En ese monte Dios nos habló cara a cara desde el fuego.

5 Yo serví de intermediario entre Dios y ustedes para comunicarles el mensaje de Dios, pues todos tenían miedo del fuego. Por eso no subieron al monte. Allí Dios dijo:

6 »Yo soy el Dios de Israel. Yo los saqué de Egipto, donde eran esclavos.

7 No tengan otros dioses aparte de mí.

8 No haganídolosni imágenes de nada que esté en el cielo, en la tierra o en lo profundo del mar.

9 No se arrodillen ante ellos ni hagan cultos en su honor. Yo soy el Dios de Israel, y soy un Dios celoso. Yo castigo a los hijos, nietos y bisnietos de quienes me odian,

10 pero trato con bondad a todos losdescendientesde los que me aman y cumplen mis mandamientos.

11 »No usen mi nombre sin el respeto que se merece. Si lo hacen, los castigaré.

12 »Recuerden que el sábado es un día especial, dedicado a mí.

13 Durante los primeros seis días de la semana podrán hacer todo el trabajo que quieran,

14 pero el sábado será un día de descanso, un día dedicado a mí. Ese día nadie deberá hacer ningún tipo de trabajo: ni ustedes, ni sus hijos ni sus hijas, ni sus esclavos ni sus esclavas, ni su buey, ni su burro, ni ninguno de sus animales y ni siquiera los extranjeros que trabajen para ustedes.

15 Así que deben recordar que ustedes también fueron esclavos en Egipto, y que yo los saqué de allí haciendo uso de mi gran poder. Por eso les ordeno tomar el día séptimo como día de descanso.

16 »Obedezcan y cuiden a su padre y a su madre. Así les irá bien, y podrán vivir muchos años en el país que les voy a dar.

17 »No maten,

18 ni sean infieles en su matrimonio,

19 ni roben,

20 ni hablen mal de otra persona, ni digan mentiras en su contra,

21 ni se dejen dominar por el deseo de tener lo que otros tienen, ya sea su esposa, su esclavo, su esclava, su buey, su burro, o cualquiera de sus pertenencias.

Invitación a la obediencia

22 »Estos fueron losmandamientosque Dios les comunicó en voz alta cuando ustedes estaban al pie del monte. Su voz salía desde las llamas de fuego y desde una nube muy espesa. Dios escribió los mandamientos en dos tablas de piedra, y me los entregó, sin añadir nada más.

23 »Cuando ustedes oyeron la voz de Dios, que salía de la oscuridad, y vieron que del monte salían llamas de fuego, tuvieron miedo. Entonces los jefes de lastribusy las autoridades del pueblo vinieron a hablar conmigo,

24 y me dijeron: “No hay duda de que nuestro Dios nos ha dejado ver su poder y su grandeza. Hemos oído su voz, que salía de las llamas de fuego. Hoy hemos visto que Dios nos habló, y no morimos.

25 Sin embargo, ¿para qué correr el riesgo de morir quemados por este fuego tan terrible? ¡Si volvemos a oír la voz de nuestro Dios, sin duda moriremos!

26 Todo el mundo sabe que no es posible escuchar la voz de Dios, como la hemos oído nosotros, y seguir con vida.

27 Es mejor que tú vayas y escuches todo lo que nuestro Dios tenga que decirnos, y luego nos lo comuniques. Nosotros, por nuestra parte, obedeceremos todo lo que él nos mande”.

28 »Dios escuchó lo que ustedes me pidieron, y entonces me dijo: “Está muy bien lo que piensan.

29 Espero que nunca cambien de opinión, y que siempre meadoreny obedezcan mis mandamientos. Así, tanto a ellos como a susdescendientesles irá bien.

30 Ve ahora a decirles que regresen a sus casas,

31 pero vuelve luego y quédate conmigo. Voy a entregarte los mandamientos que deberás enseñarles, para que todos ellos los obedezcan en la tierra que voy a darles”.

32 »Por eso, israelitas, no dejen de obedecer ni uno solo de los mandamientos de su Dios.

33 Sigan cada uno de sus consejos, y les irá bien y vivirán muchos años en la tierra que él va a darles.

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Deuteronomio 6

1 Estas son las leyes que nuestro Dios me ordenó enseñarles, para que las cumplan en la tierra que están por ocupar.

2-3 Si obedecen a Dios y loadorantal como les he enseñado, llegarán a ser un pueblo muy grande. Disfrutarán de esta tierra, tal como nuestro Dios se lo prometió a nuestrosantepasados. ¡Es tan fértil que siempre hay abundancia de alimentos!

El mandamiento más importante

4 »¡Escucha, pueblo de Israel! Nuestro único Dios es el Dios de Israel.

5 Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales.

6 Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado,

7 y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes.

8 Escríbelas en tiras de cuero y átalas a tu brazo, y cuélgalas en tu frente.

9 Escríbelas en la puerta de tu casa y en los portones de tu ciudad.

La fidelidad a Dios

10 »Dios les juró a Abraham, a Isaac y a Jacob, que les daría a ustedes esta tierra, porque sondescendientesde ellos. Así que ustedes vivirán en ciudades grandes y hermosas que no edificaron,

11 habitarán casas llenas de riquezas que no ganaron, beberán agua de pozos que no cavaron, y comerán uvas y aceitunas que no plantaron.

12 Pero no olviden que fue Dios quien los sacó de Egipto y los libró de la esclavitud.

13 Por lo tanto,adorena Dios y obedézcanlo solo a él. Si tienen que hacer algún juramento, juren solo en el nombre de Dios.

14 »Nunca abandonen a su Dios por adorar a los dioses de los países vecinos.

