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Levítico 25

El descanso del séptimo año

1 En el monte Sinaí Dios ordenó a Moisés

2 que les diera a los israelitas las siguientes instrucciones:

«Cuando entren al territorio que voy a darles, la tierra deberá tener un año de descanso en mi honor.

3 Durante seis años, podrán sembrar sus campos, podar sus viñedos y recoger sus frutos,

4-7 pero al llegar el séptimo año no deberán sembrar sus campos ni podar sus viñedos. Tampoco deberán cosechar los campos ni recoger las uvas que broten después de la última cosecha.

»Lo que la tierra produzca por sí misma el séptimo año alcanzará para que coman ustedes, sus esclavos, sus trabajadores y losrefugiadosen el país, además de su ganado y los animales salvajes. Así la tierra gozará de un año completo de descanso en mi honor.

El año de liberación

8-13 »Además, deberán multiplicar siete años por siete, lo cual da cuarenta y nueve años, y el año siguiente, es decir, el cincuenta, será declarado año de liberación. En el día diez del mes de Etanim de ese año, que es el día del perdón, harán sonar por todo el país la trompeta y anunciarán la libertad para todos los habitantes del país. En ese año, los que hayan perdido su propiedad podrán recobrarla, y los esclavos quedarán en libertad de volver a sus familias.

»En el año cincuenta no deberán trabajar la tierra en ninguna manera, solo comerán lo que la tierra produzca por sí sola.

14 »Para que nadie haga trampa en la compra o venta de un terreno,

15-16 el precio se fijará según el número de cosechas que se puedan recoger hasta el siguiente año de liberación.

17 »Nadie debe abusar de nadie. Muestren respeto por mí. Yo soy el Dios de Israel.

18 Si ustedes obedecen mis leyes y cumplen mismandamientos, vivirán tranquilos en el país,

19 la tierra les dará sus frutos, y ustedes disfrutarán de ellos hasta quedar satisfechos.

Dios promete bendecir a su pueblo

20 »Seguramente ustedes se preguntarán: “¿Y qué vamos a comer durante el séptimo año, si no podemos sembrar ni recoger los frutos de la cosecha?”

21 Pues bien, en el sexto año yo losbendecirétanto que la cosecha bastará para los tres años siguientes.

22 Así, en el octavo año, mientras ustedes estén sembrando, podrán comer del grano que hayan almacenado. Y lo mismo sucederá en el noveno año, mientras llega el momento de recoger la nueva cosecha.

Recuperación de la propiedad familiar

23 »Nadie debe vender de manera definitiva su propiedad familiar. La tierra es mía. Ustedes solo son mis huéspedes y están de paso en ella.

24 »Si acaso compran un terreno, deberán reconocer que el propietario anterior tiene derecho a recuperarlo.

25 »Si algún israelita queda en la miseria y se ve obligado a vender su propiedad, su pariente más cercano tiene el derecho de recuperarla por él, para que la propiedad vuelva a sus manos.

26 Si no tiene ningún pariente cercano, y puede conseguir por sí mismo el dinero para recuperarla,

27 deberá contar cuántas cosechas faltan hasta el siguiente año de liberación, y ese será el precio que deberá pagar.

28 »Si el que vendió no tiene dinero suficiente para recuperar su propiedad, el que compró seguirá siendo el dueño de la propiedad hasta el año de liberación. En ese año, la propiedad quedará liberada, y el dueño original la recuperará.

Recuperación de una casa

29 »Si alguien vende una casa construida en una ciudad protegida con murallas, tendrá un año de plazo para volver a comprarla.

30 Si en ese plazo no logra recuperarla, la casa no le será devuelta en el año de liberación sino que pasará a ser propiedad permanente del comprador y de susdescendientes.

31 »Con las casas construidas fuera de las ciudades, se hará lo mismo que con los terrenos: podrán ser recuperadas y devueltas a sus antiguos dueños en el año de liberación.

Propiedades de la tribu de Leví

32 »Los de latribude Leví podrán volver a comprar, en cualquier momento, las casas que construyan en las ciudades de su propiedad.

33 Si alguno de ellos no puede volver a comprarla, podrá recuperarla en el año de liberación.

34 Los terrenos que rodean las ciudades de la tribu de Leví, no podrán ser vendidos jamás, porque son su propiedad permanente.

No se aprovechen del pobre

35 »Cuando algún israelita se quede en la miseria, deberán ayudarlo como si se tratara de unrefugiadoen el país.

36-37 Si le hacen un préstamo, no deben cobrarle intereses; si le dan de comer, no deben hacerlo por negocio. Muestren respeto por mí, y déjenlo vivir entre ustedes.

38 Yo los saqué de Egipto para darles el país de Canaán y para ser el Dios de ustedes. Yo soy el Dios de Israel.

Los esclavos israelitas

39 »Si algún israelita se queda en la miseria y para sobrevivir se vende como esclavo, no lo traten mal.

40 Él estará al servicio de su amo en calidad de trabajador y de huésped, y trabajará para él solo hasta el año de liberación.

41 En ese año quedará en libertad, y junto con sus hijos podrá volver a vivir con sus parientes, en su propio terreno.

42 Los israelitas me pertenecen. No pueden ser vendidos como esclavos, porque eran esclavos en Egipto y yo les di libertad.

43 »No maltraten a ningún israelita. Muestren respeto por mí.

