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Eclesiástico

Eclesiástico 48

Elías

1-3 Después Dios envió a Elías,

un profeta de palabra poderosa.

Dios le ordenó suspender la lluvia,

y por un tiempo no llovió.

También hizo caer tres rayos.

Tanto habían pecado los israelitas

que los hizo pasar hambre,

y a muchos los hizo morir.

4 Elías hizo muchos milagros.

5 A un niño le devolvió la vida,

6-8 también nombró reyes y profetas;

pero a los poderosos los hundió en la ruina.

Escuchó a Dios reprender a reyes

en lo alto del monte Sinaí.

9 Luego Dios se lo llevó al cielo

en un carro de fuego ardiente,

10 pero un día lo hará volver

para calmar el enojo de Dios,

para restablecer a las tribus de Israel,

y para que los padres y los hijos

vuelvan a quererse como antes.

¡Qué felices serán los que vivan

para ver el día de su regreso!

11 ¡Qué felices serán también

los que murieron en paz con Dios,

y nosotros los que aún vivamos!

Eliseo

12 Cuando Elías fue llevado al cielo,

Eliseo quedó lleno de su espíritu.

Nunca tembló de miedo ante nadie,

ni siquiera ante reyes y príncipes.

13-14 Para él, nada era difícil.

Mientras vivió hizo muchos milagros,

y aun muerto siguió profetizando.

15 Pero los israelitas no se arrepintieron

ni quisieron dejar de pecar.

Por eso Dios permitió

que fueran expulsados de su país.

16 Solo unos cuantos quedaron en Judea,

entre los que se encontraba

un jefe de la familia de David.

Algunos de ellos fueron obedientes a Dios,

pero otros cometieron muchos pecados.

Ezequías y el profeta Isaías

17-18 En tiempos del rey Ezequías

llegó Senaquerib, el rey de Asiria,

y con su ejército atacó a Jerusalén.

Antes había enviado

a uno de sus generales,

que con mucho orgullo amenazó

con destruir el templo y la ciudad.

El rey Ezequías mandó que reforzaran

las murallas que rodeaban a Jerusalén,

y ordenó que se hiciera un canal

para que no faltara el agua.

19 La gente tenía mucho miedo;

20 pero oró al Dios misericordioso,

y él los oyó desde el cielo:

¡para salvarlos envió al profeta Isaías!

21 Dios hizo huir a los asirios;

¡el ángel de Dios

los destruyó por completo!

22 Ezequías siguió el ejemplo de David,

pues hizo lo que agrada a Dios,

según las órdenes del profeta Isaías.

Este gran profeta era digno de confianza,

porque Dios se le apareció

y le dio a conocer la verdad.

23 En tiempos de Isaías el sol retrocedió

para prolongar la vida de Ezequías.

24-25 Los israelitas estaban muy tristes,

pero Isaías les dio mucho ánimo

al anunciarles lo que pasaría en el futuro.

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