15-16 Nuestro Dios es el Dios de Israel, y siempre los acompañará. Pero no traten de ponerlo a prueba, como lo hicieron en Masá. Nuestro Dios es un Dios celoso y, si ustedes adoran a otros dioses, se enojará tanto que los destruirá por completo.

17 »Obedezcan siempre losmandamientosque nuestro Dios les ha dado.

18 Si hacen lo que es bueno y justo, agradarán a Dios. Así, él hará que les vaya bien cuando vivan en la buena tierra que prometió a susantepasados.

19 Además, hará que sus enemigos huyan ante ustedes, pues así lo ha prometido.

20 »El día de mañana, cuando sus hijos les pregunten qué significan todas estas enseñanzas que nuestro Dios nos ha dado,

21 ustedes responderán: “Hubo un tiempo en que fuimos esclavos del rey de Egipto, pero nuestro Dios usó su gran poder y nos sacó de allí.

22 Nosotros vimos los terribles castigos que Dios envió contra el rey de Egipto y su familia.

23 A nosotros, en cambio, nos sacó de ese país y nos trajo a la tierra que había prometido a nuestros antepasados.

24-25 Entonces nos ordenó respetarlo siempre y obedecer sus enseñanzas. Si somos obedientes a Dios y a sus mandamientos él nos hará prosperar y nos mantendrá con vida, como hasta ahora”».

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Deuteronomio 7

Advertencia

1 Moisés continuó diciendo:

«Nuestro Dios los hará entrar en la tierra que les va a dar. Arrojará de allí a siete naciones más grandes y poderosas que ustedes: los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.

2 Cuando Dios ponga a esas naciones bajo el dominio de ustedes, no les tengan compasión ni hagan ningún trato con ellas; ¡destrúyanlas por completo!

3 No permitan que ninguno de sus hijos o hijas se case con gente de esas naciones.

4 Por causa de esa gente, sus hijos y sus hijasadorarána otros dioses y dejarán de obedecer a nuestro Dios. Y si eso llegara a suceder, él se enojaría muchísimo con ustedes y en un instante los destruiría.

5 »Lo que ustedes deben hacer es derribar los altares de esa gente y destruir y quemar losídolosque adoran, especialmente las imágenes de la diosa Astarté.

Un pueblo elegido por Dios

6 »Ustedes son un pueblo especial. Dios los eligió de entre todas las naciones del mundo, para que fueran su pueblo preferido.

7 Pero si Dios los prefirió, no fue por ser ustedes un pueblo muy importante. Al contrario, eran el pueblo más insignificante de todos.

8 Si Dios los liberó de la esclavitud en Egipto, fue porque los ama. Con su gran poder derrotó al rey de Egipto, y así cumplió su promesa a nuestrosantepasados.

9 »Por eso ustedes deben reconocer a nuestro Dios, que es el Dios verdadero. Nuestro Dios cumple supactocon todos losdescendientesde quienes lo aman y obedecen susmandamientos,

10 pero no tarda en destruir a quienes lo desprecian.

11 Por lo tanto, cumplan todos sus mandamientos.

La obediencia trae felicidad

12 »Si ustedes cumplen siempre todas estas enseñanzas, Dios también cumplirá las buenas promesas delpactoque hizo con nuestrosantepasados.

13 Si son obedientes, Dios losbendecirá, los amará, y los convertirá en un gran pueblo. A los hijos de ustedes los hará felices y les dará mucho trigo, mucho vino y mucho aceite. Además, hará que tengan muchos ganados en la tierra que les prometió a nuestros antepasados.

14 »Nunca habrá otro pueblo tan bendecido como el de ustedes. No habrá una sola familia que no tenga hijos, y todos sus ganados tendrán sus crías.

15 Dios no permitirá que ninguno de ustedes se enferme. Cualquiera que los odie recibirá el mismo castigo que recibió Egipto. En cambio, a ustedes no les pasará nada.

16 »Gracias al poder de Dios, ustedes conquistarán muchos pueblos. Pero recuerden que no deben tenerles compasión; al contrario, destrúyanlos antes de que se vean tentados aadorara sus dioses.

17 »Tal vez piensen que esos pueblos son más grandes y poderosos que ustedes, y que no podrán vencerlos.

18 Pero no tengan miedo. No olviden que nuestro Dios castigó al rey de Egipto y a su pueblo.

19 Todos ustedes fueron testigos del gran poder que Dios mostró. Vieron los muchosmilagrosque hizo para sacarlos de Egipto, y lo mismo hará con los pueblos a quienes ustedes temen.

20 »A los que aún queden vivos de esos pueblos, Dios les enviará avispas que los atacarán hasta acabar con ellos. Nadie podrá esconderse ni escapar del castigo.

21 Así que no sean cobardes. Nuestro Dios nos acompaña, y ante su poder todos tiemblan de miedo.

22 »Conforme ustedes vayan avanzando, Dios irá desalojando del país a esos pueblos. Si ustedes acabaran de una sola vez con todos ellos, serían presa fácil de los muchos animales salvajes que viven en los alrededores.

23-24 Pero nuestro Dios les dará la victoria sobre esos pueblos, y ustedes los irán destruyendo hasta que no quede uno solo. ¡Ninguno de ellos podrá con ustedes! Ustedes derrotarán a sus reyes, y nadie volverá a acordarse de ellos.

25 »Cuando ustedes hayan derrotado a esos pueblos, deberán quemar las imágenes de susídolos. Así no caerán en la tentación de quedarse con el oro y la plata que los recubre. Eso es algo que a Dios no le gusta.

26 Por lo tanto, también ustedes deberán considerar despreciables esos ídolos y no llevárselos a sus casas. Si lo hacen, también ustedes serán destruidos».