Los esclavos extranjeros

44 »Si ustedes quieren tener esclavos, cómprenlos en las naciones vecinas,

45-46 o entre los hijos de los extranjeros que han nacido en el país y viven entre ustedes. A ellos sí podrán tenerlos como esclavos, y hasta dejárselos a sus hijos como herencia. Pero no maltraten a ningún israelita.

Libertad de los esclavos israelitas

47 »Si alguno de los extranjeros que viven en el país se hace rico, y un israelita queda en la pobreza, al punto de venderse como esclavo al extranjero rico,

48-49 ese israelita tendrá el derecho a ser rescatado. Esto podrá hacerlo un pariente cercano, y hasta él mismo si cuenta con los medios suficientes.

50-52 El dueño contará los años que faltan para que llegue el año de liberación, y calculará cuánto habría ganado un obrero en todo ese tiempo. Ese será el precio que deberá pagarse por su liberación.

53 Ustedes deben cuidar que ningún extranjero maltrate a un obrero israelita.

54 »Si el israelita que se vende como esclavo no es rescatado de este modo, quedará libre en el año de liberación, lo mismo que sus hijos.

55 Ustedes me pertenecen, porque yo los saqué de Egipto. Yo soy el Dios de Israel.

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Levítico 26

Bendiciones para los que obedecen la ley

1 »No se fabriquen ninguna clase deídolos, ni losadoren, pues yo soy Dios.

2 »Muestren respeto por mi santuario, y descansen en díasábado. Yo soy el Dios de Israel.

3 »Obedezcan fielmente mis leyes,

4 y yo les enviaré lluvia a tiempo para que tengan buenas cosechas de cereales y de frutas.

5 Será tan grande su cosecha, que no sabrán qué hacer con ella. Comerán hasta quedar satisfechos, y vivirán tranquilos.

6-8 »Yo les daré paz y seguridad. No tendrán por qué tener miedo de los animales salvajes, ni tampoco de sus enemigos, pues ustedes fácilmente los derrotarán: bastarán cinco de ustedes para hacer huir a cien, y cien harán huir a diez mil.

9 »Yo cumpliré las promesas que les hice. Los trataré con tanto amor que su nación será poderosa.

10 Tan abundantes serán sus cosechas que tendrán que sacar de sus graneros el cereal viejo para guardar el nuevo.

11-12 »Yo los acompañaré a dondequiera que vayan, y habitaré en el santuario que me han construido; nunca más los miraré con desagrado. Ustedes serán mi pueblo, y yo seré su Dios.

13 Yo soy el Dios de Israel. Yo los saqué de Egipto y les di libertad. Deben sentirse orgullosos de esto, pues nunca más volverán a ser esclavos.

Castigos para los desobedientes

14-15 »Pero si ustedes no cumplen mis leyes, sino que me desobedecen y no cumplen mipacto,

16-17 yo los castigaré duramente, y esa será su ruina. Les enviaré enfermedades de las que no podrán sanar, y una fiebre que los dejará ciegos y sin fuerzas. Yo me apartaré de ustedes para que sus enemigos los destruyan, y ellos se comerán lo que ustedes planten. Bastará con que ustedes oigan hablar de un ataque enemigo para que salgan huyendo.

18 »Si a pesar de eso se niegan a obedecerme, yo los castigaré muy duramente por cada uno de suspecados,

19 hasta humillarlos por completo. Haré que deje de llover. El alto cielo parecerá de hierro, y el suelo que pisan parecerá de cobre.

20 De nada les servirá trabajar la tierra, porque no les producirá nada.

21 »Y si aún siguen rebelándose contra mí, los castigaré todavía más de lo que merecen sus pecados.

22 Dejaré que los animales salvajes los ataquen, y que se coman a sus hijos y a su ganado. Los que aún queden con vida serán tan pocos que los caminos se verán desiertos.

23 »Y si aún así continúan siendo rebeldes,

24 yo los castigaré todavía más de lo que merecen sus pecados.

25 Haré que mueran en la guerra, como castigo por no cumplir con mi pacto. Ustedes correrán a refugiarse en sus ciudades, pero yo les enviaré terribles enfermedades y los haré caer en manos de sus enemigos.

26 Además, los dejaré sin alimentos. La comida será tan escasa, que en un pequeño horno cocerán pan diez mujeres. ¡Ningún pan bastará para calmarles el hambre!

27 »Si a pesar de todo esto siguen siendo desobedientes,

28 yo me enfrentaré a ustedes y los castigaré todavía más de lo que merecen sus pecados.

29 ¡Hasta llegarán a comerse a sus propios hijos e hijas!

30 Yo les mostraré mi desprecio destruyendo sus pequeños templos de las colinas, derribando sus altares y amontonando sus cadáveres encima de susídolos.

31 »Yo convertiré sus ciudades en un montón de ruinas. Destruiré su santuario, y rechazaré el aroma de susofrendas.

32-33 Su país quedará hecho un desierto, y sus ciudades quedarán en ruinas, pues los perseguiré espada en mano, y huirán a las naciones vecinas. ¡Hasta sus enemigos se sorprenderán al verlo!

34-35 Mientras la tierra esté abandonada, descansará, como debió hacerlo cada siete años mientras ustedes vivieron en ella. Solo así podrá gozar de sus merecidos descansos. Y mientras tanto, ustedes andarán dispersos en un país enemigo.

36 A los que aún queden vivos, los llenaré de terror en la tierra de sus enemigos. Oirán caer una hoja, y saldrán huyendo como quien huye de la espada; ¡caerán sin que nadie los persiga!

37 Se atropellarán unos con otros, y no podrán hacer frente a sus enemigos.

38-40 »Sobre ustedes recaerá la culpa por los pecados que cometieron sus padres, y también la culpa por sus propios pecados. ¡Morirán en otras tierras, bajo el poder de sus enemigos! Entonces reconocerán que se rebelaron contra mí.

41 Ahora son rebeldes y se comportan como las naciones que no creen en mí, pero entonces se humillarán y aceptarán el castigo de su maldad.

42 »Yo cumpliré la promesa que les hice a Abraham, a Isaac y a Jacob, ybendeciréla tierra prometida;

43 tierra que ustedes dejarán abandonada y que al fin gozará de su merecido descanso. ¡Pero ustedes serán castigados por su maldad y por no haber cumplido mismandamientos!

44-45 Y aunque estarán en un país enemigo, yo no los destruiré por completo. Mi enojo no llega a tanto. Yo soy el Dios de Israel, y renovaré el pacto que hice con susantepasados, cuando los saqué de Egipto para ser su Dios. ¡Esto lo vieron todas las naciones!»

46 Estas son las leyes que Dios nos dio por medio de Moisés, cuando estaba en el monte Sinaí.

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Levítico 27

El rescate de personas que pertenecen a Dios

1 Dios ordenó a Moisés

2 que les diera a los israelitas las siguientes instrucciones:

«Cuando alguien quiera liberar a una persona que pertenece a Dios,

3 deberá pagar las siguientes cantidades, que están calculadas según la moneda de plata que se usa en el santuario:

Por un varón de veinte a sesenta años, cincuenta monedas.

4 Por una mujer de la misma edad, treinta monedas.

5 Por un varón de cinco a veinte años, veinte monedas.

Por una mujer de la misma edad, diez monedas.

6 Por un niño de un mes a cinco años, cinco monedas.

Por una niña de la misma edad, tres monedas.

7 Por un varón de más de sesenta años, quince monedas.

Por una mujer de la misma edad, diez monedas.

8 »Si la persona es demasiado pobre para pagar esa cantidad, podrá presentarse ante elsacerdotepara que él le fije una cantidad menor que sí pueda pagar.

El rescate de todo lo dedicado a Dios

9 »Los animales que se hayan apartado comoofrendaespecial para mí,

10 no podrán ser cambiados por otro animal, pues al cambiar un animal por otro, los dos animales quedan dedicados.

11 »En caso de que el animal que se haya separado esté dentro de la lista de animalesimpuros, se deberá llevar ante elsacerdote

12 para que él le ponga un precio. Ese precio no podrá ser cambiado,

13 y en caso de que alguien quiera recuperar su animal, tendrá que pagar un veinte por ciento más.

14 »Si alguien me dedica una casa, el sacerdote le pondrá un precio. Ese precio no podrá ser cambiado,

15 y si alguien quiere recuperar su casa, tendrá que pagar un veinte por ciento más.

16 »Si alguien me dedica un terreno de su propiedad, su precio se calculará según la cantidad de semilla que pueda sembrarse en él, y se pagarán cincuenta monedas de plata por cada doscientos veinte kilos de semilla de cebada.

17 »Si esa persona me dedica el terreno en el año de liberación, el precio establecido no podrá ser cambiado.

18 Una vez pasado ese año, el precio se establecerá según los años que falten para el próximo año de liberación.

19 »Si la persona que me dedicó el terreno quisiera rescatarlo, tendrá que pagar un veinte por ciento más del valor establecido.

20 Pero debe hacerlo antes de que el terreno sea vendido a otro, o de lo contrario no podrá recuperarlo.

21 Cuando el terreno sea liberado en el año de liberación, pasará a ser propiedad de los sacerdotes, pues se trata de algo que me fue ofrecido de manera especial.

22 »Si alguien me dedica un terreno que no es de su propiedad familiar sino que lo compró de otra persona,

23 el sacerdote contará los años que faltan hasta el próximo año de liberación, y ese mismo día la persona pagará el precio que el sacerdote establezca.

24 Cuando llegue el año de liberación, el terreno volverá a ser propiedad de su verdadero dueño.

25 »Todos estos precios se calcularán según la moneda de plata que se usa en el santuario, la cual pesa once gramos.

Casos especiales

26 »Nadie podrá dedicarme la primera cría de sus vacas o de sus ovejas, porque de todos modos toda primera cría me pertenece.

27 »Si el animal que se ofrece está en la lista de animalesimpuros, el dueño podrá rescatarlo. En ese caso, deberá pagarse el precio establecido, más un veinte por ciento. En caso de que no sea rescatado, podrá venderse en el precio fijado.

28 »No se podrá vender nada de lo que haya sido dedicado a mí, pues se trata de algo muy especial. Será como si esaofrendahubiera sido destruida.

29 Esto vale también para las personas que sean dedicadas a mi servicio.

30-32 »La décima parte de lo que produzcan los campos sembrados y los árboles frutales me pertenece. También me pertenece la décima parte de los ganados y de los rebaños. El que quiera recuperar algo de esa décima parte, tendrá que pagar un veinte por ciento más del precio establecido.

33 »Nadie debe quedarse con los animales buenos y presentarme los animales malos. Si lo hacen, tanto los buenos como los malos serán míos, y no podrán ser rescatados».

34 Estos son losmandamientosque Dios le dio a Moisés en el monte Sinaí, para los israelitas.

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Éxodo 1

Los egipcios esclavizan a Israel

1-5 Cuando Jacob llegó a Egipto, iba acompañado de sus hijos Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, Benjamín, Dan, Neftalí, Gad y Aser. Todos ellos llegaron con sus propias familias, y eran un total de setenta personas. José ya vivía en Egipto.

6 Pasado el tiempo murieron Jacob, José y todos los que habían llegado a Egipto.

7 Pero, como habían tenido muchos hijos, susdescendientesllegaron a ser un pueblo muy fuerte y numeroso. ¡Por todo Egipto había israelitas!

8 Años después, hubo un nuevo rey. Como ese rey no sabía nada de lo que José había hecho para ayudar a Egipto,

9 le dijo a su pueblo:

«Fíjense en los israelitas. Ya son más fuertes que nosotros,

10 y si no los manejamos con cuidado, van a seguir aumentando. Entonces, cuando haya guerra, se unirán a nuestros enemigos, pelearán contra nosotros, y luego se irán del país».

11 Para humillar a los israelitas, los egipcios los pusieron a las órdenes de capataces, y los obligaron a construir las ciudades de Pitón y Ramsés. En esas ciudades el rey de Egipto guardaba sus provisiones.

12 Pero mientras más maltrataban los egipcios a los israelitas, más crecían ellos en número.

Tanto era el miedo que los egipcios sentían frente a los israelitas,

13-14 que los trataban con mucha crueldad y los hacían trabajar muy duro. Hasta los pusieron a mezclar barro para hacer ladrillos, y también a trabajar en el campo.

El rey ordena matar a los niños israelitas

15 Había en Egipto dos mujeres que ayudaban a las madres israelitas cuando iban a tener un hijo. Una de ellas se llamaba Sifrá, y la otra se llamaba Puá. Las dos eran hebreas. El rey de Egipto las llamó y les dijo:

16 —Cuando ustedes ayuden a las hebreas a tener sus hijos, fíjense si nace un niño o una niña. Si les nace una niña, déjenla vivir; si les nace un niño, ¡mátenlo!

17 Pero Sifrá y Puá respetaban a Dios, así que no obedecieron las órdenes del rey.

18 Entonces el rey las mandó a llamar y les preguntó:

—¿Qué les pasa? ¿Por qué están dejando con vida a los niños?

19 Las dos mujeres le respondieron:

—Es que las mujeres israelitas no son como las egipcias. Al contrario, son tan fuertes y saludables que tienen sus hijos ellas solas, sin nuestra ayuda.

20-21 Como Sifrá y Puá honraron a Dios, él las trató bien y les permitió tener muchos hijos. Y como los israelitas seguían haciéndose más numerosos,

22 el rey de Egipto le ordenó a todo su pueblo: «¡Echen al río a todos los niños israelitas que nazcan, para que se ahoguen, pero dejen con vida a las niñas!»

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Éxodo

Éxodo 2

El nacimiento de Moisés

1 Un hombre y una mujer se casaron. Los dos eran de latribude Leví.

2 Tiempo después ella quedó embarazada y tuvo un hijo. Al ver la madre que el niño era tan hermoso, lo escondió durante tres meses.

3 Como no pudo seguir escondiéndolo, tomó una canasta de juncos, le tapó las rendijas con asfalto y pasta de resina, y puso al niño adentro; después fue y dejó la canasta entre los juncos que crecían a la orilla del río Nilo.

4 Sin embargo, la hermana del niño se quedó a cierta distancia, para ver qué pasaba con él.

5 Más tarde, la hija del rey de Egipto bajó a bañarse al río. Mientras caminaba por la orilla con sus sirvientas, vio la canasta en medio de los juncos y mandó a una de sus sirvientas que fuera a traerla.

6 Cuando abrió la canasta, y vio al niño llorando, le dio lástima. Sorprendida gritó: «¡Es un niño israelita!»

7 En ese momento la hermana del niño salió y le dijo a la princesa:

—¿Quiere Su Majestad que llame a una mujer israelita para que alimente y cuide al niño?

8 Y ella contestó:

—Anda, ve a llamarla.

La hermana fue y llamó a su mamá.

9 Cuando la madre llegó, la princesa le dijo:

—Llévate a este niño a tu casa. Aliméntalo y cuídalo por mí, y yo te lo pagaré.

La madre se llevó al niño y lo cuidó.

10 Cuando el niño creció, se lo llevó a la princesa. Entonces ella lo adoptó como su propio hijo y le puso por nombre «Moisés», que quiere decir «Yo lo saqué del agua».

Moisés huye de Egipto

11 Años después, cuando Moisés ya era adulto, fue al lugar donde los hombres de su pueblo trabajaban como esclavos. De pronto vio que un egipcio maltrataba a un israelita;

12 miró a todos lados, y como no vio a nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena.

13 Al día siguiente Moisés volvió a salir, y al ver que dos israelitas se estaban peleando, le dijo al que golpeaba al otro:

—¿Por qué le pegas a uno de tu propio pueblo?

14 Aquel le respondió:

—¿Y quién te ha dicho que tú eres nuestro jefe o nuestro juez, y que puedes mandarnos? ¿Acaso piensas matarme como mataste al egipcio?

Al oír esto, Moisés se llenó de miedo y dijo: «Seguramente ya se supo que maté al egipcio».

15 En efecto, como el rey de Egipto se había enterado del asunto, mandó a buscar a Moisés para matarlo. Pero Moisés huyó y se fue a un lugar llamado Madián. Cuando llegó allá, se sentó a descansar junto a un pozo de agua.

16 Poco después llegaron siete muchachas a sacar agua para darles de beber a sus ovejas. Todas ellas eran hijas de Jetró, elsacerdotede Madián.

17 También llegaron unos pastores y les dijeron a las muchachas que se fueran de allí. Pero Moisés las defendió, y dio de beber a las ovejas.

18 Cuando las muchachas llegaron a su casa, su padre les preguntó:

—¿Por qué volvieron tan temprano?

19 Ellas le respondieron:

—Resulta que un egipcio nos defendió de unos pastores. Y no solo eso, ¡sino que también sacó agua del pozo y dio de beber a las ovejas!

20 —¿Y dónde está? —les preguntó su padre. ¿Por qué lo dejaron solo? ¡Vayan, invítenlo a comer con nosotros!

21 Durante la comida, Jetró invitó a Moisés a quedarse a vivir con ellos, y él aceptó. Tiempo después, Jetró dejó que su hija Séfora se casara con Moisés.

22 Cuando Séfora tuvo un hijo, Moisés le puso por nombre Guersón, que quiere decir «extranjero», pues dijo: «Aquí soy solo un extranjero».

Dios se preocupa por los israelitas

23 Muchos años después murió el rey de Egipto. Sin embargo, los israelitas seguían quejándose, pues sufrían mucho como esclavos.

24-25 Pero Dios vio sus sufrimientos y escuchó sus gritos de dolor, y se acordó delpactoque había hecho con losantepasadosde los israelitas, es decir, con Abraham, Isaac y Jacob.

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Éxodo 3

Dios llama a Moisés

1 Moisés cuidaba las ovejas de su suegro Jetró, que erasacerdotede Madián. Un día, Moisés llevó las ovejas por el desierto y llegó hasta la montaña de Dios que se llama Horeb.

2 Allí Dios se le apareció en medio de un arbusto que ardía en llamas. A Moisés le sorprendió ver que el arbusto estaba en llamas, pero no se quemaba.

3 Y dijo: «¡Qué extraño! ¡Voy a ver por qué no se quema ese arbusto!»

4 Cuando Dios vio que Moisés se acercaba, le gritó:

—¡Detente Moisés!

Moisés contestó:

—¡Qué pasa, Señor!

5 Dios le dijo:

—¡No te acerques más! ¡Quítate las sandalias, porque estás en mi presencia!

6 Yo soy el Dios de tusantepasados; yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Al oír esto, Moisés no se atrevió a mirar a Dios y se tapó la cara.

7-9 Pero Dios siguió diciéndole:

—Yo sé muy bien que mi pueblo Israel sufre mucho porque los egipcios lo han esclavizado. También he escuchado sus gritos pidiéndome ayuda, y he visto que sus capataces los maltratan mucho. Por eso he venido a librarlos del poder egipcio. Los voy a llevar a una región muy grande y rica; ¡tan rica que siempre hay abundancia de alimentos! Es Canaán, país donde viven pueblos que no me conocen.

10 Así que prepárate, pues voy a mandarte a hablar con el rey de Egipto, para que saques de ese país a mi pueblo.

11 Moisés contestó:

—¿Y quién soy yo para ir ante él y decirle: “Voy a sacar de aquí a los israelitas”?

12 Dios le dijo:

—¡Moisés, yo estaré contigo en todo momento! Y para que sepas que yo soy quien te envía, voy a darte una señal: Después de que hayas sacado a los israelitas, todos ustedes meadoraránen este mismo lugar.

13 Moisés respondió:

—Pero si voy y les digo a los israelitas: “Nuestro Dios, es decir, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a libertarlos”, seguramente van a decirme: “A ver, dinos cómo se llama”. Y entonces, ¿qué les voy a responder?

14-16 Dios le contestó:

—Diles que soy el Dios eterno, y que me llamoYo soy. Diles a todos que yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, los antepasados de ustedes.

»Así que ve a Egipto y reúne a los jefes de Israel. Cuéntales que yo, su Dios, me aparecí ante ti, y que sé muy bien cómo sufren en Egipto.

17 Diles que les prometo librarlos de su esclavitud, sacarlos de Egipto, y llevarlos a Canaán, país donde viven pueblos que no me conocen. ¡Es un país tan rico que siempre hay abundancia de alimentos!

18 »Yo sé que los jefes te harán caso, así que tú y ellos se presentarán ante el rey de Egipto y le dirán: “Nuestro Dios ha venido a encontrarnos. Queremos que Su Majestad nos deje ir al desierto, hasta donde lleguemos en tres días. Allí adoraremos a nuestro Dios y le presentaremosofrendas”.

19 »Claro, yo sé que el rey no va a dejarlos ir, pero lo obligaré a hacerlo.

20 Usaré mi poder y haré cosas increíbles, con las que destruiré a los egipcios. Solo entonces los dejará ir.

21 Además, haré que los egipcios les hagan muchos regalos; así ustedes no saldrán de Egipto con las manos vacías.

22 Todas las israelitas irán a ver a sus vecinas egipcias y a las que vivan con ellas, y les pedirán joyas de plata y de oro. También les pedirán ropa, y con ella vestirán a sus hijos y a sus hijas. Las egipcias no les negarán nada. Así los egipcios se quedarán sin nada de valor.

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Éxodo 4

1 Sin embargo, Moisés le dijo a Dios:

—Los jefes de Israel no van a creer que te he visto, así que tampoco van a obedecerme.

2 Entonces Dios le preguntó:

—¿Qué tienes en tu mano?

—Una vara —contestó Moisés.

3 —Tírala al suelo —ordenó Dios.

Moisés tiró la vara al suelo, y esta se convirtió en una serpiente. Moisés trató de apartarse de ella,

4 pero Dios le dijo:

—Ahora extiende la mano y agarra la serpiente por la cola.

Moisés extendió la mano para agarrarla y, en cuanto la tocó, la serpiente se convirtió otra vez en una vara. Entonces Dios le dijo:

5 —Haz esto mismo delante de los jefes de Israel. Cuando ellos vean que la vara se convierte en serpiente, creerán que me has visto a mí, que soy el Dios de susantepasados.

6-8 Pero si no te creen ni te obedecen, dales otra prueba: Mete la mano entre tu ropa y tócate el pecho; luego vuelve a sacarla.

Moisés lo hizo así, y cuando sacó la mano, vio que estaba llena de llagas, pues teníalepra. Dios le dijo:

—Vuelve a meter tu mano entre la ropa.

Moisés obedeció, y cuando la sacó vio que ya estaba sana. Dios le dijo:

9 —Si después de ver estas dos señales no te creen ni te obedecen, ve al río Nilo, saca agua de allí, y derrámala en el suelo. Enseguida el agua se convertirá en sangre.

10 Sin embargo, Moisés le dijo a Dios:

—¡Pero es que yo no sé hablar bien! Siempre que hablo, se me traba la lengua, y por eso nadie me hace caso. Este problema lo tengo desde niño.

11 Dios le contestó:

—Escúchame, Moisés, ¡soy yo quien hace que hables o que no hables! ¡Soy yo quien hace que puedas oír o que no oigas nada! ¡Soy yo quien puede hacerte ver, o dejarte ciego!

12 Anda, ponte en marcha a Egipto, que yo te ayudaré a que hables bien, y te enseñaré lo que debes decir.

13 Pero Moisés dijo:

—Dios mío, te ruego que envíes a otra persona.

14 Entonces Dios se enojó con Moisés y le dijo:

—¡Pues ahí tienes a tu hermano Aarón, elsacerdotede latribude Leví! Aarón habla muy bien, y sabe convencer a la gente. Además, ya ha salido a tu encuentro, y se alegrará de verte.

15-16 Tú dile a Aarón todo lo que te he mandado decir, para que él se lo diga al pueblo por ti. De ese modo, Aarón hablará en tu lugar, así como tú hablas en lugar mío. Yo, por mi parte, les ayudaré a hablar y les enseñaré lo que deben hacer.

17 Anda, toma la vara y haz con ella lo que te he ordenado hacer.

18 Moisés volvió entonces a donde estaba su suegro Jetró, y le dijo:

—Déjame regresar a Egipto. Quiero ver si todavía siguen con vida los israelitas.

Jetró le dijo:

—Vete tranquilo. Espero que te vaya bien.

Moisés regresa a Egipto

19 Moisés todavía estaba en Madián cuando Dios le dijo:

—Regresa a Egipto, pues ya han muerto todos los que querían matarte.

20 Entonces Moisés montó en un burro a su esposa y a sus hijos, y emprendió el camino de regreso a Egipto. En la mano llevaba la vara que Dios le había dado.

21 Ya Dios le había dicho:

«Cuando llegues a Egipto, haz delante del rey todas las maravillas que te he ordenado hacer con la vara. Yo haré que el rey se ponga terco y no deje salir al pueblo.

22 Entonces tú le dirás de mi parte: “Yo soy Dios, y amo al pueblo de Israel como si fuera mi primer hijo.

23 Por eso te he ordenado que lo dejes salir para que meadore. Como no lo has dejado ir, ahora voy a quitarle la vida a tu primer hijo”».

24 En el camino a Egipto, Moisés y su familia se detuvieron en un lugar para pasar la noche. Allí Dios estuvo a punto de quitarle la vida a Moisés,

25-26 pero Séfora tomó un cuchillo ycircuncidóa su hijo; luego, con el pedazo de piel que le cortó, le tocó los genitales a Moisés, y le dijo: «Con la sangre de mi hijo quedas protegido».

Cuando Dios vio lo que había hecho Séfora, dejó con vida a Moisés.

Moisés y Aarón hablan al pueblo

27 Dios le dijo a Aarón:

—Ve al desierto, para recibir a Moisés.

Aarón fue entonces a la montaña de Dios. Al encontrarse con Moisés, lo saludó con un beso.

28 Entonces Moisés le contó a Aarón todas las señales grandes y terribles que Dios le había ordenado hacer en Egipto, y todo lo que le había mandado decir.

29 Después los dos fueron y reunieron a los jefes de Israel,

30 y Aarón les contó lo que Dios le había dicho a Moisés, quien por su parte hizo delante de ellos las señales que Dios le había mandado hacer.

31 Los israelitas le creyeron a Moisés, y cuando oyeron que Dios iba a ayudarlos, se inclinaron hasta el suelo yadorarona Dios.

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Éxodo 5

Moisés y Aarón hablan con el rey de Egipto

1 Después de hablar con los israelitas, Moisés y Aarón fueron a ver al rey de Egipto y le dijeron:

—El Dios de los israelitas, envía este mensaje a Su Majestad: “Deja que mi pueblo Israel vaya al desierto, para que haga allí una fiesta en mi honor”.

2 Pero el rey contestó:

—¿Y quién es ese Dios? ¿Por qué tendría yo que obedecerlo? ¡No conozco a ningún Dios de los israelitas, ni tampoco voy a dejar que ustedes se vayan!

3 Moisés y Aarón le dijeron:

—Pues él es nuestro Dios y ha venido a ayudarnos. Tenemos que ir al desierto, hasta donde lleguemos en tres días, y presentarle allí nuestrasofrendas. Si no lo hacemos así, tal vez nos castigue con alguna enfermedad, o nos haga morir en la guerra.

4-5 Pero el rey les contestó:

—¡Mejor vayan a trabajar! ¡Miren a cuánta gente están distrayendo!

6 Ese mismo día el rey les ordenó a los capataces y a los jefes de trabajo:

7 «Ya no les den paja a los israelitas para los ladrillos que tienen que hacer. Déjenlos que vayan ellos a recogerla.

8 Pero exíjanles que hagan la misma cantidad de ladrillos; ¡ni uno menos! Estos israelitas son unos haraganes; por eso andan gritando que los dejemos ir al desierto paraadorara su Dios.

9 Ustedes háganlos trabajar más todavía. Manténgalos tan ocupados que no tengan tiempo de creer en las mentiras de Moisés y de Aarón».

10 Los capataces y los jefes de trabajo fueron a decirles a los israelitas:

«El rey de Egipto nos manda a decirles que ya no vamos a darles paja para los ladrillos,

11 sino que ustedes tienen que ir a buscarla y recogerla donde puedan. Pero deben entregar la misma cantidad de ladrillos de siempre».

Los israelitas se quejan ante el rey de Egipto

12 Los israelitas recorrieron todo Egipto en busca de hierba seca, para usarla en lugar de la paja que antes les daban.

13 Los capataces les decían: «¡Apúrense! Cada día tienen que entregar la misma cantidad de ladrillos que hacían cuando se les daba paja».

14 Pero como no podían hacerlo, los capataces golpeaban a los jefes israelitas que habían puesto para vigilar el trabajo. Les decían: «Ya van tres días que no han entregado la misma cantidad de ladrillos».

15 Entonces los jefes israelitas fueron a quejarse ante el rey. Le dijeron:

—¿Por qué nos trata así Su Majestad?

16 Su gente no solo nos exige que hagamos ladrillos, sino que ni siquiera nos da paja, y para colmo nos golpea. Si no estamos entregando la misma cantidad de ladrillos, es por culpa de ellos.

17 Pero él les contestó:

—¡Haraganes! ¡Son unos haraganes! Me piden que los deje ir aadorara su Dios, pero lo que quieren es dejar de trabajar.

18 Así que regresen a su trabajo. Y aunque no voy a darles paja, ustedes deberán entregar la misma cantidad de ladrillos.

19 Esta respuesta del rey significaba un gran problema para los jefes israelitas,

20 así que cuando se encontraron con Moisés y Aarón, que estaban esperándolos afuera,

21 les dijeron:

—¡Que Dios los castigue por el mal que nos han hecho! Ahora el rey y su gente nos odian más que antes. ¡Ustedes les han dado un pretexto para que nos maten!

22 Entonces Moisés le reclamó a Dios:

—Dios mío, ¿para esto me enviaste? ¿Solo para hacer sufrir a tu pueblo?

23 Desde que vine a Egipto y le di al rey tu mensaje, él no ha dejado de maltratar a tu pueblo; sin embargo, tú todavía no nos has liberado.

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Éxodo 6

1-2 Dios le contestó:

—De tal modo voy a castigar al rey de Egipto, que él mismo les pedirá que abandonen su país. Yo soy tu Dios.

3 Tusantepasadosme conocieron con el nombre de Dios todopoderoso, pero no por mi verdadero nombre, que esYo soy.

4 Yo me comprometí a darles el país de Canaán, donde antes vivieron como extranjeros,

5 y ahora que he escuchado los gritos de dolor de los israelitas por el maltrato de los egipcios, me he acordado del compromiso que tengo con mi pueblo.

6-8 »Así que ve y diles a los israelitas que yo, su Dios, los voy a sacar de Egipto, y que los haré descansar de los trabajos tan pesados que ahora tienen que hacer. Los llevaré al país que prometí a Abraham, a Isaac y a Jacob, y que de ahora en adelante será de ustedes. Así sabrán que yo fui quien los libró de su esclavitud en Egipto, y serán mi pueblo y yo seré su Dios. Pero a los egipcios los castigaré con mi gran poder. Todo esto lo haré porque yo soy el Dios de ustedes.

9 Moisés les contó a los israelitas todo lo que Dios le había dicho, pero ellos estaban tan desanimados y con tanto trabajo que no le hicieron caso.

10 Entonces Dios le dijo a Moisés:

11 —Ve y dile al rey de Egipto que deje salir de su país a los israelitas.

12 Moisés contestó:

—Si ni siquiera los israelitas me hicieron caso, mucho menos el rey. Además, soy muy torpe para hablar.

13 Entonces Dios les dio instrucciones precisas a Moisés y a Aarón: tenían que hablar con el rey de Egipto y con los israelitas, y también sacar de Egipto a su pueblo.

Las familias israelitas

14 Los jefes de las familias israelitas fueron los siguientes:

De las familias de latribude Rubén:

Hanoc,

Falú,

Hesrón,

Carmí.

15 De las familias de la tribu de Simeón:

Jemuel,

Jamín,

Óhad,

Jaquín,

Sóhar,

Saúl, hijo de una mujer de Canaán.

16-27 De las familias de la tribu de Leví:

Guersón,

Quehat,

Merarí.

De los hijos de Guersón:

Libní,

Simí.

De los hijos de Quehat:

Amram,

Ishar,

Hebrón,

Uziel.

De los hijos de Merarí:

Mahli,

Musí.

De los hijos de Amram y de Jocabed:

Aarón,

Moisés.

De los hijos de Ishar:

Coré,

Néfeg,

Zicrí.

De los hijos de Uziel:

Misael,

Elsafán,

Sitrí.

De los hijos de Aarón y de Eliseba:

Nadab,

Abihú,

Itamar,

Eleazar.

De los hijos de Coré:

Asir,

Elcaná,

Abiasaf.

Leví vivió ciento treinta y siete años.

Amram también vivió ciento treinta y siete años. Sus hijos Aarón y Moisés son los mismos que recibieron de Dios la orden de hablar con el rey para sacar de Egipto a los israelitas.

Aarón se casó con Eliseba, que era hija de Aminadab y hermana de Nahasón.

Eleazar se casó con una de las hijas de Futiel y tuvo con ella un hijo, al que llamaron Finees.

Dios habla con Moisés en Egipto

28 Cuando Dios habló con Moisés en Egipto,

29 le dijo:

—Yo soy tu Dios. Ve y dile al rey de Egipto todo lo que voy a decirte.

30 Pero Moisés respondió:

—El rey de Egipto no va a hacerme caso, pues soy muy torpe para hablar.

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Éxodo 7

1 Entonces Dios le dijo:

—Ante el rey de Egipto tú serás mi representante, y tu hermano Aarón hablará por ti.

2 Tú le dirás a Aarón todo lo que yo te ordene que digas, y luego él se lo repetirá al rey de Egipto, para que deje salir de su país a los israelitas.

3-5 Él no les hará caso, ni los dejará salir, porque yo haré que se ponga terco. Pero serán tantas las señales terribles y asombrosas que haré en Egipto, que él los dejará ir. Descargaré sobre los egipcios todo mi poder, y los castigaré; ¡así le haré justicia a mi pueblo Israel, y lo sacaré de Egipto como un ejército! ¡Esos egipcios van a saber que yo soy el Dios de Israel!

6 Moisés y Aarón hicieron todo tal como Dios se lo había ordenado.

7 Cuando fueron a hablar con el rey de Egipto, Moisés tenía ochenta años, y Aarón ochenta y tres.

Moisés y Aarón hablan con el rey de Egipto

8 Dios les dijo a Moisés y a Aarón:

9 «Cuando el rey de Egipto les pida que hagan algo grande y maravilloso, tú, Moisés, le dirás a Aarón que tome su vara y la tire al suelo delante del rey, para que se transforme en serpiente».

10 Moisés y Aarón fueron a ver al rey de Egipto. Y cuando el rey les pidió que demostraran su poder, ellos hicieron lo que Dios les había ordenado hacer: Aarón tiró su vara al suelo delante del rey y de sus consejeros, y la vara se transformó en serpiente.

11 El rey llamó entonces a sus magos ysabiospara que también ellos hicieran lo mismo.

12 Cada uno de ellos tiró al suelo su vara, y todas las varas se transformaron en serpientes; pero la serpiente de Aarón se comió a las otras.

13 A pesar de esto, el rey de Egipto se puso terco y no les hizo caso ni a Moisés ni a Aarón, tal como Dios lo había dicho.

Los diez castigos

Primer castigo: El agua se convierte en sangre

14 Dios habló con Moisés y le dijo:

«El rey de Egipto se ha puesto muy terco y no quiere dejar que mi pueblo Israel se vaya de su país.

15 Así que toma la vara que se transformó en serpiente y ve a encontrarte con él mañana temprano, cuando vaya al río Nilo.

16 Allí le darás este mensaje:

“El Dios de los israelitas, a quien yo represento, me envía a decir a Su Majestad que nos deje salir para que vayamos aadorarloen el desierto. Como hasta ahora usted no ha querido obedecer,

17 él le dará otra prueba de que es Dios. Cuando yo golpee el río Nilo con la vara, el agua se convertirá en sangre.

18 Los peces del río se morirán, y el agua olerá tan mal que los egipcios tendrán asco de beberla”.

19 »Cuando le hayas dado este mensaje al rey, dile a Aarón que tome su vara y que extienda su brazo sobre todos los ríos, arroyos, lagunas y depósitos de agua de Egipto, para que se conviertan en sangre. ¡Y hasta el agua guardada en los recipientes de piedra y de madera se convertirá en sangre!»

20 Moisés y Aarón hicieron todo lo que Dios les ordenó. Aarón alzó su vara delante del rey y de sus consejeros, y golpeó el agua del río Nilo. Al instante el agua se convirtió en sangre,

21 los peces del río se murieron, y el agua apestaba tanto que los egipcios no podían beberla. ¡Todo el país se llenó de sangre!

22-23 Tal como Dios lo había dicho, el rey se puso terco. Y como también sus magos convirtieron agua en sangre, no les hizo caso a Aarón y a Moisés, y regresó a su casa.

24 Los egipcios no podían beber del agua del río Nilo, así que hicieron pozos en las orillas del río para sacar agua limpia.

25 Siete días después, Dios golpeó el agua del río Nilo.